31/12/18

La Serpiente en Mesopotamia (II)


La Piedra Michaux pertenece al período de la dominación Casita de Babilonia, escrita en lengua acadia mediante símbolos cuneiformes, data del siglo XII a.C.
Descubierta en 1.782 por el bótanico francés André Michaux, fue el primer testimonio de la civilización mesopotámica que llegó a la Europa moderna.

La Dinastía Casita se extendió por Mesopotamia en la zona de los ríos Tigris y Eufrates, conquistó Babilonia en 1.531 a.C. hasta que en 1.155 a.C. fueron derrocados por los elamitas.

En la piedra se muestran los seis niveles de la Montaña del Mundo que en orden descendente son el planeta Venus representado por Ishtar, la diosa de la vida, la luna creciente del dios lunar Sin y el disco solar de Shamash, bajando hasta los elementos del abismo oceánico. Una enorme serpiente se yergue por todo el lateral izquierdo inclinándose en la parte superior para mostrar su cabeza por encima de la luna creciente.


Descripción del texto:
Kassite dynasty, about 1125-1100 BC. (southern Iraq).
The cuneiform inscription on this kudurru records the granting by Eanna-shum-iddina, the governor of the Sealand, of five gur of corn land in the district of Edina in south Babylonia to a man called Gula-eresh.
The boundaries of the land are laid out; the surveyor is named as Amurru-bel-zeri and the transfer completed by two high officials who are also named. Nine gods are invoked to protect the monument, along with seventeen divine symbols.
The symbols of the important Mesopotamian gods are most prominent: the solar disc of the sun-god Shamash, the crescent of the moon-god Sin and the eight-pointed star of Ishtar, goddess of fertility and war. The square boxes beneath these signs represent altars supporting the symbols of gods, including horned headdresses, the triangular spade of Marduk, and the wedge-shaped stylus of Nabu, the god of writing.

A prominent snake is shown on many kudurru and may, like many of the symbols, be related to the constellations.

The text ends with curses on anyone who removes, ignores or destroys the kudurru.
The Sealand was one of the wealthiest regions of Babylonia. A dynasty called Sealand first appears in records dating to the middle of the second millennium BC. It controlled the coastline of the south of Iraq and thus the trade routes down the Gulf. The Sealand rulers were defeated by the Kassite kings of Babylon in the fifteenth century BC. and governors like Eanna-shum-iddina were appointed to administer the region.

La serpiente siempre está presente en los kudurrus, quizás como influencia protectora y en cualquier caso sugiere un elemento benefactor.



27/12/18

La Serpiente en Mesopotamia (I)


El tipo más distintivo de objeto de la Mesopotamia Casita es la piedra límite, mojón o kudurru, término utilizado que sirve para designar el mojón o piedra en la que se constata una concesión real, inscrita generalmente en piedra ovalada o con forma de columna.
Eran documentos oficiales de donación emitidas por los reyes o por funcionarios de alto cargo, con el fin de proclamar públicamente que a determinada persona se le concedía determinada porción de tierra junto con la remisión de ciertos impuestos y la imposición de ciertas obligaciones.
Se instalaban en el campo o propiedad que se concedía; en los archivos de los templos depositaban copias de su texto en tablillas de arcilla con el fin de asegurar su conservación oficial.

Característica de estas piedras límite es el tipo de esculturas en relieve en las que varios símbolos divinos, colocados a veces en estrados o asientos, representan a la "deidad entronizada" y sirven para proteger el monumento.
En algunas de ellas, las figuras talladas representan al propio rey, solo o con la persona que recibe la concesión. Protección complementaria se obtenía por medio de complicadas maldiciones, execraciones y bendiciones inscritas en la kudurru para impedir mágicamente que se la moviese de lugar o destruyese.


En esta pieza destaca la serpiente enroscada alrededor del eje. Procede del reinado de Marduk-apal-iddina I (1171-1159 a.C.). El dibujo es la proyección de la parte superior del kudurru (adaptado de El Antiguo Oriente de Mario Liverani).
Los números indican nombres de dioses: 1- Sin, 2- Ishtar, 3- Shamash, 4 y 5- Anu y Enlil, 6- Ea, 7- Gula, 8- Ishkhara, 9- Ninurta, 10- Zababa, 11- Nabu, 12- Nergal, 13- Nusku, 14- Adad, 15- Marduk, 16- Papsukkal, 17- Shuqamuna y Shumalia y 18- Ishtaran, dios de la justicia.

Continuará...

13/12/18

Heracles y la Hidra


Zeus, rey de los dioses olímpicos, yació con la mortal Alcmena engendrando a Heracles. La diosa Hera, celosa por la infidelidad de Zeus, intentó causar la muerte a Heracles en diversas ocasiones a lo largo de su vida.

Heracles llegó a la edad adulta y se casó con la princesa Mégara, con quien tuvo varios hijos. Hera provocó un ataque de locura a Heracles, durante el cual este asesinó a su esposa e hijos. Entonces la sibila del oráculo de Delfos le encomendó como penitencia la realización de diez trabajos que le ordenase su primo Euristeo, rey de la Argólida. Esos diez trabajos más dos adicionales, al considerar Euristeo inválidos dos de los iniciales por no completarse sin ayuda, formaron los denominados “Doce Trabajos de Heracles”.
El segundo de ellos consistía en matar a la Hidra de Lerna, un monstruo con forma de Serpiente de varias cabezas, que habitaba en la laguna cercana a la ciudad, en el golfo de la Argólida cerca de Nauplia, si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de las Danaides. Bajo sus aguas había una entrada al inframundo que la Hidra guardaba.

La Hidra era hija de Tifón y Equidna y en algunas tradiciones fue madre de Quimera. Fue criada por Hera cerca de la fuente Amimone en Lerna. Se decía que era hermana del león de Nemea y buscaba venganza por su muerte en manos de Heracles, y había sido elegida como trabajo para Heracles, de forma que éste muriese.

Tras llegar a la ciénaga cercana al lago Lerna, Heracles (o Hércules) y su sobrino Yolao se cubrieron sus bocas y narices con una tela para protegerse del aliento venenoso de la Hidra. Heracles disparó flechas en llamas al refugio del monstruo (la fuente de Amimone) para obligarla a salir. Entonces se enfrentó a ella con su espada y empezó a cortarle las nueve cabezas que tenía. Pero cada vez que se le cortaba una, otra renacía en el mismo lugar más fuerte que la anterior. Su sobrino le ayudó quemando el cuello de la cabeza cortada para que no renaciera otra. Al final, la Hidra murió sin cabezas y Heracles mojó las puntas de sus flechas con la sangre de la Hidra para que así fueran mortíferas para quienes hiriese.
Este trabajo fue uno de los considerados como inválidos por Euristeo, ya que Heracles recibió la ayuda de su sobrino para llevarlo a término

La Hidra de Lerna tiene muchos paralelismos en las Religiones del Medio Oriente antiguo. En particular, la mitología sumeria, babilónica y de asiria celebraban las acciones de la guerra y del dios cazador Ninurta, a quien el Angrim atribuyó matar a 11 monstruos en una expedición a las montañas, incluyendo una Serpiente de siete cabezas posiblemente idéntica a Mushmahhu y Bashmu, cuya constelación (a pesar de tener una sola cabeza) fue asociada más tarde por los griegos con la Hidra. La constelación también se asocia a veces en contextos babilónicos con el dragón de Marduk, el Mushhushshu.

Fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Hidra_de_Lerna

9/12/18

Tifonomaquia


Con el nombre de Tifonomaquia se conoce el combate librado entre Zeus y Tifón, en el que estaba en juego la instauración de un nuevo orden, alentado por el Cronida, frente a uno de los últimos ataques de las fuerzas primitivas, caóticas, y al mismo tiempo, indispensables de la naturaleza, representadas en la figura serpentiforme de Tifón.

El esquema de esta contienda se atiene a los patrones que enmarcan otros combates cósmicos entre la serpiente primordial y una divinidad. A raíz de los enfrentamientos surgidos en el seno de una familia divina desencadenados para hacerse con el poder supremo, y cuando uno de sus miembros parece haberse hecho con el trono, hace su aparición un monstruo ofídico, que casi siempre alentado por las fuerzas primitivas subyugadas por el nuevo soberano, desafía la supremacía de éste recién conquistada.

Sobre el combate entre Zeus y Tifón hay varias tradiciones, destacando sobre todo la versión de Hesíodo en la Teogonía y la de Apolodoro en su Biblioteca Mitológica, sin olvidar la curiosa variante que ofrece Nonno de Panópolis en las Dionisiacas.

En Apolodoro, el combate se inicia cuando Tifón comienza a lanzar piedras candentes contra el cielo, lo que provoca que los dioses, asustados, huyan a Egipto metamorfoseados en diversos animales. El momento supremo del relato está representado por el duelo que (en el monte Casio, en Siria) enfrenta a los dos contendientes.

El monstruo logra herir a Zeus con una hoz de acero, lo aprisiona entre sus anillos serpentiformes, le corta los tendones de pies y manos, y los deposita en la cueva Coricia encomendando su vigilancia a la dragona Delfine. No es sino con la ayuda del engaño a Tifón por parte de dioses secundarios, Hermes y Egipán (en Apolodoro) y Cadmo (en Nonno) como Zeus puede sobreponerse, recobrar sus energías, salir victorioso en la contienda y proclamarse el nuevo dios soberano de los cielos y vencedor del caos caracterizado por las potencias ctónicas representadas en la figura serpentiforme de Tifón.

Este aspecto, al igual que otros muchos del combate entre Zeus y Tifón, tiene su paralelo en el mundo oriental, con toda una tradición de mitos en los que el dios de la tormenta no podría haberse impuesto sobre el monstruo sino hubiera sido por el auxilio de otros dioses o en ocasiones, mortales, por ejemplo: Upasiya en el mito hitita, Istar ayudando a Tesub, Ea a Marduk y Seth a Ra.

Las serpientes que conformaban su físico, según podemos ver en las representaciones que del monstruo hicieron helenos, etruscos y romanos, revelan esa identidad.
Tifón era hijo de Gea, de la Tierra, aspecto en el que todas las fuentes concuerdan, exceptuando la rara confusión de Higino cuando afirma que Tártaro engendró de Tártara a Tifón.
Hesíodo lo hace hijo de Gea y Tártaro, considerando su nacimiento como una venganza por la expulsión de los Titanes del cielo por Zeus. El Himno homérico a Apolo nos lo presenta como hijo de Hera sin la intervención de Zeus, pues ésta se negaba a yacer con su olímpico esposo, encolerizada como estaba por el nacimiento no genético de Atenea de la cabeza del Cronida. No obstante, Hera no consigue este monstruoso hijo sin antes imprecar a la Tierra, al Cielo y a los Titanes que moraban en el Tártaro.

Una tercera versión nos la da un escoliasta, para quien Tifón fue hijo de Gea con la intervención de Crono, idea que parece compartir Ovidio, para quien Tifón era un monstruo salido de lo más profundo de la tierra e hijo de la tierra, aunque el poeta no nombra ningún principio masculino. El hecho importante no radica en quién fuera el padre del monstruo, sino en que su madre era la misma Tierra. Este papel de la Tierra al lado de su hijo monstruoso debe de ser particularmente recalcado, pues el sometimiento de Tifón viene a ser, en última instancia, el sometimiento de la propia Gea, aquella diosa madre serpiente que, desde el Paleolítico y como reflejo de la estructura social matrilineal existente, daba la vida, la muerte y la regeneración.

Una vez que Tifón es derrotado, el mensaje que se lanza es claro; las armas del gigante son colgadas por Temis de lo alto del vestíbulo del Olimpo a fin de exponerlas como objeto de terror ante la insensata Tierra, madre de futuros gigantes. (Nonno de Panópolis, Dionisiacas 710).

La sublevación de Tifón significa uno de los últimos intentos de la Tierra por resistir al avance de la nueva generación de dioses jóvenes caracterizados por un dinamismo que se contrapone frontalmente al inmovilismo típico de los dioses ancianos que dieron origen al mundo. Es la furia de la Tierra la que da origen a Tifón, y la derrota de su hijo es la suya propia. En casi todos los relatos se ve el sufrimiento físico de ésta a medida que el monstruo va siendo derrotado. Además, los golpes que Zeus descarga no sólo se dirigen a Tifón, sino que al mismo tiempo azota la tierra alrededor de él. Ésta arde, gime, se abre en grietas debido al fuego que origina el rayo, llora al ver el rostro quemado de su hijo, como lo hará en otras ocasiones, cuando vea derrotados también a otros monstruosos vástagos suyos.

La compasión de la Tierra por sus hijos derrotados también se deja ver en un pasaje de las Argonáuticas de Valerio Flaco: …en torno a ella se ven monstruos enormes de gigantes terrestres en otro tiempo enfrentados por obtener el cielo. Compadecida de éstos, su madre los vistió de rocas, árboles y riscos y los puso en pie a manera de montes que se elevan al cielo.
Hasta el final del combate Gea permanece al lado de su hijo, cuando éste es sepultado bajo el Etna, convirtiéndose así en prisionero dentro de la misma divinidad que lo engendró y de quien adquirió su característica más espantosa: las serpientes que conformaban su cuerpo.
No obstante, la tierra se sobrepone a la adversidad y quizá por su propio bien, la vemos en Hesíodo instando a Zeus, después de la victoria, a que reine sobre los inmortales.

La existencia de Tifón no acaba una vez que es vencido, pues en la Teogonía de Hesíodo se relata cómo, a partir de su cuerpo se crean elementos nuevos. Del cuerpo de Tifón emana una nueva creación que da lugar a los vientos soplantes, algunos benéficos y otros maléficos, sobre todo para los marineros.
De este modo, aunque el monstruo serpentiforme perdió la batalla contra el cielo, siguió estando presente en el nuevo orden del mundo que en Hesíodo surge tras la contienda, lo que viene a poner de manifiesto que, como representante del caos, Tifón era indestructible.

Un monstruo telúrico no puede ser destruido totalmente. En las versiones que no hablan de esta creación a partir de su cuerpo, éste sigue presente bajo el Etna, en el Tártaro e incluso en las armas colgadas en el vestíbulo del Olimpo, su amenaza, aunque menguada, permanece en estado latente como aviso a generaciones futuras y sobre todo como aviso a la insensata Tierra, madre de futuros gigantes.

Donde encontramos una manifestación mucho más arcaica de este mitologema es en el mundo babilónico, el paralelo babilónio “Enuma Elish” Poema de la Creación babilónico: ...“cuando en lo alto”, son las primeras palabras del himno, nos hace asistir a uno de los más feroces y primitivos combates entre monstruos ofídicos y dioses.
La finalidad de este poema es cantar la gloria de Marduk, dios supremo para los babilonios y dios de la tormenta, en su combate contra la diosa madre Tiamat, señora de las aguas saladas y superficiales, representada con forma de serpiente.
Por su parte, Tiamat, deseosa de venganza, engendra una cohorte de monstruos-serpientes llenos de veneno y dotados de poderes divinos.
Entre ellos destaca a Kingu, en cuyo pecho fija las Tablillas del Destino, proclamándose jefe. Después de una serie de avatares en los que se muestra a distintos dioses huyendo aterrados del campo de batalla frente a Tiamat (también otro rasgo común a varios mitos cosmogónicos, por ejemplo Indra/Vritra), el feroz Marduk, sobre el carro-tormenta, es enviado por la asamblea divina contra la diosa madre, no sin antes recibir la promesa de ser aceptado como dios supremo si regresara victorioso de la batalla.

Marduk fue el primer dios que derrotó a la diosa madre y tomó su puesto como dador de vida. Las tablillas que contienen el poema que narra sus hazañas fueron descubiertas en 1.848 d.C. en la biblioteca de Asurbanipal, último rey de Asiria, y están datadas hacia 1.750 a.C., cuando la dinastía de Hammurabi llegó al poder en Babilonia.
Este poema, sin embargo, recoge tradiciones muy anteriores, representando en realidad una síntesis literaria de leyendas y tradiciones arcaicas transmitidas de boca en boca que acabaron por ser grabadas en piedra y conservadas en santuarios y en palacios sumerios y semitas.

Extracto de: “El combate contra la serpiente: el triunfo de la tierra velado bajo la aparente muerte del ofidio”. Diana Rodríguez Pérez

6/12/18

Ofión, el Titán marino


En la mitología griega, Ofión (Oφίων, ‘serpiente’) era un Titán que gobernó el mundo con su compañera Eurínome antes del reinado de Crono y Rea, quienes les derrocaron y arrojaron al Tártaro o al mar, un profundo abismo usado como mazmorra de sufrimiento y prisión para los titanes. 
Según Fedón de Platón (400 a.C.), el tártaro era el lugar donde las almas eran juzgadas después de la muerte y donde los malvados eran castigados.

La primera mención de Ofión se hace en la Heptamychia del filósofo Ferécides de Siros (siglo VI a.C.). En algunos fragmentos se narra un mito o leyenda en el que los poderes conocidos como Cronos (Tiempo) y Ctonio (de la Tierra) existían desde el principio, siendo Cronos el creador del universo. También menciona el nacimiento de Ofioneo, así como una batalla entre dioses con Crono (no Cronos) en un bando y Ofioneo y sus hijos en el otro, donde al final se llegaba a un acuerdo que sin embargo empuja a este segundo bando al Ogenos (Océano) y otorga al primero el cielo.

En el Praeparatio, Eusebio de Cesarea cita a Filón de Biblos al afirmar que Ferécides tomó a Ofión y a los Ofiónidas de los fenicios.
La historia era aparentemente popular en la poesía órfica, de la que sólo se conservan fragmentos. En sus Argonáuticas, Apolonio de Rodas resume una canción de Orfeo:
Cantaba cómo la tierra, el cielo y el mar, una vez mezclados en una única forma, fueron separados unos de otros tras una disputa mortal, y cómo las estrellas y la luna y los caminos del sol no mantuvieron su lugar fijo en el cielo, y cómo las montañas se elevaron, y cómo los estrepitosos ríos con sus ninfas fueron creados, con todos los seres vivos. Y cantaba cómo en primer lugar Ofión y Eurínome, hija de Océano, tuvieron el dominio del nevado Olimpo, cómo por la fuerza cedieron su lugar a Crono y a Rea, y cómo cayeron a las olas de Océano; pero los otros dos gobernaban entonces sobre los titanes, mientras Zeus, todavía niño y con los pensamientos de un niño, moraba en la cueva Dictea, y los Cíclopes nacidos de la tierra aún no le había armado con el rayo, el trueno y el relámpago, pues estas cosas darían fama a Zeus”.

Licofrón narra que la madre de Zeus, es decir Rea, era diestra en la lucha y arrojó al Tártaro a la anterior reina Eurínome.
En sus Dionisíacas, Nono hizo que Rea dijera: “Iré a los mismos confines del Océano y compartiré el hogar de la primordial Tetis; de ahí pasaré a la casa de Harmonía y viviré con Ofión” (en este texto probablemente Harmonía sea un error, refiriéndose a Eurínome).
Ofión es mencionado otra vez por Nono: “Junto al muro oracular vimos la primera tablilla, antigua como el infinito pasado, conteniendo todas las cosas en una, sobre ella estaba todo lo que Ofión señor supremo había hecho, todo lo que el antiguo Crono logró”.

En el libro “Los mitos griegos” Robert Graves intentó reconstruir un mito de creación pelasgo que incluía a Ofión como una serpiente creada por una diosa suprema llamada Eurínome, danzando sobre las olas. Ésta era fertilizada por la serpiente y con la forma de la Noche ponía un huevo dorado sobre las aguas en torno al que Ofión se entrelazaba para empollarlo hasta que finalmente el mundo salía de él. Entonces Ofión y Eurínome moraban en el mundo sobre el monte Olimpo hasta que la presunción de Ofión llevó a Eurínome a desterrarlo a la oscuridad bajo tierra.

En la mitología griega, el Tártaro es tanto una deidad como un lugar del Inframundo, más profundo incluso que el Hades. En antiguas fuentes órficas y en las escuelas mistéricas es también la “cosa” ilimitada que existió primero, de la que nacieron la Luz y el Cosmos.

En su Teogonía, Hesíodo cuenta que Tártaro era una de las deidades primordiales, junto con Caos, Gea y Eros, y padre de Tifón con Gea. También asevera que un yunque de bronce caerá desde el cielo durante nueve días hasta alcanzar la Tierra, y que tardará nueve días más en caer desde ahí al Tártaro.

En la Ilíada, Zeus dice que el Tártaro está tan por debajo del Hades como la tierra lo está del cielo. Al ser un lugar tan alejado del sol y tan profundo en la tierra, está rodeado por tres capas de noche, que rodean un muro de bronce que a su vez abarca el Tártaro. Es un pozo húmedo, frío y desgraciado hundido en la tenebrosa oscuridad.
Mientras que, según la mitología griega, el Hades es el hogar de los muertos, el Tártaro tiene además una serie de habitantes.
Cuando Cronos, el Titán reinante, tomó el poder encerró a los Cíclopes en el Tártaro. Zeus los liberó para que le ayudasen en su lucha con los Titanes. Los dioses del Olimpo terminaron derrotándolos y arrojaron al Tártaro a muchos de ellos (Atlas, Crono, Epimeteo, Metis, Menecio y Prometeo son algunos de los que no fueron encerrados). En el Tártaro los prisioneros eran guardados por gigantes, cada uno con 50 enormes cabezas y 100 fuertes brazos, llamados Hecatónquiros. Más tarde, cuando Zeus venció al monstruo Tifón, hijo de Tártaro y Gea, también lo arrojó al mismo pozo.
En mitologías posteriores, el Tártaro se convirtió en el lugar donde el castigo se adecúa al crimen. 
Por ejemplo Sísifo, que era un ladrón y un asesino, fue condenado a empujar eternamente una roca cuesta arriba sólo para verla caer por su propio peso. También allí se encontraba Ixión, el primer humano que derramó sangre de un pariente. Hizo que su suegro cayese a un pozo lleno de carbones en llamas para evitar pagarle los regalos de boda. Su justo castigo fue pasar la eternidad girando en una rueda en llamas.

Tántalo, que disfrutaba de la confianza de los dioses conversando y cenando con ellos, compartió la comida y los secretos de los dioses con sus amigos. Su justo castigo fue ser sumergido hasta el cuello en agua fría, que desaparecía cada vez que intentaba saciar su sed, con suculentas uvas sobre él que subían fuera de su alcance cuando intentaba agarrarlas.
Radamantis, Éaco y Minos eran los jueces de los muertos y decidían quiénes iban al Tártaro. Radamantis juzgaba las almas asiáticas, Éaco las europeas y Minos tenía el voto decisivo y juzgaba a los griegos.

En la mitología romana, el Tártaro es el lugar a donde se enviaba a los pecadores. Virgilio lo describe en Libro VI de la Eneida como un lugar gigantesco, rodeado por el flamígero río Flegetonte y triples murallas para evitar que los pecadores escapen de él. Está guardado por una hidra con cincuenta enormes fauces negras, que se sentaba en una puerta chirriante protegida por columnas de diamante. Dentro, hay un castillo con anchas murallas y un alto torreón de hierro. Tisífone, la Furia que representaba la venganza, hace guardia insomne en lo alto de este torreón, azotando un látigo. Dentro hay un pozo del que se dice que profundiza en la tierra el doble de la distancia que hay entre la tierra de los vivos y el Olimpo. En el fondo de este pozo están los Titanes, los Alóadas y otros muchos pecadores. Dentro del Tártaro hay muchos pecadores, castigados de forma parecida a los de los mitos griegos.

En la Biblia, la segunda carta de Pedro alude a la tradición romana, llamando Tártaro (ταρταρώσας) a la condición restringida y degradada en la que Dios sumió a los ángeles desobedientes en tiempos de Noé. "Ciertamente Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron, al echarlos en el Tártaro, los entregó a hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio".

Fuente: Wikipedia

29/11/18

La Persea y Apofis

La Persea fue considerada el origen de la vida y el árbol sagrado de On en Heliópolis, estaba plantado en el recinto del Templo de Ra (dios Sol) y se documenta desde la XVIII Dinastía egipcia.

Ra fue el primero en inscribir su nombre en las hojas de Persea, crecía en el mundo de los Dioses y estaba guardada por el Gran Gato de On que lo defendía de los ataques de la Serpiente Apep o Apofis. Esta relación se recoge en los textos de los sarcófagos y el Libro de los Muertos del Imperio Medio.
En una de las concepciones del cielo, los antiguos egipcios describen el cielo como un enorme árbol de Persea, donde las estrellas no serían más que sus hojas y frutos. El sol salía entre sus hojas cada mañana y por la tarde volvía a ocultarse entre el follaje.

Persea es el nombre griego, pero los egipcios la conocían como Ished y se utilizaba como ofrenda en las tumbas. Actualmente hay una especie endémica en Maderira, Azores y Canarias llamada Persea Indica. Otro árbol de la misma familia de las Klauráceas es la Persea americana, conocido como aguacate.

Las glaciaciones del cuaternario provocaron el retroceso de la especie, que se extendía por las amplias zonas de la cuenca mediterránea, quedando confinada a la Macronesia, la región que comprende las islas Azores, Madeira, Cabo Verde y Canarias. Este bosque subtropical formado por diversas especies de hoja perenne era el que principalmente crecía en el archipiélago Atlante. Se conservaba gracias a la escasa actividad volcánica, a las temperaturas suaves y a la intensa humedad. Los vientos alisios favorecían la formación de nubes cuyo vapor de agua se condensaba sobre la vegetación.
Entre la flora de Aztlan, la planta más valiosa era la Persea, cuyas semillas se utilizaban como moneda de cambio, por sus múltiples usos. Además de contar con fines curativos, sus hojas se podrían masticar para tratar la mordedura de la serpiente y su raíz actuaba como excelente cepillo de dientes, su gomosa médula era una nutritiva golosina, la corteza del tallo se olía, y echada en el agua dulce de los ríos paralizaba a los peces para su captura.

La navegación más allá de la costa africana era factible, por lo que los egipcios pudieron mantener relaciones comerciales con territorios situados en el inmenso océano viajando con sus primitivas naves.

La primera mención escrita de una flota que partió de un puerto fenicio rumbo a Egipto data de 3.000 a.C. Con la expedición Ra I de 1.969 que zarpo de Marruecos, el explorador Thor Heyerdahl demostró que las embarcaciones de papiro de los antiguos egipcios habrían podido cruzar el Atlántico. Un año después, con la expedición Ra II llegaron a Barbados después de un viaje de dos meses tras recorrer 6.100 kms. Heyerdahl quería demostrar que los egipcios podían llegar a América y podían haber fundado las civilizaciones Azteca e Inca.
Hay puntos de unión entre las culturas egipcia y la maya, las bóvedas que los egipcios componían en el interior de las pirámides y en sus centros de culto, los umbrales y los pasajes que se empleaban y el llamado “arco maya”, no fue casual. Además estas técnicas también se usaron en las construcciones durante el Imperio Jemer en Camboya.

Fuente: Wikipedia

26/11/18

La serpiente Lilith

Más allá de la tradición hebrea, el origen del mito de Lilith parece contar con raíces sumerias o acadias.

Según el arqueólogo Reginald Campbell Thompson, había en Mesopotamia un grupo de demonios femeninos derivados de la criatura Lilitu (Lilu y Ardat Lili) que eran mitad humanas y mitad divinas, usaban la seducción y el erotismo, y la noche era su hábitat natural. Estos sucubos tenían las cualidades de lo que luego se ha representado como los vampiros, aunque cubiertos de pelo, y derivaban de la palabra viento o espíritu. Esta tradición habría pasado más tarde a la cultura judía a través de los semíticos residentes en Babilonia. Los judíos adaptaron así al hebreo el nombre de esta criatura maligna hasta vincularlo posiblemente a la palabra “laila” (traducido como noche).

Lilitu perdió varias cualidades con su versión hebrea, como era su carácter divino, pero adquirió una personalidad más compleja. Su presencia es frecuente en el folclore y los textos del Judaísmo, entre ellos el Génesis, según defienden algunas interpretaciones rabínicas. Así, frente a las dudas que ha generado el fragmento del Génesis: … “y creó Dios al hombre (Adán) a su imagen, a imagen de Dios los creó, varón y hembra los creó”, han surgido interpretaciones de diferentes rabinos a lo largo de la historia que plantean que, o bien Adán fue creado inicialmente como un andrógino, que poseía un cuerpo femenino y uno masculino unidos por la espalda, o como recoge repetidas veces en su obra el mitólogo inglés Robert Graves, hubo otra mujer antes que Eva, la rebelde y lujuriosa Lilith, que finalmente abandonó el paraíso.
Según el Yalqut Reubeni, una colección del siglo XVII de midrashim (interpretaciones de textos antiguos) por el rabino Rubén Hoschke Kohen, Dios formó a Lilith del mismo modo que había formado a Adán, aunque utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro. La inmundicia habría convertido a esta criatura en un demonio del que, a su vez, nacieron otras criaturas malignas que todavía atormentan a la humanidad. Estos demonios hembras se dedicaban a atacar a las madres durante los partos con el fin de robar al recién nacido para luego matarlo, como retrata un sello cilíndrico expuesto en el Museo de Oxford.
En este sentido, existe otra interpretación que presenta a Lilith como una criatura igual a Adán, hecha de polvo puro, que se rebela contra los designios divinos y muestra un marcado carácter.
En el Alfabeto de Ben Sira (escrito entre el siglo VIII y el XI), se narra cómo Lilith se resistió a yacer por debajo de Adán: «¿Por qué he de yacer debajo de ti? Yo también fui hecha con polvo y por tanto, soy tu igual», afirmó Lilith, que después pronunció el nombre de Dios en vano y decidió abandonar el Edén con dirección al Mar Rojo.

Esta versión de Lilith se ha emplazado como una representación de las mujeres canaaneas y su visión de las relaciones sexuales en un periodo hacia el 586 a.C, en el que se fusionaron parcialmente los panteones propios de los canaanitas con los hebreos. De esta manera, la demonización de Lilith es una crítica a las prácticas de las mujeres canaaneas dadas a mantener relaciones sexuales pre-matrimoniales y a una sexualidad más abierta que la mostrada por las hebreas.
Lilith es el demonio rebelde, el mal ejemplo que precedió a Eva. No en vano, algunas de las cualidades de esta versión de Lilith parecen haberse inspirado en el principal culto femenino de los canaanitas, Asherah, diosa de los partos y la fertilidad.

Tras abandonar el paraíso, Lilith se asentó en la costa del Mar Rojo. Esta región se caracterizaba, según la tradición mitológica, por la presencia de innumerables demonios, con los cuales engendró nuevas criaturas. Ante este hecho, Dios envió a un grupo de ángeles para exigirla que volviera con Adán: “Regresa con Adán de inmediato o te ahogaremos”. A lo que ella respondió que ya no podía regresar porque “Dios me ha ordenado que me haga cargo de todos los recién nacidos, de los niños hasta el octavo día de vida (el de la circuncisión) y de las niñas hasta el vigésimo día”. Finalmente, Dios permitió vivir a Lilith, pero la castigó haciendo que cientos de sus hijos demoníacos perecieran cada día. Desde entonces, la criatura se propuso matar a todos los hijos de Adán y a todas las madres durante el nacimiento y los días siguientes al parto.

El Rabino Berl Schtudiner dijo que Lilith es solo un personaje pero nunca fue una mujer, sino un demonio con aspecto femenino, tanto los demonios como los ángeles son seres asexuados. El aspecto sexo es para los seres animales y no los celestiales. Solo adoptan el sexo cuando se instalan definitivamente en la tierra, fuera de ella vuelven a ser asexuados, y afirma que los demonios sucubos y los incubos no tienen sexo fijo, un mismo demonio actúa como sucubo ante un hombre y como incubo ante una mujer.

La leyenda de Lilith es posiblemente también el origen del popular mito griego de la reina Lamia, que tras matar a sus propios hijos por culpa de un engaño de Hera, sintió envidia de las otras madres y se dedicó a devorar a sus hijos. Transformada en una bestia, tenía el cuerpo de una serpiente y los pechos y la cabeza de una mujer. Este relato dio lugar a que en la Antigüedad, las madres griegas y romanas acostumbraran a amenazar a sus hijos traviesos con este personaje. La creencia grecorromana a su vez se transmitió a leyendas medievales, repartidas por toda la geografía europea, donde estos seres son representados con rostro de mujer y cuerpo de dragón y se alimentaban de niños.


9/11/18

El Lindworn en Europa


El lindworm (cognado con el nórdico antiguo linnorm “atrapar a la serpiente”, en noruego Linnorm “dragón”, sueco Lindorm, danés Lindorm, alemán Lindwurm) es una criatura semejante a un monstruo serpiente o dragón.
En la heráldica británica, lindworm es un término técnico para un monstruo sin alas con dos brazos en forma de garra. En la heráldica noruega, es lo mismo que el Wyvern en la heráldica británica.

La apariencia de un lindworm puede variar de un país a otro, pero la representación más común es un lindworm sin alas con cuerpo serpentino, una cabeza con forma de dragón, piel con escamas, reptil con dos brazos con garras en la parte superior del cuerpo.
La representación más común de los gusanos lindos implica que no caminan sobre sus dos extremidades como un Wyvern, sino que se mueven como un lagarto lunar que se deslizan como una serpiente aunque pueden usar sus brazos para moverse.

En las lenguas escandinavas modernas, el lindworm puede referirse a cualquier "serpiente" o serpiente monstruosa, pero en la heráldica noruega, es un término técnico para una "serpiente de mar" (sjøorm), aunque también puede significar un lindworm en la heráldica británica.

En la mitología nórdica, el enano Fafnir de la saga Völsunga se convierte en una lombriz. Así el lindworm se origina a partir de la mitología nórdica. Más tarde, en la Alta Edad Media, el mito de las lombrices se extendió por toda Europa, principalmente en el noroeste de Europa. Fafnir aparece en el Nibelungenlied alemán como un lindwurm que vivía cerca de Worms.

El nudillo o el Tatzelwurm, es un bípedo sin alas, a menudo identificado como un gusano lindero. En las leyendas, los gusanos lindos son a menudo muy grandes y comen ganado, a veces invaden los cementerios y se comen a los muertos.
Un monstruo serpentino con la cabeza de una "salamandra" aparece en la leyenda del gusano Lambton, una serpiente atrapada en el río Desgaste que cayó en un pozo. Bram Stoker usó esta leyenda en su cuento “La guarida del gusano blanco”

Un cuento alemán del siglo XIII habla de un lindworm que vivía cerca de Klagenfurt. Las inundaciones amenazaron a los viajeros a lo largo del río, por la presencia de un dragón, cuando en realidad era un gusano. Se creía que la piel de un lindworm aumentaba enormemente el conocimiento de la persona sobre la naturaleza y la medicina.
La creencia en la realidad de una serpiente gigante sin extremidades, persistió hasta el siglo XIX en algunos lugares. El folclorista sueco Gunnar Olof Hyltén-Cavallius recopiló a mediados del siglo XIX las historias de estas criaturas legendarias en Suecia.

Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Lindworm

31/10/18

La Serpiente en Norte América


La serpiente es uno de los animales más importante en la cultura espiritual indígena de los nativos Americanos, ya que poseían la sabiduría y los poderes de la naturaleza, en general eran protectoras, animales medicina y de buena suerte, y se les rezaba para pedir la curación de los seres queridos. En numerosos pueblos de los bosques de Norteamérica creen que las serpientes y otras criaturas acuáticas se comunican con los poderes del inframundo.

En la mitología Cherokee, Uktena es la Gran Serpiente, aparece adornada con una gran joya en la cabeza y siete bandas de colores en el cuello. En otras versiones tiene cuernos como un ciervo o alas y puede moverse por la tierra, el agua o el aire.
Uktena adquirió el estatus de tótem y aparece en incisiones de conchas, cerámica y joyería. En materiales pertenecientes a tribus de Florida se han encontrado imágenes que representan una serpiente con cabeza de puma y que se cree es una variación del mito.

Las serpientes con cuernos aparecen en la historia oral de numerosas culturas nativas americanas, especialmente en los bosques del sureste y los Grandes Lagos, eran componentes principales del Complejo Ceremonial del sureste de la prehistoria norteamericana. También es común en la mitología Europea, la descripción de Unktehi o Uktena es similar a la de un Lindworm en el norte de Europa, especialmente en el sur de Escandinavia, y sobretodo como se describe en el folclore en el este de Dinamarca, allí también es una criatura acuática de enormes dimensiones.

Según la leyenda, el chamán Shawano prometió matar a la serpiente para salvar su vida y llevar el cristal mágico de su cráneo para que con sus poderes curase a los enfermos, llenara de peces los ríos e hiciera crecer el maíz.
Los hechiceros de los Seminola, Creek, Cherokee y Choktaw hablan también del cristal sanador que puede curar enfermedades, acabar con la esterilidad de las mujeres y profetizar el futuro.

Diferentes tribus tenía diferentes dioses y tradiciones relacionados con las serpientes y así los Iroqueses y Hurones tenían el mito de la Gran Serpiente de Agua que devoraba a la humanidad, pero que la mató Hino el Espíritu del Trueno y sus guerreros.
El Gran Manitou, el creador, también adopta la forma de una serpiente con cuernos y Onnioni es una serpiente con cuernos, dios de la mitología Hurón cuyo cuerno podía traspasar montañas y rocas.

El mito de la Gran Serpiente de las tribus de los bosques del sudeste podrían tener su máxima expresión en el montículo de la Gran Serpiente en el condado de Adams, Ohio, construcción que se atribuye a los indios Adena (1.000-100 a.C.) y que representa una gran serpiente que está engullendo un sapo. También se les atribuye a los que habitaron sucesivamente ese territorio como los Hopwell (100 a.C.-500 d.C.) y a los representantes de la llamada Cultura del Fuerte Antiguo (900-1.400 d.C.) ya que los tres pueblos fueron constructores de monumentos con forma de animal.


28/10/18

La Serpiente en el rito Hopi


Los indios Hopi (Moki) vivían en el suroeste de Estados Unidos, en el altiplano de las Montañas Rocosas donde se unen los estados de Colorado, Utah, Nuevo México y Arizona. Se les denominó indios “pueblo” porque vivían de manera sedentaria en pueblos de casas de abobe y de piedra.

El objetivo fundamental de sus prácticas mágicas y religiosas era solucionar la escasez de agua y dominar las inhóspitas fuerzas de la naturaleza en la región. Adornaban con frecuencia sus piezas de alfarería y representaban dibujos con imágenes de una casa, que según la cosmología india representa el universo, junto a una serpiente.

La forma de animación espiritual de la naturaleza era una danza de máscaras que se manifestaba como danza de animales, de culto a los árboles y finalmente, como danza con serpientes vivas.
Los motivos más utilizados en alfarería eran el pájaro y la serpiente que entre los Hopi era considerado como el símbolo de culto más influyente. La alfarería encontrada con estos motivos, y que aún se seguía fabricando a finales del siglo XIX, procedía de técnicas prehistóricas independientes de la introducida por los españoles.
La iconografía de la serpiente aparece en vasijas recientes, igual que en vasijas prehistóricas, enroscada y con la cabeza emplumada.
Los recipientes se situaban en unos adoratorios subterráneos llamados kiwa en donde la serpiente ocupaba una posición central dentro del culto como símbolo del rayo de la tormenta.

En algunos lugares como Oraibi y Walpi, los indios realizaban una danza con serpientes vivas, la danza duraba varios días y se utilizaban serpientes de cascabel. Los participantes pertenecían a dos clanes: el del antílope y el de la serpiente.
En el mes de Agosto, cuando tienen que llegar las tormentas, se capturaban serpientes de cascabel a las que no se les quitaban sus colmillos venenosos, la ceremonia tenía lugar en el desierto y duraba 16 días. Luego se las trasladaba al kiwa donde los caciques de los clanes del antílope y de la serpiente las guardaban cautelosamente. Allí se les hacía pasar por ceremonias, la más sorprendente era la del lavado, se trataba a la serpiente como si fuera un iniciado sumergiendo su cabeza a la fuerza en una especie de agua bendita que contenía todo tipo de hierbas medicinales. Luego se las arrojaba sobre un dibujo de arena delineado en el suelo que mostraba a las cuatro serpientes de la tormenta, y en el centro un cuadrúpedo.

En otro kiwa, un segundo dibujo de arena, mostraba un cúmulo de nubes del cual emergían cuatro rayos en forma de serpientes de diversos colores, que correspondía a los cuatro puntos cardinales. Arrojada violentamente sobre la primera pintura de arena, la serpiente acababa destruyéndola. El objetivo era obligar a la serpiente a actuar como propiciadora de los rayos y generadora de la lluvia. Serían como santos de la lluvia vivientes y zoomórficos.
El último día de la ceremonia eran trasladadas a un arbusto. En la parte final de la ceremonia, los indios se acercaban al arbusto, atrapaban a la serpiente viva, la acariciaban un rato y luego la soltaban a la llanura como mensajera de sus plegarias.
Para cada serpiente había un grupo de tres indios, uno la agarraba rápidamente y se la colocaba en la boca, otro revoloteaba un plumero para desviar la atención del reptil y un tercero era el cuidador y atrapaba a la serpiente en caso de que se deslizara de la boca de su portador. Duraba media hora y se hacía al ritmo de unos cascabeles y caparazones de tortugas con piedras que los indios llevaban atados a las rodillas.

Cuenta la leyenda que Tiyo, un joven Hopi, fue a buscar el lugar de donde venían las aguas de las lluvias y descubrió la Danza de la Culebra. Se narra la búsqueda de la fuente del Río Colorado, y que con la ayuda de la Mujer Araña, la Gran Culebra, le enseñaría la fuente del río y sería iniciado después de superar las pruebas en el "Clan de la Culebra". Luego retornaría a su casa junto a su mujer "Doncella Culebra" y enseñaría a los Hopi a bailar la Danza de la Culebra.
Parece ser que este culto se remonta a leyendas cosmológicas que hablan del semidios Ti-yo que desciende al inframundo en busca de la fuente originaria del agua. Tras pasar por diferentes lugares llega al gran kiwa de las serpientes donde se encuentra el baho mágico para la invocación de la lluvia. Ti-yo regresa también con dos serpientes hembras con quienes engendra hijos serpiente, criaturas peligrosas que obligan a las tribus a emigrar.
La serpiente no es sacrificada sino convertida en mediadora y enviada junto a las almas de los muertos para que en forma de rayo, provoque la tormenta en el cielo. Y está totalmente prohibido comer serpiente.

Estos rituales fueron estudiados por Aby M. Warburg (1.866-1.929) pionero en la investigación de la historia cultural mediante el análisis de las imágenes y la interpretación de los símbolos, considerado fundador de los métodos contemporáneos en iconología.

21/10/18

La Serpiente en el Neolítico (III)

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En la cultura megalítica de las regiones Atlánticas de Europa, se observan diferentes grabados en los ortostatos de algunos dólmenes, que se han visto como líneas ondulantes o serpentiformes, pero no podemos considerar todas esas representaciones como ofidios, pues algunas podrían tener otro significado. Aún así son numerosos los autores que consideran esas líneas con dicho valor y se han encontrado diferentes sepulcros megalíticos con ellas.

Si tomamos como la representación de un ofidio las líneas ondulantes que terminan en una pequeña cazoleta, siendo ésta, la clara indicación de la cabeza del animal, solo en este caso podemos asegurar que se trata de una serpiente.
Como ejemplo, vemos la fotografía de una de las piedras encontrada en la Tumba de Knowth (Irlanda) datada del neolítico tardío, donde se aprecia claramente el lugar que ocupa la serpiente.

17/10/18

La Serpiente en el Neolítico (II)

La piedra de la Serpiente de Aberlemno, de clase I con símbolos pictos, muestra (de arriba a abajo) la Serpiente, el Disco doble y varilla en Z, y espejo y peine.

La Bestia Picta (Pictish Dragon) es una representación artística de un animal representado en piedras de símbolos Pictos. Aparentemente mítica, tal vez pensada como un monstruo marino, se encuentra en un 40% de todas las representaciones de animales pictos, por lo que tiene gran significado. No es fácilmente identificable con ningún animal real, pero algunos la comparan con el monstruo del Lago Ness.

La idea más reciente es que esta bestia podría estar relacionada con el diseño de broches dragonescos, que eran piezas de joyería en forma de S, hechas desde mediados del siglo I hasta el siglo II, que representan animales de dos cabezas con hocicos arremolinados y orejas distintivas. Estos se han encontrado en el sur de Escocia y el norte de Inglaterra. La evidencia más sólida de esto es la presencia en la Piedra Mortlach de un símbolo muy similar a un broche de este tipo.
Se cree que la Bestia Picta ha sido una figura importante en la mitología picta, y posiblemente incluso un símbolo político.

El propósito y el significado de las piedras solo se entienden ligeramente, y las diversas teorías propuestas para las piedras de símbolos de clase I, que se consideran en su mayoría anteriores a la difusión del cristianismo a los pictos, son esencialmente especulativas. Muchas piedras cristianas posteriores de la clase II y la clase III caen más fácilmente en categorías reconocibles como las lápidas.
Las piedras de símbolos anteriores pueden haber servido como memoriales personales o marcadores territoriales, con símbolos para nombres individuales, clanes, linajes o parientes, aunque existen otras teorías y explicaciones propuestas de los significados de los símbolos.

Las piedras de clase I y II contienen símbolos de un conjunto reconocible de ideogramas estandar, muchos de ellos exclusivos del arte picto. El número exacto de símbolos pictos distintos es incierto, ya que existe un debate sobre qué constituye un símbolo picto y si algunas formas variadas deben contarse juntas o por separado.
Las estimaciones más inclusivas superan los sesenta símbolos diferentes, pero según Historic Scotland serían alrededor de cuarenta. Estos incluyen símbolos geométricos a los que los investigadores han asignado nombres descriptivos, como la Media luna, "V-vara", "doble disco y varilla en Z", "espejo y peine", "triple disco". Así como representaciones de animales tales como: salmón, lobo, ciervo, águila y la Bestia picta (monstruo marino).

Las representaciones de objetos cotidianos, como el "espejo y peine", podrían haber sido utilizados por pictos de alto estatus. Los símbolos casi siempre están dispuestos en pares o conjuntos de pares, a menudo con el tipo de objeto, como el espejo y el peine, debajo de los demás. Y los animales generalmente solo se encuentran en combinación con los tipos abstractos. Por lo tanto, algunos piensan que podrían representar nombres, linajes o clases, como los clanes de dos padres. Según Anthony Jackson, los pares de símbolos representan alianzas matrimoniales matrilineales.

La piedra de Kirkyard (Aberlemno) clase II - 800AD


14/10/18

La Serpiente en el Neolítico (I)

               Escultura humana con una serpiente en la parte posterior de la cabeza en Nevalt Çori (Turquía) 8.000 a.C.

En el Neolítico es muy frecuente encontrar la asociación de la serpiente con grafismos acuáticos: líneas verticales paralelas o convergentes, líneas verticales cruzadas en retículas o tramas, zigzags paralelos verticales y líneas paralelas ondulantes o rectas.

Se han encontrado abundantes sellos circulares con espirales grabadas en yacimientos como el de Katai Huyk (Anatolia) y en vasos de cerámica en asentamientos de la cultura Cucutemi de Frumusica (Moldavia) y en Karanovo (Bulgaria).
También se han encontrado reproducciones de cabezas de serpiente en algunos vasos de cerámica en yacimientos de Cerdeña y en terracotas de centro Europa.
En Aberdeenshire (Escocia), se hallaron unas piedras datadas en el Neolítico Tardío (3.000 a.C.) talladas con espirales. Y también piedras monolíticas verticales en tumbas en Irlanda (yacimiento de Newgrange) con espirales, zigzags y líneas paralelas. Otros hallazgos similares los vemos en platos de cerámica en asentamientos en Dimini al norte de Atenas (5.500-4.500 a.C.), en grabados sobre piedra en Tende al sur de Francia, en Hacilar en Anatolia (6.500-5.500 a.C), Beletinci en Yugoslavia (4.500 a.C.) y en Munhata en Palestina (4.000 a.C.).

Göbekli Tepe (monte panzudo) es un centro religioso descubierto en el sur de Turquía de más de 11.600 años de antigüedad que representaría el templo más antiguo del mundo y sugiere que la civilización pudiera haber empezado por la conciencia de lo sagrado y no por la agricultura.
La construcción consta de decenas de enormes columnas (de hasta 5,4 m. de altura y con un peso de 16 toneladas) dispuestas en una serie de círculos, apiladas unas encima de otras, y recuerda a Stonehenge. Pero es más antiguo y los pilares son piedras de caliza tallados con bajorrelieves de animales, gacelas, serpientes, zorros, escorpiones y jabalíes.
Los pilares en forma de T representan figuras humanas que miran al centro del círculo como en una reunión o danza. Las figuras de animales, a los que pudieron atribuir un carácter totémico, podrían estar protegiendo a las figuras humanas.
Uno de los edificios más importantes con pilares monolíticos en los que aparecen grabados de serpientes es la llamada “Casa del pilar de la serpiente” pero hay otras dos zonas del complejo con pilares similares. Parece claro que fue un centro de culto en el que las serpientes tenían una alta consideración pudiendo simbolizar quizás fertilidad, vida y divinidad, aspectos muy importantes para los habitantes del Periodo Neolítico.
Su importancia es tal que está cambiando la idea de que la revolución neolítica fue un suceso ocurrido en un único lugar, Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, y que más tarde se extendió a la India, Europa y el resto del mundo favorecido por los cambios climáticos. Sin embargo, Göbekli Tepe hace pensar que esa revolución fue obra de muchos lugares que actuaron en un área muy extensa y a lo largo de millones de años. Incluso que su motor no fuera el medio ambiente.

La construcción de este templo parecen indicar que la religión pudo haber surgido antes que la agricultura y sugiere que el impulso humano de congregarse para la práctica de rituales sagrados apareció cuando el ser humano dejó de verse como parte del mundo natural y empezó a tratar de dominarlo.
Algunos investigadores creen que la necesidad de conseguir alimento para quienes trabajaban en Göbekli Tepe y los que allí se reunían para sus ceremonias pudo conducir al cultivo de cereales silvestres.
Algunos de los primeros indicios del cultivo de plantas empezó en el sur de Turquía en Nevalt Çori, situado a 30 kms. de Göbekli Tepe. Allí se hallaron pilares en forma de T con imágenes parecidas a las de Göbekli Tepe y datados en el Neolítico precerámico (8.000 a.C.). Pero lo más sorprendente es una escultura humana de tamaño natural con una serpiente en la parte posterior de la cabeza.