Nagada
o Naqada, es el nombre que recibe una cultura de la época
predinástica del Antiguo Egipto, que data del 4.000 al 3.000 a.C. El
nombre fue dado por Werner Kaiser y proviene de Nagada, una población
que se llamaba en egipcio antiguo Nubt (Dorada) situada en la ribera
del Nilo, a 25 km. al norte de Tebas.
Las
primeras excavaciones encontraron evidencias de una cultura que
eclosionó hacia el 3.800 a.C. y que tuvo una continuidad cultural
durante prácticamente un milenio, llegando hasta Nubia (Hemamein).
Se
divide en tres fases:
Naqada
I (Amratiense), 4.000 – 3.500 a.C.
Naqada
II (Gerzeense), 3.500 – 3.200 a.C.
Naqada
III (Semaniense), 3.200 – 3.000 a.C.
Nagada
I, fue la cultura del periodo predinástico de Egipto, que se
extendió de Matmar en el norte, hasta Uadi Kubbaniya al sur,
teniendo su núcleo en el meandro de Qena.
Hacia
el 4.000 a.C. la cultura Badariense, se desarrolló por un tiempo en
paralelo dando paso a la cultura Amratiense, después llamada Nagada
I. El cambio se caracteriza por la estratificación social, artesanía
mejorada y nuevas formas artísticas, y su expansión más al sur.
Las tumbas se hicieron más grandes junto con otras pequeñas y
sencillas; los asentamientos se hicieron permanentes.
Por
sus características se divide en los estadios de Naqada Ia, Naqada
Ib, Naqada Ic, y hasta Naqada Id, que algunos sitúan en realidad
dentro del período Naqada IIa. Durante los periodos Ia, Ib, y Ic se
incrementa progresivamente la estratificación social, pero desde Ic
se detiene.
La
formación de entidades políticas comenzó en Nagada I. Nagada y
otras ciudades evolucionaron hacia poderes locales que fueron los
primeros organizados de Egipto. Quizás la necesidad de colaboración
en la explotación agrícola y la importación de materiales, hizo
necesaria la aparición de líderes. Se estima que acaeció una
evolución similar, por la misma época, en la cultura Maadi-Buto, en
la zona del delta del Nilo.
Se
han detectado importaciones de Siria, Canaán, Nubia y Mesopotamia;
aparece incluso lapislázuli de Afganistán.
Las
tumbas se conformaron como agujeros ovalados, con el difunto
enterrado en posición contraída, la cabeza orientada al oeste (tal
vez ya se creyese que donde el sol se ponía, se encontraba el reino
de los muertos), y el cuerpo apoyado sobre su costado izquierdo. Bajo
el cuerpo, a menudo, se extendía una estera, y bajo la cabeza un
fragmento de tela o piel. Este tipo de prácticas funerarias,
constatadas en otras necrópolis amratienses, nos indican una posible
creencia en la resurrección asociada con el culto solar. Personas y
animales aparecen enterrados juntos en Mahasna, Abadiya, Al-Amra,
Gebelein e Hieracómpolis; en Al-Amra, algunas tumbas están
acompañadas de cornamentas. En las necrópolis se aprecia una
diferencia social en los enterramientos. Se han encontrado muchos
tipos de cementerios
Entre
las aldeas excavadas está la de Hemmamiya, que es típica, con nueve
estructuras circulares hundidas parcialmente bajo tierra, con restos
de haber sido un hogar y otras zonas de almacén.
Hieracómpolis
(Nejen) aparece también en el periodo de Naqada I, pero fue más
importante en los periodos siguientes, y se estima que estaba bien
situada para el comercio con Nubia y próxima al desierto oriental.
Abidos,
que será importante en el período Naqada III y posteriormente por
el culto al dios Osiris, conserva un cementerio del periodo Naqada I
con signos de estratificación social. La tumba U-502, del final del
período, es de un niño prematuro, con mucha cerámica, ocho figuras
femeninas y tres masculinas, que se atribuyen al establecimiento del
sistema hereditario.
Continuará...
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