El
sociólogo y filósofo Erich Fromm afirma, en su obra El corazón del hombre,
que el ser humano actual se caracteriza por su pasividad y se identifica con
los valores del mercado porque el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y siente su vida como un
capital que debe invertirse provechosamente. El hombre se ha convertido en un
consumidor eterno, y el mundo para él no es más que un objeto para calmar su
apetito.
Según
el autor, en la sociedad actual el éxito y el fracaso se basa en el saber
invertir la vida. El valor humano se ha limitado a lo material, en el precio
que pueda obtener por sus servicios y no en lo espiritual (cualidades de amor,
ni su razón, ni su capacidad artística). La autoestima en el ser humano depende de
factores externos y de sentirse triunfador con respecto al juicio de los demás.
De ahí que vive pendiente de los otros, y que su seguridad reside en la
conformidad; en no apartarse del rebaño. El individuo debe estar de acuerdo con
la sociedad, ir por el mismo camino y no apartarse de la opinión o de lo
establecido por ésta.
Para
que la sociedad de consumo funcione bien, necesita una
clase de individuos que cooperen dócilmente en grupos numerosos que quieren
consumir más y más, cuyos gustos estén estandarizados y que puedan ser
fácilmente influidos y anticipados. Este tipo de sociedad necesita miembros que
se sientan libres o independientes, que no estén sometidos a ninguna autoridad
o principio o conciencia moral y que, no obstante, estén dispuestos a ser
mandados, a hacer lo previsto, a encajar sin roces en la máquina social. Los
hombres actuales son guiados sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin
ninguna meta, salvo la de continuar en movimiento, de avanzar. Esta clase de
individuo es el autómata, persona que se deja dirigir por otra.
El
humano debe trabajar para satisfacer sus deseos, los cuales son constantemente
estimulados y dirigidos por la maquinaria económica. El sujeto automatizado se
enfrenta a una situación peligrosa, ya que su razón se deteriora y decrece su
inteligencia; adquiere la fuerza material más poderosa sin la sabiduría para
emplearla.
El
peligro que el autor ve en el futuro del humano es que éstos se conviertan en
robots. Verdad es que los robots no se rebelan. Pero, dada la naturaleza del
ser humano, los robots no pueden vivir y mantenerse cuerdos. Entonces buscarán
destruir el mundo y destruirse a sí mismos, pues ya no serán capaces de
soportar el tedio de una vida falta de sentido y carente por completo de
objetivos.
Para
superar ese peligro, el autor dice que se debe vencer la enajenación, debe
vencer las actitudes pasivas y orientadas mercantilmente que ahora lo dominan y
elegir en cambio una senda madura y productiva. Debe volver a adquirir el
sentimiento de ser él mismo y retomar el valor de su vida interior.
Lectura recomendada:
EL ARTE
DE AMAR de Erich
Fromm
El
libro postula principalmente que el amor es la respuesta al problema de la
existencia humana, puesto que el desarrollo de éste conlleva a una disolución
del estado de separación o separatidad sin perder la propia individualidad.
Asimismo estudia la naturaleza del amor en sus diversas formas: amor de padre y
de madre, amor a uno mismo, amor erótico y amor a Dios. El autor postula que
los elementos necesarios para el desarrollo de un amor maduro son el cuidado,
la responsabilidad, el respeto y el conocimiento. En el capítulo tres Erich Fromm
realiza un análisis del amor y su significado en la sociedad actual, con base
en el cual llega a la conclusión de que el modo capitalista de producción
tiende a enajenar al hombre y a imposibilitarlo -al menos socialmente- para
amar.
Descárgate el libro
http://www.colegiodepsicologosperu.org/w/imagenes/biblioteca/archivos/ErichFromm-ElArtedeAmar.pdf
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