26/2/20

Draconibus



Una importante pieza se encuentra en la colección arqueológica del Museo Histórico de Sagunto (Valencia). Se trata de un ara votiva de época romana, un pequeño altar con inscripciones que se utilizaba como ofrenda, datada en los siglos I - II.
El altar fue hallado en el patio de la Casa dels Berenguers reutilizado como material de construcción en un muro.

Se puede leer en latín:
en la primera línea D R A C O N I B V S,
en la segunda P - B A E B - H E R M A
y la tercera V S L A.
La primera línea corresponde a dedicatoria: “para Draconibus”. La segunda línea corresponde al nombre de quien la ofrece, que es el liberto de origen griego, Publio Baebio Herma, y la tercera línea hace referencia a las iniciales de “ha cumplido su voto con buen ánimo”.

La catedrática Carmen Aranegui desvela que el enigmático Draconibus aparecido en el altar, es una referencia “a los dragones” y no a una desconocida divinidad local. Es la primera inscripción que se ha hallado en España que menciona a esta deidad.
En el mundo romano Draco era representado por una serpiente. La divinidad está relacionada con las aguas termales subterráneas y se le atribuyen propiedades curativas.
La pieza es de caliza travertínica con unas dimensiones de 25 x 25 cm. Se cree que procede de las canteras de Viver. Además, conserva restos de pintura roja original en algunas letras (óxido de hierro con aglutinante), que se conserva en pocas ocasiones. Presenta doble moldura corrida en tres de sus lados. En la parte anterior las molduras enmarcan la inscripción, y la trasera no tiene moldura puesto que está preparada para adosarla.

Seguramente, Draconibus había llegado a la península Itálica por la influencia griega, pues el nombre propio Dracon, se encuentra en las crónicas anteriores al siglo VII a.C.
Como ejemplo tenemos a Dracon de Tesalia, legislador de Atenas que ocupó el cargo de arconte epónimo. Desde ese cargo, Dracon intentó quitarles a los nobles la facultad de juzgar arbitrariamente, mediante la recopilación y publicación de las leyes existentes. Una legislación para todos era el primer paso hacia un gobierno democrático.

A Dracon se le atribuye la primera codificación de las leyes de la ciudad, hasta entonces transmitidas oralmente, hacia el año 621 a.C.
El rigor del código, que contemplaba penas muy severas aún para infracciones menores, dio origen al adjetivo “draconiano”, el cual hace referencia a una ley, providencia o medida extremadamente severa; sin embargo, y pese a la duradera asociación de su nombre, Dracon fue autor sólo de una pequeña parte de estas normas, centrándose al parecer en el Derecho común, y las penas contra el homicidio, como forma de terminar con las venganzas familiares. Según la Suda, el descontento popular con el código draconiano fue tal que tuvo que exiliarse en Egina, donde murió.
Posteriormente sus leyes fueron suavizadas por el legislador Solón, quien además dio la ciudadanía a las clases más bajas, y uno de los primeros pasos hacia la democracia.


24/2/20

Alfonso V de Aragón


Representación heráldica ecuestre del Rey de Aragón Alfonso V el Magnánimo, con el señal real en sobreveste y gualdrapas del caballo. (Armorial ecuestre del Toison d'Or. París, Bibliothèque de l’Arsénal, ms. 4790, f. 108r, miniatura n.º 228)

Alfonso V de Aragón llamado el Magnánimo y el Sabio, entre 1.416 y 1.458 fue rey de Aragón, Valencia (Alfonso III), Mallorca (Alfonso I), Sicilia (Alfonso I), Cerdeña (Alfonso II) y conde de Barcelona (Alfons IV); y entre 1.442-1.458 rey de Nápoles (Alfonso I).

Era el hijo primogénito del regente de Castilla Fernando de Antequera (posteriormente rey de Aragón con el nombre de Fernando I), y de la condesa Leonor de Alburquerque. Pertenecía, por tanto, a la Casa de Aragón por ser nieto de Leonor de Aragón (ya que la dignidad real aragonesa podía transmitirse por línea femenina), y pertenecía al linaje Trastámara por ser nieto de Juan I de Castilla.

El 28 de Junio de 1.412 se convierte en heredero al trono de la Corona de Aragón cuando su padre es proclamado rey tras el Compromiso de Caspe.
El 12 de Junio de 1.415, en la Catedral de Valencia, contrae matrimonio con su prima la infanta María hija de Enrique III de Castilla y de Catalina de Lancáster. Y el 2 de abril de 1.416, tras el fallecimiento de su padre le sucede como rey de Aragón y de los demás reinos de los que era titular.

Alfonso V puede considerarse como un genuino príncipe del Renacimiento ya que desarrolló un importante mecenazgo cultural y literario que el valió el sobrenombre de “el Sabio” y que convertiría a Nápoles en el foco principal de la entrada del humanismo renacentista en el ámbito de la Corona de Aragón. Protegió a humanistas destacados, como Lorenzo Valla, Giovanni Pontano o Antonio Beccadelli. Fruto de este mecenazgo fue un círculo de poetas de cancionero cuya obra recoge el Cancionero de Stúñiga.
                               Museo de Zaragoza

20/2/20

Reyes de Aragón (II)


Los dragones aparecen con fuerza en leyendas aragonesas. Historias de fieras bestias que aterrorizan a poblaciones enteras y que deben ser combatidas por héroes o con artimañas propias de la sabiduría popular. El dragón hace el papel de antagonista en historias con claro trasfondo religioso, muy del estilo de la gran hazaña de San Jorge (patrón de Aragón) frente al dragón que acosaba a la ciudad libia de Silene.

De hecho, San Jorge no es el único que luchó contra dragones, en muchos altares aragoneses encontramos también las figuras de San Miguel arcángel, o en algún caso a Santiago, en lucha contra una de esas criaturas.
Además de las historias sagradas, los dragones podrían haber tenido presencia real en Aragón, al menos así lo cuentan las leyendas tradicionales.
El mismo Rey Pedro III descubrió un dragón en la cima del monte Canigó, en los Pirineos. Sólo él se atrevió a subir a una cumbre oculta entre rayos y truenos. Allí encontró un ibón y al arrojar una piedra al agua, surgió del fondo un enorme dragón volador que dio vueltas por encima del monarca.

También conocemos la historia del Dragón de Siresa, cuenta que en un monte cercano a ese núcleo oscense un pastor vigilaba a sus ovejas cuando éstas se mostraron de repente inquietas y empezaron a dar saltos y a silbar, entre ellas apareció un dragón, y el pastor y su perro corrieron hacia el Monasterio de San Pedro, buscando cobijo en lo sagrado. Detrás de ellos oían los bufidos del dragón, cada vez más cerca. Pero pastor y perro consiguieron entrar en el monasterio y el dragón, sabiendo que no podía seguirles adentro, se enfadó tanto que golpeó con su cola la pared, marcando la piedra con una huella que aún hoy puede verse como testimonio de su paso.

También como testimonio de una batalla contra un dragón ha quedado la Baronía de Escriche, un núcleo de catorce masadas que pertenecen al municipio turolense de Corbalán. Cuentan de un caballero que fue nombrado barón por su valentía y destreza cuando dió muerte a un furioso dragón que aterrorizaba toda la zona. Una vez libre de la amenaza, el rey consiguió repoblar la zona y le dio a este guerrero todas las tierras por las que podía pasar con su caballo en un día.

Es curiosa, posiblemente única, la historia del dragón de la localidad turolense de Bronchales. Dicen que no era especialmente cruel, porque no mataba, pero sí era dueño de una glotonería muy molesta. Su arma eran sus ojos, con los que conseguía embrujar a los que le miraban. Sus víctimas eran los pastores, a los que en lugar de comer el rebaño les robaba las meriendas, o las mujeres recién paridas, de quiénes deseaba la leche maternal que robaba directamente de sus pechos. Cuentan que hartos de aquellos robos, los de Bronchales rodearon su cueva con leña y le prendieron fuego. Nadie sabe que pasó con el dragón, porque nunca más se supo de él.
Curiosamente las cualidades del dragón de Bronchales se asemejan mucho a las que la cultura popular aragonesa le ha atribuido a las serpientes. Al fin y al cabo, a ambos animales se les trata como primos hermanos o como fruto de una evolución natural.
Incluso se habla de una especie de dragones con forma de serpiente que tenían poderes hipnóticos. Así es, por ejemplo, el dragón que se esconde en la mítica Peña Oroel. Hechizaba con su mirada a sus víctimas y ellas le seguían hasta su cueva, donde eran devoradas. Las antiguas crónicas sitúan la gruta en una pared rocosa hasta la que llegó un soldado que había cambiado su condena a muerte por la oportunidad de matar a la bestia. Y aseguran que lo hizo gracias a un espejo en el que la bestia fue sorprendida al mirarse a sí misma.

Las leyendas también aseguran que en la Raja Os Moros, una sima en la cercanía del pueblo deshabitado de Escartín, habitan innumerables dragones con forma de grandes serpientes que, dicen, son malos espíritus.
Respecto a medidas contra estos animales, la cultura popular aragonesa señala que el gallo tenía suficiente poder como para contrarrestar sus poderes mágicos. Pero, además, los tréboles de cuatro hojas, las rogativas y amuletos varios, contribuían al afán del hombre por atraer la suerte y alejar a esos monstruos horribles que también han dejado su huella en Aragón y que ahora ya no se ven, pero se siguen nombrando, casi siempre para referirse a las salamanquesas que trepan por las paredes en verano.

El dragón sigue, de hecho, tan presente en un nuestro universo colectivo que incluso hubo quien quiso convertirlo en el animal que representa a los aragoneses. Se creó un diseño y se distribuyeron miles de pegatinas para pegar en la parte trasera de los coches, como una identificación que muchos aceptaron.


16/2/20

Reyes de Aragón (I)

Escudo de la Comunidad Valenciana, basado en la heráldica del rey Pedro IV, con la cimera en forma de Dragón alado.

Utilizado por primera vez por Pedro IV el Ceremonioso en su reinado entre 1.336 y 1.387, el Dragón sobre el casco era un distintivo destacado del monarca en sus apariciones públicas.
Un emblema heráldico que pronto se comenzó a utilizar también en los símbolos propios de los territorios en los que ejercía su poder. De esta forma, la figura del dragón como símbolo de la dignidad real, no sólo aparece junto a la señal cuatribarrada que definía a los reyes, sino que lo encontramos destacado sobre las representaciones más antiguas del escudo.

Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso o el del Punyalet (el del puñalito, debido a un puñal que solía portar), fué II de Valencia y de Ampurias, I de Mallorca y Cerdeña y III de Barcelona (Balaguer 5 de octubre 1319-Barcelona 5 de enero 1387), rey de Aragón y de Valencia, y conde de Barcelona (1336-1387); rey de Mallorca (1344-1387), duque de Atenas (1380-1387) y Neopatria (1377-1387) y conde de Ampurias (1386-1387). Hijo de Alfonso IV de Aragón, el Benigno, por el Pacto de Madrid de 1339 ayudó a Alfonso XI de Castilla en la conquista de Algeciras (1344) y en el intento de conquistar Gibraltar (1349).

La Cimera del Rey de Aragón, Cimera Real, Cimera del Dragón, es un emblema heráldico que ornamenta la Señal Real de Aragón en algunas de sus representaciones.
En la terminología heráldica al uso, la cimera se añade a la representación del blasón o escudo de armas en su parte superior (timbre) y comenzó a usarse como insignia personal del portador del escudo para diferenciar su uso.
A partir de su utilización por parte de Pedro IV, el emblema que apareció como divisa personal, fue usado como expresión de la dignidad real por sus sucesores. Ejemplos de su uso podría ser el blasón de la ornamentación del alfarje de una de las salas del Palacio de los Reyes Católicos de la Aljafería, construido por mandato de Fernando II de Aragón y V de Castilla.
                              Jaime I el Conquistador

Durante los siglos XIV y XV, se puso de moda en los torneos de toda la Cristiandad que los caballeros apareciesen habillados con espectaculares cimeras, tal como se puede contemplar en las fabulosas miniaturas del Livre des tournois de René de Anjou (1460-65).
Esta moda afectó también a los monarcas que aprovechaban sus apariciones estelares durante los desfiles para lucir grandes cimeras que les identificaban. En el Armorial ecuestre del Toisón de Oro de la Bibliothèque del Arsenal, aparecen los principales reyes y condestables de Europa, casi todos ellos con cimera: el rey de Portugal tiene una cimera en forma de cisne; el rey de Inglaterra aparece con una cimera en forma de león, figura que aparece en su escudo; el rey de Francia presenta una cimera con un ángel con tres flores de lis, figura que hace referencia a los orígenes sobrenaturales del escudo de Francia; el rey de Castilla, lleva como cimera un castillo con un león que sobresale de una de sus torres, figuras que hacen referencia a los dos reinos, y el rey de Aragón porta la cimera del dragón alado, se ha podido demostrar que el primer monarca en utilizar la cimera del dragón alado fue Pedro IV, el Ceremonioso, a partir del cual los reyes de Aragón, hasta Fernando el Católico, lo utilizaron como emblema.

José María Quadrado, a finales del siglo XIX desveló un documento, firmado en 1.407 por el rey Martín I el Humano, en virtud del cual concedía a los jurados del reino de Mallorca su cimera para que fuese llevada por el portaestandarte durante la fiesta de la Conquista. El documento del rey Martín I nos desvela el origen de la famosa cimera.

Entre las teorías sobre el origen de la palabra “Aragón”, existe una que se refiere a un animal supuestamente mitológico que aparece en todas las culturas del mundo. Hay quienes consideraron que, por el parecido, la palabra “Dragón” podría tener alguna relación con el nombre que se le dio a esa tierra, dado que los reyes aragoneses utilizaban en su cimera la figura del Dragón.

Otros dicen fue un mote que partía de esa similitud fonética, de “los de Aragón” a “los del dragón” hay muy poca diferencia.
Según Guillermo Fatás Cabeza, se trata de un emblema parlante que representa un mote o lema con la equivalencia entre “Dragón” y “d'Aragón”, que aludía a la dignidad real en las tierras y pueblos del rey de Aragón, habitualmente llamados entre los siglos XII y XIV “Casal d'Aragó” y desde la última década del siglo XIII, Corona de Aragón.
Continuará...

12/2/20

Mondragón


En la mitología vasca, Herensuge (dragón en euskera), volaba dejando un rastro de fuego y haciendo un sonido aterrador. Se alimentaba de caballos y burros, y a veces raptaba seres humanos y los ahogaba, se los comía o simplemente, los hacía enloquecer.

Existen múltiples descripciones de este dragón, con múltiples nombres: Erensuge, Lerensuge, Herainsuge, Errensuge, Hensuge, Edensuge, Edeinsuge, Edaansuge, Igensuge o Iraunsuge. Según unas leyendas, tiene siete cabezas, según otras, sólo una. Tendría también múltiples refugios. Hay varias historias diferentes sobre su muerte, cada una de ellas a manos de un héroe distinto.

Existe una leyenda muy conocida que atribuye el nombre de Mondragón (derivación del original Mondragoe) a la existencia de un dragón llamado Herensuge que vivía en el monte Santa Bárbara y que aterrorizaba a los habitantes de Arrasate y de los alrededores. Este dragón fue vencido por los ferrones de la comarca, y la villa que nació al abrigo del monte Murugain recibió en su recuerdo el nombre de Mondragón.

Los historiadores piensan, sin embargo, que el nombre no fue originado por la leyenda, sino que la leyenda fue inventada a posteriori para tratar de explicar el nombre, y creen que este evocador nombre fue sin más una ocurrencia poética del Rey sabio. El nombre de Mondragón también puede guardar algún tipo de relación con Frey Guillen de Mondragón, comendador de Consuegra, caballero sanjuanista, que era íntimo amigo del monarca Alfonso X, ya que siendo éste todavía infante le concedió a él, como comendador de la orden de San Juan, la propiedad del castillo y villa de Archena recientemente conquistada al emir Ibn Hud. Es muy probable que ambos volvieran a coincidir durante el proceso del Pacto de Jaén y posteriores escaramuzas militares castellanas que coincidirían en el tiempo con la entrega de la Carta Puebla a Mondragón, dada en algún punto próximo a Santisteban del Puerto o Iznatoraf.

No está clara la etimología del nombre Arrasate, pero incluye las palabras “ate” que en euskera quiere decir puerta, paso o portillo, y “arras” que no tiene clara significación. La aldea se situaba en el lugar donde confluían los ríos Deva y Aramayona, y dos caminos que bajaban de Álava hacia la costa. No obstante, si se obedece a la toponimia, Arrasate se encontraría en la ladera suroeste del montículo de Santa Bárbara, mientras que el Mondragón medieval se construyó al Este de dicho montículo.

Fuente: Wikipedia