30/6/18

Los Ophitas (II)


Al encontrarse el sarcófago de Set, la Iglesia Católica escondió el Libro de los Muertos egipcio en el Vaticano. Los griegos dieron a conocer los Misterios; los hebreos, las Escrituras y la Kábala; y los Romanos comenzaron una nueva época de transformación.

El Puente que da acceso del Antiguo al Nuevo Testamento lo forma el Evangelio de San Mateo, que fue el único escrito en hebreo, todos los demás lo fueron en griego. El griego y el hebreo son dos idiomas completamente distintos, esto explica los numerosos errores en las traducciones bíblicas.
Los Gnósticos escribieron sus enseñanzas y las explicaron en griego. Luego San Agustín, San Ambrosio y San Jerónimo, las escribieron en latín, dando un tinte romano a la religión. La Sabiduría, entonces, fue reemplazada por el dogma judío. Por ello nos encontramos con dos interpretaciones distintas, la que mantuvieron los griegos y la de los latinos. La que sostuvo la verdad es la que proviene del griego, que es la que ha sido conservada hasta nuestros días en algunas Sociedades Ocultas.
San Jerónimo, que vivió cuarenta años en Belén, fue el verdadero autor de la Vulgata Latina. Al encomendarle el Papa Dámaso que hiciera su traducción, le encargo previamente que la encauzara hacia el terreno que era del interés Católico. Luego, todas las demás traducciones de la Biblia, incluida la Luterana, se han basado en los trabajos de San Jerónimo.

Los Antiguos iniciados, anteriores a los griegos, tenían tres clases de escritura. La tercera sólo era utilizada por los Iniciados. Orígenes nos habla también de las Palabras Mágicas que contiene la Biblia y a él se deben los exorcismos que hoy emplea la Iglesia. Orígenes también dice que la magia bíblica es un arte santo, y que las Sagradas Escrituras y los Evangelios son letra muerta si no se tiene la clave para leerlos.

Los Naasenos y los Setianos tenían enseñanzas similares a la Teosofía. En el Apocalipsis de Baruc se explica un cuento de Heródoto, en cuyo simbolismo afirma que está el Misterio de la Creación.
Hércules se hallaba de viaje, y una noche, atravesando el desierto y rendido de cansancio, se durmió. Estando en el sueño, se escapó el caballo que había montado durante el viaje. Pero, al despertar, halló a una hermosa mujer que decía conocer el paradero del caballo. Interesado Hércules porque le dijera el lugar donde se encontraba, ésta le respondió que sus labios no pronunciarían palabra en tanto no consintiera que ella fuera su amante y se realizara el coito. Trató Hércules de repudiarla porque sólo su parte superior era de mujer hermosa, los miembros inferiores pertenecían a una serpiente, pero con tal de que le fuera devuelto su caballo, accedió.
Esta Mujer Serpiente concibió de Hércules, y de ese connubio salieron tres personas en una. Una figura de mujer dividida en tres partes: mitad de cuerpo humano, mitad de serpiente, y en el centro, la parte sexual de ambos.

Los Nagas, los misteriosos dioses serpiente que moraron en la India en épocas remotas, fueron llamados “sarpa” o serpientes. En sus estudios sobre la religión hindú, la teósofa Helena Petrovna Blavatsky, afirma que los Nagas o los sarpa de la India son los seraphim judíos, que derivan de Serapi o sarpa, que significa “serpiente”.
En el Antiguo Testamento, las referencias explícitas a los antepasados dioses serpiente han sido eliminadas a través de un largo proceso de filtraje. Cuando se encuentran alusiones en las Escrituras, se interpretan simplemente como alegorías.

Y Jehová Dios dijo a la Serpiente:
Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida”. (Génesis 3:14)

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27/6/18

Los Ophitas (I)


Contrariamente a la interpretación cristiana ortodoxa de la serpiente como Satanás, los Ofitas veían en la Serpiente una figura positiva, heroica; mientras que al Dios del Antiguo Testamento lo identificaban con una figura negativa (un demiurgo al que denominaban Yaldabaoth el leontoeides “rostro de león“).

La imposición de la doctrina cristiana ortodoxa a partir del siglo IV implicó la destrucción de todos los textos de los Ofitas; con lo que la mayor parte de la información acerca de estas sectas sólo puede ser obtenida de aquello que decían de ellas sus enemigos: Hipólito de Roma, Ireneo de Lyon, Orígenes y Epifanio de Salamis.
Algunos textos Ofitas, sin embargo, han sido recuperados en descubrimientos arqueológicos recientes, como los de Nag Hammadi: Evangelio apócrifo de Juan, Hipóstasis de los Arcontes o Sobre el Origen del Mundo.

LOS NAASENOS

Este grupo es una variante de las sectas gnósticas en los siglos I y II, toman su nombre de la palabra hebrea “Nahas” que significa Serpiente. Los Naasenos tuvieron una considerable importancia en los primeros siglos de nuestra Era, adoraban a la Serpiente y este fue el motivo para que se los declarase heréticos. Fue una agrupación de gentes muy versadas en las Ciencias y que poseyeron grandes e intachables virtudes. Sostenían la creencia de que el líquido de los Nagas (Serpientes), en su mayor parte venenoso, pudiera servir para redimir a los hombres de la esclavitud del pecado.

En los escritos de los Naasenos se describe al hombre de triple naturaleza. Reconocían al demiurgo como entidad encargada de crear los mundos o por lo menos, nuestro mundo. Eran Astrólogos y se ponían en relación con los planetas y los signos del Zodíaco, así como los siete centros internos de nuestro organismo.
Representaron al dragón (reflexión del Logos) en la constelación de Draco. Este dragón en su aspecto superior es el Prometeo griego o el Lucifer cristiano; el mismo Logos, el “nacido por sí”. Todo Hierofante (Maestro autorrealizado) es un verdadero Dragón de la Sabiduría.
Conocían el poder del sonido y lo empleaban en la magia sacra. El antiquísimo mantra “Kawlakaw-Sawlasaw-Zeesar” era pronunciado secretamente (Kawlakaw hace vibrar el hombre espíritu, Sawlasaw hace vibrar la humana personalidad y Zeesar hace vibrar el astral del hombre).

La forma de su culto, la tomaron de los Egipcios, representando a Hermes con el título de “dador de la razón” ya que éste comunicaba los misterios alquímicos. Empédocles dice que los seres humanos fueron traídos a este mundo de Adán, para que sirvieran al demiurgo Yaldabaoth que, con una vara en la mano en la que florece una rosa, al aproximarla a los Hombres los hacía dormir o los despertaba, según el deseo del demiurgo.

LOS PERATAS

En el culto de los Peratas, la Serpiente figuraba como símbolo principal. Afirmaban que existían dos formas de Nacimientos. La de la carne, originada por el coito, y otra distinta para lo que aquél no era preciso. De la primera, salían hombres condenados a la muerte, y de la segunda, de la concepción del Espíritu Santo, salían ángeles. Había que evitar la concepción carnal y lograr la espiritual. Al paso de un estado a otro le llamaban el paso del pueblo de Israel por el Mar Rojo.
Dentro de su simbolismo Religioso juega un gran papel el hecho de que Moisés, en el desierto, mostrara a su pueblo la Serpiente sobre una vara, diciendo que el que aprovechara los beneficios de esta Serpiente no sería dañado durante el trayecto. El poder y la fuerza que acompañaban a Moisés en su peregrinaje, fue la Serpiente sobre la vara, que luego se convirtió en la vara misma. Ella fue la que devoro a las demás serpientes y la que habló a Eva.
El conocimiento que se tiene de los Peratas es a través de los “Philosophumena” o “Refutación de todas las herejías”, libros atribuidos a Hipólito, aunque suelen agruparse entre las obras de Orígenes. En estos libros se explica que el nombre de Peratas se debía a que eran los únicos que podían pasar “perasai” a través de la corrupción de la época.

La doctrina de los Peratas, leída en la “letra muerta”, resulta algo caótico y fantástico por estar llena de simbolismos y mitos. Por medio de autores como Krumm-Heller, sabemos que estos gnósticos eran de una alta moral y conocían los grandes secretos de la Naturaleza. Enseñaban a sus adeptos los Misterios de la Serpiente, que ha de ascender por el canal medular de todo iniciado.

Su doctrina se basaba en la división del mundo en un trío: la primera parte de esa tríada es la Perfección o “Dios Causa”, la segunda es el mundo Astral y la última el mundo físico o visible. Desde el mundo superior se esparce toda semilla para que fructifique en el mundo físico y entre ambos mundos existe un mediador, el Crestos, por cuyo auxilio es posible llegar a la perfección.

LOS SETIANOS

Los Setianos fueron una secta del siglo II, las referencias más antiguas de este grupo se encuentran en los escritos de Hipólito y Epifanio. Rendían culto a la Sabiduría divina, y fueron, indudablemente, los primeros Teósofos. Decían que Set era hijo de la Sabiduría. Su triada estaba representada por Set, Caín, y Abel, siendo Caín la carne y Abel el mediador. En cambio Set, era el Dios-Sabiduría. Afirmaban que Cristo y Set eran lo mismo, puesto que ambos eran hijos de la Sabiduría.

Los setianos adoraban la Gran Luz. Decían que el Sol, en sus emanaciones, era sustancia divina, cuya forma anidó en nosotros y constituye la Serpiente. Ciertamente, el Cristo sin la serpiente nada podría hacer, por ello el Señor de Perfección, el Logo íntimo de cada cual, desciende de su elevada esfera y se hace hijo de la Divina Madre Kundalini, la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, por obra y gracia del tercer Logos.

En su doctrina, explicaban que el hombre sólo debía temer a la Oscuridad y que la Luz, aprisionada por las Tinieblas, trata de liberarse. Esta lucha entre la luz y las tinieblas es una constante en las antiguas tradiciones gnósticas y podemos comprobar en nuestras vidas, la necesidad que tenemos de liberar la Luz de la Conciencia, embotellada en el Ego.
Esta secta gnóstica tenía, como objeto sagrado, un cáliz (el Santo Grial) en el cual bebían una mezcla de vino y agua. Tampoco faltaba sobre el altar el símbolo sagrado de la serpiente, y “el discurso de Set” era su libro sagrado.

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19/6/18

La Serpiente Cósmica III

    Expulsión del Paraíso (Capilla Sixtina)

Los primeros Iniciados y Adeptos o los “Hombres Sabios”, fueron iniciados en los Misterios de la Naturaleza por la Mente Universal, representada por los Ángeles más elevados, y fueron llamados “Serpientes de Sabiduría” y “Dragones”, como las primeras parejas fisiológicamente completas, después de ser iniciadas en los Misterios de la Creación Humana por Ofis, el Logos manifestado y el Andrógino comiendo del fruto del conocimiento, también principiaron a ser acusados por el espíritu material de la posteridad, de haber pecado, de haber desobedecido al Señor Dios, y de haber sido tentados por la Serpiente.

Tan mal fue comprendido por los cristianos, que despojaron a los judíos de su Biblia, los primeros cuatro capítulos del Génesis en su sentido esotérico. Nunca se ha apercibido que no sólo no hubo pecado intencionado en esa desobediencia, sino que la “Serpiente” era realmente el mismo creador, el cual como Ofis, el Logos o portador de la sabiduría divina creadora, enseñó a la humanidad a su vez a ser creadora.
Nunca han llegado a comprender que la Cruz era una evolución del Árbol y de la Serpiente, convirtiéndose así en la salvación de la Humanidad. Por eso se convierte en el primer símbolo fundamental de la Causa Creadora, que se aplica a la geometría, a los números, a la astronomía, a las medidas y a la reproducción animal.

Según la Kabala, la maldición que cayó sobre el hombre vino con la formación de la mujer. El círculo se separó de la línea de su diámetro. De la posesión del principio doble en uno, es decir el estado andrógino, tuvo lugar la separación del principio dual, presentando dos opuestos, cuyo destino fue desde entonces para siempre, buscar la reunión en el estado Uno original.
La maldición fue que la naturaleza, impulsando a buscar, evadía el resultado deseado con la producción de un nuevo ser, distinto de aquella reunión o unidad deseada, por medio lo cual defraudaba y defraudará siempre el intenso deseo natural de recobrar un estado perdido.

Cada página del Génesis demuestra que Noé, con sus tres hijos Sem, Cam y Jafet, es una variación de Adán con los suyos, Caín, Abel y Seth, vemos que Adán es el prototipo de Noé. La caída de Adán proviene de haber comido el vedado fruto del conocimiento celestial, mientras la de Noé resulta de haber gustado el fruto terrenal, el zumo de la vid, cuya embriaguez simboliza la perturbación mental ocasionada por el abuso del conocimiento.
Adán se ve despojado de sus vestiduras celestes, y Noé de sus ropas terrestres, y ambos se avergüenzan de su desnudez.
La maldad de Caín aparece reproducida en Cam, y los descendientes de ambos superan en sabiduría a los demás hombres, por lo que se les llamó “serpientes” e “hijos de serpientes”, en el sentido de “hijos de la sabiduría”, y no en el de “hijos de Satanás”, como han interpretado torcidamente muchos teólogos.

La enemistad entre la “serpiente” y la “mujer” tan sólo subsiste en este perecedero y fenoménico mundo del “hombre nacido de mujer”. Antes de la caída en la carne, la serpiente Ophis simbolizaba la divina sabiduría, que no necesitaba de la materia para procrear al hombre espiritual. De ahí la enemistad entre la serpiente y la mujer, osea entre el espíritu y la materia. En su aspecto material, la serpiente (Ophiomorphos) es símbolo de la materia, y en su aspecto espiritual es Ophis-Christos.

Continuará...

17/6/18

La Serpiente Cósmica (II)


En la antigüedad el nombre no era sólo la denominación de algo o alguien, era concebido como algo inherente a lo nombrado, representativo suyo e identificado con ello. En el caso del nombre, aplicado a la divinidad, era una especie de personalización de Dios y de su poder, así como a modo de una hipóstasis distinta de Dios mismo.

Por los testimonios conservados, sabemos que los iniciados en los misterios de Cibeles recibían el nombre de la diosa, así como el de su joven dios Atis. Análogamente, los adoradores de Sabos se llamaban saboi, grito reiterado también por las bacantes (Dioniso/Baco). 
Según la mitología griega, fue Cibeles/Rea quien inició a Dioniso en su culto misterioso. Se la consideraba la personificación de la fértil tierra, diosa de las cavernas y las montañas, murallas y fortalezas, de la Naturaleza y los animales.
Así puede explicarse el nombre Ophieis, usado en algunas tribus de Eolia, y el de Ophitai, atestiguado entre las poblaciones frigias. Eran aplicados a quienes rendían culto a la divinidad en forma de Serpiente (ophis en griego).
En el ritual, la Serpiente es epifanía y encarnación no de la diosa madre Tierra (religiosidad telúrica), sino del joven dios mistérico.
Tan importante era este rito, llamado “el dios a través/en el seno” que, según Clemente de Alejandría (Protrepticós 2, 16), era el rito iniciático de algunos misterios. Una serpiente viva fue realmente empleada en la iniciación de los misterios de Sabacio y en el baquismo macedonio, aunque posteriormente fue cambiada por otra de metal, la culebra de oro.

Al parecer eran también artificiales las serpientes empleadas en la procesión dionisiaca de Alejandría, este reptil se convirtió en elemento imprescindible en algunos misterios.
La omofagia o acto de despedazar y comer crudo un animal: serpiente, toro, macho cabrío, etc., constituía el momento cumbre de varios ritos mistéricos, sobre todo en el dionisismo. En su prehistoria era el centro de su culto. También posteriormente el espíritu orgiástico y el furor báquico, favorecidos por el vino, la música y las danzas excitantes, culminaban precisamente en este acto omófago, vigente todavía en su tiempo según algunos autores cristianos (Clemente de Alejandría, Fírmico Materno, etc.).

El rito telúrico-mistérico consiste en dormir sobre la tierra, casi siempre en un lugar sagrado, para obtener algo extraordinario: la curación de una enfermedad, la predicción del porvenir, las peticiones, etc. Así se hacía en los templos de Asclepio en Epidauro, etc., y era indispensable en las consultas oraculares hechas a Anfiarao. Ambos actuaron originariamente presentes en una Serpiente, que siguió a su lado cuando fueron representados con figura humana. 
La incubación buscaba el contacto con la tierra en cuanto numinosa (diosa madre Tierra) a fin de arrancar sus peculiares virtualidades, ya directamente o por medio de su epifanía, la Serpiente. Y más tarde de algún joven Dios. La incubación solía ir acompañada de alguna experiencia onírica, relacionada con la serpiente, por ejemplo, se curaba de la herida quien durante la incubación, soñaba que la serpiente lamía la parte afectada de su cuerpo.
Las huellas telúricas impresas en la historia sagrada de Israel, se deben siempre al contagio de la religiosidad de los pueblos vecinos (cananeos) y limítrofes. Son pisadas ajenas al Yahvismo e incompatibles con él.

Como en la lucha que tuvo lugar en el paraíso, Yahvé vence siempre a la serpiente, animal telúrico por excelencia. De ahí que el relato del pecado original (Génesis, cap. 3) lo presente como un enfrentamiento entre Yahvé Dios celeste y la serpiente, epifanía de la diosa Madre Tierra y de la Vegetación, de la religiosidad telúrica de los cananeos y que al mismo tiempo, sea una exhortación implícita a evitar cualquier pecado, especialmente el de idolatría, que no es sino una reproducción del original y de sus funestas consecuencias.
La victoria Yahvista solamente queda un tanto desdibujada en un período relativamente prolongado de la historia israelita, en el cual el yahvismo terminó por quedar confundido con un elemento tan descaradamente telúrico como la serpiente metálica, simbólica.

Fuente: Las Religiones (Manuel Guerra Gómez)

12/6/18

La Serpiente Cósmica (I)


En las Doctrinas religiosas de los gnósticos es donde puede verse mejor el verdadero significado de la Serpiente, del Dragón y de todos esos símbolos de los Poderes llamados ahora el Mal, que fueron los que, en sus enseñanzas, divulgaron la naturaleza esotérica del Ain Soph en la Kábala.

La Kábala llama a esta primera emanación espiritual del Ain Soph “el Inefable Anciano de los Días”, que es el Ser de nuestro Ser, el Padre y Madre en nosotros. El Ser de todos los seres. Él es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será. Causa del Espíritu y de la Materia. No pudiendo expresarse Ain Soph en el mundo físico limitado, se expresa por medio de los Diez Sephirots.
Durante la Noche Cósmica el Universo se desintegra en Ain Soph y sólo existe en su mente y en la de sus Dioses, pero lo que en la mente de Él y en la Mente de Ellos existe, es objetivo en el Espacio Abstracto Absoluto.

En Ain Soph existe una extraña evolución que ni los Dioses ni los hombres conocen. Más allá del Intimo está el Logos o Cristo. Más allá del inefable Anciano de los Días está Ain Soph o el Absoluto. A su exhalación se llama Día Cósmico (Mahanvantara), a su inhalación Noche Cósmica (Gran Pralaya).
Si al final del Mahanvantara, las Siete Dimensiones básicas del Universo quedan reducidas a un simple punto matemático que se pierde como una gota entre el Gran Océano, es evidente que entonces el Tiempo deja de existir. Su verdadero significado lo ocultaban los rabinos, mientras que los cristianos, con pocas excepciones, no sabían nada acerca de él.

Seguramente que Jesús de Nazareth no hubiera aconsejado a sus apóstoles que se mostrasen tan sabios como la serpiente, si esta hubiera sido un símbolo del Demonio; ni tampoco los Ofitas, los sabios gnósticos egipcios de la “Fraternidad de la Serpiente”, hubieran reverenciado a una serpiente viva en sus ceremonias como emblema de la Sabiduría, la divina Sophia y representación del bien, no del mal, si ese reptil hubiera estado relacionado con Satán. El hecho es que, hasta como ofidio común, ha sido siempre un símbolo de dualidad, y el Dragón no ha sido más que un símbolo de la deidad manifestada en su gran Sabiduría.

El “dragón volador” de los pintores primitivos puede ser una pintura exagerada de un animal antediluviano real extinguido. Las Enseñanzas Ocultas indican que en los antiguos tiempos existían tales seres, como los dragones voladores, una especie de pterodáctilos, y que esos lagartos alados gigantescos sirvieron de prototipos para los Seraph de Moisés y su gran Serpiente de Bronce.

La “serpiente ardiente que vuela” sobre un pedestal y adorada por sus capacidades curativas, representa de un modo simbólico a Enki, el dios sumerio de la curación, que fue asociado a menudo con el símbolo de la serpiente. Existe también una curiosa semejanza de la serpiente enrollada en un poste con el Caduceo de los griegos.
En el Poema de Gilgamesh la serpiente que roba la planta mágica del héroe se llama “seru” y la semejanza de las palabras sugiere un origen común. El término también se encuentra en la mitología hindú, que tiene antecedentes sumerios.

Hay un pequeño antiguo documento cristiano que se refiere no solamente a los dioses serpiente sino también a los dioses del panteón Sumerio. Este himno cristiano tiene probablemente su origen en un rezo sumerio. Llamado el Rezo de José, forma parte de los Papiros Mágicos, de origen griego, data del siglo II d.C. Comienza con la alabanza: “Padre de los patriarcas, padre de todas las cosas, padre de todas los poderes del cosmos, creador de todo, creador de los ángeles y los arcángeles, el creador de los nombres de la redención, Yo te invoco.”
Después de algunas invocaciones más, el rezo continúa: “Tú que te sientas sobre la Sagrada montaña del Sinaí, tú que te sientas sobre el mar, tú que te sientas sobre los dioses serpiente, el dios que se sienta sobre el dios del sol.”.
Además de la referencia tácita a los dioses serpiente, también se refiere al dios que se sienta sobre el mar. Aunque la línea está incompleta, parece ser una referencia velada al dios sumerio del agua Enki y a su palacio de agua o Abzu. El referido Dios Sol es probablemente Utu/Shamash, mientras que el dios del Monte Sinaí es Ishkur/Adad. Así, la invocación parece ser dirigida a Enlil (Zeus), el dios del panteón cananita que más adelante fue conocido como “El” en el Antiguo Testamento.

Continuará...

4/6/18

Los Nagas Chinos

La diosa Nüwa y Fuxi, son considerados los creadores originales de la raza humana, además de ser sus primeros maestros. Se los describe con cuerpo humano y de cintura para abajo como un dragón con cola de serpiente.

Aunque los Dioses serpiente se mostraban en forma de dragones en la historia y la mitología China, no hay ninguna duda de que son los mismos seres que las serpientes aladas con piernas y los Nagas hindúes.

China eligió al dragón como el emblema nacional por razones profundas. Creyeron que el dragón celestial era el padre de la primera dinastía de emperadores divinos y consecuentemente el emblema del dragón se consideró como la representación de la influencia divina en la tierra China.

Según la historia china, los dragones estaban presentes en la creación y compartieron el mundo con la humanidad. Como la serpiente occidental, el dragón enseñó las artes esenciales como: hacer fuego, tejer las redes para la pesca y crear música. El dragón chino era inigualable en sabiduría y su poder de conferir bendiciones, vino a simbolizar más que un benefactor de los hombres, se creía que el emperador tenía sangre de dragón.

El "Rey Vih”, el más antiguo de los libros chinos, cuyos orígenes están cubiertos de misterio, describe los días cuando el hombre y el dragón vivieron apaciblemente juntos e incluso tuvieron relaciones sexuales. Y de cómo el dragón vino a representar al emperador y al trono de China, así como el dragón principal tenía su morada en el cielo. 
En el año 212 a.C. el emperador Tsin-Shi-Hwang-Ti ordenó la destrucción de todos los libros antiguos y la persecución de los hombres ilustrados por un período de cuatro años, que llevó a que 460 sabios fueran enterrados vivos. Durante esta supresión del conocimiento antiguo, el Rey Vih fue considerado tan sagrado que fue eximido específicamente del decreto. A este respecto resulta sorprendente que la antigua biblioteca de Alejandría fuese quemada alrededor de este mismo período de tiempo. Esa biblioteca albergaba también todos los textos sagrados y más antiguos de las civilizaciones del Oriente.
En esta obra clásica, muchos de los emperadores antiguos son descritos teniendo como características las del dragón. Por ejemplo del emperador Yaou (2.356 a.C.) se dice que fue concebido por un padre dragón y una madre humana, y emperador Shun (2.255 a.C.) es descrito teniendo la fisonomía de un dragón.

En el mito de “Nüwa y la Restauración de la Bóveda Celeste” se dice:

Habían transcurrido muchos años desde la creación del hombre, cuando Gong Gong el dios del agua y Zhu Rong el dios del fuego, se enfrentaron en un combate a causa del cual se desplomó el cielo y la tierra dio un vuelco. Los seres humanos sufrieron por ello una catástrofe que casi los extermina.
Gong Gong era un dios tiránico, ambicionaba ser el amo y señor del cielo y la tierra, pero tenía un enemigo mortal, el irascible y feroz Zhu Rong quien también codiciaba gobernar al mundo.
Gong Gong tenía dos cortesanos. Uno de ellos Xiang Liu un individuo cruel y mezquino cuya figura repugnaba a la vista pues su cuerpo era de serpiente de color azulado y tenía nueve cabezas con rostro humano.
El mundo se había convertido en un infierno, hubo un gran diluvio devastador como lo propagan los mitos. Nüwa creadora y madre bondadosa de los seres humanos se sintió conmovida al ver esta situación y decidió restaurar el cielo para que sus hijos y nietos pudieran continuar viviendo. Recogió muchas piedrecitas de distintos colores y las fundió con el fuego creando una masa con la cual remendó el cielo. Después del cataclismo la tierra también cambió de posición, inclinándose un poco hacia el sureste.
Al cumplir todo esto Nüwa montó en un dragón y atravesando las nubes se dirigió hacia el imperio celestial para reverenciar al Soberano del Cielo e informarle detalladamente sobre lo que había hecho. No obstante éste no mostró alegría. Por el contrario pensó que al haber aparecido el hombre, el único ser dotado de inteligencia, éste con su sabiduría y habilidad aprendería a cambiar el cielo y la tierra, crearía lo nuevo y finalmente llegaría a ser el dueño de todo el universo. Para entonces su autoridad divina se vería seriamente amenazada.
Nüwa no compartía esta idea ni se jactaba de haber creado al hombre y restaurado el cielo. Sus preferencias estaban por los hijos que había creado con sus propias manos y se preocupaba porque siempre fueran felices. Por todo esto las siguientes generaciones de seres humanos mostraron su infinito agradecimiento a su bondadosa madre creadora cuya imagen quedó grabada para siempre en el corazón de sus descendientes”.

Este relato encuentra asimismo gran cantidad de intersecciones con otras narraciones míticas. La idea de una batalla devastadora entre dioses nos resuena a aquellas descritas en la mitología hindú. En el Mahabharata podemos leer:
Gurkha, volando en su rápido y poderoso Vimana, lanzó contra las tres ciudades de la Vrishis y Andhakas un solo proyectil cargado con todo el poder del Universo. Una columna incandescente de humo y llamas, tan brillante como mil soles se elevó en todo su esplendor, una explosión con sus nubes de humo salientes, de la nube de humo levantándose después de su primera explosión se formó en círculos expandiéndose alrededor, como parasoles gigantes”.

Asimismo, la descripción de un dios con piel azul y forma de serpiente con 9 cabezas, tiene mucho que ver con las deidades hindúes. En el Mahabharata, se nombra a Shiva como “El collar de la cobra”. Se lo representa de color azul, y de ahí su nombre Nīla-kantha (garganta azul). Shiva también es conocido como Nageswara (señor de las serpientes).

Continuará...