31/10/18

La Serpiente en Norte América


La serpiente es uno de los animales más importante en la cultura espiritual indígena de los nativos Americanos, ya que poseían la sabiduría y los poderes de la naturaleza, en general eran protectoras, animales medicina y de buena suerte, y se les rezaba para pedir la curación de los seres queridos. En numerosos pueblos de los bosques de Norteamérica creen que las serpientes y otras criaturas acuáticas se comunican con los poderes del inframundo.

En la mitología Cherokee, Uktena es la Gran Serpiente, aparece adornada con una gran joya en la cabeza y siete bandas de colores en el cuello. En otras versiones tiene cuernos como un ciervo o alas y puede moverse por la tierra, el agua o el aire.
Uktena adquirió el estatus de tótem y aparece en incisiones de conchas, cerámica y joyería. En materiales pertenecientes a tribus de Florida se han encontrado imágenes que representan una serpiente con cabeza de puma y que se cree es una variación del mito.

Las serpientes con cuernos aparecen en la historia oral de numerosas culturas nativas americanas, especialmente en los bosques del sureste y los Grandes Lagos, eran componentes principales del Complejo Ceremonial del sureste de la prehistoria norteamericana. También es común en la mitología Europea, la descripción de Unktehi o Uktena es similar a la de un Lindworm en el norte de Europa, especialmente en el sur de Escandinavia, y sobretodo como se describe en el folclore en el este de Dinamarca, allí también es una criatura acuática de enormes dimensiones.

Según la leyenda, el chamán Shawano prometió matar a la serpiente para salvar su vida y llevar el cristal mágico de su cráneo para que con sus poderes curase a los enfermos, llenara de peces los ríos e hiciera crecer el maíz.
Los hechiceros de los Seminola, Creek, Cherokee y Choktaw hablan también del cristal sanador que puede curar enfermedades, acabar con la esterilidad de las mujeres y profetizar el futuro.

Diferentes tribus tenía diferentes dioses y tradiciones relacionados con las serpientes y así los Iroqueses y Hurones tenían el mito de la Gran Serpiente de Agua que devoraba a la humanidad, pero que la mató Hino el Espíritu del Trueno y sus guerreros.
El Gran Manitou, el creador, también adopta la forma de una serpiente con cuernos y Onnioni es una serpiente con cuernos, dios de la mitología Hurón cuyo cuerno podía traspasar montañas y rocas.

El mito de la Gran Serpiente de las tribus de los bosques del sudeste podrían tener su máxima expresión en el montículo de la Gran Serpiente en el condado de Adams, Ohio, construcción que se atribuye a los indios Adena (1.000-100 a.C.) y que representa una gran serpiente que está engullendo un sapo. También se les atribuye a los que habitaron sucesivamente ese territorio como los Hopwell (100 a.C.-500 d.C.) y a los representantes de la llamada Cultura del Fuerte Antiguo (900-1.400 d.C.) ya que los tres pueblos fueron constructores de monumentos con forma de animal.


28/10/18

La Serpiente en el rito Hopi


Los indios Hopi (Moki) vivían en el suroeste de Estados Unidos, en el altiplano de las Montañas Rocosas donde se unen los estados de Colorado, Utah, Nuevo México y Arizona. Se les denominó indios “pueblo” porque vivían de manera sedentaria en pueblos de casas de abobe y de piedra.

El objetivo fundamental de sus prácticas mágicas y religiosas era solucionar la escasez de agua y dominar las inhóspitas fuerzas de la naturaleza en la región. Adornaban con frecuencia sus piezas de alfarería y representaban dibujos con imágenes de una casa, que según la cosmología india representa el universo, junto a una serpiente.

La forma de animación espiritual de la naturaleza era una danza de máscaras que se manifestaba como danza de animales, de culto a los árboles y finalmente, como danza con serpientes vivas.
Los motivos más utilizados en alfarería eran el pájaro y la serpiente que entre los Hopi era considerado como el símbolo de culto más influyente. La alfarería encontrada con estos motivos, y que aún se seguía fabricando a finales del siglo XIX, procedía de técnicas prehistóricas independientes de la introducida por los españoles.
La iconografía de la serpiente aparece en vasijas recientes, igual que en vasijas prehistóricas, enroscada y con la cabeza emplumada.
Los recipientes se situaban en unos adoratorios subterráneos llamados kiwa en donde la serpiente ocupaba una posición central dentro del culto como símbolo del rayo de la tormenta.

En algunos lugares como Oraibi y Walpi, los indios realizaban una danza con serpientes vivas, la danza duraba varios días y se utilizaban serpientes de cascabel. Los participantes pertenecían a dos clanes: el del antílope y el de la serpiente.
En el mes de Agosto, cuando tienen que llegar las tormentas, se capturaban serpientes de cascabel a las que no se les quitaban sus colmillos venenosos, la ceremonia tenía lugar en el desierto y duraba 16 días. Luego se las trasladaba al kiwa donde los caciques de los clanes del antílope y de la serpiente las guardaban cautelosamente. Allí se les hacía pasar por ceremonias, la más sorprendente era la del lavado, se trataba a la serpiente como si fuera un iniciado sumergiendo su cabeza a la fuerza en una especie de agua bendita que contenía todo tipo de hierbas medicinales. Luego se las arrojaba sobre un dibujo de arena delineado en el suelo que mostraba a las cuatro serpientes de la tormenta, y en el centro un cuadrúpedo.

En otro kiwa, un segundo dibujo de arena, mostraba un cúmulo de nubes del cual emergían cuatro rayos en forma de serpientes de diversos colores, que correspondía a los cuatro puntos cardinales. Arrojada violentamente sobre la primera pintura de arena, la serpiente acababa destruyéndola. El objetivo era obligar a la serpiente a actuar como propiciadora de los rayos y generadora de la lluvia. Serían como santos de la lluvia vivientes y zoomórficos.
El último día de la ceremonia eran trasladadas a un arbusto. En la parte final de la ceremonia, los indios se acercaban al arbusto, atrapaban a la serpiente viva, la acariciaban un rato y luego la soltaban a la llanura como mensajera de sus plegarias.
Para cada serpiente había un grupo de tres indios, uno la agarraba rápidamente y se la colocaba en la boca, otro revoloteaba un plumero para desviar la atención del reptil y un tercero era el cuidador y atrapaba a la serpiente en caso de que se deslizara de la boca de su portador. Duraba media hora y se hacía al ritmo de unos cascabeles y caparazones de tortugas con piedras que los indios llevaban atados a las rodillas.

Cuenta la leyenda que Tiyo, un joven Hopi, fue a buscar el lugar de donde venían las aguas de las lluvias y descubrió la Danza de la Culebra. Se narra la búsqueda de la fuente del Río Colorado, y que con la ayuda de la Mujer Araña, la Gran Culebra, le enseñaría la fuente del río y sería iniciado después de superar las pruebas en el "Clan de la Culebra". Luego retornaría a su casa junto a su mujer "Doncella Culebra" y enseñaría a los Hopi a bailar la Danza de la Culebra.
Parece ser que este culto se remonta a leyendas cosmológicas que hablan del semidios Ti-yo que desciende al inframundo en busca de la fuente originaria del agua. Tras pasar por diferentes lugares llega al gran kiwa de las serpientes donde se encuentra el baho mágico para la invocación de la lluvia. Ti-yo regresa también con dos serpientes hembras con quienes engendra hijos serpiente, criaturas peligrosas que obligan a las tribus a emigrar.
La serpiente no es sacrificada sino convertida en mediadora y enviada junto a las almas de los muertos para que en forma de rayo, provoque la tormenta en el cielo. Y está totalmente prohibido comer serpiente.

Estos rituales fueron estudiados por Aby M. Warburg (1.866-1.929) pionero en la investigación de la historia cultural mediante el análisis de las imágenes y la interpretación de los símbolos, considerado fundador de los métodos contemporáneos en iconología.

21/10/18

La Serpiente en el Neolítico (III)

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En la cultura megalítica de las regiones Atlánticas de Europa, se observan diferentes grabados en los ortostatos de algunos dólmenes, que se han visto como líneas ondulantes o serpentiformes, pero no podemos considerar todas esas representaciones como ofidios, pues algunas podrían tener otro significado. Aún así son numerosos los autores que consideran esas líneas con dicho valor y se han encontrado diferentes sepulcros megalíticos con ellas.

Si tomamos como la representación de un ofidio las líneas ondulantes que terminan en una pequeña cazoleta, siendo ésta, la clara indicación de la cabeza del animal, solo en este caso podemos asegurar que se trata de una serpiente.
Como ejemplo, vemos la fotografía de una de las piedras encontrada en la Tumba de Knowth (Irlanda) datada del neolítico tardío, donde se aprecia claramente el lugar que ocupa la serpiente.

17/10/18

La Serpiente en el Neolítico (II)

La piedra de la Serpiente de Aberlemno, de clase I con símbolos pictos, muestra (de arriba a abajo) la Serpiente, el Disco doble y varilla en Z, y espejo y peine.

La Bestia Picta (Pictish Dragon) es una representación artística de un animal representado en piedras de símbolos Pictos. Aparentemente mítica, tal vez pensada como un monstruo marino, se encuentra en un 40% de todas las representaciones de animales pictos, por lo que tiene gran significado. No es fácilmente identificable con ningún animal real, pero algunos la comparan con el monstruo del Lago Ness.

La idea más reciente es que esta bestia podría estar relacionada con el diseño de broches dragonescos, que eran piezas de joyería en forma de S, hechas desde mediados del siglo I hasta el siglo II, que representan animales de dos cabezas con hocicos arremolinados y orejas distintivas. Estos se han encontrado en el sur de Escocia y el norte de Inglaterra. La evidencia más sólida de esto es la presencia en la Piedra Mortlach de un símbolo muy similar a un broche de este tipo.
Se cree que la Bestia Picta ha sido una figura importante en la mitología picta, y posiblemente incluso un símbolo político.

El propósito y el significado de las piedras solo se entienden ligeramente, y las diversas teorías propuestas para las piedras de símbolos de clase I, que se consideran en su mayoría anteriores a la difusión del cristianismo a los pictos, son esencialmente especulativas. Muchas piedras cristianas posteriores de la clase II y la clase III caen más fácilmente en categorías reconocibles como las lápidas.
Las piedras de símbolos anteriores pueden haber servido como memoriales personales o marcadores territoriales, con símbolos para nombres individuales, clanes, linajes o parientes, aunque existen otras teorías y explicaciones propuestas de los significados de los símbolos.

Las piedras de clase I y II contienen símbolos de un conjunto reconocible de ideogramas estandar, muchos de ellos exclusivos del arte picto. El número exacto de símbolos pictos distintos es incierto, ya que existe un debate sobre qué constituye un símbolo picto y si algunas formas variadas deben contarse juntas o por separado.
Las estimaciones más inclusivas superan los sesenta símbolos diferentes, pero según Historic Scotland serían alrededor de cuarenta. Estos incluyen símbolos geométricos a los que los investigadores han asignado nombres descriptivos, como la Media luna, "V-vara", "doble disco y varilla en Z", "espejo y peine", "triple disco". Así como representaciones de animales tales como: salmón, lobo, ciervo, águila y la Bestia picta (monstruo marino).

Las representaciones de objetos cotidianos, como el "espejo y peine", podrían haber sido utilizados por pictos de alto estatus. Los símbolos casi siempre están dispuestos en pares o conjuntos de pares, a menudo con el tipo de objeto, como el espejo y el peine, debajo de los demás. Y los animales generalmente solo se encuentran en combinación con los tipos abstractos. Por lo tanto, algunos piensan que podrían representar nombres, linajes o clases, como los clanes de dos padres. Según Anthony Jackson, los pares de símbolos representan alianzas matrimoniales matrilineales.

La piedra de Kirkyard (Aberlemno) clase II - 800AD


14/10/18

La Serpiente en el Neolítico (I)

               Escultura humana con una serpiente en la parte posterior de la cabeza en Nevalt Çori (Turquía) 8.000 a.C.

En el Neolítico es muy frecuente encontrar la asociación de la serpiente con grafismos acuáticos: líneas verticales paralelas o convergentes, líneas verticales cruzadas en retículas o tramas, zigzags paralelos verticales y líneas paralelas ondulantes o rectas.

Se han encontrado abundantes sellos circulares con espirales grabadas en yacimientos como el de Katai Huyk (Anatolia) y en vasos de cerámica en asentamientos de la cultura Cucutemi de Frumusica (Moldavia) y en Karanovo (Bulgaria).
También se han encontrado reproducciones de cabezas de serpiente en algunos vasos de cerámica en yacimientos de Cerdeña y en terracotas de centro Europa.
En Aberdeenshire (Escocia), se hallaron unas piedras datadas en el Neolítico Tardío (3.000 a.C.) talladas con espirales. Y también piedras monolíticas verticales en tumbas en Irlanda (yacimiento de Newgrange) con espirales, zigzags y líneas paralelas. Otros hallazgos similares los vemos en platos de cerámica en asentamientos en Dimini al norte de Atenas (5.500-4.500 a.C.), en grabados sobre piedra en Tende al sur de Francia, en Hacilar en Anatolia (6.500-5.500 a.C), Beletinci en Yugoslavia (4.500 a.C.) y en Munhata en Palestina (4.000 a.C.).

Göbekli Tepe (monte panzudo) es un centro religioso descubierto en el sur de Turquía de más de 11.600 años de antigüedad que representaría el templo más antiguo del mundo y sugiere que la civilización pudiera haber empezado por la conciencia de lo sagrado y no por la agricultura.
La construcción consta de decenas de enormes columnas (de hasta 5,4 m. de altura y con un peso de 16 toneladas) dispuestas en una serie de círculos, apiladas unas encima de otras, y recuerda a Stonehenge. Pero es más antiguo y los pilares son piedras de caliza tallados con bajorrelieves de animales, gacelas, serpientes, zorros, escorpiones y jabalíes.
Los pilares en forma de T representan figuras humanas que miran al centro del círculo como en una reunión o danza. Las figuras de animales, a los que pudieron atribuir un carácter totémico, podrían estar protegiendo a las figuras humanas.
Uno de los edificios más importantes con pilares monolíticos en los que aparecen grabados de serpientes es la llamada “Casa del pilar de la serpiente” pero hay otras dos zonas del complejo con pilares similares. Parece claro que fue un centro de culto en el que las serpientes tenían una alta consideración pudiendo simbolizar quizás fertilidad, vida y divinidad, aspectos muy importantes para los habitantes del Periodo Neolítico.
Su importancia es tal que está cambiando la idea de que la revolución neolítica fue un suceso ocurrido en un único lugar, Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, y que más tarde se extendió a la India, Europa y el resto del mundo favorecido por los cambios climáticos. Sin embargo, Göbekli Tepe hace pensar que esa revolución fue obra de muchos lugares que actuaron en un área muy extensa y a lo largo de millones de años. Incluso que su motor no fuera el medio ambiente.

La construcción de este templo parecen indicar que la religión pudo haber surgido antes que la agricultura y sugiere que el impulso humano de congregarse para la práctica de rituales sagrados apareció cuando el ser humano dejó de verse como parte del mundo natural y empezó a tratar de dominarlo.
Algunos investigadores creen que la necesidad de conseguir alimento para quienes trabajaban en Göbekli Tepe y los que allí se reunían para sus ceremonias pudo conducir al cultivo de cereales silvestres.
Algunos de los primeros indicios del cultivo de plantas empezó en el sur de Turquía en Nevalt Çori, situado a 30 kms. de Göbekli Tepe. Allí se hallaron pilares en forma de T con imágenes parecidas a las de Göbekli Tepe y datados en el Neolítico precerámico (8.000 a.C.). Pero lo más sorprendente es una escultura humana de tamaño natural con una serpiente en la parte posterior de la cabeza.

6/10/18

La Serpiente en el Paleolítico

Estela del dolmen de Navalcán (Toledo)

La serpiente como motivo iconográfico aparece ya en el Paleolítico Superior, en el Magdaleniense (15.000 a.C.), en objetos fabricados en astas y huesos de animales decorados con líneas espirales y onduladas, como los encontrados en el yacimiento de Lortet (Francia) donde la serpiente está asociada con aves y plantas lo que tendría probablemente relación con ritos estacionales de primavera.

Quizás la primera representación clara de una serpiente está en la cueva de La Baume-Latrone en el sur de Saint Anastasie en Gard (Francia), datada entre el 40.000 y 26.000 a.C. En ella se hace evidente una línea larga serpenteante donde ese distinguen unos colmillos y lengua bífida. La serpiente parece estar amenazante, y se intuye la figura de una mujer.
Algunos autores han interpretado esta imagen como un juego de palabras visual que iría de la serpiente como mujer a la serpiente como diosa. La escena está animada con unos mamuts que apoyan a la serpiente-mujer-diosa, y la llaman Nuestra Señora de los Mamuts.

También en Italia en Porto Badisco se han encontrado pinturas datadas en el 39.000 a.C. con líneas serpenteantes y en zig-zag. Las líneas tienen un extremo ancho y otro elongado lo que podría significar la cabeza y la cola. Todas las imágenes son representaciones de la vida en un ambiente agrícola.

En España se podría destacar la estela-menhir del dolmen de Navalcán (Toledo), en la que se puede apreciar en una cara una serpiente grabada y en otra cara varias incisiones serpenteantes. Podemos describirlo como "dolmen de corredor y cámara circular", en él aparecieron materiales y cerámicas de la cultura del Vaso Campaniforme, piezas pulimentadas, etc.
Sobre este dolmen recae un estudio de la rama conocida como arqueoastronomía, pues su estructura está orientada para recibir la luz del sol en el interior de la cámara al amanecer, aunque no sabemos si se refiere solo a un momento determinado del año, pues la salida del sol por oriente varía entre los dos trópicos.
Sí están claros los vestigios del Paleolítico o Edad de Piedra, confirmados con el descubrimiento del magnífico Dolmen de Guadyerbas, hermano de los de Azután y La Estrella.

Estas imágenes de serpientes grabadas, abundantes en las tumbas megalíticas asociadas a temas antropomorfos y solares, se han relacionado con el carácter mítico del personaje enterrado.