27/6/18

Los Ophitas (I)


Contrariamente a la interpretación cristiana ortodoxa de la serpiente como Satanás, los Ofitas veían en la Serpiente una figura positiva, heroica; mientras que al Dios del Antiguo Testamento lo identificaban con una figura negativa (un demiurgo al que denominaban Yaldabaoth el leontoeides “rostro de león“).

La imposición de la doctrina cristiana ortodoxa a partir del siglo IV implicó la destrucción de todos los textos de los Ofitas; con lo que la mayor parte de la información acerca de estas sectas sólo puede ser obtenida de aquello que decían de ellas sus enemigos: Hipólito de Roma, Ireneo de Lyon, Orígenes y Epifanio de Salamis.
Algunos textos Ofitas, sin embargo, han sido recuperados en descubrimientos arqueológicos recientes, como los de Nag Hammadi: Evangelio apócrifo de Juan, Hipóstasis de los Arcontes o Sobre el Origen del Mundo.

LOS NAASENOS

Este grupo es una variante de las sectas gnósticas en los siglos I y II, toman su nombre de la palabra hebrea “Nahas” que significa Serpiente. Los Naasenos tuvieron una considerable importancia en los primeros siglos de nuestra Era, adoraban a la Serpiente y este fue el motivo para que se los declarase heréticos. Fue una agrupación de gentes muy versadas en las Ciencias y que poseyeron grandes e intachables virtudes. Sostenían la creencia de que el líquido de los Nagas (Serpientes), en su mayor parte venenoso, pudiera servir para redimir a los hombres de la esclavitud del pecado.

En los escritos de los Naasenos se describe al hombre de triple naturaleza. Reconocían al demiurgo como entidad encargada de crear los mundos o por lo menos, nuestro mundo. Eran Astrólogos y se ponían en relación con los planetas y los signos del Zodíaco, así como los siete centros internos de nuestro organismo.
Representaron al dragón (reflexión del Logos) en la constelación de Draco. Este dragón en su aspecto superior es el Prometeo griego o el Lucifer cristiano; el mismo Logos, el “nacido por sí”. Todo Hierofante (Maestro autorrealizado) es un verdadero Dragón de la Sabiduría.
Conocían el poder del sonido y lo empleaban en la magia sacra. El antiquísimo mantra “Kawlakaw-Sawlasaw-Zeesar” era pronunciado secretamente (Kawlakaw hace vibrar el hombre espíritu, Sawlasaw hace vibrar la humana personalidad y Zeesar hace vibrar el astral del hombre).

La forma de su culto, la tomaron de los Egipcios, representando a Hermes con el título de “dador de la razón” ya que éste comunicaba los misterios alquímicos. Empédocles dice que los seres humanos fueron traídos a este mundo de Adán, para que sirvieran al demiurgo Yaldabaoth que, con una vara en la mano en la que florece una rosa, al aproximarla a los Hombres los hacía dormir o los despertaba, según el deseo del demiurgo.

LOS PERATAS

En el culto de los Peratas, la Serpiente figuraba como símbolo principal. Afirmaban que existían dos formas de Nacimientos. La de la carne, originada por el coito, y otra distinta para lo que aquél no era preciso. De la primera, salían hombres condenados a la muerte, y de la segunda, de la concepción del Espíritu Santo, salían ángeles. Había que evitar la concepción carnal y lograr la espiritual. Al paso de un estado a otro le llamaban el paso del pueblo de Israel por el Mar Rojo.
Dentro de su simbolismo Religioso juega un gran papel el hecho de que Moisés, en el desierto, mostrara a su pueblo la Serpiente sobre una vara, diciendo que el que aprovechara los beneficios de esta Serpiente no sería dañado durante el trayecto. El poder y la fuerza que acompañaban a Moisés en su peregrinaje, fue la Serpiente sobre la vara, que luego se convirtió en la vara misma. Ella fue la que devoro a las demás serpientes y la que habló a Eva.
El conocimiento que se tiene de los Peratas es a través de los “Philosophumena” o “Refutación de todas las herejías”, libros atribuidos a Hipólito, aunque suelen agruparse entre las obras de Orígenes. En estos libros se explica que el nombre de Peratas se debía a que eran los únicos que podían pasar “perasai” a través de la corrupción de la época.

La doctrina de los Peratas, leída en la “letra muerta”, resulta algo caótico y fantástico por estar llena de simbolismos y mitos. Por medio de autores como Krumm-Heller, sabemos que estos gnósticos eran de una alta moral y conocían los grandes secretos de la Naturaleza. Enseñaban a sus adeptos los Misterios de la Serpiente, que ha de ascender por el canal medular de todo iniciado.

Su doctrina se basaba en la división del mundo en un trío: la primera parte de esa tríada es la Perfección o “Dios Causa”, la segunda es el mundo Astral y la última el mundo físico o visible. Desde el mundo superior se esparce toda semilla para que fructifique en el mundo físico y entre ambos mundos existe un mediador, el Crestos, por cuyo auxilio es posible llegar a la perfección.

LOS SETIANOS

Los Setianos fueron una secta del siglo II, las referencias más antiguas de este grupo se encuentran en los escritos de Hipólito y Epifanio. Rendían culto a la Sabiduría divina, y fueron, indudablemente, los primeros Teósofos. Decían que Set era hijo de la Sabiduría. Su triada estaba representada por Set, Caín, y Abel, siendo Caín la carne y Abel el mediador. En cambio Set, era el Dios-Sabiduría. Afirmaban que Cristo y Set eran lo mismo, puesto que ambos eran hijos de la Sabiduría.

Los setianos adoraban la Gran Luz. Decían que el Sol, en sus emanaciones, era sustancia divina, cuya forma anidó en nosotros y constituye la Serpiente. Ciertamente, el Cristo sin la serpiente nada podría hacer, por ello el Señor de Perfección, el Logo íntimo de cada cual, desciende de su elevada esfera y se hace hijo de la Divina Madre Kundalini, la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, por obra y gracia del tercer Logos.

En su doctrina, explicaban que el hombre sólo debía temer a la Oscuridad y que la Luz, aprisionada por las Tinieblas, trata de liberarse. Esta lucha entre la luz y las tinieblas es una constante en las antiguas tradiciones gnósticas y podemos comprobar en nuestras vidas, la necesidad que tenemos de liberar la Luz de la Conciencia, embotellada en el Ego.
Esta secta gnóstica tenía, como objeto sagrado, un cáliz (el Santo Grial) en el cual bebían una mezcla de vino y agua. Tampoco faltaba sobre el altar el símbolo sagrado de la serpiente, y “el discurso de Set” era su libro sagrado.

Continuará...

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