22/7/19

Culturas Ancestrales (África)


Hace unos doce mil años, las temperaturas eran menos elevadas que en la actualidad y las lluvias solían ser más abundantes, el Sahara era una gran sabana habitada por grupos de cazadores-recolectores.
Estos grupos humanos seguían a los grandes rebaños de herbívoros en sus desplazamientos, y algunos se establecían de forma estacional en zonas concretas del desierto, son las llamadas "playas", puntos donde las lluvias creaban lagos de vida efímera durante algunos meses. Pero el comienzo de un periodo de altas temperaturas y escasas precipitaciones hizo desaparecer su modo de vida. La sabana dio paso a un desierto donde las playas se secaron sin remedio, y así fue como las gentes que habían aprendido a vivir en la zona del Sahara fueron desplazándose hacia la principal fuente de agua de la región: el Nilo.

En el 6.300 a.C. las primeras culturas neolíticas en el valle del Nilo aparecieron en el norte del país, en lo que se conoce como el Bajo Egipto. Se trata de tres yacimientos neolíticos alejados entre si, pero con algunos rasgos en común, ocupación estacional de zonas de habitación y cultivo del trigo y la cebada, que ayudaba a completar los recursos provenientes de la ganadería, de carácter trashumante, y de la explotación del hábitat fluvial.

El primer gran yacimiento se encuentra en la región oeste del Delta, en Merimda (Beni-Salama); el segundo en El Fayum, y el tercero se sitúa a medio camino entre los dos primeros, en El Omari. Un rasgo característico de estas culturas neolíticas septentrionales es la escasa atención que prestaban a sus muertos y a las tumbas; en Merimda son enterrados con una orientación preferente, característica que no se puede percibir en El Omari, mientras que en El Fayum ni siquiera se han hallado tumbas. En la mayoría de los casos, el ajuar funerario no existe, si bien en El Omari se han dado casos de enterramientos en los que junto al difunto han aparecido algunos objetos de cerámica, pero poco más.

Al tiempo que se desarrollan las últimas etapas de la cultura de El Omari (4.600-4.400 a.C.), en la zona media de Egipto aparece una cultura de rasgos particulares llamada Badariense. Se trata de varios yacimientos distribuidos a lo largo de 30 km. de la orilla oriental del Nilo. Se asemejan a los de las culturas del norte, en que sus poblados se ocupaban solo durante épocas concretas del año, pero se diferencian por completo de ellos por sus cementerios.
Los muertos recibían una gran atención, se enterraban en fosas ovaladas excavadas en el suelo y eran colocados siempre de costado, con la cabeza mirando hacia el sur y la cara orientada al oeste, envueltos en una piel o una estera; a su alrededor se distribuía un amplio ajuar funerario, cuya riqueza variaba dependiendo de las tumbas, que dan la impresión de presentar alguna distribución por zonas. Esto significa que se trataba de una sociedad donde parecía existir cierta estratificación social.

Mientras la cultura Badariense se desarrollaba en la zona media del país (con influencia de la dispersa cultura tasiense del desierto), el norte acogía ya una cultura más o menos uniforme, cuyos principales yacimientos son Buto (en el Delta) y Maadi (en El Cairo actual). Se mantiene la particularidad septentrional de enterrar a sus muertos con poco ajuar, pero destacan los contactos de Maadi con la zona de Siria-Palestina.

Al mismo tiempo que se desarrollaba la cultura de Maadi en el Bajo Egipto, alrededor del 4.000 a.C. apareció en el sur del país (Alto Egipto) una cultura meridional conocida como Nagada I (amraciense).
Los restos cerámicos de las culturas de Nagada I y II, en el alto Egipto, han constituido desde su hallazgo en los distintos yacimientos una fuente de información valiosísima para los arqueólogos. Su decoración, que representa escenas de la vida cotidiana de los habitantes del valle del Nilo hace más de cinco milenios, proporciona una imagen plena de significado de unas sociedades ya totalmente sedentarizadas, dedicadas a la agricultura y la ganadería, y a la explotación de los recursos fluviales y ribereños.
La imagen abajo de cerámica de la cultura amraciense, presenta una embarcación de notable envergadura con mástil y velas, y una tripulación de remeros bien organizada, realizando ordenadamente las tareas de navegación; una imagen que sin duda alude a una sociedad perfectamente estratificada, con una estructura compleja y sistemas de liderazgo bien asentados, la base de los protorreinos que precedieron al periodo dinástico de Egipto.

Continuará...

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