Si los europeos habían creído por un
momento que habían recuperado terreno frente a Asia dentro de las prioridades
de Estados Unidos, estaban equivocados. El último ejemplo ha sido el nuevo
paquete de medidas, anunciado por el secretario de Defensa, Chuck Hagel,
encaminadas a modificar la política de defensa antimisiles del país. Si hace cuatro años Obama deseaba hacer
frente a los misiles iraníes de corto y medio alcance y proteger a Europa de
ellos, ahora la prioridad es Corea del Norte y su amenaza de atacar territorio
norteamericano.
El escudo europeo –EPAA– tenía previsto en su última fase
(inicialmente prevista para 2020 y luego retrasada a 2022) dar cobertura a
Estados Unidos frente los misiles de largo alcance que le entraran por su costa
este, pero ahora el problema lo tiene por el oeste.
Las continuas y provocativas acciones de
Corea del Norte han logrado que Obama reoriente cerca de 1.000 millones de
dólares destinados al EPAA a defender el territorio norteamericano de Corea del
Norte. Y decimos Obama porque hasta ahora Hagel apenas había mostrado
entusiasmo por Pyongyang. La mencionó escasamente tres veces en su
comparecencia ante el Congreso para su confirmación en el cargo, mientras que
Irán salió a colación en 55 ocasiones (más o menos lo mismo sucedió en la
confirmación de John Kerry).
Pero hay más. Entre las medidas recién
anunciadas se hace mención al despliegue de un radar –ya existe uno– en Japón,
que mejorará la capacidad de alerta temprana ante un posible lanzamiento de
Pyongyang. Algo que se sabía desde agosto y que responde a la creciente
carrera armamentística –con especial atención a los misiles y las defensas
antimisiles– que se vive en Asia. Entonces se rumoreaba que Washington estaba
buscando el despliegue de un tercer sistema en alguna parte de la región, por
ejemplo Filipinas, con el objetivo de crear un arco que comprendiera todo el
este asiático.
Los que más se oponen al escudo europeo
son los rusos, a pesar de que no va dirigido contra ellos sino contra Teherán.
En el caso asiático, aunque la amenaza es norcoreana, las protestas llegan
desde Pekín. No hay que olvidar que China está llevando a cabo un importante
desarrollo misilístico contra una amplia variedad de objetivos en la región,
que incluye las bases aéreas de Okinawa, infraestructuras críticas en Taiwán y
portaaviones norteamericanos. Como era de esperar, China ha expresado su
disconformidad y sugerido que estos últimos movimientos no hacen sino
intensificar su rivalidad con EEUU.
Los europeos deben contribuir a la defensa
antimisiles en su ámbito, porque si los americanos se ven obligados a hacer más
recortes, preferirán detraer recursos a la seguridad europea y centrarse en
Asia.
Fuente: libertaddigital.com
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