Científicos de diversas
universidades han colaborado para confeccionar el mayor mapa genético de
Europa. Para ello observaron 500.000 marcadores genéticos de un total de 3.200
individuos (centrándose en individuos cuyos abuelos procedían del mismo país)
por medio de un complejo análisis informatizado con el objetivo de conocer
el origen de los ciudadanos europeos, así como comprobar la separación genética
entre ellos.
¿Cómo es
la composición genética de los españoles?
España está genéticamente muy
relacionada con el resto de los pueblos de la Europa más occidental (Irlanda, Gales, Bretaña
francesa y Portugal) mucho más que con ningún otro pueblo. Los análisis
genéticos apuntan a una fuerte ascendencia paleolítica entre la población de la Península Ibérica.
El haplogrupo R1b del cromosoma “Y” alcanza frecuencias del 60% en la
mayor parte de la
Península Ibérica , llegando a alcanzar hasta el 90% en el
País Vasco y Navarra. Esto muestra un vínculo ancestral entre la Península
Ibérica y el resto de Europa Occidental, y en particular con la Europa Atlántica ,
con la que comparte altas frecuencias de estos haplogrupos. Irlanda,
Gales, Francia y la región norte de Portugal son los lugares más similares
genéticamente a España. El español es un pueblo muy homogéneo desde el punto de
vista genético (mucho más que el italiano, por ejemplo) y más relacionado
genéticamente con otros pueblos atlánticos como portugueses, franceses,
irlandeses y escoceses que con pueblos mediterráneos.
Incluso hay quien sugiere que
las poblaciones primigenias del norte de la Península Ibérica
y el sur de Francia colonizaron el
resto de Europa Occidental al final de las últimas glaciaciones. Un estudio elaborado
por la Universidad
de Oxford, sugiere que parte de la población británica desciende directamente
de un grupo de pescadores ibéricos que viajó por mar hasta las Islas
Británicas hace aproximadamente 6.000 años. El equipo de investigadores
liderado por el profesor Sykes llegó a esta inesperada conclusión mediante
el análisis de material genético de habitantes de la costa cantábrica española
y comprobaron que el ADN de ambos grupos era prácticamente idéntico,
especialmente en la costa occidental de las islas. Esta oleada migratoria se
convertiría en la base de la población británica y la huella genética más
común en los británicos llevaría por tanto la marca de aquellos pobladores
(haplogrupo R1b), a continuación, las invasiones escandinavas matizaron la
composición genética de la región oriental del Gran Bretaña, y en mucha
menor medida la de los habitantes de Gales o Irlanda.
Lo que la ciencia nos
demuestra y deja claro es que la composición genética de los antiguos
pobladores de la
Península Ibérica era muy similar a la que se encuentra en la
moderna España, lo que sugiere una fuerte continuidad genética a largo plazo
desde la época prerromana. Por España pasaron muchos pueblos, pero muchos
dejaron poca o ninguna huella genética, parece ser el caso de árabes y cartagineses/fenicios
o romanos.
Los que realmente nos dejaron
huella fueron los antiguos Celtas e Iberos. Los íberos formaban parte de
los habitantes originales de Europa occidental y eran similares a las
poblaciones celtas del primer milenio antes de Cristo de Irlanda, Gran
Bretaña y Francia. Posteriormente, los celtas cruzaron los Pirineos en dos
grandes migraciones: en el IX y el VII siglo aC. Los celtas se establecieron en
su mayor parte al norte del río Duero y el río Ebro, donde se mezclaron
con los íberos para conformar el grupo llamado celtíbero.
El haplogrupo predominante en
el 70% de los españoles es el R1b, conservamos
así el linaje de los primeros pobladores del continente además de una
importante herencia celtíbera.
Ni los fenicios/cartagineses,
ni los griegos, ni los godos, ni los romanos, ni los árabes modificaron
sustancialmente la composición genética de esa población
primigenia, la aportación de estos pueblos fue mucho más fuerte a nivel
cultural que a nivel genético. Eso se debe a muchas razones, entre otras,
que estas poblaciones invasoras nunca fueron relevantes numéricamente respecto
del resto de la población, algunas de ellas (griegos y fenicios) se
dedicaban a construir colonias costeras para el comercio, no a invadir a los
nativos.
Por otra parte
el Estrecho de Gibraltar nunca fue cruzado por una migración importante
desde Noráfrica a Europa o desde Europa a Noráfrica. Eventos demográficos
incluyendo el Neolítico, contactos mediterráneos (desde el segundo milenio
aC. al periodo romano), y las expansiones islámicas parecen haber tenido poco
impacto genético sobre los intercambios norte-sur.
Si nos centramos en el
impacto genético de los ocho siglos de al-Ándalus en la genética de la
población actual observamos como hay una determinada relación
genética entre la
Península Ibérica y el Norte de África, pero no
necesariamente debemos atribuirla exclusivamente a este período histórico,
aunque posiblemente ha tenido su influencia. En concreto la mayoría de estudios
estiman en torno a un 10% de la población actual tiene características
genéticas propias de los habitantes del norte de África, porcentaje muy
similar al encontrado en el norte de Italia o en Francia. Por contra en otros
lugares de Europa esa aportación genética resulta bastante más notoria,
son los casos de Grecia, Serbia, Albania o el sur de Italia (cerca del 25%).
En la misma Península
Ibérica, el haplogrupo “E” tiene en Portugal, principalmente en la zona
sur mayor peso en el global de la población que en España. Curiosamente Portugal
presenta globalmente mayor similitud genética respecto a Italia que España. Hay
quien plantea la hipótesis de que tras la expulsión de judíos y musulmanes
en época de los Reyes Católicos, provenir de una familia de cristianos
viejos o ser descendiente de musulmanes o judíos suponía obtener un certificado
de ciudadanía de primera. En esa época gran cantidad de judíos y moriscos
expulsados de España se refugiaron en Portugal provocando desde entonces una
leve "fractura" genética entre España y Portugal.
Por otra parte hay que resaltar
que los franceses del Sur (Occitania) también presentan mayor similitud
genética con los españoles que los portugueses. En concreto la población
originaria del eje Burdeos-Toulouse-Montpellier.
Si analizamos el mapa
genético de Europa, por vía paterna (halogrupos del cromosoma Y), de forma más
exhaustiva podemos dividir a la población europea en seis grandes grupos,
siempre desde el punto de vista genético.
Predomio del halogrupo R1b,
ese halogrupo se encuentra presente en la mayoría de los irlandeses, galeses,
escoceses, franceses, belgas, españoles, portugueses, ingleses del oeste,
holandeses del sur, austríacos del oeste, italianos del norte (valle del Po) y
alemanes del sur. Actualmente también es frecuente entre los habitantes de
América y Oceanía, debido a la emigración.
En realidad el R1b es el
haplogrupo más común en Europa occidental, llegando a más del 80% de la
población en Irlanda, las tierras altas escocesas, en el oeste de Gales,
la franja atlántica de Francia y el País Vasco. Se asocia tradicionalmente con
el hombre de Cromagnon, quienes fueron los primeros humanos modernos en entrar
a Europa; de tal manera que los europeos de las costas del Atlántico con
mayor frecuencia de R1b, conservarían el linaje de los primeros pobladores de
Europa.
Muy interesante ¡¡¡Gracias!!!
ResponderEliminarGracias a tí amiga por compartirlo.
EliminarUn fuerte abrazo
¿Castile NWC?
ResponderEliminarSabrán de genética, pero de España no saben nada.
Esa región es León, si hasta están separadas por una línea las dos regiones de Castilla y León.
Aún así es interesante, gracias por la información.
Hay que tener en cuenta que el mapa no es una distribución política por provincias de España, se trata de demografía, así que las lineas de demarcación pueden variar. Le recomiendo que entre en el link al final, para ver el artículo completo, es muy interesante.
EliminarSaludos
Muy interesante pero no entiendo la conclusión final: ¿por qué "los primeros pobladores" y no alguna invasión/emigración que se asentó en esas zonas?
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