Una
importante pieza se encuentra en la colección arqueológica del
Museo Histórico de Sagunto (Valencia). Se trata de un ara votiva de
época romana, un pequeño altar con inscripciones que se utilizaba
como ofrenda, datada en los siglos I - II.
El
altar fue hallado en el patio de la Casa dels Berenguers reutilizado
como material de construcción en un muro.
Se
puede leer en latín:
en
la primera línea D R A C O N I B V S,
en
la segunda P - B A E B - H E R M A
y
la tercera V S L A.
La
primera línea corresponde a dedicatoria: “para Draconibus”. La
segunda línea corresponde al nombre de quien la ofrece, que es el
liberto de origen griego, Publio Baebio Herma, y la tercera línea
hace referencia a las iniciales de “ha cumplido su voto con buen
ánimo”.
La
catedrática Carmen Aranegui desvela que el enigmático Draconibus
aparecido en el altar, es una referencia “a los dragones” y no a
una desconocida divinidad local. Es la primera inscripción que se ha
hallado en España que menciona a esta deidad.
En
el mundo romano Draco era representado por una serpiente. La
divinidad está relacionada con las aguas termales subterráneas y se
le atribuyen propiedades curativas.
La
pieza es de caliza travertínica con unas dimensiones de 25 x 25 cm.
Se cree que procede de las canteras de Viver. Además, conserva
restos de pintura roja original en algunas letras (óxido de hierro
con aglutinante), que se conserva en pocas ocasiones. Presenta doble
moldura corrida en tres de sus lados. En la parte anterior las
molduras enmarcan la inscripción, y la trasera no tiene moldura
puesto que está preparada para adosarla.
Seguramente,
Draconibus había llegado a la península Itálica por la influencia
griega, pues el nombre propio Dracon, se encuentra en las crónicas
anteriores al siglo VII a.C.
Como
ejemplo tenemos a Dracon de Tesalia, legislador de Atenas que ocupó
el cargo de arconte epónimo. Desde ese cargo, Dracon intentó
quitarles a los nobles la facultad de juzgar arbitrariamente,
mediante la recopilación y publicación de las leyes existentes. Una
legislación para todos era el primer paso hacia un gobierno
democrático.
A
Dracon se le atribuye la primera codificación de las leyes de la
ciudad, hasta entonces transmitidas oralmente, hacia el año 621 a.C.
El
rigor del código, que contemplaba penas muy severas aún para
infracciones menores, dio origen al adjetivo “draconiano”, el
cual hace referencia a una ley, providencia o medida extremadamente
severa; sin embargo, y pese a la duradera asociación de su nombre,
Dracon fue autor sólo de una pequeña parte de estas normas,
centrándose al parecer en el Derecho común, y las penas contra el
homicidio, como forma de terminar con las venganzas familiares. Según
la Suda, el descontento popular con el código draconiano fue tal que
tuvo que exiliarse en Egina, donde murió.
Posteriormente
sus leyes fueron suavizadas por el legislador Solón, quien además dio la
ciudadanía a las clases más bajas, y uno de los primeros pasos hacia
la democracia.