Los
condados en que se dividió la Marca Hispánica fueron los de Rosellón, Gerona,
Ampurias, Besalú, Ausona, Urgel, Cerdaña, Barcelona y Pallars.
En todo ese territorio los árabes dominaron un máximo de ochenta años; en algunas de estas zonas, como la alta montaña pirenaica, parece que la presencia musulmana fue prácticamente nula y la sede episcopal de Urgel no sufrió interrupción alguna.
Durante su primer siglo de existenciala Marca Hispánica se
va organizando según moldes romano-visigodos-francos. No todo fueron moldes
francos. Ya Carlomagno había creado un régimen especial para la Septimania y la Marca Hispánica ,
llamado “Régimen Hispano”. Carlomagno respetó la legislación propia de la Septimania y de la Marca Hispánica ,
fundada en el “Forum Judicum” visigodo, basado a su vez en el derecho romano y
en las costumbres.
Extracto de: http://elprincipatdecatalunya.blogspot.com.es/2009/10/origen-y-formacion-de-cataluna-1-parte_13.html
En todo ese territorio los árabes dominaron un máximo de ochenta años; en algunas de estas zonas, como la alta montaña pirenaica, parece que la presencia musulmana fue prácticamente nula y la sede episcopal de Urgel no sufrió interrupción alguna.
Durante su primer siglo de existencia
Los
primeros condes de la
Marca Hispánica carecen de interés; y con escasos datos para
confeccionar una cronología completa. El primero en adquirir cierta relevancia
histórica es el conde de Barcelona Wifredo el Velloso (878-897) de origen
visigodo, fue hijo del conde Sunifredo de Urgel. En 870, Wifredo había sido
nombrado conde de Urgel-Cerdaña en sustitución del conde Salomón fallecido.
La gran extensión de los dominios de Wifredo, su
personalidad, y el hecho de que Barcelona fuera la única ciudad importante de la Marca , y que su conde
ostentara el título de Marqués
(Marchio), es decir, encargado de la defensa de la frontera, hizo que el
Condado de Barcelona adquiriera una especial relevancia. Hizo progresar
la reconquista con la toma de Ripoll y de los condados de Manresa, Osona y los
campos de Tarragona. Reconquistó varias plazas de gran importancia estratégica,
como Montserrat, construyó y fortificó castillos para organizar la defensa del
territorio, repobló varias comarcas (Cardona, Osona) con hispanos regresados
del otro lado de los Pirineos. En los territorios que gobernó lo hizo en
nombre del rey franco, del cual fue vasallo.
La época de Wifredo coincide con la Capitular de Quercy y
con el desmoronamiento del Imperio; con el inicio del feudalismo. Los señores
feudales aprovecharon las circunstancias y se convirtieron en verdaderos
reyezuelos, independizándose cada vez más de la lejana Corte Real. Fue este un
hecho generalizado en todo el Imperio y no un hecho exclusivo del Condado de
Barcelona. Estas circunstancias fueron aprovechadas por algunos condados para
proclamarse efectivamente independientes, tales como baja Borgoña (Arles) en
877, la alta Borgoña (Dijon) en 888, Saboya en el siglo siguiente, etc. Pero
los condados de la
Marca Hispánica , incluido el de Barcelona, no se les ocurrió
o no les interesó declararse independientes.
Wifredo fue el primer conde hereditario de Barcelona y, por lo tanto, el fundador de la dinastía condal barcelonesa. El hijo de Wifredo llamado Wifredo II, o también Borrell I, heredó los condados de Barcelona, Gerona y Ausona; otro hijo, Miró, los de Cerdeña, Besalú y Conflet; y un tercer hijo, Sunifredo, el de Urgel. Se iniciaba así la nefasta costumbre de la dinastía condal barcelonesa de división de posesiones.
En el condado de Barcelona sus primeros sucesores fueron, pues, Borrell I (898-912), Suniario o Sunyer (912-954), hermano del anterior; Miró I (954-966) y Borrell II (954-992) hijos ambos del anterior.
Probablemente el primer conde que intentó una autonomía real dela
Marca Hispánica fue Borrell II, que trató de seguir los pasos
de navarros y aragoneses nadando entre las aguas del califato y los restos del
imperio; también como ellos trató de hacerse súbdito del Papa en lugar del rey.
Era Borrell II hombre ambicioso y con indudable experiencia política, primero en solitario, como conde de Urgel, y luego de Barcelona, Gerona y Ausona, junto a Miró, al parecer la personalidad dominante. Pero al morir su hermano decidió poner en marcha sus planes y asegurarse un dominio más allá del Llobregat. Para ello quería crear una provincia eclesiástica propia, pidiendo al Papa que liberase a sus obispos de la dependencia del arzobispado de Narbona, pero no lo consiguió.
Wifredo fue el primer conde hereditario de Barcelona y, por lo tanto, el fundador de la dinastía condal barcelonesa. El hijo de Wifredo llamado Wifredo II, o también Borrell I, heredó los condados de Barcelona, Gerona y Ausona; otro hijo, Miró, los de Cerdeña, Besalú y Conflet; y un tercer hijo, Sunifredo, el de Urgel. Se iniciaba así la nefasta costumbre de la dinastía condal barcelonesa de división de posesiones.
En el condado de Barcelona sus primeros sucesores fueron, pues, Borrell I (898-912), Suniario o Sunyer (912-954), hermano del anterior; Miró I (954-966) y Borrell II (954-992) hijos ambos del anterior.
Probablemente el primer conde que intentó una autonomía real de
Era Borrell II hombre ambicioso y con indudable experiencia política, primero en solitario, como conde de Urgel, y luego de Barcelona, Gerona y Ausona, junto a Miró, al parecer la personalidad dominante. Pero al morir su hermano decidió poner en marcha sus planes y asegurarse un dominio más allá del Llobregat. Para ello quería crear una provincia eclesiástica propia, pidiendo al Papa que liberase a sus obispos de la dependencia del arzobispado de Narbona, pero no lo consiguió.
Las
dificultades episcopales no impidieron que Borrell II se entregara a su sueño
de poder político. Para ello puso en marcha una doble estrategia: ruptura
paulatina con los francos, soliviantando al pueblo de Barcelona contra el
Imperio, y paz con el califa de Córdoba, Al Hakem II. Pero en el 976 Al Hakem
II murió, y el hombre fuerte en Córdoba, califa en nombre del califa, se
llamaba Almanzor. Durante algunos años dejó creer a Borrell II que lo
consideraba un aliado, mientras el conde barcelonés iba rompiendo amarres con
la corte carolingia. Cuando consideró que la población de Barcelona estaba
suficientemente alejada de la obediencia a su rey Lotario, en el 985 lanzó una
de sus clásicas ofensivas fulminantes y entró a sangre y fuego en la Marca Hispánica. Borrell II pidió ayuda a su rey
legítimo, pero éste dejó que el vanidoso Borrell probara sus propias fuerzas
ante un ejército enemigo.
El
resultado fue terrible. Almanzor saqueó a conciencia los campos de Barcelona.
No hubo piedad para los vencidos. Barrios enteros fueron saqueados, los
barceloneses murieron o fueron capturados y enviados a Córdoba como esclavos.
Finalmente, la ciudad entera fue entregada a las llamas, ardiendo en su
interior todos los documentos y bienes guardados.
Destruida Barcelona, Almanzor procedió a una sistemática devastación dela Marca Hispánica. Borrell II pidió de nuevo ayuda
a los francos, pero éstos, sumergidos en los habituales problemas sucesorios,
no mostraron especial consideración por un conde desleal.
Borrell II dedicó sus últimos años a lamentar sus desbocadas ambiciones, a recuperar cautivos y a reconstruir lo que pudo, monasterios sobre todo.
Destruida Barcelona, Almanzor procedió a una sistemática devastación de
Borrell II dedicó sus últimos años a lamentar sus desbocadas ambiciones, a recuperar cautivos y a reconstruir lo que pudo, monasterios sobre todo.
Alrededor
del año 1010 el Conde Ramón Borrell III saqueó Córdoba, devolviendo la visita
de Almanzor a Barcelona en tiempos de Borrell II, y al parecer volvieron con un
importante botín.
El hijo de este último, Ramón Berenguer I el Viejo (1035-1076) heredó los condados de Barcelona y Gerona. La prácticamente olvidada Reconquista fue reemprendida por este conde con la eficaz colaboración de los demás condes dela Marca ,
así como la de los condes de Carcasona, Tolosa, Foix, Narbona y Comenges. Logró
ensanchar los dominios hacia el Segre, Ribagorza y campo de Tarragona.
El hijo de este último, Ramón Berenguer I el Viejo (1035-1076) heredó los condados de Barcelona y Gerona. La prácticamente olvidada Reconquista fue reemprendida por este conde con la eficaz colaboración de los demás condes de
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