La yenka era un baile procedente del norte de Europa que hizo furor en la España de los años sesenta porque se adaptaba a nuestra ancestral idiosincrasia: dar saltitos de un lado a otro para acabar siempre en el mismo sitio cuestionándonos quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. «Izquierda, izquierda; derecha, derecha; adelante, atrás; un, dos tres». Ahora, en este tiempo de fusiones, la yenka norteña se españoliza y se adapta a un nuevo ritmo impuesto por los acomplejados nacionalismos periféricos y el acomplejado nacionalismo español. Y de todo ello resulta la yenka del cangrejo: un pasito para adelante y dos o tres, o los que quieran los ibarretxes, los mases, los otegis o los roviras, para atrás. La yenka española es, además, mucho más ruda porque no da saltitos, sino bandazos: Derecha, derecha, y tropezón con el 23-F; izquierda, izquierda, y tropezón con la corrupción; un pasito adelante con el Estado de las autonomías -que parecía solucionar definitivamente el contencioso de la identidad de España- y dos zancadas para atrás: el terrorismo y los partidos nacionalistas excluyentes, que nunca han dejado de poner piedras en la pista para que tropecemos y desbaratemos el baile.
Y seguimos con la yenka del cangrejo: Izquierda, izquierda y pasito adelante con el rechazo del plan secesionista de los partidos nacionalistas vascos, y como no, dos saltos atrás con el reconocimiento de una nación -que nunca fue nación- dentro de los planes secesionistas de los partidos nacionalistas catalanes. Y otro pasito para adelante con el anuncio de tregua de ETA -el mismo de siempre- que traerá, ineludiblemente, otros dos bandazos atrás: uno, el reconocimiento de otra nación que nunca fue nación -salvo en el imaginario de su tribal y racista fundador- dentro del plan secesionista de los partidos nacionalistas vascos, y dos, que después de habérselo consentido a los nacionalistas catalanes, ¿qué argumentos en contra de los vascos puede oponer el Partido Socialista? Ninguno. O sea el mismo argumento que para impedir que se constituyan en «nación» Galicia, Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón,La Rioja , Canarias, Baleares, Valencia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y ¿por qué no? Ceuta y Melilla. Ninguno. Café para todos, porque todos somos históricos, o rompemos la cafetera.
Y seguimos con la yenka del cangrejo: Izquierda, izquierda y pasito adelante con el rechazo del plan secesionista de los partidos nacionalistas vascos, y como no, dos saltos atrás con el reconocimiento de una nación -que nunca fue nación- dentro de los planes secesionistas de los partidos nacionalistas catalanes. Y otro pasito para adelante con el anuncio de tregua de ETA -el mismo de siempre- que traerá, ineludiblemente, otros dos bandazos atrás: uno, el reconocimiento de otra nación que nunca fue nación -salvo en el imaginario de su tribal y racista fundador- dentro del plan secesionista de los partidos nacionalistas vascos, y dos, que después de habérselo consentido a los nacionalistas catalanes, ¿qué argumentos en contra de los vascos puede oponer el Partido Socialista? Ninguno. O sea el mismo argumento que para impedir que se constituyan en «nación» Galicia, Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón,
El siguiente paso atrás en esta yenka, ya lo anunció Carod Rovira, será el de tragar con el Estado catalán, porque en la lógica nacionalista no cabe una nación sin Estado, por mucho que lo quieran camuflar con la falacia de la «nación de naciones» o, como ya vale todo, el «Estado de Estados». El baile ha cogido mucho más ritmo desde que el Partido Socialista (PS) dejó de ser español para convertirse en una federación de clubes, y desde que dejó de ser «progresista» para «regresar» a las taifas medievales que tanto gustan a esos nacionalistas a los que necesita para gobernar una España a la que está reduciendo al simple papel de mapa. No hay más que echar un vistazo a un sistema educativo que pasa de puntillas, cuando no proscribe, la historia y la geografía de España. Lo más grave es que lo saben los padres del «Estado de Estados» y el presidente del Gobierno del «mapa» y, además, «tragan». Y ahora, manda huevos, es la derecha la que anda a cuestas con la pancarta del «no pasarán» y «ni un paso atrás». Esta yenka no la conoce ni la madre que parió a España. Ya lo anunció Alfonso Guerra, que entiende un rato de bailes. Hasta él se ha visto obligado a dar saltitos, porque si no, no salía en la foto. Y de fotos también entiende.
Angel Puerta
APRENDE A BAILAR LA YENKA
No hay comentarios:
Publicar un comentario