Dicen que a Jorge Mario
Bergoglio siempre le gustó sentarse en las últimas filas. El protagonismo nunca
fue lo suyo y hace ocho años, cuando los cardenales se reunieron para elegir al
sucesor de Juan Pablo II, y él era un importante contendiente, rogó para que no
lo votaran, pues no se sentía preparado para dirigir la Iglesia universal.
Ocho años después los ojos
del mundo estaban ya posicionados en otros cardenales. Desde que Benedicto XVI renunció
el pasado 11 de febrero, rápidamente varios nombres comenzaron a barajarse y
las apuestas sobre quién ocuparía el lugar que dejó Ratzinger no se hicieron
esperar. Los nombres de los cardenales Angelo Scola, de Italia; Pedro Odilo
Scherer, de Brasil; Marc Ouellet, de Canadá; Peter Erdo, de Hungría; y Timothy
Dolan, de Estados Unidos, fueron los que ningún día dejaron de sonar para
suceder a Benedicto XVI.
La sorpresa que todo el
mundo recibió ayer fue el nombramiento del argentino Jorge Mario Bergoglio,
quien, junto con el canadiense Ouellet, y el italiano Scola, había juntado los
votos suficientes para quedar entre los favoritos.
La personalidad del Papa
Bergoglio, quien eligió llamarse Francisco, no pasó desapercibida para los
analistas y los expertos en cuestiones vaticanas. Aunque todos coinciden que
habrá que esperar para ver quiénes formarán su equipo más cercano, el nuevo
Papa ya tiene su fama y trayectoria en el Vaticano.
Siempre evitó trabajar en la Curia , una señal clara que
no es el poder lo que le mueve. Lo que para los analistas, es algo
significativo, “Es una buena señal para la Iglesia que se ha sumido en juegos de poder”,
dijo Andrea Tornelli, vaticanista del diario La Stampa.
“El nuevo Papa, en las
congregaciones generales había hablado de un cristianismo de la misericordia.
Sus padres predilectos son aquellos que trabajan en las ciudades perdidas
llenas de miseria de la capital argentina. Su lema es que la Iglesia debe mostrar la
misericordia de Dios”, destacó Tornelli.
“Esperemos que este nuevo
Papa que ha elegido llamarse Francisco, predique con el ejemplo, tal como lo ha
hecho en Argentina, que regrese la humildad y la sencillez a esta Iglesia que
tanta falta le hace”, opinó Gian Guido Vecchi, experto en cuestiones vaticanas.
El Papa Francisco es
considerado ahora como un puente, quizás el primero de muchos, entre una Europa
donde la fe católica parece en receso, y un mundo en desarrollo donde está al
alza.
Bergoglio, ahora
Francisco, “reúne al primer mundo y el mundo en desarrollo en su misma persona.
Es un latinoamericano con raíces italianas que estudió en Alemania. Como
jesuita es miembro de una comunidad religiosa verdaderamente internacional y
sus vínculos con Comunione e Liberazione (un movimiento político
laico conservador) lo hacen parte de otra red global”.
Como cardenal, “no es
defensor de privilegios clericales o insensible a realidades pastorales”, y eso
es un argumento valioso ante una grey católica cada vez más preocupada por
reportes de abusos, sobre todo en los países desarrollados, pero también en las
naciones en desarrollo. En ese sentido, su estricta moralidad puede ser
considerada una virtud. El ejemplo más conocido es su severa crítica a
sacerdotes que rehúsan bautizar a niños nacidos fuera del matrimonio, en lo que
calificó en septiembre último como “neoclericalismo riguroso e hipócrita”.
Desmienten vínculos con la
dictadura.
La elección del cardenal
Jorge Mario Bergoglio despertó controversia en Argentina, donde el diario Página
Doce afirmó que ayudó a los gobiernos de la dictadura en ese país. Pero
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980 y un destacado activista antidictadura,
rechazó la afirmación. En declaraciones a la emisora británica BBC, Pérez
Esquivel apuntó que “hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero
Bergoglio no”.
Según Pérez Esquivel, “a
Bergoglio se le cuestiona porque se dice que no hizo lo necesario para sacar de
la prisión a dos sacerdotes, siendo él el superior de la congregación de los
jesuitas. Pero yo sé personalmente que muchos obispos pedían a la Junta Militar la liberación
de prisioneros y sacerdotes y no se les concedía”, agregó.
En una serie de cables
pertenecientes a la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, se dio a
conocer que Jorge Mario Bergoglio, el ahora Pontífice, era identificado como
líder de la oposición de los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina
Fernández.
En uno de los comunicados
publicados por WikiLeaks en 2011 se advirtió que “algunos observadores”
consideraban a Bergoglio como líder de la oposición del gobierno kirchnerista
por comentarios personales respecto de distintas cuestiones sociales.
Pictograma de la Profecia de Benjamin Solari Parravicini (el Nostradamus Argentino).
Nueva Era llega!...Mundo en disfraz. Mascarada perenne. La iglesia entregará su otorgamiento a la renunciación del Papado y el nuevo será joven de ideas.
(la profecía se ha cumplido)
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