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8/11/21

La Serpiente Minoica

Diosa minoica de la Serpiente -Museo Arqueológico de Heraclion- (la cabeza y las serpientes son restauraciones del siglo XX).

La religión minoica no posee deidades antropomórficas, excepto por la Gran Diosa Madre, diosa de la fertilidad también llamada Señora o Gran Dama del Laberinto o de las Serpientes, símbolo también de las fuerzas fértiles de la tierra.
En Creta se han conservado algunas representaciones femeninas conocidas como Diosas de las Serpientes, que probablemente representan a esa gran Señora en alguna de sus advocaciones concretas.

Laviosa Zambotti asocia a la serpiente como símbolo inseparable de la Diosa Madre, y desde Oriente en tiempos neolíticos se extenderá su culto por todo el Mediterráneo hacia Occidente, asociada al culto lunar y al culto al toro, como pilares de su religión matriarcal.

Esta religión ya mediterránea de la diosa madre acompañará a los colonizadores orientales que llegan a la península ibérica y fundarán estratos religiosos con el culto megalítico, porque la diosa madre es también diosa de muerte y de resurrección. Según la misma autora, este símbolo de la serpiente asociada a formas de religión, vendrá del Oriente vinculado a una religión con fuerte carácter matriarcal.

En Creta, donde estuvo muy difundido el culto a la diosa madre, el culto a la serpiente asimilada a ésta es muy importante y estará a su vez relacionado al símbolo de la espiral y el culto solar y etónico, siendo la isla de Creta, el refugio de esta religión de la diosa madre al producirse en Babilonia la revolución social y religiosa aristocrática, en la cual se perderán importantes y esenciales elementos matriarcales, estando en Creta este culto relacionado con la simbología lunar y de la serpiente, que serán los elementos que modelarán toda la cultura cretense y el centro oriental Europeo.
También se ve esta fusión de la religión matriarcal y la megalítica, según Mircea Eliade, en los signos y símbolos mágicos-religiosos que se encuentran en los dólmenes y menhires atlánticos, los cuales hacen alusión al Sol, al rayo, al hacha (emblema específico de los dioses de la tormenta) y a la serpiente que será el símbolo de la vida asociada a las figuras de los antepasados.

En la filosofía oriental se identifica la serpiente con un dios relacionado con el Sol, que "se libera de la noche como la serpiente se libera de su piel". Se identifica también con otros dioses que tienen en común entre ellos, que antes de convertirse en dioses se han desprendido de sus pieles viejas (lo que quiere decir que adquirieron la inmortalidad y vencieron a la muerte). También dentro de la mitología oriental, tanto el dragón como la serpiente serán símbolos de la vida rítmica y vinculada a emblemas acuáticos.

En la mitología griega, la serpiente protagonizará un papel muy importante, sobre todo en los inicios de ésta, era creencia común en Grecia que las figuras con cuerpo humano y cola de serpiente, representaban la población más antigua para indicar que habían nacido de la tierra, teniendo aquí una simbología positiva. Así por ejemplo en el culto a Palas, estos semi-serpentiformes son enterrados allí no como algo negativo sino para vincularlos con la tierra, viéndolos como brotados de ella. Estos están unidos a la emisión de oráculos y posiblemente Asclepio era serpentiforme en sí mismo, quedándose luego solo el bastón con este aspecto como símbolo. Posiblemente cuando el dios curandero se convirtió en figura antropomorfa, la serpiente pasó a ser tan solo un instrumento y el bastón, un emblema.
El origen de esto puede venir de una etapa prehomérica en la que las fuerzas demoníacas buenas o malas, estaban vinculadas con espíritus ectónicos, por lo cual no van a poseer una figura definida, sino que tendrán un aspecto deslizante e inconcreto, y la serpiente posee una forma adecuada para ello, para reflejar la población más vieja del país, pues la serpiente también está arraigada a la tierra. Pero como a partir de ta etapa homérica los dioses adquieren apariencia humana, estas figuras serpentiformes o quedan reducidas a un papel secundario, como puede ser que sean solo un símbolo de un dios, o se convierten en negativas.

Continuará...

19/3/21

La Copa de Higía

La copa de Higía es uno de los símbolos más conocidos internacionalmente de la profesión farmacéutica.

Se trata de una serpiente enroscada en una copa o cáliz. Tanto la serpiente como el cáliz son símbolos que representan la naturaleza femenina y hacen alusión a la "farmacéutica" aplicada por curanderas y chamanes a base de hierbas.

La serpiente se asociaba en la mitología a la mujer por su naturaleza cíclica y a la medicina por su capacidad de "resucitar" al cambiar de piel.

El cáliz es un símbolo femenino por su calidad de contenedor (de la vida) y a su vez la farmacéutica por ser contenedora (del medicamento).

En la mitología, Asclepio ayudó a una serpiente y como agradecimiento el reptil le lamió el oído, compartiendo con el dios todos los secretos de la medicina y otorgándole poderes curativos. Zeus, temeroso de que Asclepio hiciera que los humanos se volvieran inmortales, lo mató con un rayo. A partir de ese momento, se construyeron templos en honor a Asclepio en donde aparecían serpientes que aparentemente estaban muertas, pero que cuando se las recogía, volvían a la vida. Esto hizo creer que los poderes de Aesclepius eran los que hacían volver a la vida a los reptiles y por ello, las serpientes se convirtieron en la cultura occidental en un símbolo de curación, muy relacionado con la medicina.

Higía y Panacea eran las hijas favoritas de Asclepio. Panacea, curaba mediante recetas perfectas de hierbas que permitían sanar cualquier enfermedad. De ahí deriva la palabra Panacea para referirse a todo aquello que soluciona o cura enfermedades.

En la mitología griega, Higía hija de Asclepio y Lampecia, hermana de Telesforo, Yaso y Panacea, era la diosa de la curación, la limpieza y la sanidad (posteriormente, también de la luna), mientras que su padre estaba relacionado con la medicina. La palabra Higiene, tiene su raíz etimológica en la diosa Higía. Un equivalente en la mitología romana es Salus.

El culto en Atenas a la diosa Higía data del siglo VII a.C. Plutarco, relató la construcción del Partenón en Atenas diciendo que la diosa Higía estaba presente cuando un obrero se cayó desde gran altura cuando estaba construyendo. Los médicos no podían tratarlo y esa misma noche, la diosa se apareció en sueños a Pericles y le enseñó un tratamiento para sanar al hombre herido. El albañil se recuperó y en honor a Athena Hygea se situó una estatua con su imagen cerca del altar.

Aunque había sido objeto de un culto local desde al menos el siglo VII a.C., no empezó a ser conocida fuera de este hasta que el Oráculo de Delfos la reconoció tras las plagas que devastaron Atenas entre los años 429 y 427 a.C. y en Roma en el 293 a.C. Su templos principales estaban en Epidauro, Corinto, Cos y Pérgamo.

La mitología romana, la adoptaría con el nombre de Sirona.

En el helenismo religioso moderno, una de las maneras en que se implora la voluntad de la diosa para que retribuya la salud en las personas, es recitando un himno dedicado a ella y luego realizando una libación de vino rosado.

Himno:

Ven, Oh Bendecida Higía. Adorada y querida Reina Universal.

Porque a través de ti desaparecen las enfermedades del hombre, y cada casa florece llenándose de alegría.

Y a través de ti, las artes también nacen. Lo que eres tú desea el mundo, Oh Reina!. La que siempre florece, a la que siempre se la honra, descanso de los mortales.

Ven Reina, Higía, porque si tú no estás todo es innecesario, y salva de la enfermedad a tu suplicante (o a mi familia).


5/5/20

La Serpiente en el Islam

        Libro de las utilidades de los animales

En el Islam también la serpiente está muy asociada con la vida. Se le llama El-hayyah (la palabra vida es elhyat). Sin embargo, una de las representaciones más extendida es la que le relaciona con los “yinn” que son entidades que irrumpen en la vida humana, animal y vegetal causando enfermedades y males. Dotados de ambivalencia, son también protectores a los que conviene respetar. Se les describe con multitud de apariencias a veces como hombre joven y guapo, un gigante, animal, espíritu de la naturaleza, mujer joven o vieja, servidor del fuego, príncipe, rey de los océanos, servidor del anillo, bebedor de sangre, desecador de arterias, etc. Forman familias con sus congéneres y con los seres humanos con los que pueden mantener relaciones sexuales.
Todas estas características están reflejadas en el libro de Las Mil y Una Noches donde aparecen, entre otras, como serpientes y serpientes aladas.

Los yinn se transforman en pez, serpiente o rana. Pueden vivir en árboles, jardines, bosques, grutas, mar, montañas, caminos, pozos e incluso en el cielo. Se les describe con poderes para volar, hacer magia, mostrarse en sueños, mandar sobre las bestias salvajes, trasladar a la gente de un punto a otro, producir enfermedades, etc.
Otras descripciones que aparecen en la narrativa son de vigilantes de los días de la semana, genio del árbol, bosque, etc. Con lo que se podría decir que el yinn sería espíritu protector o habitante de la Naturaleza verde, árbol, bosque o jardín, guardián de casas, identificado entre otras con animales ctónicos como la serpiente y la rana que puede relacionarse con el fuego o con el agua, vinculado a pozos y subterráneos y en relación con las enfermedades.

Etimológicamente yinn significa ocultar (todo lo que se oculta a la vista, ángel o genio), y a veces cubierto por una vegetación abundante. Muy relacionados con ellos están los saytan, diablos en su sentido religioso, que se aplica tanto a los genios como a los hombres rebeldes, a la planta que crece muy rápidamente, como a todo ser humano que tiene un espíritu vivo e inteligente. La palabra saytan es a la vez ruindad y agudeza de espíritu. Entre ellos, el más importante es Iblis, el ángel custodio del Paraíso que se niega a postrarse ante Adán, es condenado por Dios, y a partir de esa condena y durante la tentación a la que como venganza somete al primer hombre, es llamado al-saytan (Satanás).

Antes del Islam, la estirpe de los yinn era equiparable en lo celeste y terrestre a la humana. Fueron sometidos por Salomón pero una vez que el Profeta empezó a predicar el Islam muchos genios se convirtieron, por lo que no todos los yinn son sayatin.

La mayor parte de imágenes de serpientes nos las encontramos en tratados de Medicina, como remedios para muchas enfermedades, zoología, etc. y en miniaturas de manuscritos iluminados formando parte de mitos y leyendas.
El libro iluminado árabe más antiguo data del siglo XI y es un tratado astronómico de Abd al-Rahman ibn Umar al-Sufi, Kitab al-Kawakib al-Thabita (Libro de imágenes de las estrellas fijas) realizado en el año 1009. Sin embargo hubo textos ilustrados de los que quedan fragmentos antes de esa fecha muchas veces influenciados por técnicas y lugares comunes de libros cristianos.
La práctica sasánida de realizar historias ilustradas continuó en el periodo islámico. Uno de los más antiguos es una historia de los reyes iraníes que había sido traducida al árabe para el califa omeya Hisham en el año 731 con retratos de gobernantes sasánidas.

En el año 841 hay constancia de la copia ilustrada del Kalila wa-Dimna (Calila y Dimna), una traducción de fábulas animales indias. Sin embargo parece que la ilustración de libros empezó a ser frecuente a partir del año 1.200 pero sorprendentemente hacia el 1.350 esta moda desapareció de tierras árabes.

La iluminación del Corán tuvo su cima en los siglos XIII y XIV bajo los sultanes mamelucos y los iljaníes mongoles. La mayoría de obras ilustradas proceden de textos educativos a menudo en libros escritos en tiempos preislámicos. Como ejemplos está el Kitab al-Diryaq (Libro de antídotos para venenos) escrito por un médico llamado Galeno en el año 1.199. También De Materia Medica, tratado de remedios naturales escrito por Dioscórides en el año 77 d.C.
Estos tratados de medicina, zoología, veterinaria y filosofía siguen la tradición de libros helenística-bizantina e incluso se encuentran similitudes entre las posturas de los sabios y doctores con las de los padres de la Iglesia cristiana. Los retratos de autor que solían aparecer en el frontispicio de los manuscritos árabes también parecen seguir estos modelos.

El Kitab manafic al-hayawan (Libro de las utilidades de los animales), es uno de los códices árabes mejor conservados en España, data del siglo XIV y se debe al iraquí Ibn al-Durayhim el de Mosul que recoge la obra de importantes médicos anteriores. Sin embargo, el autor original de la obra es Ibn Bajtisuc, célebre médico sirio del siglo XI.
El interés del libro es tanto práctico como estético ya que reúne elementos médico-científicos junto con otros folklóricos. Hay ciertos contenidos mágicos y algunos autores lo han relacionado con varios bestiarios semejantes de época mogol. Es una obra en la que caligrafía e imagen están perfectamente organizadas dando como resultado un destacable ejemplo de calidad artística y científica.

En el manual se describen las propiedades beneficiosas de diferentes partes de los animales junto con utilidades excepcionales para preparar todo tipo de remedios incluso para otros fines como la preparación de venenos o filtros amorosos. Además el mundo animal del Islam medieval está dotado de gran simbolismo y los animales representan tipos psicológicos.
Dedica un capítulo completo a los reptiles y animales que reptan: el dragón, la víbora y las serpientes” (ver foto). En él se describen distintos tipos de víboras como la pitón o ajadna de la que dice que hay una variedad que mata con la mirada. Distingue aquellas elegidas para fabricar antídotos y que tiene la piel suave, cabeza ancha, movimiento acompasado y conducta no maligna y otras de piel áspera, rabo corto y escamada que produce unos cálculos beneficiosos para muchos problemas de salud. Otros tipos son la negra, la roja, las que tienen cuernos y también nombra a la de dos cabezas que llaman “escondidas”. Habla de la fisiología de las víboras destacando dos aspectos citados también en códices medievales occidentales en cuanto a su reproducción y a la muda de la piel. De las distintas partes beneficiosas nombra la carne, el cerebro, el colmillo izquierdo, el corazón, grasa, hiel, sangre, rabo, piel, vértebras, huevo, etc. En algunos de estos remedios cita a autores previos como al-Ahwazi y Galeno.


14/3/19

La Ophiolatría (III)


Los rastros de ofiolatría son visibles en los alrededores de Damasco, donde había dos templos ofitas, convertidos con la licencia habitual de los poetas en dragones.
Hay razones para suponer que el célebre bosquecillo de Daphne, cerca de Antioquía, estaba en parte, dedicado a los misterios de la serpiente. Su consagración a Apolo, el dios solar de la antigüedad, que unió en sus ritos el culto de la serpiente, da fe de esta opinión, pero la corroboración se deriva de una notable leyenda conservada en Estrabón.

Se dice que los reyes macedonios de Siria establecieron primero los oráculos, y plantaron el bosque de Daphne, aunque la leyenda en cuestión argumentaría para ese santuario una antigüedad mayor. Los reyes macedonios, con toda probabilidad, patrocinaron la antigua adoración mencionada en Jueces III.7, en relación con el servicio de Baalim, en el que los hijos de Israel fueron seducidos por los heveos.
La leyenda de Estrabón nos informa que el nombre original del río Orontes fue Typhon; porque allí la serpiente Tifón siendo golpeada por el rayo de Júpiter, al escapar cortaba la tierra con su cuerpo mientras se retorcía; y manantiales de agua que brotaban de la tierra formaban el río que después se llamaría Tifón.
Si la ofiolatría nunca hubiera existido en Daphne, una leyenda como esta difícilmente habría sido registrada del río que fluía por ella. En Daphne había un templo de Apolo y un bosque sagrado para Diana; y es una circunstancia notable, que en casi todos los lugares donde hubo alguna leyenda de una serpiente, generalmente prevaleció.

El culto a la serpiente en Siria está fuertemente marcado en la religión de la gente de Tiro. Los Fenicios de Tiro consagraron una imagen de la serpiente y la suspendieron en sus sienes, rodeando en sus pliegues el huevo de Mundane, el símbolo del universo. La serpiente denota el Ser Supremo, en su carácter del principio vivificante. Macrobio nos informa que los fenicios adoraron a Jano bajo la figura de una serpiente, formando un círculo, con la cola en la boca, tipificando la autoexistencia y la eternidad del mundo.
La serpiente fue considerada particularmente sagrada para Esculapio y en sus templos se guardaban serpientes vivas con fines de adoración. Había una arboleda de Esculapio cerca de Sidón, a orillas de las Tamyras. De lo que podemos inferir que aquí también se guardaban serpientes vivas, y se rendía culto.

El emperador Eliogabalus era el sumo sacerdote del dios de ese nombre, que tenía un templo en Emesa. Importó a Roma pequeñas serpientes de raza egipcia, que fueron llamadas en ese país Agathodæmons. Por lo tanto, podemos inferir que este joven emperador había sido educado en los misterios de la ofiolatría; una inferencia que se ve reforzada por la descomposición de su nombre, o mejor dicho, de su dios. Es quizás EL-OG-OB-EL, es decir, el dios OG, el dios serpiente. Esta fue la deidad cuya adoración fue transmitida a Europa occidental, bajo el título de OGHAM u OGMIUS, por los marineros fenicios, y establecida en la Galia e Irlanda. Era un personaje compuesto entre Hércules y Mercurio, coronado por el caduceo de este último.
La primera mención de este nombre en la historia, está en las Escrituras, donde aparece como el apodo del célebre rey de Basán, derrocado por Josué. Reinó sobre el territorio de Argob, que luego fue llamado por los griegos, Trachonitis, el "país del dragón", y la corrección de esta resolución aparecerá al descomponer la palabra Argob en sus partes AUR-OG-OB; de los cuales el primero significa luz; el segundo es el nombre de la deidad; el tercero es el de su símbolo, la serpiente.
Quien quiera que haya sido OG, la palabra Argob es su título y este título lleva alusión a la deidad solar AUR, y la serpiente deidad AUB, y la región de Argob su tierra santa. Sobre esta hipótesis el rey de Basán (OG) sería jerarca y rey de Argob, asumiendo el nombre de su dios tutelar.
Pero el culto de Siria a la serpiente, ha dejado registros más sólidos de su prevalencia original que las coincidencias verbales. Las monedas de los Tirios, como está grabado en Maurice's Indian Antiquities vol.6, dan testimonio de la existencia y prevalencia de esta superstición en Fenicia, en caracteres que es imposible confundir. Es verdad que estas medallas son de fecha comparativamente reciente, la más antigua de ellas posterior a Alejandro Magno, pero aún reconocen la superstición local de esa época; y sabemos que las religiones locales de los asiáticos rara vez eran susceptibles de innovación. Además, ya hay datos que identifican la ofiolatría como indígena en las tierras de Canaán.
En una moneda tiria grabada en Bryant's Analysis, placa 7 vol.III., observamos un árbol entre dos Petræ Ambrosiæ. Una serpiente está entrelazada sobre el tronco de un árbol. En la base de la moneda hay una concha de mar y un lobo, emblemas de Tiro.

El culto a la serpiente en Fenicia, se ilustra con la tradición muy precisa de la rebelión y caída de Satanás desde el cielo, preservada en la leyenda de Ophioneus, este era un gigante que encabezó una insurrección en el cielo contra los dioses, y al ser vencido fue arrojado a la tierra. El nombre de este rebelde celestial se compone de OPH y ON. Era el nombre del Dios serpiente solar, quien unió en sus misterios las dos supersticiones antiguas del Sabaismo y Ophiolatría.
El origen celestial de Satanás se conserva en la terminación de su nombre ON; mientras que la encarnación se insinúa en la primera sílaba OPH. Esta deidad fue probablemente Thabion. Tan acertadamente coincidió la leyenda de Ophioneus con la historia de Satanás, que Celsus, el campeón del paganismo, adujo que es una prueba de que el relato de Moisés fue tomado prestado de las fábulas de los paganos, ignorando groseramente la antigüedad, al suponer que las fábulas de su propia mitología corrupta son más antiguas que las de Moisés.
Continuará...

11/1/19

El dios Ningizzida

El vaso de libaciones del rey Gudea de Lagash (2.000 a.C.) tiene una ornamentación del Dios serpiente Ningishida, manifestado como una pareja de víboras enrolladas en un palo. La imagen se asemeja tanto al caduceo de la mitología griega como a los chacras de la sushumna en la mitologia hindú.

Ningizzida, Ningishida o Gizzida (Dios del árbol bueno) era una deidad en la antigua Mesopotamia, a quien se conocía como "Señor o señora del árbol de la vida". Acompañaba siempre a Dumuzi custodiando ambos las puertas del cielo. Dumuzi, rey de Bad-tibira en Sumer, según la lista Real Sumeria, fue el quinto rey predinástico en el período legendario antes del Diluvio.

No se conoce el sexo de Ningizzida, pero en algunas representaciones se le ve con barba y dos serpientes que afloran de sus hombros, y en el mito de Enki y Ninhursag, a Dazimua le será permitido casarse con Ningizzida.
El mito de Enki y Ninhursag se relata en las tablillas que datan de la época de Ur III y paleo-Babilonia, de la antigua Mesopotamia. La historia narra cómo Enki bendijo la paradisíaca tierra de Dilmun, a petición de Ninsikil hizo que brotara el agua, y que navíos de Tukric y otros lugares llevaran oro y piedras preciosas.

Ningizzida, descrita a veces como una serpiente con cabeza humana, devino más tarde en el dios de la sanación y la magia.

La deidad sumeria Ningizzida acompañada por dos grifones, es la imagen más antigua de serpientes gemelas que se conoce 2.000 a.C.
Algunos creen que Ningizzida, podría estar relacionada con el mito de la serpiente del Jardín del Edén, quién entregó a Eva la fruta prohibida del "árbol de la ciencia del bien y del mal"; aunque los mitos hebreos son muy posteriores a los sumerio/mesopotámicos.
Dentro de la mitología mesopotámica no puede hacerse una división clara entre las divinidades sumerias y las semitas. Existen al menos cuatro cosmogonias; la de Eridú, la de Shuruppak, la de Nippur y la de Uruk.
En el lenguaje sumerio, "Nin" significa indistintamente "señora o señor" y "En" ‘señor, dueño, patriarca’. Por otra parte, “ki” es tierra y “lil” es aire.

Ningizzida es mencionada en el mito de Adapa y el Viento del Sur, cuando Adapa tiene que ir a ver a Anu, y Enki le instruye para que se vista de luto y cuando llegue a las puertas del cielo diga a Dumuzi y Ningizzida que en su tierra recuerdan a algunos dioses; cuando ellos pregunten quienes eran esos dioses, Adapa debe contestar que son Dumuzi y Ningizzida. Esto caería bien a las dos divinidades que custodiaban las puertas del cielo y por ende hablarían bien de Adapa al Dios del cielo Anu.

Fuente: wikipedia

5/1/19

El Mushussu de Mesopotamia


El Mušḫuššu (del sumerio MUŠ.HUŠ Serpiente-Dragón rojo/furioso) es una criatura propia de la mitología mesopotámica. El Mušḫuššu como serpiente, aparecería en los presagios. También aparece como el nombre de una constelación que se corresponde vagamente con la constelación Hidra, según el MUL.APIN (compendio astronómico babilonio).

Anteriormente Mušḫuššu había sido traducido como sîr-ruššû, aunque de manera incorrecta.
Esta criatura se parece a un dragón con el cuerpo recubierto de escamas, las patas delanteras de león y las traseras con garras de águila. También tiene cuello largo y cola, cabeza con cuernos, una lengua como de serpiente y una cresta.
Fue símbolo de diferentes divinidades, al principio asociado al dios Ninazu, era venerado en Ešnunna (ciudad sumeria y luego acadia), después se le asoció al dios Tishpak. Cuando esta ciudad-Estado fue vencida por el reino babilonio, el dragón/serpiente fue retomado por Marduk. Aparece en la reconstruida Puerta de Ištar de la ciudad de Babilonia, como símbolo del dios Marduk. También en la Piedra Michaux se pueden observar varios Mušḫuššu.

El arqueólogo alemán Robert Koldewey, que descubrió la puerta de Ištar en 1.902, se planteó la hipótesis de que el Mušḫuššu era real. Argumentaba que su representación en el arte babilónico era una constante a través de los siglos, mientras que las de las criaturas mitológicas cambiaban, a veces drásticamente, con el paso de los años. También se fijó en que los Mušḫuššu están representados en la Puerta de Ištar entre animales reales, como el león y el rimi (uro), llevándole a especular que el Mušḫuššu era una criatura con la que los babilonios estaban familiarizados.

Bel y el Dragón”, un texto deuterocanónico, narra una historia que Koldewey pensaba que involucraba a un Mušḫuššu. En un templo dedicado a Bel (el dios de Nabucodonosor), los sacerdotes tenían un gran dragón o serpiente, adorado por los babilonios.

Existen muchas otras criaturas de aspecto serpentiforme en la mitología mesopotámica como Mušgallu (lit. muššugallu, "gran serpiente"), Mušmaḫḫu (serpiente mítica de siete cabezas), o Bašmu (en sumerio muš šà tùr o ušum) que también se corresponde con una constelación. Por lo cual cualquier apreciación o intento comparativo de una de estas criaturas con dragones/serpientes que aparecen en otras mitologías es especulativo basándose simplemente en las fuentes literarias de una de las dos mitologías, sin revisar exhaustivamente la parte correspondiente a las fuentes literarias mesopotámicas.

En la mitología sumeria, Ninazu dios secundario del inframundo en el reino de Ereškigal, era simbolizado por el dragón-serpiente Mušḫuššu. Se cree que poseía poderes de sanación, y fue venerado en el templo de la ciudad de Ešnunna, en el III milenio a.C.

Fuente: Wikipedia

29/11/18

La Persea y Apofis

La Persea fue considerada el origen de la vida y el árbol sagrado de On en Heliópolis, estaba plantado en el recinto del Templo de Ra (dios Sol) y se documenta desde la XVIII Dinastía egipcia.

Ra fue el primero en inscribir su nombre en las hojas de Persea, crecía en el mundo de los Dioses y estaba guardada por el Gran Gato de On que lo defendía de los ataques de la Serpiente Apep o Apofis. Esta relación se recoge en los textos de los sarcófagos y el Libro de los Muertos del Imperio Medio.
En una de las concepciones del cielo, los antiguos egipcios describen el cielo como un enorme árbol de Persea, donde las estrellas no serían más que sus hojas y frutos. El sol salía entre sus hojas cada mañana y por la tarde volvía a ocultarse entre el follaje.

Persea es el nombre griego, pero los egipcios la conocían como Ished y se utilizaba como ofrenda en las tumbas. Actualmente hay una especie endémica en Maderira, Azores y Canarias llamada Persea Indica. Otro árbol de la misma familia de las Klauráceas es la Persea americana, conocido como aguacate.

Las glaciaciones del cuaternario provocaron el retroceso de la especie, que se extendía por las amplias zonas de la cuenca mediterránea, quedando confinada a la Macronesia, la región que comprende las islas Azores, Madeira, Cabo Verde y Canarias. Este bosque subtropical formado por diversas especies de hoja perenne era el que principalmente crecía en el archipiélago Atlante. Se conservaba gracias a la escasa actividad volcánica, a las temperaturas suaves y a la intensa humedad. Los vientos alisios favorecían la formación de nubes cuyo vapor de agua se condensaba sobre la vegetación.
Entre la flora de Aztlan, la planta más valiosa era la Persea, cuyas semillas se utilizaban como moneda de cambio, por sus múltiples usos. Además de contar con fines curativos, sus hojas se podrían masticar para tratar la mordedura de la serpiente y su raíz actuaba como excelente cepillo de dientes, su gomosa médula era una nutritiva golosina, la corteza del tallo se olía, y echada en el agua dulce de los ríos paralizaba a los peces para su captura.

La navegación más allá de la costa africana era factible, por lo que los egipcios pudieron mantener relaciones comerciales con territorios situados en el inmenso océano viajando con sus primitivas naves.

La primera mención escrita de una flota que partió de un puerto fenicio rumbo a Egipto data de 3.000 a.C. Con la expedición Ra I de 1.969 que zarpo de Marruecos, el explorador Thor Heyerdahl demostró que las embarcaciones de papiro de los antiguos egipcios habrían podido cruzar el Atlántico. Un año después, con la expedición Ra II llegaron a Barbados después de un viaje de dos meses tras recorrer 6.100 kms. Heyerdahl quería demostrar que los egipcios podían llegar a América y podían haber fundado las civilizaciones Azteca e Inca.
Hay puntos de unión entre las culturas egipcia y la maya, las bóvedas que los egipcios componían en el interior de las pirámides y en sus centros de culto, los umbrales y los pasajes que se empleaban y el llamado “arco maya”, no fue casual. Además estas técnicas también se usaron en las construcciones durante el Imperio Jemer en Camboya.

Fuente: Wikipedia

31/10/18

La Serpiente en Norte América


La serpiente es uno de los animales más importante en la cultura espiritual indígena de los nativos Americanos, ya que poseían la sabiduría y los poderes de la naturaleza, en general eran protectoras, animales medicina y de buena suerte, y se les rezaba para pedir la curación de los seres queridos. En numerosos pueblos de los bosques de Norteamérica creen que las serpientes y otras criaturas acuáticas se comunican con los poderes del inframundo.

En la mitología Cherokee, Uktena es la Gran Serpiente, aparece adornada con una gran joya en la cabeza y siete bandas de colores en el cuello. En otras versiones tiene cuernos como un ciervo o alas y puede moverse por la tierra, el agua o el aire.
Uktena adquirió el estatus de tótem y aparece en incisiones de conchas, cerámica y joyería. En materiales pertenecientes a tribus de Florida se han encontrado imágenes que representan una serpiente con cabeza de puma y que se cree es una variación del mito.

Las serpientes con cuernos aparecen en la historia oral de numerosas culturas nativas americanas, especialmente en los bosques del sureste y los Grandes Lagos, eran componentes principales del Complejo Ceremonial del sureste de la prehistoria norteamericana. También es común en la mitología Europea, la descripción de Unktehi o Uktena es similar a la de un Lindworm en el norte de Europa, especialmente en el sur de Escandinavia, y sobretodo como se describe en el folclore en el este de Dinamarca, allí también es una criatura acuática de enormes dimensiones.

Según la leyenda, el chamán Shawano prometió matar a la serpiente para salvar su vida y llevar el cristal mágico de su cráneo para que con sus poderes curase a los enfermos, llenara de peces los ríos e hiciera crecer el maíz.
Los hechiceros de los Seminola, Creek, Cherokee y Choktaw hablan también del cristal sanador que puede curar enfermedades, acabar con la esterilidad de las mujeres y profetizar el futuro.

Diferentes tribus tenía diferentes dioses y tradiciones relacionados con las serpientes y así los Iroqueses y Hurones tenían el mito de la Gran Serpiente de Agua que devoraba a la humanidad, pero que la mató Hino el Espíritu del Trueno y sus guerreros.
El Gran Manitou, el creador, también adopta la forma de una serpiente con cuernos y Onnioni es una serpiente con cuernos, dios de la mitología Hurón cuyo cuerno podía traspasar montañas y rocas.

El mito de la Gran Serpiente de las tribus de los bosques del sudeste podrían tener su máxima expresión en el montículo de la Gran Serpiente en el condado de Adams, Ohio, construcción que se atribuye a los indios Adena (1.000-100 a.C.) y que representa una gran serpiente que está engullendo un sapo. También se les atribuye a los que habitaron sucesivamente ese territorio como los Hopwell (100 a.C.-500 d.C.) y a los representantes de la llamada Cultura del Fuerte Antiguo (900-1.400 d.C.) ya que los tres pueblos fueron constructores de monumentos con forma de animal.


28/10/18

La Serpiente en el rito Hopi


Los indios Hopi (Moki) vivían en el suroeste de Estados Unidos, en el altiplano de las Montañas Rocosas donde se unen los estados de Colorado, Utah, Nuevo México y Arizona. Se les denominó indios “pueblo” porque vivían de manera sedentaria en pueblos de casas de abobe y de piedra.

El objetivo fundamental de sus prácticas mágicas y religiosas era solucionar la escasez de agua y dominar las inhóspitas fuerzas de la naturaleza en la región. Adornaban con frecuencia sus piezas de alfarería y representaban dibujos con imágenes de una casa, que según la cosmología india representa el universo, junto a una serpiente.

La forma de animación espiritual de la naturaleza era una danza de máscaras que se manifestaba como danza de animales, de culto a los árboles y finalmente, como danza con serpientes vivas.
Los motivos más utilizados en alfarería eran el pájaro y la serpiente que entre los Hopi era considerado como el símbolo de culto más influyente. La alfarería encontrada con estos motivos, y que aún se seguía fabricando a finales del siglo XIX, procedía de técnicas prehistóricas independientes de la introducida por los españoles.
La iconografía de la serpiente aparece en vasijas recientes, igual que en vasijas prehistóricas, enroscada y con la cabeza emplumada.
Los recipientes se situaban en unos adoratorios subterráneos llamados kiwa en donde la serpiente ocupaba una posición central dentro del culto como símbolo del rayo de la tormenta.

En algunos lugares como Oraibi y Walpi, los indios realizaban una danza con serpientes vivas, la danza duraba varios días y se utilizaban serpientes de cascabel. Los participantes pertenecían a dos clanes: el del antílope y el de la serpiente.
En el mes de Agosto, cuando tienen que llegar las tormentas, se capturaban serpientes de cascabel a las que no se les quitaban sus colmillos venenosos, la ceremonia tenía lugar en el desierto y duraba 16 días. Luego se las trasladaba al kiwa donde los caciques de los clanes del antílope y de la serpiente las guardaban cautelosamente. Allí se les hacía pasar por ceremonias, la más sorprendente era la del lavado, se trataba a la serpiente como si fuera un iniciado sumergiendo su cabeza a la fuerza en una especie de agua bendita que contenía todo tipo de hierbas medicinales. Luego se las arrojaba sobre un dibujo de arena delineado en el suelo que mostraba a las cuatro serpientes de la tormenta, y en el centro un cuadrúpedo.

En otro kiwa, un segundo dibujo de arena, mostraba un cúmulo de nubes del cual emergían cuatro rayos en forma de serpientes de diversos colores, que correspondía a los cuatro puntos cardinales. Arrojada violentamente sobre la primera pintura de arena, la serpiente acababa destruyéndola. El objetivo era obligar a la serpiente a actuar como propiciadora de los rayos y generadora de la lluvia. Serían como santos de la lluvia vivientes y zoomórficos.
El último día de la ceremonia eran trasladadas a un arbusto. En la parte final de la ceremonia, los indios se acercaban al arbusto, atrapaban a la serpiente viva, la acariciaban un rato y luego la soltaban a la llanura como mensajera de sus plegarias.
Para cada serpiente había un grupo de tres indios, uno la agarraba rápidamente y se la colocaba en la boca, otro revoloteaba un plumero para desviar la atención del reptil y un tercero era el cuidador y atrapaba a la serpiente en caso de que se deslizara de la boca de su portador. Duraba media hora y se hacía al ritmo de unos cascabeles y caparazones de tortugas con piedras que los indios llevaban atados a las rodillas.

Cuenta la leyenda que Tiyo, un joven Hopi, fue a buscar el lugar de donde venían las aguas de las lluvias y descubrió la Danza de la Culebra. Se narra la búsqueda de la fuente del Río Colorado, y que con la ayuda de la Mujer Araña, la Gran Culebra, le enseñaría la fuente del río y sería iniciado después de superar las pruebas en el "Clan de la Culebra". Luego retornaría a su casa junto a su mujer "Doncella Culebra" y enseñaría a los Hopi a bailar la Danza de la Culebra.
Parece ser que este culto se remonta a leyendas cosmológicas que hablan del semidios Ti-yo que desciende al inframundo en busca de la fuente originaria del agua. Tras pasar por diferentes lugares llega al gran kiwa de las serpientes donde se encuentra el baho mágico para la invocación de la lluvia. Ti-yo regresa también con dos serpientes hembras con quienes engendra hijos serpiente, criaturas peligrosas que obligan a las tribus a emigrar.
La serpiente no es sacrificada sino convertida en mediadora y enviada junto a las almas de los muertos para que en forma de rayo, provoque la tormenta en el cielo. Y está totalmente prohibido comer serpiente.

Estos rituales fueron estudiados por Aby M. Warburg (1.866-1.929) pionero en la investigación de la historia cultural mediante el análisis de las imágenes y la interpretación de los símbolos, considerado fundador de los métodos contemporáneos en iconología.

29/9/18

Mami Wata (África)

En las regiones ubicadas al sur del continente Africano, existe la leyenda de Mami Wata que significa “Madre del Agua”.

Mami Wata, con cabello castaño o negro, cuerpo de mujer (generalmente desnudo del torso a la cabeza) y cola de pez o serpiente, habita los ríos, lagos y mares de vastas regiones de África, desde oriente hasta occidente, y algunas zonas del sur.
Su leyenda parece haber llegado a regiones del Caribe en las que los esclavos capturados o comprados en África contaban sus relatos y mantenían su cultura.

Mami Wata también se asemeja a las sirenas occidentales en su gusto por la seducción y su característico interés en atraer a los hombres. Los objetivos, sin embargo, son un tanto diferentes, se presentará ante ellos mostrándose únicamente como mujer, mantendrá relaciones sexuales y luego les revelará su verdadera identidad.
Pero las Mami Wata parecen ser entidades más complejas que las sirenas a las cuales nos acostumbraron las leyendas europeas. Muchas veces siguen a individuos (hombres o mujeres) con el objetivo de “secuestrarlos” y llevarlos a un mundo paradisíaco. Este mundo está bajo el agua, en algunas versiones, o en una dimensión espiritual según otras.
Allí, la persona permanecerá bajo tutela de Mami Wata, y la liberará cuando así lo desee (puede que no lo haga nunca). Al retornar, la persona tendrá sus vestimentas secas y se comportará de manera más correcta, con un nuevo conocimiento espiritual reflejado en sus ojos. Incluso, se afirma serán físicamente más atractivas. Las personas que han visitado estos lugares suelen volver con ánimos de cambio y convertirse en sacerdotes o sacerdotisas de Mami Wata.

Desde Senegal hasta Angola, incluso llegando costa abajo más al sur; también en el interior, en los países que rodean la cuenca del Níger; en los lagos y ríos de Zambia, Mozambique o en la República del Congo. Prácticamente allí donde haya agua estará Mami Wata.

Fuente: África

5/9/18

El culto Glykon


El culto del dios-serpiente Glykon fue creado a mediados del siglo II d.C. por el profeta griego Alejandro de Abonuteicos, en el Ponto, actual Inebolu (Turquía).
Inebolu inicialmente se llamaba Ionopolis, dada su ubicación jónica, con el tiempo el nombre se metamorfoseó en Inepolis y luego en Inebolu.

Alejandro de Abonuteicos fue un taumaturgo griego de Asia Menor que vivió en la época del emperador Marco Aurelio. Alejandro se autoproclamó profeta de su dios serpiente Glykon. Tuvo que reunir muchos archivos para los que se emitieron oráculos, respuestas por escrito e interpretadas por exégetas. Por cada oráculo se cobraba un dracma y dos óbolos y llegó a hacerse inmensamente rico.

En Roma logró que cambiaran el nombre de su ciudad por Ionopolis (ciudad de la serpiente), en honor de Glykon. Antonino Pío rebautizó la ciudad de su culto, Abonuteicos, como Ionopolis. Durante los eventos de Antonino Pío, Caracalla y Maximino el Tracio, se acuñaron las monedas cuyo motivo era la serpiente que daba oráculos. El culto siguió después de la muerte de Alejandro pero ya sin el oráculo.

El escritor Luciano de Samosata (120-190 d.C.) en su trabajo titulado “Alejandro o El Falso Profeta”, contaba que Alejandro llevó a esa ciudad un huevo de serpiente tomado de Macedonia y creó el nacimiento de un dios con esta forma. Luciano, quien proporciona la única referencia literaria sobre esta deidad, afirma que Glykon fue creada a mediados del siglo II por Alejandro de Abonuteicos, a quien él llamaba el "monje-oráculo" como un fraude, y decía que Glykon era supuestamente una marioneta.

El culto se originó probablemente en Macedonia, donde los cultos similares hacia serpientes habían existido durante siglos. Los macedonios creían que las serpientes tenían los poderes mágicos relacionados con la fertilidad y tenían una rica mitología sobre el tema, por ejemplo la historia de la inseminación de Olimpia por Zeus disfrazado de serpiente.
Inicialmente, el culto no adoró a una abstracción o un espíritu de una culebra sino a una serpiente real, física, de la que se decía que corporeizaba al dios. De acuerdo con la mitología del culto, sería una nueva encarnación de Asclepio.
Cuando la gente se reunía por la noche en el mercado de Abonuteicos, se suponía que tenía lugar la encarnación, Alejandro abría un huevo de oca, revelando la presencia del dios en su interior. En una semana, Glykon creció hasta el tamaño de un hombre con cabeza de león y pelo largo rubio. La figura que se corresponde con esta descripción era por lo visto una marioneta que aparecía en el templo. En algunas referencias, Glykon era una serpiente amaestrada con una cabeza de marioneta.

Como ocurría en anteriores cultos macedonios y helenos a las serpientes, el objeto del culto en el templo estaba en la fertilidad. Las mujeres estériles le llevaban ofrendas a Glykon con la esperanza de volverse fértiles. Se creía también que era el dios de la protección contra la peste. El culto de Glykon se había difundido más allá del ámbito egeo. Una inscripción de Antioquia de esa fecha registra un dicho: "Glykon nos protege de la peste", "Phoebus de largas trenzas disipará la nube de peste", que coincide con la descripción que tenemos de Luciano.
También el gobernador de Asia, Publius Mummius Sisenna Rutilianus, se declaró protector del oráculo de Glykon, y más tarde el gobernador se casaría con la hija de Alejandro.
Según Luciano, otro gobernador romano de Capadocia, fue guiado por el oráculo de Glykon a su muerte en Armenia, e incluso el mismo Emperador no fue inmune al culto, Marco Aurelio solicitó profecías de Alejandro y su dios-serpiente.
El culto de Glykon se extendió en la vasta área entre el Danubio y el Éufrates. Empezando tardíamente en el reinado de Antonino Pío y continuando en el siglo III, las monedas romanas oficiales fueron acuñadas en honor de Glykon, lo que atestigua su popularidad.
Aunque el culto perdió todos los seguidores por la muerte de su líder hacia el año 170, perduró por lo menos unos años más, incorporándose a Alejandro en la mitología como nieto de Asclepio.

Algunas evidencias indican que el culto aún existía en el siglo IV. Determinadas supersticiones residuales originadas alrededor del culto a Glykon, han sido detectadas en la actualidad por algunos investigadores. A comienzos de los 70, unos cazadores fueron alertados sobre una serpiente mágica en las colinas próximas a Inebolu el nombre moderno de Ionópolis, y el escritor ocultista Alan Moore se declaró devoto de Glykon.

Fuente: La serpiente en el mundo antiguo - Ana María Vázquez Hoys, Boletín de la Asociación de Amigos de la Arqueología nº14, Madrid.

26/8/18

Rito dei Serpari - Cocullo (Italia)


Cocullo es un municipio situado en el territorio de la Provincia de L'Aquila en Abruzos (Italia), conocido por su singular fiesta patronal, llamada “Festa dei Serpari”, en la que la estatua del santo patrón Domenico di Sora es portada en procesión cubierta de serpientes (culebras de cuatro rayas, esculápicas, de collar y verdiamarillas).

Los "serparis" locales (criadores de serpientes), llevan a los reptiles en la procesión y luego son liberados en los bosques circundantes al final de la festividad, que se celebra cada primero de mayo desde 2.012 (antes era cada primer jueves de mayo).
Es un evento receptivo para miles de visitantes italianos y extranjeros. En 2.009 fue cancelado debido a algunos daños estructurales ocurridos en la aldea después del terremoto de L'Aquila.

Las compañías peregrinas de aquellos lugares donde el culto del santo es más profundo son Lazio, Molise y Campania.

Cocullo constituyó para el poder de Roma, el último bastión militar del Lazio como afirma el historiador Estrabón. El lugar, con sus áreas vecinas, fue asentamiento de los servicios logísticos del ejército romano comprometido con la conquista de Corfinium.
Con su estancia prolongada, los romanos introdujeron sus costumbres y tradiciones paganas, una de estas tradiciones consistía, a principios de la primavera, en el rito de las serpientes vivas a la diosa Angitia. Esta costumbre permaneció arraigada incluso en el período en que nació San Domenico. Después de los muchos milagros extraordinarios operados por el santo liberando a las gentes de picaduras de víboras y serpientes venenosas, la costumbre pagana fue transformada en un rito de homenaje religioso católico a San Domenico.

Esta tradición, presente también en el simbolismo del escudo de Cocullo, sustituyó el antiguo ritual mitológico romano de Angitia, una diosa serpiente adorada por los Marsos.

Angitia (también Angizia, Angita o Anguita) era Diosa de los marsos, los pelignos y otros pueblos osco-umbros del centro de Italia. En la antigüedad fue asociada a los encantadores de serpientes, que la reclamaban como su antepasada.
Es un personaje proveniente de la mitología griega, cuando Medea huía de Atenas, se refugió en Italia y fue conocida como Angitia. Enseñó a los nativos a encantar serpientes y les instruyó para curar las mordeduras. Como las serpientes se asocian a menudo con las artes curativas de la antigüedad, se cree que Angitia era principalmente una diosa de la curación. Tenía poderes de brujería, magia y medicina. También se le atribuían poderes sobre las serpientes, incluido matar a las serpientes con un toque.

Los Marsos (Marsi) era un pueblo de Italia central que vivía en el entorno del Lago Fucino. Tenía al este a los pelignos, al norte a los sabinos y vestinos, y al oeste y al sur a los ecuos, hérnicos y volscos. Eran de origen sabino y estaban emparentados con los marrucinos, pelignos y vestinos.
Aparecen en la Historia en 340 a. C., cuando eran aliados de Roma, igual que los pelignos, y concedieron paso a los romanos hacia el Samnio y Campania. En la segunda guerra samnita permanecieron neutrales (311 a.C.) cuando sus aliados vestinos fueron atacados por el ejército romano, pero en el año 308 a.C. ya estaban en guerra con Roma, sin que sean conocidas las causas de su participación.

En 304 a.C., los marsos, marrucinos, vestinos y pelignos, concertaron un tratado con Roma después de la derrota de los ecuos. En 301 a.C., los marsos se rebelaron para oponerse a la fundación de la colonia de Carseoli en el límite de su territorio, pero fueron derrotados, y las tres ciudades de Plestina, Milionia y Fresilia, fueron conquistadas por los romanos. Los romanos se vieron obligados a firmar la paz y a ceder una parte de su territorio. Las condiciones del tratado fueron bastante aceptables y desde entonces fueron aliados de Roma y proveyeron contingentes auxiliares a los ejércitos romanos.

En 225 a.C. Polibio sitúa a los marsos, marrucinos, vestinos y frentanos como un conjunto y omite a los pelignos.
Dionisio de Halicarnaso menciona a los marrucinos, pelignos y frentanos como aliados de los romanos en la Batalla de Asculum, pero no nombra a los marsos ni a los vestinos.
Silio Itálico dice que fueron aliados de Roma en la Batalla de Cannas. Ennio les asocia con los pelignos y los vestinos.
Su territorio fue asolado por Aníbal en la segunda guerra púnica, pero permanecieron leales a Roma y participaron con un contingente en la expedición de Escipión a África en 205 a.C.
En la guerra social formaron el núcleo central de los confederados italianos, por lo que muchos autores dan a la guerra social el nombre de guerra mársica.
Quinto Popedio Silo, uno de los narradores de la guerra, era marso. Después de los picentinos, los marsos tomaron las armas y fueron secundados por los pelignos, marrucinos, vestinos, frentanos, samnitas y lucanos.

Los marsos asediaron Alba Fucens (91 a.C.), colonia romana y fortaleza, pero el cónsul Publio Rutilio Lupo fue enviado allí y los rechazó (90 a.C.).
En los años siguientes, los marsos desaparecieron como nación de la Historia. A pesar de ello, aún durante un tiempo dejaron marcado su carácter en la zona. Fueron incluidos en la tribu romana Sergia. En tiempos de Augusto quedaron dentro de la cuarta región y más tarde en la provincia llamada Valeria.
Su territorio, tenía en época cristiana un obispo con sede en Marruvium (Episcopus Marsorum), que en el siglo XVI se trasladó a Pescina. La familia romana de los Colonna lleva el título de Condes de los Marsos.

Característica de los marsos, aparte de su valentía en combate, mencionada por algunos autores, creían en la magia y en los encantamientos, concretamente en el de los reptiles venenosos para hacerlos inofensivos, facultad que decían derivaba por ser descendientes de la hechicera Circe o de la divinidad local Angitia supuesta hermana de Circe. Estas facultades no eran individuales, sino que eran comunes a toda la nación según Silio Itálico.
La principal ciudad de los marsos fue Marruvium, probablemente la única que era realmente una ciudad. Se nombran otras que debían ser pequeños vicus o castillos. Plinio el Viejo menciona Anxantia o Anxantini, Antinum (habitada por los antinates), y Lucus (habitada por los lucenses) más propiamente Lucus Angitiae (moderna Luco dei Marsi).

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