El
autor de Natural Génesis, muestra que la Diosa de la Osa Mayor y
Madre del Tiempo, era en Egipto desde los tiempos primitivos el Verbo
Viviente, y que Sevekh-Kronus cuyo símbolo era el Cocodrilo-Dragón,
la forma pre-planetaria de Saturno, fue llamado su hijo y consorte;
era él su Verbo Logos.
Pero
no fue tan sólo el conocimiento de la astronomía lo que condujo a
los antiguos al procedimiento de “dividir en setenas”. La causa
primitiva es mucho más profunda.
Las
anteriores citas no son digresiones. Se han expuesto para mostrar:
1-La
razón por la cual un Iniciado completo era llamado Dragón,
Serpiente, Nâga.
2-Que
nuestra división septenaria era usada por los sacerdotes de las
dinastías primitivas de Egipto, por la misma razón y con la misma
base que nosotros.
Lo
que Gerald Massey llama los cuatro Genios de los Cuatro puntos
cardinales, y los chinos el Guerrero Negro, el Tigre Blanco, el
Pájaro Bermejo y el Dragón Azulado, se llaman en los Libros
Sagrados los “Cuatro Dragones Ocultos de la Sabiduría” y los
“Nâgas Celestiales”. Ahora bien, el Dragón-Logos, de siete
cabezas o septenario, en el transcurso del tiempo ha estallado, por
decirlo así, en cuatro partes heptánomas de veintiocho porciones.
Cada semana tiene un carácter oculto distinto en el mes lunar; cada
día de los veintiocho tiene sus características especiales; pues
cada una de las doce constelaciones, ya sea separadamente o en
combinación con otros signos, tiene una influencia oculta para el
bien o para el mal.
Esto
representa la suma de los conocimientos que los hombres pueden
adquirir en la tierra; sin embargo, pocos son los que la adquieren, y
todavía menos son los sabios que llegan a la raíz del conocimiento
simbolizado por el gran Dragón-raíz, el Logos Espiritual de estos
signos visibles. Pero aquellos que la alcanzan reciben el nombre de
Dragones, y son los “Arhats de las Cuatro Verdades o de las
Veintiocho facultades” o atributos, y siempre han sido llamados
así.
Los
neoplatónicos alejandrinos aseguran que para convertirse en un
Caldeo o Mago verdadero hay que dominar la ciencia o conocimiento de
los períodos de los Siete Rectores del Mundo, en quienes reside toda
la sabiduría.
A
Jámblico se le atribuye otra versión que, sin embargo, no altera el
significado, pues dice:
Los
asirios no sólo conservaron los anales de las siete y veinte
miríadas de años, como Hiparco dice que hicieron, sino que
igualmente lo verificaron de todo el apocatástasis y períodos de
los Siete Gobernadores del Mundo.
Las
leyendas de todas las naciones y tribus, ya sean civilizadas o
salvajes, hablan de la creencia, en un tiempo universal, de la gran
sabiduría y astucia de las Serpientes. Son encantadoras, hipnotizan
al pájaro con sus ojos, y hasta el hombre mismo no puede, a menudo,
dominar su influencia fascinadora; por lo tanto, el símbolo es de
los más apropiados. El Cocodrilo es el Dragón egipcio. Era el
símbolo doble del Cielo y la Tierra, del Sol y la Luna, y fue
consagrado a Osiris y a Isis a causa de su naturaleza anfibia.
Según
Eusebio, los egipcios representaban al Sol como un piloto en su
barco; éste conducido por un cocodrilo para “mostrar el movimiento
del Sol en el (espacio) Húmedo”. El cocodrilo era, además, el
símbolo del Bajo Egipto mismo, y era la más pantanosa de las dos
regiones.
Los
alquimistas pretenden otra interpretación. Dicen ellos que el
símbolo del Sol en el Barco sobre el Éter del Espacio significa que
la Materia Hermética es el principio, o base, del Oro, y también el
Sol filosófico; el Agua, en la que nada el cocodrilo, es aquella
Agua, o Materia, hecha líquida; y el Barco representa la Nave de la
Naturaleza, en que el sol, o el principio sulfúrico ígneo, hace de
piloto, porque el Sol es el que dirige la obra por su acción sobre
la Humedad o el Mercurio. Lo anterior se dirige sólo a los
alquimistas.
La
Serpiente se convirtió en el tipo y símbolo del mal y del Demonio
sólo durante la Edad Media. Los cristianos primitivos, así como los
gnósticos Ofitas, tenían su Logos dual: la Buena y la Mala
Serpiente, el Agathodaemon y el Kakodaemon. Esto está demostrado en
los escritos de Marcos, de Valentín y de muchos otros, y
especialmente en Pistis-Sophia, que es un documento de los primeros
siglos del Cristianismo.
En
el sarcófago de mármol de una tumba, descubierta en 1-852 cerca de
la Porta Pía, se ve la escena de la adoración de los Magos, observa
C. W. King en The Gnostics and their Remains, “el prototipo de
aquella escena”, el “Nacimiento del Nuevo Sol”. El suelo de
mosaico exhibía un curioso dibujo que podía representar, bien a
Isis dando de mamar al niño Harpócrates, o a la Madona criando al
infante Jesús. En los sarcófagos pequeños que rodeaban al mayor,
se encontraron muchas planchas de plomo enrolladas como si fueran
pergamino, de las cuales pueden ser descifradas todavía once. El
contenido de éstas debiera considerarse como una prueba decisiva
sobre una cuestión muy enojosa, pues muestran que, o bien los
cristianos primitivos, hasta el siglo VI, eran bona fide paganos, o
que el Cristianismo dogmático fue una completa copia, que pasó toda
entera a la Iglesia Cristiana: Sol, Árbol, Serpiente, Cocodrilo y
todo.
En
el primero se ve a Anubis... teniendo en la mano un rollo; a sus pies
están dos bustos de mujer; debajo de todo hay dos serpientes
entrelazadas sobre... un cadáver fajado como una momia. En el
segundo rollo... está Anubis, con una cruz en la mano, el “Signo
de la Vida”. Bajo sus pies yace el cadáver envuelto por los
numerosos anillos de una enorme serpiente, el Agathodaemon, guardián
de los difuntos... En el tercer rollo... el mismo Anubis lleva en sus
brazos un objeto oblongo... que sostiene de tal modo que convierte
los contornos de la figura en una cruz latina completa... A los pies
del Dios hay un romboide, el “Huevo del Mundo” egipcio, hacia el
cual se arrastra una serpiente enroscada en un círculo... Bajo
los... bustos... está la letra ... repetida siete veces en una
línea, haciendo recordar los “Nombres”... También es muy
notable la línea de caracteres, aparentemente palmiranios, que se
ven en las piernas del primer Anubis. En cuanto a la figura de la
serpiente, suponiendo que estos talismanes no provengan de la
creencia Isíaca, sino de la Ofita más nueva, puede muy bien
representar aquella “Serpiente verdadera y perfecta” que “conduce
las almas de todos los que confían en ella fuera del Egipto del
cuerpo, y a través del Mar Rojo de la Muerte a la Tierra de
Promisión, salvándolos en el camino de la Serpiente del desierto,
esto es, de los Soberanos de las Estrellas” .
Esta
Serpiente verdadera y perfecta es el Dios de siete letras que ahora
se cree que es Jehovah, y Jesús uno con él. En el “Primer
Misterio”, en Pistis Sophia, obra anterior al Apocalipsis de San
Juan, y evidentemente de la misma escuela, se envía al candidato
para la Iniciación a este Dios de Siete vocales. “La (Serpiente)
de los Siete Truenos pronuncia las siete sílabas”, pero “sella
aquellas cosas que los Siete truenos pronuncian, y no las escribe”
-dice el Apocalipsis-. ¿Buscáis estos misterios? -pregunta Jesús
en Pistis Sophia. “No hay ningún misterio mejor que ellas (las
siete vocales), pues conducirán vuestras almas a la Luz de las
Luces”-, o sea a la verdadera Sabiduría. “Nada es, por lo tanto,
más excelente que los misterios que buscáis, excepto tan sólo el
misterio de las Siete Vocales y sus cuarenta y nueve Poderes, y los
números de los mismos”.
En
la India era esto el misterio de los Siete Fuegos y sus cuarenta y
nueve Fuegos o aspectos, o “los números de los mismos”.
Entre
los budistas esotéricos de la India, en Egipto, en Caldea, etc., y
entre los Iniciados de todos los países, las Siete Vocales están
representadas por los signos svastika sobre las coronas de las siete
cabezas de la serpiente de la Eternidad. Son las Siete Zonas de la
ascensión post mortem de los escritos herméticos, en cada una de
las cuales el “Mortal deja una de sus Almas, o Principios; hasta
que, llegado al plano sobre todas las Zonas, permanece allí como
gran Serpiente Sin Forma de la Sabiduría Absoluta, o la Deidad
misma.
La
Serpiente de siete cabezas tiene más de un significado en las
enseñanzas arcanas. Es el Dragón de siete cabezas, cada una de las
cuales es una estrella de la Osa Menor; pero era también, de un modo
preeminente, la Serpiente de la Obscuridad, inconcebible e
incomprensible, cuyas Siete cabezas eran los Siete Logos, los
reflejos de la Luz una primeramente manifestada, el Logos Universal.
Fuente:
La Doctrina Secreta Vol. II
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