Nagada
III, antes conocida como Semaniense, es la cultura perteneciente al
periodo predinástico de Egipto que sigue a la fase Naqada II y
termina la cultura Naqadiana.
Se
subdivide en cuatro estadios: Naqada IIIa 3200-3150 a.C., Naqada IIIb
3150-3100 a.C., Naqada IIIc 3100-3050 a.C. y Naqada IIId 3050-3000
a.C., estos últimos coetáneos con el periodo protodinástico de
Egipto.
En
este último período comenzó el proceso de formación del estado
unificado, puede que ya iniciado en el Naqada II. Los reyes de este
período se han agrupado a efectos cronológicos en la denominada
dinastía 0. De Nejen la hegemonía pasó a Tinis (Abidos) pero se
mantuvieron los estados locales o regionales, posible origen de los
futuros 42 nomos (16 nomos del Alto Egipto y 10 del Bajo Egipto son
anteriores a la tercera dinastía).
Las
características de este período fueron: los primeros jeroglíficos,
la invención de la navegación a vela (independiente de la que tuvo
lugar en el Golfo Pérsico 2.000 años antes), las primeras
narraciones gráficas en paletas, el uso continuado de serejs a modo
de sellos distintivos de cada soberano, los primeros auténticos
cementerios reales y seguramente las primeras obras de irrigación.
Los
primeros soberanos poderosos son de esta época. Usan los serejs que
identifican al rey y a su territorio. La cultura egipcia se extiende
hacia Nubia.
La
hegemonía regional en el Alto Egipto se desplaza de Nejen hacia
Tinis (Abidos), con algún otro estado importante como El Kab. En
cambio Nubt (Naqada) casi no tiene presencia y las tumbas encontradas
en la ciudad son pobres, sea por falta de poder político o económico
(los expertos consideran probable que hubiera sido absorbida por
Nejen o por Abidos).
Otros
posibles estados de la época podrían situarse en Tinis y Abadiya
(Alto Egipto), Maadi, Buto y Sais (Bajo Egipto), y Qustul en Nubia.
La
influencia del Alto Egipto se extiende hacia Maadi (que desaparecerá
avanzado el Naqada III) y hacia Buto, en el Delta. Es durante este
período que se fundó, o se hizo mayor Menfis, que se convirtió en
capital. Hacia el 3.050 a.C. en que podría situarse el reinado de
Narmer, el primer faraón que se supone que gobernó el Alto y Bajo
Egipto, hasta el final del período, hacia el 3.000 a.C. o un poco
más tarde, se consolidó la unión de las dos tierras y se inició
el llamado Periodo Tinita, y la primera dinastía, en el estadio
Naqada IIId.
La
unificación se haría mediante actividad militar, según algunas
evidencias como la Paleta de Narmer y la Paleta de Tehenu, aunque no
hay evidencias arqueológicas; parecería entonces que los reyes de
Abidos sólo recogieron una fruta madura, preparada ya para la
unificación que se dio mediante un proceso económico, cultural y
social prolongado en el tiempo (seguramente iniciado antes del 3.300
a.C.), al que podrían no ser ajenas las alianzas (familiares o no) y
la falta de poder y liderazgo de muchos pequeños estados frente a la
fuerza política, económica y militar de un poder territorialmente
extenso, numéricamente fuerte, socialmente cohesionado,
culturalmente dominante y económicamente rico. Las resistencias
podrían haber surgido en lugares puntuales o de pueblos
culturalmente diferentes como el libio. Desde el establecimiento de
Menfis como capital, fue el centro administrativo del estado.
En
los aspectos culturales, la cerámica decorada disminuye pero
aparecen otras manifestaciones artísticas. Los jeroglíficos que ya
habían aparecido en Naqada II en forma de signos, evolucionan
durante el período.
Los
dioses más importantes de la época fueron: Horus (dios celeste y
sanador, considerado iniciador de la civilización egipcia), Seth
(señor del mal y las tinieblas), Nejbet (diosa protectora, en los
nacimientos y en las guerras), Min (dios lunar, de la fertilidad y la
vegetación), Hathor (divinidad cósmica, diosa del amor, de la
alegría) y Bat (diosa celeste, asociada a la fertilidad).
La
fase final de la Dinastía 0, periodo predinástico tardío, o Naqada
III, esté regido por gobernantes del Alto Egipto que residirán en
Tinis, se hacen representar con un serej y adoran a Horus. El nombre
de estos reyes figura en la Piedra de Palermo, grabada 700 años
después.
En
este periodo surgen las primeras auténticas ciudades, tales como
Tinis, Nubet, Nejeb, Nejen, etc. Son típicos de esta época los
magníficos vasos tallados en piedra, cuchillos y paletas
ceremoniales, o las cabezas de mazas votivas. Narmer pudo ser el
último rey de esta época, y el fundador de la Dinastía I.
A
finales del periodo predinástico, Egipto se encontraba dividido en
pequeños reinos; los principales eran el de Hieracómpolis (Nejen)
en el Alto Egipto y el de Buto (Pe) en el Bajo Egipto. El proceso de
unificación fue llevado a cabo por los reyes de Hieracómpolis. La
tradición egipcia atribuyó la unificación a Menes, quedando esto
reflejado en las Listas Reales. Según Gardiner, el rey Narmer, es el
primer faraón del cual se tiene constancia que reinó sobre todo
Egipto, tras una serie de luchas, tal como quedó atestiguado en la
Paleta de Narmer.
Según
Manetón, este periodo lo conforman las Dinastías I y II.
Bajo
la dinastía III la capital se estableció definitivamente en Menfis,
de donde procede la denominación del país, ya que el nombre del
principal templo, Hat Ka Ptah "casa del espíritu de Ptah",
que pasó al griego como Aegyptos, con el tiempo designó primero al
barrio en el que se encontraba, luego a toda la ciudad y más tarde
al reino.
En
la época de la tercera dinastía comenzó la costumbre de erigir
grandes pirámides y monumentales conjuntos en piedra, gracias al
faraón Dyeser, pero fue durante la Dinastía IV, con Seneferu, Keops
y Kefrén, cuando se construyeron las mayores pirámides. Sin
embargo, el esfuerzo y recursos invertidos en ellas determinó que el
poder absoluto y prestigio del faraón se resintiera.
La
dinastía V marca el ascenso del alto clero y los influyentes
gobernadores locales, y durante el largo reinando de Pepy II se
acentuará una época de fuerte descentralización, denominada Primer
periodo intermedio de Egipto (Dinastías III a VI).
Continuará...
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