La
copa de Higía es uno de los símbolos más conocidos
internacionalmente de la profesión farmacéutica.
Se
trata de una serpiente enroscada en una copa o cáliz. Tanto la
serpiente como el cáliz son símbolos que representan la naturaleza
femenina y hacen alusión a la "farmacéutica" aplicada por
curanderas y chamanes a base de hierbas.
La
serpiente se asociaba en la mitología a la mujer por su naturaleza
cíclica y a la medicina por su capacidad de "resucitar" al
cambiar de piel.
El
cáliz es un símbolo femenino por su calidad de contenedor (de la
vida) y a su vez la farmacéutica por ser contenedora (del
medicamento).
En
la mitología, Asclepio ayudó a una serpiente y como agradecimiento
el reptil le lamió el oído, compartiendo con el dios todos los
secretos de la medicina y otorgándole poderes curativos. Zeus,
temeroso de que Asclepio hiciera que los humanos se volvieran
inmortales, lo mató con un rayo. A partir de ese momento, se
construyeron templos en honor a Asclepio en donde aparecían
serpientes que aparentemente estaban muertas, pero que cuando se las
recogía, volvían a la vida. Esto hizo creer que los poderes de
Aesclepius eran los que hacían volver a la vida a los reptiles y por
ello, las serpientes se convirtieron en la cultura occidental en un
símbolo de curación, muy relacionado con la medicina.
Higía
y Panacea eran las hijas favoritas de Asclepio. Panacea, curaba
mediante recetas perfectas de hierbas que permitían sanar cualquier
enfermedad. De ahí deriva la palabra Panacea para referirse a todo
aquello que soluciona o cura enfermedades.
En
la mitología griega, Higía hija de Asclepio y Lampecia,
hermana de Telesforo, Yaso y Panacea, era la diosa de la curación,
la limpieza y la sanidad (posteriormente, también de la luna),
mientras que su padre estaba relacionado con la medicina. La palabra
Higiene, tiene su raíz etimológica en la diosa Higía. Un
equivalente en la mitología romana es Salus.
El
culto en Atenas a la diosa Higía data del siglo VII a.C. Plutarco,
relató la construcción del Partenón en Atenas diciendo que la
diosa Higía estaba presente cuando un obrero se cayó desde gran
altura cuando estaba construyendo. Los médicos no podían tratarlo y
esa misma noche, la diosa se apareció en sueños a Pericles y le
enseñó un tratamiento para sanar al hombre herido. El albañil se
recuperó y en honor a Athena Hygea se situó una estatua con su
imagen cerca del altar.
Aunque
había sido objeto de un culto local desde al menos el siglo VII
a.C., no empezó a ser conocida fuera de este hasta que el Oráculo
de Delfos la reconoció tras las plagas que devastaron Atenas entre
los años 429 y 427 a.C. y en Roma en el 293 a.C. Su templos
principales estaban en Epidauro, Corinto, Cos y Pérgamo.
La
mitología romana, la adoptaría con el nombre de Sirona.
En
el helenismo religioso moderno, una de las maneras en que se implora
la voluntad de la diosa para que retribuya la salud en las personas,
es recitando un himno dedicado a ella y luego realizando una libación
de vino rosado.
Himno:
Ven,
Oh Bendecida Higía. Adorada y querida Reina Universal.
Porque
a través de ti desaparecen las enfermedades del hombre, y cada casa
florece llenándose de alegría.
Y
a través de ti, las artes también nacen. Lo que eres tú desea el
mundo, Oh Reina!. La que siempre florece, a la que siempre se la
honra, descanso de los mortales.
Ven
Reina, Higía, porque si tú no estás todo es innecesario, y
salva de la enfermedad a tu suplicante (o a mi familia).