29/1/18

La Deformación Craneal (IV)

El moldeado intencional de la cabeza, fue practicado simultáneamente en culturas separadas geográfica y cronológicamente. Su práctica continúa en algunos lugares, como Vanuatu y la República del Congo.

Los científicos han descubierto dos cráneos humanos parciales en el centro de China que podrían pertenecer a una especie humana arcaica desconocida.
Los cráneos tienen entre 105.000 y 125.000 años de antigüedad, y contienen una mezcla única de características humanas modernas y Neandertales. Podrían ser la clave para rellenar algunas de las piezas del árbol genealógico humano en el este de Asia.

Hay indicios en nuestros registros genéticos de que todavía podría haber ancestros que no se han descubierto y faltan en nuestro árbol genealógico. Pero también hay otra posibilidad, algo que los investigadores no especularon en su investigación, es que los cráneos podrían ser evidencia física rara de los Denisovanos, los primos misteriosos de los Neandertales, que se piensa pueden haber existido hace 100.000 años.
Se estima que los seres humanos modernos que viven en China poseen alrededor del 0,1% de ADN Denisovano, lo que sugiere que en algún momento los seres humanos modernos vivieron muy cerca de ellos.
Sin más investigaciones, en particular de evidencia de ADN, es imposible saber que posibilidades son más probables, si estos cráneos pertenecen a una nueva especie humana o son raros rastros de Denisovanos en el este de Asia. También es imposible descartar otras posibilidades. Es posible que la excavación en el sitio pueda dar más pistas.
Los dos cráneos antiguos fueron desenterrados a 4.000 kms. de la cueva de Denisova en Lingjing, provincia de Henan (China) en 2007 y 2014. Mientras que los científicos estaban comenzando a obtener una idea más clara de cómo los antepasados humanos se separaron de África, una vez que alcanzaron Asia del Este, esta idea se vuelve más borrosa. Por eso el hallazgo es tan importante, estos cráneos podrían ayudarnos a explicar cómo nuestros primeros antepasados finalmente se convirtieron en los humanos modernos que hoy en día viven en Eurasia Oriental.

Se cree que el sitio en el que se encontraban los cráneos estuvo habitado hace unos 105.000 a 125.000 años, durante la época del Pleistoceno, cuando esa parte del mundo estaba cubierta de grandes capas de hielo. Según otros descubrimientos en el sitio, los dueños de los cráneos eran buenos cazadores. También había huesos de antiguos caballos y ganado, rinocerontes lanudos ya extintos y ciervos gigantes.

Xiujie Wu, de la Academia China de Ciencias, dijo a Science Magazine que los fósiles podrían representar una especie desconocida de un nuevo humano arcaico que sobrevivió en el este de Asia hace 100.000 años. La amplia cavidad cerebral descarta que los cráneos pudieran haber sido de Homo erectus u otras especies homínidas conocidas. Tienen los mismos canales semicirculares del oído, y la sección agrandada en la parte posterior del cráneo como los Neandertales, y también poseen rasgos de los primeros seres humanos de Eurasia del Este.

En la religión china, vemos la deformación craneal en las imágenes del popular Dios de la longevidad llamado Shou Xing que data de la dinastía Ming.
Es representado como un anciano con barba con abundantes cejas blancas y una gran cabeza. Lleva una caña larga, a veces con la forma de la serpiente, sostiene en su mano un durazno que simboliza la longevidad y va acompañado por dos animales de vida larga, la cigüeña y la tortuga. Una vida larga es considerada un honor en China, y si bien Shou Xing no posee un templo o culto particular es sumamente respetado. Shou Xing, es quien determina la edad a la cual mueren las personas, y lleva una tableta con inscripciones con dicha información. Las edades pueden ser modificadas si se le realizan ofrendas.

En el pueblo de Onavas, al sur de Sonora (México), los arqueólogos descubrieron un cementerio prehispánico de 1.000 años de antigüedad donde estaban enterrados 25 individuos, 13 de ellos presentan la deformación craneal intencionada (frontal occipital).
De los restos óseos recuperados 17 corresponden a menores de edad, entre 5 meses y 16 años, y 8 son de adultos. La cantidad de infantes identificados en el cementerio puede ser un indicador de la mala práctica en la deformación craneal, que ocasionó su muerte por el exceso de fuerza al momento de apretar el cráneo. Esto se deduce a partir de estudios hechos a los restos, cuyos resultados no arrojaron ninguna enfermedad que pudiera haber causado su muerte. En las culturas mesoamericanas, esta practica se utilizó para diferenciar a un grupo social de otro y con fines rituales.

El Cementerio de Onavas no pertenece a grupos mesoamericanos migratorios, sino a uno sedentario que tuvo un desarrollo local y que en algún momento de su historia entabló contacto con Mesoamérica e incorporó algunas ideas a su cultural. El sitio debió pertenecer a los antiguos indígenas pimas, grupo cultural de la región cuyos descendientes se desplazaron hacia lo que hoy es el límite estatal Sonora-Chihuahua; pudo ser parte de un asentamiento ubicado dentro del área de tránsito que seguían los pueblos de la costa occidental al suroeste de Estados Unidos en el comercio de la turquesa, y en ese transitar de poblaciones, los pimas adoptaron nuevas tradiciones procedentes de Mesoamérica.

Fuentes:

24/1/18

La Deformación Craneal (III)

Arqueólogos franceses hicieron un descubrimiento sorprendente durante una excavación en Alsacia, Francia. Se trata de un cráneo alargado de hace 1.500 años.
El cráneo parece haber sido alargado deliberadamente a través de la práctica conocida como deformación craneal, que normalmente se asocia con las antiguas culturas mesoamericanas y fue practicada extensamente en Europa, África, Asia, y América del Sur.
La deformación logra distorsionar el crecimiento normal del cráneo de un niño mediante la aplicación de fuerza después de poner la cabeza entre unas piezas de madera y atarla con una tela. La deformación craneal se asocia con frecuencia a las élites de la sociedad y afirmaba su alto estatus.

El cráneo fue descubierto durante la excavación de una necrópolis con 18 enterramientos. Fue hallado en una tumba perteneciente a una mujer que tenía claramente una posición de alto rango en la sociedad, ya que fue enterrada con un rico surtido de tesoros como alfileres de oro, un espejo de plata, perlas de vidrio y ámbar y otras mercancías.
El hallazgo llevó a los arqueólogos a ampliar la búsqueda a más de 7,5 hectáreas, lo que resultó en el descubrimiento de una gran cantidad de artefactos, restos humanos y animales desde el Neolítico, galo, galo-romano y las sociedades merovingias.

En el viejo mundo, los Hunos y los Alanos también fueron reconocidos por haber practicado la Deformación Craneal. En la antigüedad tardía (300-600 d.C.), los pueblos germánicos orientales (Gépidos, Ostrogodos, Hérulos, Rugios y Burgundios) que eran gobernados por los Hunos, adoptaron esta costumbre.

Los primeros documentos históricos en los que aparecen nombres que se han relacionado luego con los Alanos datan de fuentes coetáneas, la geografía greco-latina y las crónicas de la dinastía China del siglo I a.C. Los nombres de lugares y personas que aparecen en las crónicas chinas son objeto de más especulación que las griegas, aunque siglos antes, en la crónica de la Dinastía Han, el Hou Han Shu, escrito en el año 88 del siglo V, se hacía mención a un informe en el que decía que la zona esteparia llamada Yancai era también conocida como Alanliao.

A principios del siglo I, los Alanos habían ocupado las tierras al noreste del mar de Azov a lo largo del río Don. Las fuentes escritas sugieren que entre la segunda mitad del siglo I hasta el siglo IV, los alanos tenían la supremacía de las tribus y habrían creado una poderosa confederación de tribus sármatas. Los hallazgos arqueológicos apoyan las fuentes escritas, P.D. Rau ha identificado restos de los últimos sármatas con los alanos históricos. Basándose en el material arqueológico, fueron una de las tribus nómadas de lengua irania que comenzaron a entrar en el área dominada por los sármatas en los siglos I y II.
En una inscripción del rey parto Vologeses I se puede leer que luchó contra Kuluk, rey de los alanos, en el 11º año de su reinado. Esta inscripción está respaldada por el historiador judío contemporáneo Flavio Josefo (37-94), que escribe en su Guerra de los Judíos (libro VII, capítulo 8.4) cómo los alanos (a quienes llama tribu escita) que vivían cerca del mar de Azov, cruzaron las Puertas de Hierro en busca de pillaje y que derrotaron a los ejércitos de Pacoros, rey de Media, y Tiridates, rey de Armenia, hermanos los dos de Vologeses I.

Alrededor del año 370, los Alanos fueron vencidos por los Hunos y se dividieron en varios grupos, algunos de los cuales huyeron al oeste. Una parte de esos alanos occidentales se unieron a las tribus germánicas de los vándalos y suevos cuando invadieron la Galia romana. Gregorio de Tours destaca en su Liber historiae Francorum (Libro sobre la historia de los francos) que el rey alano Respendial salvó la batalla para los vándalos en un choque con los francos cerca del Rin el 31 de diciembre de 406. Según este historiador, otro grupo de alanos dirigido por Goar cruzaron este río por esas fechas, pero al punto se unieron a los romanos y se asentaron en la Galia.

Si seguimos el derrotero de vándalos y suevos en la Península Ibérica (entonces Hispania) en el 409, los alanos se asentaron en las provincias romanas de Lusitania y Cartaginense: «Alani Lusitaniam et Carthaginiensem provincias, et Wandali cognomine Silingi Baeticam sortiuntur» (Hidacio).
Los vándalos silingos se asentaron en la Bética, los suevos en la Galicia costera y los vándalos asdingos en el resto de Galicia.
En 412, el rey alano Atax o Attaces conquistó la ciudad de Emérita Augusta (Mérida) y estableció en ella su corte durante seis años, hasta que en 418 murió en una batalla contra los visigodos, y esta rama de los alanos apeló al rey vándalo asdingo Gunderico para que aceptara la corona alana. Aunque algunos de estos alanos permanecieron en Iberia, la mayoría se dirigió al norte de África con los vándalos en 429. Los posteriores reyes vándalos de esta zona se hacían llamar Rex Wandalorum et Alanorum (Rey de los vándalos y de los alanos).

En la Galia, los alanos en un principio conducidos por Goar se asentaron en diversas áreas, sobre todo cerca de Orleans y Valence. Con Goar se aliaron con los burgundios de Gundahario (Gunther), con quienes entronizaron al emperador usurpador Jovino. Con el sucesor de Goar, Sangiban, los alanos de Orleans desempeñaron un papel crucial al repeler la invasión de Atila en la Batalla de los Campos Catalaunicos. Tras el siglo V, los alanos de la Galia se sumieron en las luchas territoriales de los francos y los visigodos y dejaron de tener la independencia de antes. Flavio Aecio congregó a numerosos alanos en la región de Armórica para reprimir los levantamientos. El nombre bretón de Alan (antes que el francés Alain) y muchas poblaciones con nombres relacionados a “alano”, como Alanville, son considerados popularmente como evidencias de que un contingente de este pueblo se asentó en la Bretaña.

En la Península Ibérica, llegaron a ser conocidos por sus cacerías masivas y sus perros de pelea, una raza de esos canes sobrevive en ciertas zonas de Castilla y León, Asturias y el País Vasco, aún lleva el nombre de “alana”.
Una parte del grupo de alanos germánicos junto con visigodos se establecieron en la parte noreste de la península y según la Encyclopædia Iranica dan su nombre a una parte Cataluña, cuyos pobladores se llamaban los Got-Alanien.

Actualmente la ciencia genética ha descubierto una distribución geográfica de los marcadores genéticos que han convencido a algunos investigadores de que existe una conexión entre la antiquísima y profunda herencia sármato-alana y el grupo G de línea paterna del ADN, especialmente el G2.
En la región de Toulouse (Francia), la Deformación Craneal voluntaria se realizó hasta principios del siglo XX.

Fuentes:

17/1/18

La Deformación Craneal (II)

En América, los Mayas, los antiguos Peruanos (los Paracas), y ciertas tribus de Estados Unidos tenían la costumbre de alargar las cabezas de los infantes.

En América del Norte la práctica era especialmente conocida entre las tribus Chinook del noroeste y los Choctaw del sudeste. El grupo de nativos americanos conocidos como “los cabeza plana” no practicaban el aplanado de cabeza, pero fueron nombrados así por contraste con otros pueblos Salishanos que usaban modificación craneal para hacer que su cabeza pareciera más redonda. Otras tribus incluida los Choctaw, los Chehalis y los Pueblos Nooksack practicaban el aplanado de cabeza atando la cabeza del infante a un porta bebés de madera, los pueblos Lucayanos de Las Bahamas y los aborígenes australianos practicaban esta técnica.

Los Paracas vivieron en la costa de Perú, al sur de la capital Lima. Algunas estimaciones proponen que esta cultura existió entre el 700 a.C. y el 100 d.C.
La situación de los Paracas es de alguna manera única, los investigadores Juan Navarro y Brien Foerster han encontrado la presencia de al menos cinco formas distintas de cabezas alargadas, siendo cada tipo predominante en cementerios específicos. Los más grandes e impactantes son del sitio llamado Chongos, cerca de la ciudad de Pisco, al norte de Paracas.
Pruebas sobre estos cráneos han revelado que, en promedio, la capacidad craneal es de 1,5 litros, aproximadamente un 25% más que los cráneos contemporáneos y pesan un 60% más. También las cavidades orbitales son significativamente mayores que las de cráneos contemporáneos y la mandíbula más grande y gruesa. Más aún, la presencia de dos pequeños huecos en la parte posterior de los cráneos de Chongos, llamados foramen, indican que el flujo sanguíneo y quizás los nervios, excitaban el cráneo en la parte posterior para alimentar el tejido dérmico. Esto indicaría algo natural y no una deformación craneal.

La Deformación craneal era probablemente realizada para representar afiliaciones grupales, o para demostrar estatus social. Pudo haber desempeñado un rol clave en la sociedad de la civilización Maya. Puede pensarse que modificar un cráneo con una forma antinatural podía ser un medio de alcanzar atributos deseables estéticos. En el área de habla Nahai de la Isla Tomman y el sudoeste de Malakula (Vanuatu) una persona con cabeza alongada era considerada más inteligente y más cercana al mundo de los espíritus.

El investigador Brien Foerster, nos presenta más detalles acerca de los fascinantes cráneos alargados de Paracas en Perú. Las pruebas de ADN realizadas revelaron resultados fascinantes.

La primera parte del análisis demostró que el bebé “real” de 18 a 22 meses de edad, perteneciente a la cultura Paracas, tenía rastros de pelo rubio y rojizo, y el haplogrupo materno U2e1, que se encuentra en el continente Europeo y no en América del Sur. Foerster indica que este tipo de sangre se encuentra generalmente en proto-Germánicos y proto-Eslavos y el hecho de que el bebé haya muerto hace casi 2.000 años, suma misterio al tema, ya que indica que hace miles de años la gente de Europa ya se encontraba en América, a diferencia de lo que la historia convencional dice.

La segunda parte del análisis demostró que el cráneo alargado de 850 años de edad y que fue descubierto en la sierra peruana, al este de Lima (capital) tenía el haplogrupo materno T2b, otro indicador que sugiere descendencia europea. El haplogrupo T2b se encuentra comúnmente en los países europeos de las Islas Británicas, el Báltico y Escandinavia.
Curiosamente las pruebas antes mencionadas se realizaron en restos óseos de las personas que habitaban la región hace miles de años. Aunque según la historia convencional, los españoles llegaron a Perú en el año 1.532.

Además Brien Forester presenta la tercera parte del análisis que se realizó en el cráneo apodado “Cleopatra” debido a su forma y los restos de pelo rojizo. Una vez más los resultados del ADN materno demostraron que la muestra es H1, cuyos restos se encuentran en los países de Europa Occidental y el pueblo vasco, Iberia y partes de África del norte.
Siempre se ha creído que todos los habitantes precolombinos de las Américas pertenecían a los haplogrupos A, B, C, D y quizás X, pero los tres resultados de ADN anteriores indican claramente lo contrario, lo que sugiere una ascendencia europea mucho antes de que los europeos llegaran a América y especialmente antes de que visitaran partes del Perú y otros países de Sudamérica.

Brien Foerster indica además, que las teorías sugieren que H1 fue el haplogrupo dominante que estaba presente en la cultura megalítica europea en algún momento alrededor del 5.000 a.C. hasta la llegada de las culturas proto-celtas alrededor del 2.000 a.C.

Foerster también ha revelado la cuarta parte de las pruebas de ADN realizadas en una serie de curiosos cráneos encontrados en Perú. El resultado indica el haplogrupo H2a, característica de la ascendencia de Europa del este, de partes de Europa occidental y de la región del Cáucaso en la Crimea moderna.
En los resultados anteriores, Brien Foerster demostró que los haplogrupos descubiertos durante las pruebas indicaban clara ascendencia europea, y además no hay rastros de ascendencia indígena, planteando una serie de preguntas que los investigadores, arqueólogos e historiadores tendrán que responder en un futuro cercano.

Las cuatro muestras de ADN antes mencionadas indican claramente que la historia que se desarrolló hace miles de años no es como la pintan los libros. Los resultados anteriores son indicadores de que es muy probable que hace miles de años, antes de que los españoles llegaran a América del sur, gente de Europa y el Cáucaso viajaron a América.
Brien Foerster escribe que los centros más importantes para el haplogrupo H2a son el mar Caspio, el norte del Mar Negro y Escandinavia. Que los cráneos alargados que se remontan por lo menos en 2.000 años se han descubierto en Francia, Austria, Hungría, Alemania e Inglaterra y que su origen es probablemente la región del Cáucaso.
Además indica que el principal haplogrupo de H2a es H2, lo que significa que es muy probable que se originara en el mar Caspio, lo que parece apoyar las conexiones Armenio/Crimea. Por esta razón es probable que los antepasados del cráneo con huellas de haplogrupo R2a de alguna manera viajaron a Paracas, quizás siguiendo una vía entre la India y el Océano Pacífico en algún momento hace 2.000 o 3.000 años.

Foerster plantea numerosas preguntas que desafían a los libros de historia. Cuestiona la naturaleza de los cráneos alargados encontrados en Rumania, datados en 2.000 años de antigüedad, y si es posible que estas personas viajaran desde Crimea y se diseminaran a otras partes de Europa.
Cráneo hallado en Francia

En la región de Toulouse (Francia), la Deformación voluntaria craneal se realizó hasta principios del siglo XX. El moldeado intencional de la cabeza, fue practicado simultáneamente en muchas culturas separadas geográfica y cronológicamente. Su práctica continúa en algunos lugares, como Vanuatu y la República del Congo.

Pueden visitar el sitio web de Brien Foerster para más información acerca de los análisis de ADN realizados a los cráneos alargados de Paracas.

Fuentes:http://codigooculto.com/2016/08/ultimos-resultados-de-adn-de-craneos-alargados-de-paracas-contradicen-la-historia-europeos-en-america-hace-miles-de-anos

14/1/18

La Deformación Craneal (I)

                              Diosa durmiente de Hal Saflienti

En el yacimiento megalítico de Tarxien (Malta), en 1.912 se descubrieron cráneos alargados en un pozo sagrado o templo subterráneo, el Hipogeo Hal Saflienti que se remonta a 5.000 años a.C.
Los expertos consideran que el hipogeo estaba dedicado a una Diosa Madre, en el mismo lugar se encontró una pequeña estatua de una diosa dormida en la que estaba grabado el dibujo de una serpiente. Hay que recordar que la serpiente está históricamente asociada a la salud y la medicina. También la serpiente simboliza el mundo subterráneo en las culturas antiguas.

Las islas de Malta y Gozo fueron asentamientos muy importantes desde tiempos prehistóricos, lugares donde se efectuaban rituales de sanación y donde los oráculos y sacerdotes efectuaban sus ceremonias en honor a la diosa a la que se le atribuían poderes curativos como expresión directa de su divinidad. En ambas islas, se hallan restos de santuarios y lugares de culto curativo. Todo parece indicar que en este lugar desarrollaron sus actividades una casta sacerdotal que tenía como símbolo a la serpiente y por ello eran conocidos como los “sacerdotes de la serpiente”.

Una parte de los 7.000 esqueletos hallados en la excavación de Hal Saflienti, y examinados por Themistocles Zammit en 1.921, presenta deformaciones craneales realizadas artificialmente. Las calaveras que examinó el equipo de periodistas están fechadas en el 2.500 a.C. (pero su antigüedad puede ser incluso mayor), una fecha en la cual la historia megalítica de Malta termina, iniciando un período de oscuridad histórica y la ausencia de población que durará aproximadamente 300 años, hasta la llegada de los Fenicios.

Los Fenicios hicieron de Malta un puesto avanzado en el Mediterráneo. También erigieron templos a la Diosa Madre Astarté, una asimilación fenicia de la diosa mesopotámica que representaba el culto a la madre naturaleza, la vida y la fertilidad y en cuya simbología aparecen también las serpientes. Es como si los fenicios fueran los continuadores de una tradición interrumpida.

Lo que ocurrió en Malta se refleja también en Egipto. Si vemos el Tratado Fenicio de agricultura de Magón, de 28 libros (originales perdidos), hallamos varias referencias a las abejas y a sus plagas. Es curioso que en el Bajo Egipto, el símbolo del Faraón sea una abeja, y que el nombre antiguo de Malta sea “Melita”. El símbolo de Malta fue también una abeja y sus celdas hexagonales. 
Los griegos llamaron a la isla Melite que significaba 'dulce como la miel', debido probablemente a la calidad de la miel producida por las abejas del archipiélago, en Malta hay especies endémicas de estos insectos, razón por la cual se la llama "tierra de la miel". Los romanos continuaron llamándola Melita.
Otra etimología tiene como referencia la palabra fenicia Maleth, que significa 'refugio', debido a la gran cantidad de bahías y de ensenadas en el litoral de la isla.

Es conocido que en el Imperio Nuevo egipcio, la miel se usaba como elemento de pago de expediciones militares o comerciales y como tributo a mandatarios, tal como aparece en los Anales de Tutmosis III, en los que se citan 470 jarras de miel de Djahi (Fenicia) y 264 de Retenu (nombre egipcio de Canaán, la actual región de Palestina y Siria, que se extendía desde Tjaru a Mitani), o también como tributo a mandatarios aparece en la Tumba de Rekmire en Tebas (s. XV a.C.), documento que nos asevera la producción apícola entre los fenicios y su estima, y que corrobora Ezequiel en su profecía contra Tiro (27, 12-25).

Es una coincidencia interesante que en Egipto, los Shemsu Hor fueran los guardianes de la religión que adoraba al Dios Sol y aún hoy en Malta el sol es llamado “Shem-shi”. “Shem” es una palabra de origen acadio, no egipcio, derivado del término babilónico utilizado para denominar el Sol, que es “Shamash”. Esto probaría que los Shemsu Hor pudieron tener su origen en la zona denominada de la media luna fértil (la antigua Mesopotamia, zona comprendida entre los ríos Tigris y Eufrates, en el actual Irak).
Otra correlación es el hecho que esta casta sacerdotal de cráneos alargados despareció tanto de Egipto como en Malta en el mismo período, es decir, hacia el 3.000 y 2.500 a.C.
Un tercer núcleo de esta raza estaba presente en la zona del Eufrates, formando parte de una población conocida como Mithans, que los egipcios llamaban Naharin (“los de la serpiente” de “nahash”, serpiente). Los Mithans, que ocuparon una parte de la zona del actual Kurdistán, pertenecieron al pueblo de Abraham y su descripción es idéntica a los Shemsu Hor .

La tradición del culto a la serpiente se origina en Oriente Medio, en la zona central del Kurdistán, donde hacia el 5.000 a.C. la cultura matriarcal de Jarmo representó a las diosas madre como divinidades con cara de víboras y cabezas alargadas. Estas divinidades fueron asociadas a los “ángeles caídos” o Nephelims que son más explictamente citados en el “Testamento de Amran” perteneciente a los rollos de Qumran, en el cual está escrito:
Uno de ellos era de aspecto aterrador, como una serpiente y su manto era multicolor y también su cara era la de una víbora y también lo eran sus ojos”

Se trata, en nuestra opinión, no de divinidades propiamente dichas, sino de individuos pertenecientes a un grupo de sacerdotes o chamanes que pertenecían a un sistema cultural muy desarrollado y profundo, que tenían relaciones con la sociedad mucho menos desarrollada de aquella época. Los miembros de esta raza fueron considerados como semi-dioses por los conocimientos que poseían, igual que sucedió en Egipto con los Shemsu Hor.

Idénticas estatuas simbolizando diosas madre con aspecto de víbora se encuentran en la tierra del Nilo, que datan exactamente del periodo arcaico de los Shemsu Hor. Por tanto, se puede concluir que estos sacerdotes del culto a la serpiente pertenecían a una raza más antigua y que fueron los primeros en ocupar la zona de la media luna fértil (en particular Anatolia y Kurdistán) y Egipto (siguiendo las migraciones que se remontan hacia el 6.000-4.000 a.C.) hasta llegar a Malta para desaparecer alrededor del 2.500 a.C., pero esta cultura sobrevivió en Oriente Medio y probablemente uno de ellos fue uno de los faraones más notables y misteriosos de Egipto, el faraón Akenatón.

Los cráneos de las esculturas de la dinastía Amarniana, y los cráneos de Malta resultan ser prácticamente idénticos, un hecho no casual, confirmado por las pruebas con rayos X a la que se sometió al cráneo de Tutankamon, el hijo de Akenatón, que mostró también un cráneo dolicocéfalo. Básicamente los cráneos malteses son reliquias que los arqueólogos no acaban de entender, de una raza sacerdotal que en Egipto y Malta sobrevivieron desde tiempos arcaicos hasta el 2.500 a.C. Se trata de una casta que creó el sustrato espiritual y religioso que caracterizó a las más grandes civilizaciones del Mundo Antiguo. Esta casta continuó en Oriente Medio y de algún modo reapareció en Egipto alrededor de 1.351 a.C. a través de la herejía del faraón Akenatón que instauró la reforma religiosa que tenía por objeto restaurar el antiguo orden.

Continuará...

Fuentes:

7/1/18

Egipto de Amarna

Muchos estudiosos creen que el abandono y olvido en que cayó la religión de Akenatón, una vez muerto, se debió al hecho de que en ningún momento llegó a conseguir que las necesidades espirituales en el plano individual y familiar del pueblo egipcio fuesen colmadas con su propuesta religiosa.

La religión de Akenatón nunca dejó de ser una religión del aparato del estado, ya que en el plano individual el egipcio siguió encomendándose a las antiguas deidades. A su muerte, no solo cayó en el olvido el culto a Atón, sino también a Osiris, ya que el destino en el Más Allá dependía de la lealtad al faraón, el pueblo seguía adorando a los viejos dioses y apegado a sus tradiciones y supersticiones. Incluso en la propia capital se han hallado estatuas de otros dioses erigidas ya en esa época.

El cambio religioso provocó también un cambio en los cánones artísticos, la llamada “revolución amarniana” significó un periodo muy interesante en el arte egipcio, pues se pasó del hieratismo monumental a un curioso y descarnado naturalismo en el cual se notan destellos de ternura (como por ejemplo, se puede apreciar en la estela que representa a Nefertiti con sus hijas pequeñas o en el famoso busto que representa a la célebre soberana).

Una de las principales características del nuevo arte nacido con el Atonismo es el cambio en este estilo de representación. Por un lado, se abandonó el canon tradicional de representación del cuerpo humano, que sería modelado a partir de entonces en una nueva cuadrícula de cuatro unidades de ancho por doce de alto, modificación que se mantuvo bajo sus inmediatos sucesores. Las imágenes son más naturalistas, llegándose a extremos descarnados. Se deja de lado la representación idealizada, sin faltas o defectos físicos, y se remarcan algunos rasgos de forma extrema, poseen cabezas alargadas en su parte posterior, ojos rasgados, labios gruesos, mandíbulas prominentes, cuellos largos y estilizados, vientres pronunciados, tanto en personajes masculinos como femeninos, y contornos redondeados que, en muchos casos, dificultan la identificación del sexo del personaje representado.

Con el hallazgo de la tumba de Thot-ank-aton (Tutankamon), se ha podido observar que la momia del faraón-niño poseía un cráneo alargado parecido a las esculturas e imágenes encontradas de la familia real del período de Amarna.
Como consecuencia de ello, se ha especulado con la posibilidad de que este tipo de creaciones artísticas podrían pretender reflejar ciertos atributos físicos compartidos por los miembros de las familias reales, con la intención de ofrecer una imagen homogénea de la realeza.

En un estudio realizado por la American Medical Asociacion sobre el ADN de Tutankamon, un equipo de investigación con egipcios, italianos y alemanes, utilizaron el sistema tomográfico computarizado para estudiar su árbol genealógico, con el fin de conocer su origen y sus antecesores, determinaron que Akenatón era su padre y su madre era una hermana (y primera esposa) de éste llamada Killa.
A pesar de la negativa para liberar los resultados del Adn de Tutankamon, los resultados filtrados por el canal Discovery revelan que es en un 99,6% perteneciente a cromosomas que situarían al individuo en la parte Occidental de Europa, es decir que genéticamente Tutankamon procedía de una raza del Oeste de Europa.

Otro grupo de genetistas del centro genealógico del ADN iGENEA, con sede en Suiza, reconstruyó el perfil de ADN del faraón niño, de su padre Akenatón y de su abuelo Amenhotep III, basándose en la película realizada para Discovery Channel.
Los resultados mostraron que Tutankamon pertenecía a un perfil genético, conocido como haplogrupo R1b1a2, al que pertenecen más del 50% de todos los varones de Europa Occidental, lo que indica que comparten un ancestro común.
Entre los egipcios de hoy día, este haplogrupo constituye menos del 1%, según iGENEA. "Fue muy interesante descubrir que pertenecía a un grupo genético que se da en Europa. Había muchos posibles grupos en Egipto al que podría pertenecer el ADN", dijo Roman Scholz, director del centro iGENEA.
Alrededor de un 70% de los españoles y el 60% de los franceses también pertenecen al grupo genético del faraón que gobernó Egipto hace más de 3.000 años. "Creemos que el ancestro común vivía en el Cáucaso hace unos 9.500 años", dijo Scholz a Reuters. El investigador estimó que la migración más temprana del haplogrupo R1b1a2 a Europa comenzó con la expansión de la agricultura en el 7.000 antes de Cristo.

La Deformación craneal artificial, aplanamiento de cabeza o vendado de cabeza, es una forma de modificación corporal mediante la cual el cráneo se alarga, se consigue distorsionando el crecimiento normal del cráneo de un niño mediante la aplicación de fuerza.
Las formas posibles de deformar el cráneo son: planas, alargadas (producidas mediante el vendado de dos placas de madera a los lados de la cabeza), redondas (vendado con tela) y en forma de cono. Se realizaba durante la infancia, ya que el cráneo es más maleable en esta etapa, debido a que los huesos del mismo no se han fusionado. En un caso típico, el vendado de la cabeza comienza aproximadamente un mes después del nacimiento y continúa durante seis meses.
El registro escrito más antiguo de Deformación craneal data del 400 a.C. en la descripción de Hipócrates de una tribu africana, los Macrocéfalos o "Cabezas largas", llamados así por su práctica de deformación craneal.

Hemos de retroceder hasta el año 2.550 a.C. para entender quienes podían ser estos individuos de cabeza alargada y para ello hemos de viajar hasta el antiguo Egipto.
El profesor Walter B. Emery (1903-1971) conocido egiptólogo, autor de “El Arcaico Egipto“, y que excavó en Saqqara en la década de 1.930, descubrió los restos de individuos que vivieron en la época predinástica. Estos presentaron un cráneo dolicocéfalo, más grande que el del grupo étnico local, el pelo rubio y una constitución más alta y robusta. Emery concluyó que esta población no eran originarios de Egipto pero que habían desempeñado un importante papel sacerdotal y gubernamental en este país. Esta raza no se mezcló con la gente común, relacionándose sólo con las clases aristocráticas, y Emery los asoció con los Shemsu Hor, los “discípulos de Horus”.
Los Shemsu Hor son reconocidos como la casta sacerdotal dominante en el Egipto predinástico (hacia el 3.000 a.C.), mencionados en el Papiro de Turín y en la lista de los reyes de Abydos.
Emery escribe:
Hacia finales del IV milenio antes de Cristo los individuos conocidos como los Discípulos de Horus, aparecen como una casta aristocrática dominante que rige todo Egipto. La teoría que sostiene la existencia de esta raza cuenta con el respaldo del descubrimiento en las tumbas predinásticas, en la parte norte del Alto Egipto, de los restos anatómicos de individuos con cráneos más grandes y constitución anatómica mayor que la población nativa, con tanta diferencia que excluiría cualquier hipotética tensión racial. La fusión de las dos razas debió haber sucedido en la época en que se produjo la unificación de los dos reinos Egipcios”. 

Continuará...


Fuentes:

29/12/17

El Dios Solar-Atón


Desde los inicios del Egipto faraónico, la religión había ido adaptándose a los diversos factores de carácter histórico que tanto social como culturalmente influenciaban la vida espiritual de los antiguos egipcios.
Conforme se sucedían las distintas dinastías egipcias, los centros de poder e influencia iban sufriendo cambios y desplazamientos, originando variaciones en las prácticas religiosas y en el panteón egipcio, esto suponía también privilegios en la asignación de recursos (tierras, ganado, siervos, etc.) sobre el resto de los dioses y sus respectivos templos y clero.

Desde el 2.400 a.C. el Dios del Sol se adoraba como Ra-Horajty, un dios con cabeza de halcón, coronado por el disco solar y el uraeus, con cetro usa y anj. Era el dios de los faraones, que se consideraban sus hijos y su representación en la tierra. Sin embargo, esta preferencia cambió a finales de la Dinastía XVII, los príncipes tebanos impulsaron la expansión de sus fronteras hasta liberar completamente el territorio egipcio del dominio de los gobernantes hicsos.

La reunificación del reino del Alto y Bajo Egipto en una sola corona se efectuó bajo el mando de los príncipes de Tebas, y la guía espiritual del dios tebano Amón, cuyo centro espiritual estaba en Karnak. Así, el culto a Amón (y su clero) ocupó su sitial dorado de preeminencia en el panteón egipcio y se transformó en el «Dios de la Victoria». Este impulso guerrero no se acabó con la expulsión de los hicsos, sino que continuó con la expansión de las fronteras hasta conquistar los territorios de Canaán y Nubia, lo que dio origen al denominado Imperio Nuevo.

Los gobernantes de la Dinastía XVIII, convirtieron Egipto en un gran imperio. Con cada nueva conquista, el agradecimiento a Amón se traducía en nuevos templos y obras, como las sucesivas ampliaciones de los templos de Karnak, y en nuevas prebendas económicas a sus sacerdotes, el culto y el clero de Amón recibieron un trato preferencial como nunca hasta entonces había recibido ningún dios o diosa egipcios, acumulando inmensas cotas de poder.

Durante los reinados de Amenhotep III y Thutmose IV, la tendencia se invirtió paulatinamente, pues el clero de Amón había sido desplazado por el de Ra y se había introducido de nuevo el culto a Atón, aunque como un dios secundario. Atón, Shu y Tefnut, formaban la triada creadora, y su culto era símbolo del retorno a las bases del panteón egipcio. El culto a estos dioses había sido sustituido por el de sus hijos, pero el faraón abogó por el regreso a los tres primeros dioses, postergando los cultos de otros.

Con Akenatón, la reforma religiosa se radicalizó con la imposición de la preferencia del dios Atón sobre el resto de dioses, y la prohibición del culto a Amón. El faraón intentó, como ya había hecho su padre, aminorar el poder que el sumo sacerdote y el clero de Amón habían adquirido con el tiempo. Sin embargo, este cambio no se realizó en los primeros años del reinado. El propio nombre de nacimiento del rey Amenhotep conllevaba mención al dios Amón (Amen), y al principio, ambos cultos podían coexistir libremente.
Según los historiadores, fue alrededor del quinto año de reinado en solitario cuando Amenhotep IV abandonó su nombre de nacimiento en honor al dios Amón y adoptó el de Akenatón, conjuntamente con modificaciones en los distintos títulos, como los nombres de Horus, Nebty y Horus Dorado.
La transcripción de los jeroglíficos de su primer nombre de Trono y de nacimiento es Nefer-Jeperu-Ra Amen-Hotep, esto es, Hermosas son las manifestaciones de Ra, Amón está satisfecho.
También conocido como Ajenatón, Akhenatón o Akenatón, Amenhotep IV o Amenofis IV, Ecnatón e Ijnatón, fue el décimo faraón de la dinastía XVIII de Egipto. Su reinado está datado en torno a 1353-1336 a.C. y pertenece al periodo denominado Imperio Nuevo de Egipto.
Akenatón es el primer reformador religioso del que se tiene registro histórico. Su reinado no sólo implicó cambios en el ámbito religioso al convertir al dios Atón en la única deidad del culto oficial del Estado, en perjuicio del predominante culto a Amón, sino también reformas políticas y artísticas.

La reconstrucción del universo espiritual, social, económico y político de Egipto de finales de la Dinastía XVIII, ha permitido, a falta de registros históricos explícitos, intuir los motivos que indujeron a Akenatón a realizar la reforma religiosa. Analizando ese contexto, muchos estudiosos han coincidido en afirmar que la instauración de la nueva religión se debió tanto a motivos políticos como espirituales, dimensiones a la sazón inseparables.

Atón se representaba como un gran disco solar, del que salían brazos en disposición radial, que terminaban en manos con el signo anj de la vida con las que recogía las ofrendas, dando a cambio luz y vida. No se han conservado imágenes antropomórficas, tan comunes en la religión egipcia, del dios Atón, ya sea en forma de esculturas, pinturas o bajorrelieves.

Atón era la forma del dios del sol en la tarde y personificaba la fuente de toda vida. Amenhotep III había protegido el culto a Atón, y Akenatón llevó al límite el sentido religioso de adoración del símbolo solar, convirtiendo a Atón en el dios personal del faraón, y por ende, en el de todos y cada uno de sus súbditos.
Además, no solo erigió en el Templo de Karnak un santuario dedicado a Atón, sino que fundó una nueva capital político-religiosa: Ajetatón.

A mitad de camino entre Menfis y Tebas, las dos anteriores grandes capitales, ordenó construir una nueva capital en el desierto, Ajetatón (la actual Amarna) consagrada a Atón. Para delimitar el perímetro de la ciudad se erigieron estelas de demarcación en las que se declara la pertenencia del paraje al nuevo dios Atón.
En la nueva ciudad, hizo construir templos con grandes patios, ya que el culto solar debía hacerse al aire libre. La construcción de la nueva capital se financió con la confiscación a favor de la corona de las tierras y rentas de los antiguos templos, quitándoles privilegios a los sacerdotes y dejándolos sin las inmensas riquezas que acumulaban cada año. Hacia el quinto año de reinado, el faraón, la familia real y la corte, se trasladaron a la nueva ciudad. La ruptura con el pasado quedaba así totalmente consumada.
Como sumo sacerdote de Atón, rechazó la autoridad del sumo sacerdote de Amón, quien tenía el título de Jefe de los sacerdotes de todos los dioses y un gran poder político. En el décimo año de su reinado, Akenatón ordenó borrar el nombre de Amón y el de su esposa Mut de todos los monumentos, hasta de los cartuchos con nombres teóforos de todos los faraones, incluido el de su padre.

La nueva religión se caracterizaba por una fuerte abstracción y conceptualización de la deidad. A esta conclusión se llega al considerar que, si bien la adoración de una deidad solar ofrecía oportunidades de eventos festivos en momentos determinados del calendario, como son los días de solsticio y los de equinoccio, sin embargo, Akenatón no los utilizó determinadamente en su reforma religiosa. Más aún, la orientación de los edificios en la nueva ciudad dedicados a Atón no sigue ningún patrón solar o cósmico, sino que se adecúa a la topografía del terreno donde estos se asentaban.

Todo esto lleva a la conclusión de que la nueva religión en torno a Atón se basaba en una fuerte abstracción conceptual en perjuicio de otras manifestaciones religiosas más concretas. Esto fue lo que originó un importante problema en el sistema de creencias egipcio, ya que el pueblo no concebía a los dioses sin forma e imagen, sino que necesariamente los corporizaba, ya fuese en una imagen antropomorfa, ya en un animal asociado, icono zoomorfo.
La revolución, provocada por Akenatón, comportó la total eliminación de las imágenes humanizadas de dioses en esculturas, relieves, muebles y otros enseres, que habían constituido tradicionalmente la principal fuente iconográfica del arte egipcio.
Paralelamente, la familia real se convirtió en el motivo central de las representaciones artísticas, en los altares de los templos donde antes se encontraban las estatuas de los dioses, se veía ahora a la familia real, a veces en pareja, otras veces con todas sus hijas, y siempre con el dios Atón, el disco solar, oficiando como protector y dador de vida.
Simultáneamente, se produjo también un cambio radical en las formas y modos de oficiar las ceremonias religiosas. Los antiguos templos cerrados, oscuros, donde lo primordial es el ocultamiento de la divinidad y el acceso restringido, dieron paso a templos abiertos, al aire libre, donde la observación de la divinidad estaba al alcance de cualquier neófito o no iniciado. Con todo, subsisten muchos interrogantes en lo relativo al culto de la nueva religión respecto a dos temas: el culto individual o familiar y su relación con el más allá.

Continuará...

26/12/17

El Ojo de Horus

El Ojo de Horus que todo lo ve, cuyo significado literal sería “la unidad o totalidad restablecida”, simboliza aquello que ha vuelto a su ser y se ha completado.

Horus "el elevado" era el dios celeste en la mitología egipcia. Se le consideraba como el iniciador de la civilización egipcia. Era dios del cielo, de la guerra y de la caza. Su nombre egipcio era Hor (Hr); Horus es su nombre helenizado.

Horus era el hijo de Osiris, el dios del aire y la Tierra, y de la diosa Isis. Osiris fué asesinado por su hermano Seth para arrebatarle el trono, para mantener su poder, Seth trató de evitar que Osiris tuviera hijos.

Horus mantuvo una serie de encarnizados combates contra Seth, para vengar a su padre. En el transcurso de estas luchas los contendientes sufrieron múltiples heridas y algunas pérdidas vitales, como la mutilación del ojo izquierdo de Horus. Pero, gracias a la intervención de Thot considerado dios de la sabiduría y que tenía autoridad sobre todos los dioses, el ojo de Horus fue sustituido por el Udyat “el que está completo”, para que el dios pudiera recuperar la vista. Este ojo era especial y tenía cualidades mágicas. El Ojo de Horus o Udyat, se utilizó por primera vez como amuleto mágico cuando Horus lo empleó para devolver la vida a Osiris.

El Ojo de Horus puede tener dos significados, dependiendo de cual de los dos ojos sea (izquierdo o derecho) el que se representa.

El ojo derecho es el que representa el sol y la luz, por lo que también es conocido como “Ojo de Ra”, es sin duda el más conocido ya que en el antiguo Egipto era el amuleto más poderosos.
Como encarnación del Sol, el ojo derecho poseía más poderes que el izquierdo ya que Ra era el dios más poderoso de la mitología Egipcia. Este ojo se utilizaba como talismán protector a la hora de extraer los órganos a las momias, el temido “mal de ojo”, las traiciones, los encantamientos y las miradas envidiosas.

El ojo izquierdo representaba a la luna y la sombra, se usaba sobre todo en ritos funerarios como una invocación de la divinidad. También parece ser el origen del símbolo farmacéutico que encabeza todas las recetas médicas.

El Ojo de Horus como unidad de volumen representaba la unidad de medida “heqat”. Está unidad se empleaba sobre todo para medir el trigo y la cebada, que era lo que más abundaba en aquella época, equivalía a unos 4,8 litros de volumen.
También se utilizaba como unidad de medida fraccionaria para medir extensiones de tierras cultivadas, conocidas como fracciones de “Ojo de Horus”.

Las cejas equivalían a 1/8, la pupila 1/4, la parte izquierda de la pupila 1/2, la parte derecha de la pupila 1/16, la parte inferior vertical bajo el ojo 1/32 y la parte inferior diagonal del ojo representaba 1/64. 

Relacionado con el Ojo de Ra (Ojo de Horus en el Antiguo Egipto), encontramos el “Ojo de la providencia”, también llamado Ojo que todo lo ve, Ojo panóptico o Delta luminoso.
Es un símbolo interpretado como la vigilancia y providencia de Dios sobre la humanidad. A diferencia del Ojo de Horus, el Ojo que todo lo ve, se encuentra dentro de un triángulo con uno de sus tres vértices hacia arriba y con la mirada hacia abajo, como símbolo del Principio de la manifestación misma y de omnipresencia en su significado especial de providencia.

El símbolo ha sido usado tanto dentro de contextos religiosos, como mágicos y forma parte del simbolismo masónico.
El uso del triángulo como símbolo religioso data desde los primeros siglos del cristianismo, donde se le encontraba conformado por tres peces, simbolizando el bautismo o relacionado con el Crismón símbolo de Cristo, sin embargo no es un símbolo común.
Entre el siglo VIII y IX comenzó a usarse como un símbolo de la Trinidad en la forma de un nimbo que rodeaba las cabezas de las representaciones antromóficas de Dios, especialmente, del Padre, volviéndose una representación común en Grecia e Italia hacia el siglo XV; los griegos incluso expresaron la idea de la inmanencia de dios colocando la frase "El ser" (ο ων) en cada uno de los ángulos de la figura. La incorporación del tetragrama y del ojo dentro del triángulo fue una creación propia del arte renacentista, al que se ha dado el significado de la omnisciencia y la omnipresencia de Dios Padre relacionándolo con el pasaje del Nuevo Testamento (Pedro 3, 12): "Pues los ojos del Señor miran a los justos...”

Considerado símbolo de la manifestación omnipresente del principio creador del universo en las logias masónicas, dependiendo del rito, este símbolo se ubica en la parte superior y central del ala oriente de la sala, entre el sol y la luna. Su ubicación en el oriente, refuerza su símbolo luminoso, solar y de alta sacralidad, ya que este punto cardinal tiene especial significación dentro del ritual masónico.

El símbolo del Ojo que todo lo ve dentro del ritual, es conocido como "Delta luminoso", por su semejanza a la letra griega Delta, enmarcándolo en un triángulo equilátero, para representar al Gran Arquitecto del Universo, el cual en muchas ocasiones, tiene inscrito el tetragrama hebreo o solamente la letra hebrea “yod”.
La Yod o Yúd es la décima letra del alfabeto hebreo y equivale a la letra yod del alfabeto fenicio. Tanto en fenicio como en hebreo, esta letra representa una consonante “j”, pero en la iota del alfabeto griego (que procede del fenicio), representa siempre la vocal “i”, la letra derivada latina, la letra “i”, sirvió a los romanos tanto para i como para j. En los alfabetos latinos actuales la j se denota J.
Yod significa “mano” o “brazo” y probablemente deriva de un glifo con el mismo significado. De hecho, yod en hebreo y yad en árabe significan “mano”. El glifo podría estar relacionado con el jeroglífico “mano”.

En el Medio Oriente “el ojo que todo lo ve” se ha conocido en la forma de un símbolo de una mano, con un ojo en la palma de la mano derecha llamada como Hamsa, Khamsa o Hamesh. También se conoce como la mano de Fátima en el Islam y la mano de Miriam en el judaísmo. En la India se conoce como la mano Humsa. 
Los Jainistas también tienen una forma de la Hamsa en su simbolismo con la palabra ahimsa (que significa no violencia) y dentro, en lugar del ojo hay una rueda.
La Hamsa se ha utilizado durante miles de años y todavía está en uso hoy en día como amuletos, talismanes o adornos de pared. Parece tener sus orígenes en la antigua Mesopotamia con la mano de Ishtar siendo un símbolo de la protección divina a pesar de que no contenía el ojo en la palma.

Para saber más: La Fracción egipcia