Nagada
II, fue la cultura del periodo predinástico egipcio, conocida
también como Gerzense, nombre proveniente de la localidad de Gerza,
o Al-Gerzeh, en la región de El Fayum.
Siguiendo
a Werner Kaiser, se divide en los estadios Naqada IIa, Naqada IIb,
Naqada IIc y Naqada IId. Deriva del Naqada I o Amratiense y se
encuentran en la misma área, principalmente en el Alto Egipto.
En
los estadios IIa y IIb se incrementa la población, aparecen nuevas
técnicas, surge la especialización y se mejora la estructura social
y la calidad de los elementos, sean de piedra, marfil o cerámica. El
entierro todavía es parecido a los de Naqada I.
En
los estadios IIc y IId la cultura se expande, sobre todo hacia el
Bajo Egipto, donde provoca la desaparición de la cultura Maadi. Los
asentamientos de Buto, Sedment, Harageh, Abusir el Maleq y Minshat
Abu Omar dejan de tener elementos de esta cultura y, o bien
desaparecen o son sustituidos por elementos de Naqada II.
Las
teorías modernas sugieren que la cultura Maadi, dentro de su propia
evolución, podría haber llegado a un grado similar a la de Naqada,
sin precisar una influencia directa, aunque los contactos están
acreditados.
En
este periodo se establecieron verdaderas ciudades Estado, si bien
algunos lugares conservaron su independencia como entidades políticas
menores. De las excavaciones, los expertos deducen que Nubt (Naqada)
fue sobrepasada en poder por Hieracómpolis. El mito dinástico de la
lucha entre los dioses Seth (que fue el dios de Naqada) y Horus (el
dios de Hieracómpolis) podría indicar este hecho.
El
proceso parece que fue general y las comunidades más ricas y
poderosas se impusieron, por voluntad o por conquista, a las
pequeñas. Las causas más probables, a veces una mezcla de éstas,
podrían ser la actividad militar, las migraciones de población
desde el desierto oriental, las nuevas rutas de intercambio comercial
con Asia, el compartir recursos, los matrimonios entre familias
dirigentes y otros. No se descarta que algunos estados menores de
hecho continuaran existiendo pero dependientes de un estado mayor, y
que fuesen el origen de los futuros nomos.
La
sociedad se desarrolló con expresiones artísticas e ideas más
complejas. Aparecen los signos precursores de los jeroglíficos. La
tumba 100 en Hieracómpolis, de un jefe, muy rica en comparación con
las anteriores, muestra la estratificación social. De este período
es el primer templo, también en Hieracómpolis, que demuestra el
establecimiento de ideas religiosas.
La
expansión de Naqada II llegó también al Sinaí y al sur de
Palestina (Ain Besor, Tell Erani, Azor). Las influencias externas
vienen de Uruk, Jamdat Nasr, Tell Judeidayh, Biblos y Megiddo. El
lapislázuli, procedente de Mesopotamia, aparece muy a menudo en
Naqada II. Es en este periodo cuando se establecen las primeras
relaciones comerciales con los pueblos de Nubia.
La
cerámica cambia de estilo con nuevas decoraciones figurativas y
esquemáticas, definitorias de esta época, ornamento que no volverá
a practicarse a lo largo de toda la historia del Antiguo Egipto.
El
trabajo en piedra se mejora; surgen joyas de oro y plata; figuras
femeninas, amuletos, más productos de importación (Canaán,
Mesopotamia) y desaparecen los rasgos similares a la cultura de Maadi
(en el estadio Iic).
En
el Bajo Egipto la principal excavación es Algara, en la región al
este de El-Fayum, que corresponde al Naqada IIc y IId y que dio el
nombre inicial a Naqada II en las exploraciones. También es
importante Tell el Farain (Buto), que conserva rasgos de su identidad
anterior a Naqada II que persistirán hasta el Naqada III.
El
lugar de Harageh al sudeste de El Lahun, fue excavado antes de la
Primera guerra mundial y se encontraron bastantes tumbas del IIc y
IId. En Tura, que fue un pequeño establecimiento en la orilla este
del río, a 9 kms. al sur de El Cairo, también se encontró un
cementerio con indicios de la cultura Naqada II pero la cerámica
todavía es del tipo de Maadi. En el Delta, en el lugar de Kafr
Hassan Dawood, recientemente excavado, se han encontrado tumbas del
IIc y IId, cuarenta de ellas de personajes posiblemente importantes.
En
todo el Bajo Egipto se percibe, más o menos claramente, la
transformación de la cultura de Maadi por la cultura Nagadiana.
Principales lugares de la cultura Naqada II en el Alto Egipto son:
Mahansa, Nubt (Naqada), Nejen (Hieracómpolis), Abedyu (Abidos), Abu
(Elefantina), Merimde, El Omari, Maadi Per Uadyet (Buto), Tell
el-Farain, Sau (Sais), Minshat Abu Omar, Kafr Hassan Dawood, Tell
el-Farkha, Gerzeh, Abusir el-Maleq, Harageh, Tura.
La
Tumba 100 de Hieracómpolis perteneció a uno de los primeros reyes
del periodo guerzeense o Nagada II (3.500-3.200 a.C.), en 1.898 fue
descubierta por F. W. Green y J. E. Quibell.
Fue
saqueada por lo que los ajuares funerarios habían desaparecido y
solo quedaban trozos de huesos pulverizados, algunos vasos de
cerámica y diversos objeto de sílex.
Conocida
como la "tumba pintada", el estilo pictórico resulta un
tanto extraño en comparación con el arte formalizado del periodo
dinástico, pero se pueden reconocer algunos de los motivos que
perdurarían en épocas posteriores, como el del vencedor que golpea
con la maza a los prisioneros, el del rey como dominador del caos y
el desorden, y el del gobernante situado bajo un dosel, es un
precedente de las imágenes más tardías del rey durante el jubileo
real o fiesta Sed (Heb Sed, Fiesta Sed o Fiesta de renovación real),
posiblemente la más importante celebración de los soberanos del
antiguo Egipto.
El
propósito de esta festividad parece haber sido la renovación de la
fuerza física y la energía sobrenatural del faraón. Toda la escena
(de 3x6 m.) es una clara alegoría de la contención del desorden y
del conflicto por medio de la autoridad del gobernante, un tema clave
en la cultura del Antiguo Egipto, y mucho más importante en el
Predinástico, con una sociedad recientemente sedentarizada y rodeada
por un mundo exterior hostil y turbulento.
En
esos momentos, en el curso superior del valle del Nilo se cree que
existían al menos cuatro "protorreinos" nacidos a finales
de Nagada II. Estos eran, enumerándolos de sur a norte: Qustul (en
Nubia), Hieracómpolis, Nagada y Abidos (con capital en Tinis). De la
interacción entre los tres últimos nació el protorreino del Sur,
que acabaría por controlar todo el territorio del Nilo de forma
unificada.
Como
siempre, en este Egipto prehistórico son los cementerios los que
suministran la mayor parte de la información acerca de lo que
sucede. En estas poblaciones, los lugares de enterramiento han
proporcionado algunas tumbas que, por sus dimensiones y su contenido,
se alejan tanto de las del resto de la población que solamente
pueden ser calificadas de principescas. Se trata de los mausoleos de
personas alejadas de la sociedad común de estos primeros
protorreinos. Son enterramientos como la Tumba 100 de Hieracómpolis,
en la cual destaca su decoración pintada con elementos que luego
aparecerán en la ideología faraónica; o la tumba T23 de ese mismo
cementerio, con sus formas que anuncian ya las del complejo funerario
de Dyoser, rey de la dinastía III.
En
Nagada destacan las grandes tumbas del cementerio T, con un tamaño
de hasta 5x2,5 m. y en especial de la T5.
En
Abidos hay que mencionar los enterramientos del cementerio U, con
tumbas de hasta 5x2,5 m. de lado y 2 m. de profundidad; mención
especial merece la ultima tumba excavada alli, la U-j, y su rico
ajuar. Tumba de un monarca predinástico (Escorpión I).
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario