24/1/19

La Gente Serpiente (Nagas)


La palabra Naga proviene del sánscrito, “nag” es la palabra para serpiente, especialmente la cobra. Los misteriosos nagas son algunos de los seres más intrigantes que encontramos en los mitos y leyendas hindúes.
La mitología está llena de historias fascinantes sobre dioses increíbles, diosas, criaturas asombrosas, lugares notables, objetos inusuales y tecnología poderosa que puede usarse para fines buenos o malos.

Los Nagas, conocidos como la Gente Serpiente, se dice que viven en dos magníficas ciudades subterráneas conocidas como Patala y Bhogavati.

Las antiguas leyendas de la Gente Serpiente se pueden encontrar en todos los rincones del mundo: Nagas en India; Amaru en Sudamérica; Quetzalcoatl (serpiente emplumada) en México; Djedhi (serpientes) en Egipto; Dragones en China; Adders en Gran Bretaña, etc.
Las leyendas dicen que estos seres notables e inteligentes, podían tomar forma humana o reptil a voluntad y crearon ciudades subterráneas en todo el mundo.

Los Nagas están asociados con el agua y por eso muchos piensan que las entradas secretas a sus reinos subterráneos están en el fondo de pozos, lagos profundos y ríos.
Patala y Bhogavati, los reinos subterráneos de los nagas están bien escondidos e imposibles de encontrar. En la India creen que hay una entrada en la entrada del Pozo de Sheshna, en Benares, que conduce al misterioso reino de Patala. Los nagas nunca se mostraron a los forasteros, pero se cree que están relacionados con otra raza del inframundo, los demonios hindúes o rakshasas.
El herpetólogo y autor Sherman A. Minton, afirma en su libro "Reptiles venenosos", que esta entrada es muy real, con cuarenta pasos que descienden en una depresión circular, para terminar en una puerta de piedra cerrada que está cubierta con bajorrelieves de cobras.

En el Tíbet, hay un gran santuario místico también llamado "Patala", la gente dice que se asienta encima de un antiguo sistema de cavernas y túneles, que se extiende por todo el continente asiático y posiblemente más allá.
Los dioses de serpientes vivían en algún lugar en las profundidades de las montañas del Himalaya.
En la mitología hindú, también encontramos un cierto grupo de dioses, seres voladores, llamados "Nagas".
Antiguos mitos y leyendas dicen que los Nagas son una especie muy avanzada con acceso a una tecnología increíblemente sofisticada. La literatura védica ofrece muchas descripciones de máquinas voladoras llamadas Vimanas que se elevaron por los cielos.

El Coronel A. Braghine escribió en "La Sombra de la Atlántida": La fuente de luz, el sol, a menudo era simbolizada por los toltecas, mayas y aztecas en la imagen de una serpiente emplumada más o menos convencionalizada. Quetzalcóatl y Kukulcan, los iluminadores de América Central, también a menudo se simbolizaban con serpientes aladas...

La serpiente se convirtió en el símbolo de muchas ideas y conceptos, representaciones de ella son comunes en la Ciudad de la serpiente emplumada de Teotihuacan, donde los antiguos mayas adoraban a Kukulcan, su dios Serpiente que podía volar.

Las serpientes también fueron adoradas por los Atlantes. Estos dioses serpiente eran conocidos por sus magníficos y brillantes palacios. Su ciudad subterránea se llamaba Bhogawati y su señor y gobernante era el Rey de los Nagas, Vasuki. Los textos dicen que la ciudad estaba iluminada con brillantes diamantes.
Los antiguos textos en sánscrito dicen que los Nagas trabajaron junto con otros dioses y que su tarea principal era proteger el agua y las nubes.

El dios serpiente Quetzalcoatl adorado por los aztecas; vivió con los indios 52 años y fue su maestro, según el libro de leyendas "Codex Chimalpopoca".
"Y creyeron tanto en su sacerdote Quatzalcoatl y tan obedientes y entregados a las cosas de su dios, fueron ellos tan temerosos de Dios, que todos creían en Quetzalcóatl cuando él dejó Tula ..."

El benévolo Quetzalcoatl trajo los beneficios para la civilización mexicana y enseñó la ciencia de las matemáticas, la astronomía, las artes útiles y les ordenó amarse y respetarse mutuamente y descartar la violencia. Los enfermos solían visitarle porque podía curar la ceguera, las enfermedades de la piel y la dolencia de los ojos.
Los toltecas levantaron los grandes templos en honor a su Dios, quien los inspiró. La gente de Mesoamérica cree que Quetzalcóatl, volverá a gobernar todos los planetas.
En Nuevo México, los sacerdotes a cargo de las acequias de irrigación del Pueblo de Santa Ana hacen ofrendas a las serpientes de agua.

También en América del Norte, las serpientes están profundamente arraigadas en las culturas indígenas nativas. El símbolo de la serpiente domina el arte de los indios Hohokam, su sitio es el famoso Snaketown, Arizona, que data de 400 a.C. a 1.200 d.C.
En la tradición Hopi, se celebra la ceremonia de la serpiente al final del verano.

El pueblo vudú nativo de Haití cree en un dios Damballah Wedo y su imagen es la serpiente. Damballah Wedo es la Gran Serpiente, el Creador del Universo, los Cielos y la Tierra.
Como dice la tradición vudú del Diluvio, la Serpiente dejó ir las aguas sobre la Tierra, se levantó el Arco Iris y la Serpiente tomó el arco iris, llamada Ayida Wedo, como su esposa.
En la cultura Pueblo, las serpientes y las culebras juegan un papel importante en las ceremonias religiosas y las imágenes. Se dice que las serpientes con cuernos y plumas viven en fuentes de agua como manantiales y arroyos ...”

En Australia, los pueblos aborígenes han conservado muchas leyendas de la serpiente en sus mitos sobre la creación de nuestro planeta en el "Tiempo de los sueños".

Las culturas del dragón han sobrevivido durante miles de años y muchas leyendas hablan de ellas. La tradición Sumeria presenta a la Gente Serpiente como seres de poder y conocimiento.

Continuará...

11/1/19

El dios Ningizzida

El vaso de libaciones del rey Gudea de Lagash (2.000 a.C.) tiene una ornamentación del Dios serpiente Ningishida, manifestado como una pareja de víboras enrolladas en un palo. La imagen se asemeja tanto al caduceo de la mitología griega como a los chacras de la sushumna en la mitologia hindú.

Ningizzida, Ningishida o Gizzida (Dios del árbol bueno) era una deidad en la antigua Mesopotamia, a quien se conocía como "Señor o señora del árbol de la vida". Acompañaba siempre a Dumuzi custodiando ambos las puertas del cielo. Dumuzi, rey de Bad-tibira en Sumer, según la lista Real Sumeria, fue el quinto rey predinástico en el período legendario antes del Diluvio.

No se conoce el sexo de Ningizzida, pero en algunas representaciones se le ve con barba y dos serpientes que afloran de sus hombros, y en el mito de Enki y Ninhursag, a Dazimua le será permitido casarse con Ningizzida.
El mito de Enki y Ninhursag se relata en las tablillas que datan de la época de Ur III y paleo-Babilonia, de la antigua Mesopotamia. La historia narra cómo Enki bendijo la paradisíaca tierra de Dilmun, a petición de Ninsikil hizo que brotara el agua, y que navíos de Tukric y otros lugares llevaran oro y piedras preciosas.

Ningizzida, descrita a veces como una serpiente con cabeza humana, devino más tarde en el dios de la sanación y la magia.

La deidad sumeria Ningizzida acompañada por dos grifones, es la imagen más antigua de serpientes gemelas que se conoce 2.000 a.C.
Algunos creen que Ningizzida, podría estar relacionada con el mito de la serpiente del Jardín del Edén, quién entregó a Eva la fruta prohibida del "árbol de la ciencia del bien y del mal"; aunque los mitos hebreos son muy posteriores a los sumerio/mesopotámicos.
Dentro de la mitología mesopotámica no puede hacerse una división clara entre las divinidades sumerias y las semitas. Existen al menos cuatro cosmogonias; la de Eridú, la de Shuruppak, la de Nippur y la de Uruk.
En el lenguaje sumerio, "Nin" significa indistintamente "señora o señor" y "En" ‘señor, dueño, patriarca’. Por otra parte, “ki” es tierra y “lil” es aire.

Ningizzida es mencionada en el mito de Adapa y el Viento del Sur, cuando Adapa tiene que ir a ver a Anu, y Enki le instruye para que se vista de luto y cuando llegue a las puertas del cielo diga a Dumuzi y Ningizzida que en su tierra recuerdan a algunos dioses; cuando ellos pregunten quienes eran esos dioses, Adapa debe contestar que son Dumuzi y Ningizzida. Esto caería bien a las dos divinidades que custodiaban las puertas del cielo y por ende hablarían bien de Adapa al Dios del cielo Anu.

Fuente: wikipedia

7/1/19

La diosa Nidaba

                                         Nidaba (Museo de Berlín) 

Nidaba era hija del dios An y la diosa Urash, su hermana era la diosa Ninsun que era la madre de Gilgamesh. Además, era considerada la madre de Ninlil, la esposa de Enlil.

Como muestra un grupo de signos usados para escribir su nombre en un grano de arroz, Nidaba (o Nisaba) era originalmente una diosa del arroz. Un nombre alternativo, que aparece en el mito “Enlil y Ninlil”, es Nunbarsegunu, conocida como "La anciana de Nippur".
Su rol principal era la escriba de los dioses, cuando se creó el mundo, Nidaba abrió una escuela para escribas y era considerada la patrona de estos. Ella guardaba cada año todos los registros, eventos, crónicas y demás elementos burocráticos de lo que sucedía. Además, al inicio de año, ella ayudaba a la diosa Nanshe para resolver los problemas de justicia entre los humanos.
En el periodo dinástico arcaico, Nidaba era una diosa personal de los gobernantes de la ciudad sumeria de Umma. Sin embargo, posteriormente, durante el periodo Isin-Larsa, fue considerada diosa patrona de la ciudad de Eres. La diosa de la ciudad cercana Suruppag, Sud, se consideraba su hija. En el mito "Enlil y Sud", cuando Enlil, dios de Nippur, desea casarse con Sud, debe buscar la aprobación de Nidaba.
Cuando Babilonia impuso a Nabu como el dios escriba, poco a poco Nidaba fue perdiendo importancia como deidad hasta que desapareció del mundo mitológico. En Lagash, era miembro del panteón local como hija de Enlil y por lo tanto hermana de Ningirsu. El dios Haya era su marido, pero luego, quizás debido a su asociación con el arte de la escritura, se consideró que lo era Nabu.

Nidaba o Nisaba (Sumerio: NAGA). Considerada diosa del conocimiento, está relacionada con muchas otras facetas del estudio intelectual y otros dioses pueden recurrir a ella para pedirle consejo o ayuda. Algunos de estos rasgos son compartidos con su hermana Ninsina, también está asociada con el grano, lo que refleja su asociación con una madre diosa de la tierra. 
A veces se la identificaba con la diosa Nanibgal.

El Cuneiforme Unicode 5.0 codifica el signo NAGA en U, AN.NAGA se lee como NANIBGAL, y AN.ŠE.NAGA como NÁNIBGAL. NAGA se lee como NÍDABA o NÍSABA, y ŠE.NAGA como NIDABA o NISABA.

La variante invertida está en U + 12241 TEM (TEME), y la combinación de estos, que es la disposición caligráfica NAGA invertida, se lee como DALḪAMUN "torbellino", en U + 12243, DALḪAMUN es la disposición AN.NAGA (AN.NAGA invertida), y DALḪAMUN es la disposición de cuatro instancias de AN.NAGA en forma de cruz.

5/1/19

El Mushussu de Mesopotamia


El Mušḫuššu (del sumerio MUŠ.HUŠ Serpiente-Dragón rojo/furioso) es una criatura propia de la mitología mesopotámica. El Mušḫuššu como serpiente, aparecería en los presagios. También aparece como el nombre de una constelación que se corresponde vagamente con la constelación Hidra, según el MUL.APIN (compendio astronómico babilonio).

Anteriormente Mušḫuššu había sido traducido como sîr-ruššû, aunque de manera incorrecta.
Esta criatura se parece a un dragón con el cuerpo recubierto de escamas, las patas delanteras de león y las traseras con garras de águila. También tiene cuello largo y cola, cabeza con cuernos, una lengua como de serpiente y una cresta.
Fue símbolo de diferentes divinidades, al principio asociado al dios Ninazu, era venerado en Ešnunna (ciudad sumeria y luego acadia), después se le asoció al dios Tishpak. Cuando esta ciudad-Estado fue vencida por el reino babilonio, el dragón/serpiente fue retomado por Marduk. Aparece en la reconstruida Puerta de Ištar de la ciudad de Babilonia, como símbolo del dios Marduk. También en la Piedra Michaux se pueden observar varios Mušḫuššu.

El arqueólogo alemán Robert Koldewey, que descubrió la puerta de Ištar en 1.902, se planteó la hipótesis de que el Mušḫuššu era real. Argumentaba que su representación en el arte babilónico era una constante a través de los siglos, mientras que las de las criaturas mitológicas cambiaban, a veces drásticamente, con el paso de los años. También se fijó en que los Mušḫuššu están representados en la Puerta de Ištar entre animales reales, como el león y el rimi (uro), llevándole a especular que el Mušḫuššu era una criatura con la que los babilonios estaban familiarizados.

Bel y el Dragón”, un texto deuterocanónico, narra una historia que Koldewey pensaba que involucraba a un Mušḫuššu. En un templo dedicado a Bel (el dios de Nabucodonosor), los sacerdotes tenían un gran dragón o serpiente, adorado por los babilonios.

Existen muchas otras criaturas de aspecto serpentiforme en la mitología mesopotámica como Mušgallu (lit. muššugallu, "gran serpiente"), Mušmaḫḫu (serpiente mítica de siete cabezas), o Bašmu (en sumerio muš šà tùr o ušum) que también se corresponde con una constelación. Por lo cual cualquier apreciación o intento comparativo de una de estas criaturas con dragones/serpientes que aparecen en otras mitologías es especulativo basándose simplemente en las fuentes literarias de una de las dos mitologías, sin revisar exhaustivamente la parte correspondiente a las fuentes literarias mesopotámicas.

En la mitología sumeria, Ninazu dios secundario del inframundo en el reino de Ereškigal, era simbolizado por el dragón-serpiente Mušḫuššu. Se cree que poseía poderes de sanación, y fue venerado en el templo de la ciudad de Ešnunna, en el III milenio a.C.

Fuente: Wikipedia

31/12/18

La Serpiente en Mesopotamia (II)


La Piedra Michaux pertenece al período de la dominación Casita de Babilonia, escrita en lengua acadia mediante símbolos cuneiformes, data del siglo XII a.C.
Descubierta en 1.782 por el bótanico francés André Michaux, fue el primer testimonio de la civilización mesopotámica que llegó a la Europa moderna.

La Dinastía Casita se extendió por Mesopotamia en la zona de los ríos Tigris y Eufrates, conquistó Babilonia en 1.531 a.C. hasta que en 1.155 a.C. fueron derrocados por los elamitas.

En la piedra se muestran los seis niveles de la Montaña del Mundo que en orden descendente son el planeta Venus representado por Ishtar, la diosa de la vida, la luna creciente del dios lunar Sin y el disco solar de Shamash, bajando hasta los elementos del abismo oceánico. Una enorme serpiente se yergue por todo el lateral izquierdo inclinándose en la parte superior para mostrar su cabeza por encima de la luna creciente.


Descripción del texto:
Kassite dynasty, about 1125-1100 BC. (southern Iraq).
The cuneiform inscription on this kudurru records the granting by Eanna-shum-iddina, the governor of the Sealand, of five gur of corn land in the district of Edina in south Babylonia to a man called Gula-eresh.
The boundaries of the land are laid out; the surveyor is named as Amurru-bel-zeri and the transfer completed by two high officials who are also named. Nine gods are invoked to protect the monument, along with seventeen divine symbols.
The symbols of the important Mesopotamian gods are most prominent: the solar disc of the sun-god Shamash, the crescent of the moon-god Sin and the eight-pointed star of Ishtar, goddess of fertility and war. The square boxes beneath these signs represent altars supporting the symbols of gods, including horned headdresses, the triangular spade of Marduk, and the wedge-shaped stylus of Nabu, the god of writing.

A prominent snake is shown on many kudurru and may, like many of the symbols, be related to the constellations.

The text ends with curses on anyone who removes, ignores or destroys the kudurru.
The Sealand was one of the wealthiest regions of Babylonia. A dynasty called Sealand first appears in records dating to the middle of the second millennium BC. It controlled the coastline of the south of Iraq and thus the trade routes down the Gulf. The Sealand rulers were defeated by the Kassite kings of Babylon in the fifteenth century BC. and governors like Eanna-shum-iddina were appointed to administer the region.

La serpiente siempre está presente en los kudurrus, quizás como influencia protectora y en cualquier caso sugiere un elemento benefactor.



27/12/18

La Serpiente en Mesopotamia (I)


El tipo más distintivo de objeto de la Mesopotamia Casita es la piedra límite, mojón o kudurru, término utilizado que sirve para designar el mojón o piedra en la que se constata una concesión real, inscrita generalmente en piedra ovalada o con forma de columna.
Eran documentos oficiales de donación emitidas por los reyes o por funcionarios de alto cargo, con el fin de proclamar públicamente que a determinada persona se le concedía determinada porción de tierra junto con la remisión de ciertos impuestos y la imposición de ciertas obligaciones.
Se instalaban en el campo o propiedad que se concedía; en los archivos de los templos depositaban copias de su texto en tablillas de arcilla con el fin de asegurar su conservación oficial.

Característica de estas piedras límite es el tipo de esculturas en relieve en las que varios símbolos divinos, colocados a veces en estrados o asientos, representan a la "deidad entronizada" y sirven para proteger el monumento.
En algunas de ellas, las figuras talladas representan al propio rey, solo o con la persona que recibe la concesión. Protección complementaria se obtenía por medio de complicadas maldiciones, execraciones y bendiciones inscritas en la kudurru para impedir mágicamente que se la moviese de lugar o destruyese.


En esta pieza destaca la serpiente enroscada alrededor del eje. Procede del reinado de Marduk-apal-iddina I (1171-1159 a.C.). El dibujo es la proyección de la parte superior del kudurru (adaptado de El Antiguo Oriente de Mario Liverani).
Los números indican nombres de dioses: 1- Sin, 2- Ishtar, 3- Shamash, 4 y 5- Anu y Enlil, 6- Ea, 7- Gula, 8- Ishkhara, 9- Ninurta, 10- Zababa, 11- Nabu, 12- Nergal, 13- Nusku, 14- Adad, 15- Marduk, 16- Papsukkal, 17- Shuqamuna y Shumalia y 18- Ishtaran, dios de la justicia.

Continuará...

13/12/18

Heracles y la Hidra


Zeus, rey de los dioses olímpicos, yació con la mortal Alcmena engendrando a Heracles. La diosa Hera, celosa por la infidelidad de Zeus, intentó causar la muerte a Heracles en diversas ocasiones a lo largo de su vida.

Heracles llegó a la edad adulta y se casó con la princesa Mégara, con quien tuvo varios hijos. Hera provocó un ataque de locura a Heracles, durante el cual este asesinó a su esposa e hijos. Entonces la sibila del oráculo de Delfos le encomendó como penitencia la realización de diez trabajos que le ordenase su primo Euristeo, rey de la Argólida. Esos diez trabajos más dos adicionales, al considerar Euristeo inválidos dos de los iniciales por no completarse sin ayuda, formaron los denominados “Doce Trabajos de Heracles”.
El segundo de ellos consistía en matar a la Hidra de Lerna, un monstruo con forma de Serpiente de varias cabezas, que habitaba en la laguna cercana a la ciudad, en el golfo de la Argólida cerca de Nauplia, si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de las Danaides. Bajo sus aguas había una entrada al inframundo que la Hidra guardaba.

La Hidra era hija de Tifón y Equidna y en algunas tradiciones fue madre de Quimera. Fue criada por Hera cerca de la fuente Amimone en Lerna. Se decía que era hermana del león de Nemea y buscaba venganza por su muerte en manos de Heracles, y había sido elegida como trabajo para Heracles, de forma que éste muriese.

Tras llegar a la ciénaga cercana al lago Lerna, Heracles (o Hércules) y su sobrino Yolao se cubrieron sus bocas y narices con una tela para protegerse del aliento venenoso de la Hidra. Heracles disparó flechas en llamas al refugio del monstruo (la fuente de Amimone) para obligarla a salir. Entonces se enfrentó a ella con su espada y empezó a cortarle las nueve cabezas que tenía. Pero cada vez que se le cortaba una, otra renacía en el mismo lugar más fuerte que la anterior. Su sobrino le ayudó quemando el cuello de la cabeza cortada para que no renaciera otra. Al final, la Hidra murió sin cabezas y Heracles mojó las puntas de sus flechas con la sangre de la Hidra para que así fueran mortíferas para quienes hiriese.
Este trabajo fue uno de los considerados como inválidos por Euristeo, ya que Heracles recibió la ayuda de su sobrino para llevarlo a término

La Hidra de Lerna tiene muchos paralelismos en las Religiones del Medio Oriente antiguo. En particular, la mitología sumeria, babilónica y de asiria celebraban las acciones de la guerra y del dios cazador Ninurta, a quien el Angrim atribuyó matar a 11 monstruos en una expedición a las montañas, incluyendo una Serpiente de siete cabezas posiblemente idéntica a Mushmahhu y Bashmu, cuya constelación (a pesar de tener una sola cabeza) fue asociada más tarde por los griegos con la Hidra. La constelación también se asocia a veces en contextos babilónicos con el dragón de Marduk, el Mushhushshu.

Fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Hidra_de_Lerna

9/12/18

Tifonomaquia


Con el nombre de Tifonomaquia se conoce el combate librado entre Zeus y Tifón, en el que estaba en juego la instauración de un nuevo orden, alentado por el Cronida, frente a uno de los últimos ataques de las fuerzas primitivas, caóticas, y al mismo tiempo, indispensables de la naturaleza, representadas en la figura serpentiforme de Tifón.

El esquema de esta contienda se atiene a los patrones que enmarcan otros combates cósmicos entre la serpiente primordial y una divinidad. A raíz de los enfrentamientos surgidos en el seno de una familia divina desencadenados para hacerse con el poder supremo, y cuando uno de sus miembros parece haberse hecho con el trono, hace su aparición un monstruo ofídico, que casi siempre alentado por las fuerzas primitivas subyugadas por el nuevo soberano, desafía la supremacía de éste recién conquistada.

Sobre el combate entre Zeus y Tifón hay varias tradiciones, destacando sobre todo la versión de Hesíodo en la Teogonía y la de Apolodoro en su Biblioteca Mitológica, sin olvidar la curiosa variante que ofrece Nonno de Panópolis en las Dionisiacas.

En Apolodoro, el combate se inicia cuando Tifón comienza a lanzar piedras candentes contra el cielo, lo que provoca que los dioses, asustados, huyan a Egipto metamorfoseados en diversos animales. El momento supremo del relato está representado por el duelo que (en el monte Casio, en Siria) enfrenta a los dos contendientes.

El monstruo logra herir a Zeus con una hoz de acero, lo aprisiona entre sus anillos serpentiformes, le corta los tendones de pies y manos, y los deposita en la cueva Coricia encomendando su vigilancia a la dragona Delfine. No es sino con la ayuda del engaño a Tifón por parte de dioses secundarios, Hermes y Egipán (en Apolodoro) y Cadmo (en Nonno) como Zeus puede sobreponerse, recobrar sus energías, salir victorioso en la contienda y proclamarse el nuevo dios soberano de los cielos y vencedor del caos caracterizado por las potencias ctónicas representadas en la figura serpentiforme de Tifón.

Este aspecto, al igual que otros muchos del combate entre Zeus y Tifón, tiene su paralelo en el mundo oriental, con toda una tradición de mitos en los que el dios de la tormenta no podría haberse impuesto sobre el monstruo sino hubiera sido por el auxilio de otros dioses o en ocasiones, mortales, por ejemplo: Upasiya en el mito hitita, Istar ayudando a Tesub, Ea a Marduk y Seth a Ra.

Las serpientes que conformaban su físico, según podemos ver en las representaciones que del monstruo hicieron helenos, etruscos y romanos, revelan esa identidad.
Tifón era hijo de Gea, de la Tierra, aspecto en el que todas las fuentes concuerdan, exceptuando la rara confusión de Higino cuando afirma que Tártaro engendró de Tártara a Tifón.
Hesíodo lo hace hijo de Gea y Tártaro, considerando su nacimiento como una venganza por la expulsión de los Titanes del cielo por Zeus. El Himno homérico a Apolo nos lo presenta como hijo de Hera sin la intervención de Zeus, pues ésta se negaba a yacer con su olímpico esposo, encolerizada como estaba por el nacimiento no genético de Atenea de la cabeza del Cronida. No obstante, Hera no consigue este monstruoso hijo sin antes imprecar a la Tierra, al Cielo y a los Titanes que moraban en el Tártaro.

Una tercera versión nos la da un escoliasta, para quien Tifón fue hijo de Gea con la intervención de Crono, idea que parece compartir Ovidio, para quien Tifón era un monstruo salido de lo más profundo de la tierra e hijo de la tierra, aunque el poeta no nombra ningún principio masculino. El hecho importante no radica en quién fuera el padre del monstruo, sino en que su madre era la misma Tierra. Este papel de la Tierra al lado de su hijo monstruoso debe de ser particularmente recalcado, pues el sometimiento de Tifón viene a ser, en última instancia, el sometimiento de la propia Gea, aquella diosa madre serpiente que, desde el Paleolítico y como reflejo de la estructura social matrilineal existente, daba la vida, la muerte y la regeneración.

Una vez que Tifón es derrotado, el mensaje que se lanza es claro; las armas del gigante son colgadas por Temis de lo alto del vestíbulo del Olimpo a fin de exponerlas como objeto de terror ante la insensata Tierra, madre de futuros gigantes. (Nonno de Panópolis, Dionisiacas 710).

La sublevación de Tifón significa uno de los últimos intentos de la Tierra por resistir al avance de la nueva generación de dioses jóvenes caracterizados por un dinamismo que se contrapone frontalmente al inmovilismo típico de los dioses ancianos que dieron origen al mundo. Es la furia de la Tierra la que da origen a Tifón, y la derrota de su hijo es la suya propia. En casi todos los relatos se ve el sufrimiento físico de ésta a medida que el monstruo va siendo derrotado. Además, los golpes que Zeus descarga no sólo se dirigen a Tifón, sino que al mismo tiempo azota la tierra alrededor de él. Ésta arde, gime, se abre en grietas debido al fuego que origina el rayo, llora al ver el rostro quemado de su hijo, como lo hará en otras ocasiones, cuando vea derrotados también a otros monstruosos vástagos suyos.

La compasión de la Tierra por sus hijos derrotados también se deja ver en un pasaje de las Argonáuticas de Valerio Flaco: …en torno a ella se ven monstruos enormes de gigantes terrestres en otro tiempo enfrentados por obtener el cielo. Compadecida de éstos, su madre los vistió de rocas, árboles y riscos y los puso en pie a manera de montes que se elevan al cielo.
Hasta el final del combate Gea permanece al lado de su hijo, cuando éste es sepultado bajo el Etna, convirtiéndose así en prisionero dentro de la misma divinidad que lo engendró y de quien adquirió su característica más espantosa: las serpientes que conformaban su cuerpo.
No obstante, la tierra se sobrepone a la adversidad y quizá por su propio bien, la vemos en Hesíodo instando a Zeus, después de la victoria, a que reine sobre los inmortales.

La existencia de Tifón no acaba una vez que es vencido, pues en la Teogonía de Hesíodo se relata cómo, a partir de su cuerpo se crean elementos nuevos. Del cuerpo de Tifón emana una nueva creación que da lugar a los vientos soplantes, algunos benéficos y otros maléficos, sobre todo para los marineros.
De este modo, aunque el monstruo serpentiforme perdió la batalla contra el cielo, siguió estando presente en el nuevo orden del mundo que en Hesíodo surge tras la contienda, lo que viene a poner de manifiesto que, como representante del caos, Tifón era indestructible.

Un monstruo telúrico no puede ser destruido totalmente. En las versiones que no hablan de esta creación a partir de su cuerpo, éste sigue presente bajo el Etna, en el Tártaro e incluso en las armas colgadas en el vestíbulo del Olimpo, su amenaza, aunque menguada, permanece en estado latente como aviso a generaciones futuras y sobre todo como aviso a la insensata Tierra, madre de futuros gigantes.

Donde encontramos una manifestación mucho más arcaica de este mitologema es en el mundo babilónico, el paralelo babilónio “Enuma Elish” Poema de la Creación babilónico: ...“cuando en lo alto”, son las primeras palabras del himno, nos hace asistir a uno de los más feroces y primitivos combates entre monstruos ofídicos y dioses.
La finalidad de este poema es cantar la gloria de Marduk, dios supremo para los babilonios y dios de la tormenta, en su combate contra la diosa madre Tiamat, señora de las aguas saladas y superficiales, representada con forma de serpiente.
Por su parte, Tiamat, deseosa de venganza, engendra una cohorte de monstruos-serpientes llenos de veneno y dotados de poderes divinos.
Entre ellos destaca a Kingu, en cuyo pecho fija las Tablillas del Destino, proclamándose jefe. Después de una serie de avatares en los que se muestra a distintos dioses huyendo aterrados del campo de batalla frente a Tiamat (también otro rasgo común a varios mitos cosmogónicos, por ejemplo Indra/Vritra), el feroz Marduk, sobre el carro-tormenta, es enviado por la asamblea divina contra la diosa madre, no sin antes recibir la promesa de ser aceptado como dios supremo si regresara victorioso de la batalla.

Marduk fue el primer dios que derrotó a la diosa madre y tomó su puesto como dador de vida. Las tablillas que contienen el poema que narra sus hazañas fueron descubiertas en 1.848 d.C. en la biblioteca de Asurbanipal, último rey de Asiria, y están datadas hacia 1.750 a.C., cuando la dinastía de Hammurabi llegó al poder en Babilonia.
Este poema, sin embargo, recoge tradiciones muy anteriores, representando en realidad una síntesis literaria de leyendas y tradiciones arcaicas transmitidas de boca en boca que acabaron por ser grabadas en piedra y conservadas en santuarios y en palacios sumerios y semitas.

Extracto de: “El combate contra la serpiente: el triunfo de la tierra velado bajo la aparente muerte del ofidio”. Diana Rodríguez Pérez

6/12/18

Ofión, el Titán marino


En la mitología griega, Ofión (Oφίων, ‘serpiente’) era un Titán que gobernó el mundo con su compañera Eurínome antes del reinado de Crono y Rea, quienes les derrocaron y arrojaron al Tártaro o al mar, un profundo abismo usado como mazmorra de sufrimiento y prisión para los titanes. 
Según Fedón de Platón (400 a.C.), el tártaro era el lugar donde las almas eran juzgadas después de la muerte y donde los malvados eran castigados.

La primera mención de Ofión se hace en la Heptamychia del filósofo Ferécides de Siros (siglo VI a.C.). En algunos fragmentos se narra un mito o leyenda en el que los poderes conocidos como Cronos (Tiempo) y Ctonio (de la Tierra) existían desde el principio, siendo Cronos el creador del universo. También menciona el nacimiento de Ofioneo, así como una batalla entre dioses con Crono (no Cronos) en un bando y Ofioneo y sus hijos en el otro, donde al final se llegaba a un acuerdo que sin embargo empuja a este segundo bando al Ogenos (Océano) y otorga al primero el cielo.

En el Praeparatio, Eusebio de Cesarea cita a Filón de Biblos al afirmar que Ferécides tomó a Ofión y a los Ofiónidas de los fenicios.
La historia era aparentemente popular en la poesía órfica, de la que sólo se conservan fragmentos. En sus Argonáuticas, Apolonio de Rodas resume una canción de Orfeo:
Cantaba cómo la tierra, el cielo y el mar, una vez mezclados en una única forma, fueron separados unos de otros tras una disputa mortal, y cómo las estrellas y la luna y los caminos del sol no mantuvieron su lugar fijo en el cielo, y cómo las montañas se elevaron, y cómo los estrepitosos ríos con sus ninfas fueron creados, con todos los seres vivos. Y cantaba cómo en primer lugar Ofión y Eurínome, hija de Océano, tuvieron el dominio del nevado Olimpo, cómo por la fuerza cedieron su lugar a Crono y a Rea, y cómo cayeron a las olas de Océano; pero los otros dos gobernaban entonces sobre los titanes, mientras Zeus, todavía niño y con los pensamientos de un niño, moraba en la cueva Dictea, y los Cíclopes nacidos de la tierra aún no le había armado con el rayo, el trueno y el relámpago, pues estas cosas darían fama a Zeus”.

Licofrón narra que la madre de Zeus, es decir Rea, era diestra en la lucha y arrojó al Tártaro a la anterior reina Eurínome.
En sus Dionisíacas, Nono hizo que Rea dijera: “Iré a los mismos confines del Océano y compartiré el hogar de la primordial Tetis; de ahí pasaré a la casa de Harmonía y viviré con Ofión” (en este texto probablemente Harmonía sea un error, refiriéndose a Eurínome).
Ofión es mencionado otra vez por Nono: “Junto al muro oracular vimos la primera tablilla, antigua como el infinito pasado, conteniendo todas las cosas en una, sobre ella estaba todo lo que Ofión señor supremo había hecho, todo lo que el antiguo Crono logró”.

En el libro “Los mitos griegos” Robert Graves intentó reconstruir un mito de creación pelasgo que incluía a Ofión como una serpiente creada por una diosa suprema llamada Eurínome, danzando sobre las olas. Ésta era fertilizada por la serpiente y con la forma de la Noche ponía un huevo dorado sobre las aguas en torno al que Ofión se entrelazaba para empollarlo hasta que finalmente el mundo salía de él. Entonces Ofión y Eurínome moraban en el mundo sobre el monte Olimpo hasta que la presunción de Ofión llevó a Eurínome a desterrarlo a la oscuridad bajo tierra.

En la mitología griega, el Tártaro es tanto una deidad como un lugar del Inframundo, más profundo incluso que el Hades. En antiguas fuentes órficas y en las escuelas mistéricas es también la “cosa” ilimitada que existió primero, de la que nacieron la Luz y el Cosmos.

En su Teogonía, Hesíodo cuenta que Tártaro era una de las deidades primordiales, junto con Caos, Gea y Eros, y padre de Tifón con Gea. También asevera que un yunque de bronce caerá desde el cielo durante nueve días hasta alcanzar la Tierra, y que tardará nueve días más en caer desde ahí al Tártaro.

En la Ilíada, Zeus dice que el Tártaro está tan por debajo del Hades como la tierra lo está del cielo. Al ser un lugar tan alejado del sol y tan profundo en la tierra, está rodeado por tres capas de noche, que rodean un muro de bronce que a su vez abarca el Tártaro. Es un pozo húmedo, frío y desgraciado hundido en la tenebrosa oscuridad.
Mientras que, según la mitología griega, el Hades es el hogar de los muertos, el Tártaro tiene además una serie de habitantes.
Cuando Cronos, el Titán reinante, tomó el poder encerró a los Cíclopes en el Tártaro. Zeus los liberó para que le ayudasen en su lucha con los Titanes. Los dioses del Olimpo terminaron derrotándolos y arrojaron al Tártaro a muchos de ellos (Atlas, Crono, Epimeteo, Metis, Menecio y Prometeo son algunos de los que no fueron encerrados). En el Tártaro los prisioneros eran guardados por gigantes, cada uno con 50 enormes cabezas y 100 fuertes brazos, llamados Hecatónquiros. Más tarde, cuando Zeus venció al monstruo Tifón, hijo de Tártaro y Gea, también lo arrojó al mismo pozo.
En mitologías posteriores, el Tártaro se convirtió en el lugar donde el castigo se adecúa al crimen. 
Por ejemplo Sísifo, que era un ladrón y un asesino, fue condenado a empujar eternamente una roca cuesta arriba sólo para verla caer por su propio peso. También allí se encontraba Ixión, el primer humano que derramó sangre de un pariente. Hizo que su suegro cayese a un pozo lleno de carbones en llamas para evitar pagarle los regalos de boda. Su justo castigo fue pasar la eternidad girando en una rueda en llamas.

Tántalo, que disfrutaba de la confianza de los dioses conversando y cenando con ellos, compartió la comida y los secretos de los dioses con sus amigos. Su justo castigo fue ser sumergido hasta el cuello en agua fría, que desaparecía cada vez que intentaba saciar su sed, con suculentas uvas sobre él que subían fuera de su alcance cuando intentaba agarrarlas.
Radamantis, Éaco y Minos eran los jueces de los muertos y decidían quiénes iban al Tártaro. Radamantis juzgaba las almas asiáticas, Éaco las europeas y Minos tenía el voto decisivo y juzgaba a los griegos.

En la mitología romana, el Tártaro es el lugar a donde se enviaba a los pecadores. Virgilio lo describe en Libro VI de la Eneida como un lugar gigantesco, rodeado por el flamígero río Flegetonte y triples murallas para evitar que los pecadores escapen de él. Está guardado por una hidra con cincuenta enormes fauces negras, que se sentaba en una puerta chirriante protegida por columnas de diamante. Dentro, hay un castillo con anchas murallas y un alto torreón de hierro. Tisífone, la Furia que representaba la venganza, hace guardia insomne en lo alto de este torreón, azotando un látigo. Dentro hay un pozo del que se dice que profundiza en la tierra el doble de la distancia que hay entre la tierra de los vivos y el Olimpo. En el fondo de este pozo están los Titanes, los Alóadas y otros muchos pecadores. Dentro del Tártaro hay muchos pecadores, castigados de forma parecida a los de los mitos griegos.

En la Biblia, la segunda carta de Pedro alude a la tradición romana, llamando Tártaro (ταρταρώσας) a la condición restringida y degradada en la que Dios sumió a los ángeles desobedientes en tiempos de Noé. "Ciertamente Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron, al echarlos en el Tártaro, los entregó a hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio".

Fuente: Wikipedia