Eusebio
de Cesarea, historiador eclesiástico del siglo IV, recogió en su
Praeparatio Evangélica, una mitología Fenicia de Filón de Biblos,
autor que vivió entre los siglos I-II y que había traducido del
fenicio al griego la Historia fenicia de Sanjuniatón.
Aunque
el valor de esta fuente es muy discutible, es la única Mitología
Fenicia que nos ha llegado, y se presta a muy variadas
interpretaciones.
El
hecho de que Porfirio, discípulo de Plotino (205-270), hombre
cultísimo y serio, aceptase la existencia de Sanjuniatón, es una
prueba de gran valor a favor de la veracidad de su testimonio.
El
texto de Eusebio es un centón literario descriptivo, que por razones
de espacio no podemos exponer en su totalidad. Comienza de la forma
siguiente:
Después
de hacer estas aclaraciones en el preámbulo, Filón aborda la
traducción de Sanjuniatón, exponiendo de la manera siguiente la
teología de los fenicios (capítulo 10):
Sitúa
en el origen del universo un aire opaco y ventoso o un soplo de aire
opaco, y el caos fangoso, tenebroso. Estos elementos eran infinitos y
permanecieron sin límite durante largo tiempo. Pero cuando el soplo
se enamoró de sus propios principios y se produjo una mezcla, se
llamó a esta combinación “el deseo”. Aquí está el principio
de la creación de todas las cosas. Pero el mismo no conocía su
propia creación. De la unión del soplo consigo mismo nació Mot.
Según
unos, es el limo; según otros, la putrefacción de una mezcla
acuosa. De aquí procede toda semilla de creación y la génesis del
universo. Había animales desprovistos de sentimiento, de los que
nacieron seres dotados de espíritu, y fueron llamados Zophasemin,
esto es contempladores del cielo. Fueron hechos a imagen de un huevo
y Mot lanzó sus fuegos, así como el Sol, la Luna, las estrellas y
los grandes astros.
He
aquí más o menos su cosmogonía, preludio manifiesto del ateísmo.
Veremos cómo, según Filón, tuvo lugar la generación de los
animales. Se expresa así:
"Y
estando el cielo en llamas, abrazando la tierra y el mar, provocó
vientos, nubes, caídas y derramamientos considerables de aguas
celestes. Una vez que, a causa del calor solar, estos elementos
hubieron sido separados, alejados de su propio emplazamiento, y de
nuevo unidos en el aire y entrechocados, entonces se produjeron
truenos y relámpagos y, al retumbo del trueno, los animales dotados
de inteligencia y de los que se ha hablado, se despertaron; fueron
espantados por el estruendo y machos contra hembras, comenzaron a
moverse sobre la tierra y en el mar...”
La
cosmología fenicia de Filón de Biblos, expuesta en términos
mitológicos, trata del origen del cosmos, del origen de la cultura,
de la genealogía de los dioses, de la repartición de la tierra
entre éstos, y de la serpiente primordial.
Filón
ofrece dos relatos de la Creación:
Eliun
es un dios creador, identificable con El-Elyon (Gen. 14), con Elohim
(Sal. 57, 3; 68, 58) y con Yahveh-Elyon (Sal. 7, 18; 48, 3).
Eliun
y Berut son los fundadores de Berito al comienzo del mundo. Esta
pareja divina habitaba también en las proximidades de Biblos, la
primera ciudad del mundo fundada por El-Cronos. Allí se halló la
base de un altar dedicado a "Zeus muy alto", representado
en un busto colocado de frente con sus atributos, el cetro y el rayo.
En
Biblos se tributaba culto a Eloim, citado en una inscripción (s.
XI-X a.C.) que menciona a Baal-Shamin, a Baal Gebal y "a la
totalidad de los demás dioses santos de Biblos".
La
ciudad contaba con un templo consagrado a Eliun. De la unión de éste
y de Berut nació Epigeios, que más tarde se llamó Urano. En la
mitología de Ugarit, El era tenido por el padre del hombre, y
Asherat por la madre.
El
cielo y la tierra era hijos de Eliun y Berut, mito que encuentra
correspondencia en Génesis 2,1.
Este
relato de la creación es propio de un medio cananeo, no ugarítico
ni hebreo, y debe ser muy antiguo:
El
dios El engendra a Ulomos, el mundo, y de éste procede Chusor,
inventor del hierro y de la actividad artesanal, que conocería el
arte de la magia y los dichos sapienciales. El arte de la
construcción, la agricultura, el cuidado del ganado, la escritura y
la navegación siguen a los primitivos inventos.
El
dios El, "el muy alto", murió luchando contra bestias
feroces, y sus hijos le divinizaron y le ofrecieron libaciones y
sacrificios.
Los
dioses de Fenicia eran hombres divinizados, pero el texto que en este
caso no transcribe literalmente el original, sino que es una
interpretación de Filón de Biblos, se presenta aquí como el mito
de un dios que muere y resucita, es decir, Adonis.
En
la mitología ugarítica, Aliyan Baal fue muerto por las fieras
contra las que luchaba. El dios tuvo tres hijas y un hijo. Después
de Anat, engendró un búfalo. Muerto Baal, la diosa le ofreció un
sacrificio de ciervos, corderos, bueyes, cabras montesas y asnos,
sacrificio que Filón de Biblos ha cambiado por libaciones y
sacrificios.
El
autor confundiría a Aliyan Baal, que en la época en que escribe se
había convertido en Hadad dios joven y batallador, con Eliun, dios
padre.
Filón
se basa en una cuestión de nombre, pues en Ugarit a Aliyan Baal se
le nombra "el Alto", y de este nombre se pasa fácilmente a
Eliun, "el muy alto". Nuestro autor, pues, ha utilizado
seguramente documentación muy antigua en este mito.
Filón
recoge también otro episodio de la Creación:
De
la unión del viento (Colpias) y de la noche (Baau) nacieron Aión y
Protógonos, que eran hombres mortales.
Este
relato se cree inspirado en el libro del Génesis. Viento
es traducción del término hebreo "espíritu", Dios, y
Baau transcripción de "cosa informe" de Génesis 1-2, la
tierra antes de su creación, es decir, el Caos.
En
los orígenes del universo había un viento fuerte y un caos oscuro,
en lo que coincide parcialmente, con las cosmogonías judía y
mesopotámica. Del huevo cósmico resultan los astros y la separación
del agua del cielo. La cosmogonía fenicia sigue el llamado Poema
babilónico de la Creación.
Para
el autor del Génesis, antes de la creación el mundo estaba
compuesto por un núcleo de tierra cubierta de agua salobre. En el
Génesis 1,2 se menciona el océano primordial. De la mencionada
pareja Colpias y Baau nacieron Aión y Protógonos, hombres mortales.
La
expresión de Filón de Biblos en el sentido de que Aión inventó el
alimentarse de los frutos de los árboles, se encuentra equivalente
en Génesis 3,2.
En
el mosaico de Cahba-Philippolis, que es una interpretación griega de
la Creación, se encuentra la misma oposición que en Génesis 2,4 y
que en Filón de Biblos. De un lado, el universo; de otro, el hombre.
Aión y Protógonos serían llamados "generación y generación"
por Filón, que en el Antiguo Testamento (Sal. 89, 90, 91) indicaría
la sucesión de los años.
En
este texto de Filón se tendría un relato de la Creación de
inspiración bíblica tocado de evemerismo (Evémero).
Avanzando
en la narración se menciona a Agros y Agrotes, que completaron las
casas. De ellos descienden campesinos y cazadores. Se les llama
Atetes y Titanes... Más adelante Filón de Biblos afirma que Sitón
es Dagón, inventor del trigo y el arado, llamado Zeus Arotrios, Zeus
protector de la agricultura. A Dagón se le menciona en compañía de
El-Cronos, dios padre, Ashrath-Betilo, diosa madre, Dagón, dios
hijo, a los que se suma Ishtar.
Agrotes
recuerda al dios Aliyan Baal, que en época de Filón era Júpiter
Heliopolitano (muy venerado, como puntualiza el propio autor), que
conservó hasta finales de la antigüedad su carácter de dios del
trigo, con el que se le representa en las gemas. Filón llama a
Agrotes "el más grande de los dioses para los habitantes de
Biblos". Adad (Hadad) es calificado por Filón como "el rey
de los reyes, el más grande de los dioses". Se sospecha que en
este último relato el autor ha utilizado textos de época
helenística y romana relativos a Dagón y a Hadad.
Continuará...
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