Estela del dolmen de Navalcán (Toledo)
La serpiente como motivo iconográfico aparece ya en el Paleolítico Superior, en el Magdaleniense (15.000 a.C.), en objetos fabricados en astas y huesos de animales decorados con líneas espirales y onduladas, como los encontrados en el yacimiento de Lortet (Francia) donde la serpiente está asociada con aves y plantas lo que tendría probablemente relación con ritos estacionales de primavera.
Quizás la primera representación clara de una serpiente está en la cueva de La Baume-Latrone en el sur de Saint Anastasie en Gard (Francia), datada entre el 40.000 y 26.000 a.C. En ella se hace evidente una línea larga serpenteante donde ese distinguen unos colmillos y lengua bífida. La serpiente parece estar amenazante, y se intuye la figura de una mujer.
Algunos autores han interpretado esta imagen como un juego de palabras visual que iría de la serpiente como mujer a la serpiente como diosa. La escena está animada con unos mamuts que apoyan a la serpiente-mujer-diosa, y la llaman Nuestra Señora de los Mamuts.
También en Italia en Porto Badisco se han encontrado pinturas datadas en el 39.000 a.C. con líneas serpenteantes y en zig-zag. Las líneas tienen un extremo ancho y otro elongado lo que podría significar la cabeza y la cola. Todas las imágenes son representaciones de la vida en un ambiente agrícola.
En España se podría destacar la estela-menhir del dolmen de Navalcán (Toledo), en la que se puede apreciar en una cara una serpiente grabada y en otra cara varias incisiones serpenteantes. Podemos describirlo como "dolmen de corredor y cámara circular", en él aparecieron materiales y cerámicas de la cultura del Vaso Campaniforme, piezas pulimentadas, etc.
Sobre este dolmen recae un estudio de la rama conocida como arqueoastronomía, pues su estructura está orientada para recibir la luz del sol en el interior de la cámara al amanecer, aunque no sabemos si se refiere solo a un momento determinado del año, pues la salida del sol por oriente varía entre los dos trópicos.
Sí están claros los vestigios del Paleolítico o Edad de Piedra, confirmados con el descubrimiento del magnífico Dolmen de Guadyerbas, hermano de los de Azután y La Estrella.
Estas imágenes de serpientes grabadas, abundantes en las tumbas megalíticas asociadas a temas antropomorfos y solares, se han relacionado con el carácter mítico del personaje enterrado.
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