El
dios Krisna baila sobre las cabezas del naga Kalíia, mientras las
esposas del naga le oran.
En
la mitología hinduísta, los nagas son un tipo de semidioses
inferiores con forma de serpiente. La palabra sánscrita naga,
posiblemente es un autogentilicio en el idioma de la etnia naga
En
el gran texto épico Majabhárata (siglo III a.C.), la representación
de los nagas tiende a ser negativa. Se los trata como las víctimas
que merecían la muerte en el sarpa iagñá (el sacrificio de
serpientes).
El
texto los llama “perseguidores de todas las criaturas” y dice que
las serpientes tenían veneno virulento, gran poder y exceso de
fuerza y siempre intentaban morder a otras criaturas.
Al
mismo tiempo, los nagas juegan un papel importante en las leyendas
narradas en el texto, frecuentemente no más malvados que los demás
protagonistas, incluso a veces del lado de los "buenos". Generalmente
en el texto aparecen con forma de humanos y serpientes. Por
ejemplo, la historia de cómo el príncipe naga Shesha terminó
sosteniendo al mundo sobre sus capuchas comienza con la escena en que
él aparece como un dedicado asceta humano, el cabello recogido con
un rodete, la ropa hecha jirones, y su carne y piel seca debido a las
austeridades que estaba practicando. El dios Brahma queda complacido
con Shesha, y le encarga sostener el mundo sobre su cabeza. En este
punto, Shesha aparece con los atributos de una serpiente. Entra por
un agujero en la Tierra y se desliza hasta el fondo, donde carga la
Tierra sobre su cabeza.
El
gran némesis de los nagas en el Majabhárata es el gigantesco
hombre-pájaro Garudá.
El
sabio Kashiapa tuvo dos esposas, Kadru y Vinata. La primera quería
tener muchos hijos, y la segunda quería tener pocos pero muy
poderosos. El sabio cumplió sus deseos, Kadru puso mil huevos (de
los que nacieron serpientes) y Vinata puso dos huevos de los que
nacieron Aruna (el auriga de Suriá) y Garudá.
Por
una apuesta, Vinata y Garudá se convirtieron en esclavos de
Kadru y tuvieron que cumplir las órdenes de las serpientes. Aunque
Garudá cumplía todos los caprichos de los nagas, se generó en él
un rencor al que nunca renunciaría. Cuando le preguntó a las
serpientes lo que tendría que hacer para ser liberado de su
cautiverio, le dijeron que tendría que llevarles el amrita, el
elixir de la inmortalidad. Garudá robó el elixir de los dioses y se
lo llevó a las serpientes, con lo que cumplió la orden, pero
mediante una trampa evitó que lo repartieran y obtuvieran la
inmortalidad. Desde ese momento, él las consideró enemigos y
comida.
Matali,
el auriga del dios Indra, quería casar a su hija Gunakeshi. Se
acercó al naga Ariaka y le propuso casarla con su hermoso nieto
Sumukha. Ariaka replicó que Garudá había declarado su decisión
de devorar a ese nieto, tal como ya había comido a su hijo. Matali
persuadió entonces a Indra y a Visnú para que le dieran a Sumukha
un trago de amrita (el elixir de la inmortalidad). Sumukha tomó la
poción y pudo casarse felizmente con Gunakeshí.
Dice
el Majabhárata que Kadru, la madre ancestral de las serpientes, hizo
una apuesta con su hermana Vinata, cuya prenda era que la perdedora
sería esclava para siempre de la ganadora. Ansiosa por asegurarse la
victoria, Kadru les pidió ayuda a sus hijos. Ellos se negaron, por
lo que Kadru se enojó y los maldijo para que murieran en un
”sacrificio de serpientes” que realizaría un rey Yanam Eyaiá,
hijo de Majarash Paríkshit, a principios de la era Kali Yuga (para
la que faltaban unos 4 millones de años), nieto de Abhimaniu y
bisnieto de Aryuna.
Vasuki
(rey de las serpientes nagas) supo de esta maldición. Entonces fue a
buscar al asceta Yárat Karu (vieja acción) para ofrecerle en
matrimonio a su hermana, que quedó registrada en la leyenda como
Yárat Karu Priiá (amada de Yáratkaru), Bhaguiní Yárat Karu
(esposa de Yáratkaru), Yárat Karu Bhaga (la vulva que utilizaba
Yáratkaru).
De
la unión del humano con la serpiente nació un niño con la piel
estriada y brillante. El hijo se llamó Astika.
Cuando
el rey Yanam Eyaiá finalmente hizo el sacrificio de serpientes para
matar a Taksaka (hermano de Vasuki), comenzó a atraer hacia el fuego
a todas las serpientes del mundo. Entonces el sabio Astika se acercó
al rey, elogió el sacrificio en términos tan elocuentes que el rey
le ofreció cualquier favor que quisiera. Astika inmediatamente le
pidió que acabara con el sacrificio. Aunque primero se arrepintió
de su oferta, finalmente Yanam Eyaiá cumplió su palabra e
interrumpió el sacrificio.
Cuenta
el Majabhárata que Vasuki (uno de los tres reyes de los nagas,
siendo sus hermanos Shesha y Taksaka) ayudó a los devas (dioses) y a
los asuras (demonios) a extraer el amrita (el elixir de la
inmortalidad) del océano de leche (uno de los océanos concéntricos
que rodearían la India, según los hinduistas) siendo utilizado como
cuerda, enroscado en el monte Mandara para batir las profundidades
del océano.
Varuna,
el dios védico de las tormentas, es considerado el rey de los nagas
que viven en los Patala, el séptimo planeta del inframundo. Son
hijos de Kashiapa y Kadru. Entre los más importantes se cuentan
Manasá, Shesha Naga, Vasuki y Taksaka. En
el norte de la India, hay comunidades que se hacen llamar naga vanshi
(linaje de los nagas) porque se consideran sus descendientes. Según
una tradición, los hindúes creen que el gramático Patanyali era
una encarnación de la serpiente divina Adi-Sesha Naga.
El
Nilamata-purana, del siglo VII menciona que el valle de Cachemira
está habitado por dos tribus: los nagas y los pisachas.
A
los pisachas les gusta la oscuridad y tradicionalmente frecuentaban
lugares de cremación, junto con otros monstruos como los bhutas y
los vetalas. Los
pisachas tienen el poder de asumir diferentes formas a voluntad, y
también pueden llegar a ser invisibles. Se alimentan de las energías
humanas. A veces, poseen a los seres humanos y alteran sus
pensamientos, y las víctimas son afectadas por una variedad de
enfermedades y anomalías como la locura. Se supone que ciertos
mantras pueden ahuyentar al pisacha que posee a esa persona en
particular, lo que cura la enfermedad. Con el fin de mantener
alejados a los pisachas, se les da una parte de las ofrendas durante
ciertas funciones religiosas y festivales.
Lugares
donde donde viven los nagas:
-Patala
(o Nagaloka), el séptimo de los planetas infernales del inframundo.
Su capital se llama Bhoga Vatī.
-Lago
Mana Sarovara, lago de los grandes nagas Monte Sumeru.
-Nagalandia,
en el noreste de la India, habitado actualmente por tribus nagas.
-Kacha
Naga, tribus nagas que viven fuera de Nagalandia.
-Naggar,
pueblo en la cordillera de los Himalayas (en el Tíbet), que deriva
del nombre de las tribus nagas.
-Nagpur,
ciudad india cuyo nombre deriva de Naga Pura (ciudad de nagas).
-Océano
Pacífico, según un mito camboyano.
-El
pozo de Shesna, en Benarés (a orillas del río Ganges), que se dice
que es la entrada a los Patalas (infiernos).
-Nagadaa,
sitio en Pakistán donde se cree que se llevó a cabo el genocidio
de los nagas (naga iagñá ‘el sacrificio de las serpientes’).
-Río
Mekong, que cruza Tíbet, China, Birmania, Tailandia, Laos, Camboya
y Vietnam.
Fuente:
Wikipedia