Las razones ocultas de la Troika para vetar la dación en pago.
Frente a las
mentiras del gobierno, la dación en pago generalizada en España no es posible
porque lo prohíbe expresamente el Memorándum de Entendimiento impuesto por la Troika para el rescate de
la banca española. Y lo prohíbe para proteger el valor de los 400.000 millones
de euros que bancos alemanes, franceses y norteamericanos tienen invertidos en
cédulas hipotecarias españolas.
Con el voto en solitario
del PP, el Congreso aprobó una reforma de la Ley Hipotecaria
que no recoge ni una sola de las demandas presentadas en la Iniciativa Legislativa
Popular por las Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAH) y avaladas
por 1,5 millones de firmas. Ya en el debate, Rajoy dijo que no podía asumir
esas demandas porque sería “crear inseguridad jurídica” en el sistema financiero.
Pero calló y ocultó que
esa “inseguridad jurídica” se refiere única y exclusivamente a los 400.000
millones de euros en cédulas hipotecarias españolas que posee la gran banca
internacional. Y, curándose en salud, ya la Troika previó en las negociaciones para el
“rescate” del sistema financiero español que ni una sola de esas cédulas
hipotecarias pudiera correr el más mínimo riesgo de perder una parte de su
valor.
Ellos
adelantan 41.500 millones de euros que luego debemos devolver nosotros, con
intereses, en forma de deuda pública. A cambio, entre otras cosas, se han
asegurado que los 400.000 millones en cédulas hipotecarias que tienen sus
grandes bancos no se depreciarán.
¿Qué son las cédulas hipotecarias y por qué ese interés en protegerlas?
¿Qué son las cédulas hipotecarias y por qué ese interés en protegerlas?
Básicamente,
son títulos de deuda emitidas por bancos y entidades financieras para recaudar
préstamos en el mercado de capitales. Con las cédulas hipotecarias, el
prestamista no sólo cuenta con la garantía del banco que ha pedido el dinero,
sino que éste pone una garantía adicional que es su cartera de hipotecas. Esto
le da al prestamista la certeza de que en caso de insolvencia o quiebra del
banco deudor, su cartera hipotecaria servirá en primer lugar para pagar las
cédulas, y no se podrá utilizar para ninguna otra cosa hasta que se haya
cumplido al 100% los compromisos de pago con los poseedores de dichas cédulas.
Durante el período de la burbuja inmobiliaria, bancos y cajas españolas
emitieron centenares de miles de millones en cédulas hipotecarias. Según el
último informe del Banco Internacional de Pagos, en la actualidad el sistema
financiero español tiene comprometidos 400.000 millones de euros en cedulas
hipotecarias que en su inmensa mayoría están en manos de bancos franceses y
alemanes y de los grandes fondos de inversión norteamericanos.
Aceptar la dación en pago generalizada, significaría que buena parte de
esas cédulas hipotecarias corran el riesgo de perder parte de su valor. Pues
dejarían de estar respaldadas por los pagos del propietario de la vivienda
endeudado, que debe responder con todo su patrimonio –y en muchas ocasiones con
el de sus familiares que se han ofrecido como avalistas– del valor total de la
hipoteca más los intereses, a lo que hay que sumar los intereses de demora en
caso de impago o desahucio. Y pasarían a estar respaldados sólo por una
vivienda cuyo precio objetivo de mercado ha caído un 40 o un 50% del valor al
que están tasadas en los balances contables de los bancos.
Esto es lo que los bancos alemanes, franceses y norteamericanos no están
dispuestos a permitir de ningún modo. Para eso la Troika impuso estas
condiciones en las negociaciones del rescate. Por eso Rajoy y el gobierno del
PP rechazan la dación en pago generalizada y por eso Rubalcaba dice que no cree
que “sea la solución”.
A ninguno de ellos les importan las miles de personas a las que se ha desposeído de su futuro y comienzan a pensar en la muerte como única salida, muchas de las cuales acaban dando ese paso mortal. Desprecian a las decenas de miles de familias angustiadas por la posibilidad cercana de verse sin un techo para ellos y sus hijos. Sólo importa su dinero, los miserables beneficios conseguidos robando años de vida y trabajo, sudor y sangre de la gente.
A ninguno de ellos les importan las miles de personas a las que se ha desposeído de su futuro y comienzan a pensar en la muerte como única salida, muchas de las cuales acaban dando ese paso mortal. Desprecian a las decenas de miles de familias angustiadas por la posibilidad cercana de verse sin un techo para ellos y sus hijos. Sólo importa su dinero, los miserables beneficios conseguidos robando años de vida y trabajo, sudor y sangre de la gente.
Decía
García Lorca que “debajo de las multiplicaciones hay una gota de sangre de pato
y debajo de las divisiones una gota de sangre de marinero”.
Después de la votación en el Congreso, podemos decir
que debajo de cada uno de los 400.000 millones de euros en cédulas hipotecarias
en manos de bancos franceses, alemanes y norteamericanos, hay no una, sino
muchas gotas de sangre de gente humillada, desposeída y desahuciada. No
pararemos hasta detener esta cruel e inmoral sangría.
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