Expertos
británicos de la
Universidad de East Anglia han identificado cuatro
nuevos gases que contribuyen a la destrucción de la capa de ozono, pese a la
prohibición de producir gases similares desde el protocolo de Montreal de 1987.
Los
investigadores descubrieron las sustancias a partir de diversos de análisis del
aire, algunos tomados en los años setenta, y plasman su inquietud en un artículo publicado en el último número de Nature Geoscience.
La capa de
ozono protege la Tierra
de los rayos ultravioleta, causante de enfermedades como el cáncer de piel y
cataratas. Los últimos trabajos científicos habían plasmado hasta ahora el
éxito en la lucha contra el agujero de la capa de ozono provocado por
sustancias químicas, gracias al Protocolo de Montreal firmado en 1987.
Dos años antes,
científicos del British Antartic Survey habían identificado el agujero en
la capa de ozono en la
Antártida a partir de su análisis de la producción de
clorofluocarbonos (CFC), capaces de sobrevivir entre 50 y 100 años. Estas
sustancias químicas se inventaron en los años veinte para utilizarse en
aerosoles y sistemas de refrigeración, que finalmente fueron prohibidos en el
acuerdo alcanzado en Montreal.
Ahora, el
estudio de los científicos británicos apunta a cuatro nuevos gases que no
habían sido detectados antes de los años setenta. En el documento, los
investigadores sugieren que estas sustancias son producidas por la actividad
humana y entran en la atmósfera desde fuentes que aún no han sido
identificadas, aunque tres de ellas tienen la misma composición que el
CFC y el cuarto se trata de hidroclorofluorocarbono (HCFC).
Los expertos
descubrieron los gases al analizar muestras de aire capturadas en los años
setenta y burbujas de aire atrapadas en capas de hielo en Groenlandia.
Los científicos
estimaron que más de 74.000 toneladas métricas de los cuatro gases habían sido
liberadas a la atmósfera, aunque en su estudio suscriben que por el momento su
nivel de concentración no supone un peligro para la capa de ozono. Ninguno de
estos gases estaba presente antes de los años sesenta en las capas de hielo de
Groenlandia, según el artículo publicado en Nature Geoscience.
Sin embargo, sí
resulta inquietante para estos científicos que algunos de estos nuevos gases se
destruyan a un ritmo muy lento en la atmósfera,
razón por la que podrían permanecer en ella durante muchos años, aunque se
tomaran medidas inmediatamente para frenar su expansión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario