7/5/14

Historia de Cataluña II

Grabado del asalto final a Barcelona por las tropas borbónicas

Las mentiras históricas del nacionalismo catalán al servicio del independentismo.

- En 1714 Cataluña perdió su independencia al ser conquistada por España.
No es cierto que Cataluña fuese un estado soberano en 1714, sino un territorio con algunas instituciones propias, como en cualquier otro lugar de la Europa del Antiguo Régimen, y parte constituyente de la Corona de Aragón, es decir, de España.
No es cierto que se tratase de una guerra entre castellanos y catalanes, sino entre partidarios de dos candidatos al trono de España.
No es cierto que lo que moviese a los catalanes fuera la castellanofobia, sino la francofobia.
No es cierto que Felipe V suprimiera la soberanía nacional representada en las Cortes catalanas, pues eran estamentales y no representaban a soberanía nacional alguna.
No es cierto que Felipe V incorporara Cataluña a Castilla, sino que uniformizó legislaciones y centralizó el gobierno, fenómeno general en toda la Europa de aquel tiempo, lo que también conllevó grandes cambios en la vieja planta castellana, detalle que no suele recordarse.
No es cierto que los catalanes fuesen austracistas y los castellanos, borbónicos: muchos de los más importantes gobernantes castellanos fueron austracistas y en Cataluña hubo comarcas enteras que se destacaron por su borbonismo.
No es cierto que Cataluña fuese austracista desde el primer momento, pues las cortes catalanas juraron por rey a Felipe V en 1702, tres años antes de hacer lo propio con el Archiduque Carlos tras el desembarco angloholandés en Barcelona.
No es cierto que en el famoso 11 de septiembre combatieran catalanes contra castellanos, pues hubo castellanos defendiendo Barcelona del mismo modo que el ejército de Felipe V contó con miles de voluntarios catalanes. Y no es cierto que los catalanes austracistas fueran separatistas, sino que presumieron de ser los más españoles de todos.

- Cataluña es otra nación por tener otra lengua.
Una lengua no equivale a una nación. Si en la ONU hay 193 naciones y en el mundo varios miles de lenguas, ¿faltan miles de naciones en la ONU o sobran miles de lenguas en el mundo?. Todos los países europeos son multilingües, con la única excepción de Islandia. Y España no es precisamente el más multilingüe de todos: más variedad de lenguas hay en Francia o en Italia. Además, si una lengua es igual a una nación, ¿pertenecerían los araneses a la nación catalana?. Finalmente, ¿por qué de la existencia de una lengua han de deducirse consecuencias políticas?

- La castellana es una lengua impuesta a los catalanes por la fuerza.
La extensión del castellano sobre tierras catalanas comenzó en la Edad Media, cuando fue consolidándose como la lengua franca, la lengua en la que era más fácil entenderse dada su mayor extensión territorial, su mayor número de hablantes y su posición geográfica central. Los lingüistas lo han explicado mil veces. Un solo ejemplo: Jaime II de Aragón, siglo XIII, escribía sus cartas a los reyes musulmanes de Granada en castellano, sin que el rey de Castilla tuviese participación, influencia, autoridad ni culpa alguna en ello.
Por otro lado, el cultivo literario de la lengua castellana, que no alcanzó ninguna otra lengua española, su prestigio y su peso económico provocaron el abandono paulatino de las lenguas de alcance regional, como ha sucedido siempre en todo el mundo. Fueron los propios catalanohablantes, empezando por las elites sociales e intelectuales, los que fueron pasándose a la lengua castellana y abandonando la lengua catalana. Así lo hicieron Despuig, Martí de Viciana, Viñoles, Boscán y Timoneda en los siglos XV y XVI. Muchos catalanes incluso recomendaron el abandono de la lengua catalana, como Antonio Capmany, que la consideró «un idioma antiguo y provincial, muerto hoy para la república de las letras»; o nada menos que Aribau, que animó al gobierno español a que «generalizase en todos sus dominios una misma lengua».
Las medidas de extensión de la lengua común de la monarquía (que no es lo mismo que la extirpación de las regionales, lo que sí se hizo, por ejemplo, en la Francia republicana), tomadas desde el comienzo del siglo XVIII, palidecen en comparación con el abandono por parte de los hablantes. Así lo reconocieron todos los ideólogos nacionalistas. Cambó, por ejemplo, declaró en 1916 que «quienes más han trabajado para la destrucción de la personalidad catalana han sido los propios catalanes».
El periódico de su partido, «La Veu de Catalunya», escribió en 1910 que «el castellano no se ha impuesto por decreto en Cataluña, sino por adopción voluntaria, lenta, de nuestro pueblo, efecto del gran prestigio adquirido por la lengua castellana. Éramos libres, teníamos completa autonomía política, con Cortes más soberanas que las propuestas por las Bases de Manresa, y ya se hablaba y escribía en castellano».

- España ha sido tradicionalmente reaccionaria, a diferencia de Cataluña.
Olvidando el hecho de que las primeras cortes europeas fueron las Leonesas, y viniendo a tiempos más cercanos, la Cataluña del siglo XIX se caracterizó por ser una abundante fuente de pensamiento conservador y el principal reducto, junto a las provincias vasconavarras, del absolutismo y el carlismo. Cataluña fue la única región española que se alzó en armas cinco veces en defensa de los sagrados derechos del trono y el altar, además del especial entusiasmo con el que los catalanes lucharon contra la Francia revolucionaria en 1793 y la napoleónica en 1808: durante el trienio liberal (1820-23), en defensa de la Regencia de Urgell contra la Constitución de Cádiz; en 1827, la Guerra dels Agraviats o dels Malcontents, que reivindicaron el apartamiento de los ministros liberales y el restablecimiento de la Inquisición; y en 1833-40, 1846-49 y 1872-76, las tres guerras carlistas. Mientras tanto, gran parte de la España castellana se distinguía por su apoyo al liberalismo.
Por otro lado, Cataluña fue la fortaleza del proteccionismo frente al librecambismo, Prat de la Riba y otros liguistas fueron partidarios del sufragio censitario, y Cambó y la Lliga apoyaron a Primo de Rivera y a Franco.

- España ha sido tradicionalmente imperialista y belicista, a diferencia de Cataluña.
¿Habrá que olvidarse, pues, de los almogávares, que dejaron imborrable recuerdo en el Mediterráneo a golpe de espada? ¿Y de los reyes catalanoaragoneses que expulsaron a los moros de España y a continuación se dedicaron a conquistar Cerdeña, Sicilia e Italia?
En tiempos más cercanos, Cataluña fue la región española que más encarnizadamente se alzó contra la invasión napoleónica, según palabras del mariscal Berthier. Los gerundenses prefirieron morir antes que entregarse. Y la primera batalla ganada a los franceses fue la del Bruch.
Durante todo el siglo XIX; Cataluña fue la región más patriota, belicista, islamófoba, esclavista, colonialista e imperialista de España. Durante la Guerra de Marruecos de 1859-60, Cataluña se llenó de versos, canciones, zarzuelas, himnos y obras de teatro incitando a los jóvenes catalanes a alistarse para borrar la Media Luna de la faz de la tierra. Respecto a la esclavitud, de todas las ligas antiabolicionistas de España, la más activa fue la de Barcelona.
La prensa catalana, de todas las tendencias, incluida la de la extrema izquierda republicana y anticlerical, fue extraordinariamente agresiva y patriotera tanto contra los alemanes en la crisis de las Carolinas en 1885, como contra los marroquíes en la de Melilla de 1893, como contra mabises y yanquis en las guerras de Cuba y Filipinas. Cataluña fue la primera región en levantar tercios de voluntarios para todas esas guerras, como ha quedado inmortalizado en incontables versos, cuadros y periódicos de la época.

- La de 1936 fue una guerra entre España y Cataluña.
Habrá que olvidarse, por lo tanto, de los dos principales apoyos eclesiásticos de Franco, los cardenales Gomá y Pla. Y de un Cambó que, tras medio siglo de liderazgo catalanista, puso su fortuna a disposición de Franco  y organizó en París, junto con Llonc, Ventosa, Estelrich y otros huidos de la Cataluña republicana, la Oficina de Propaganda y Prensa para defender el bando franquista ante la opinión pública europea y organizar su servicio de espionaje. Cambó también fue el responsable del manifiesto que secundaron cientos de personalidades catalanas de la política, la empresa y la cultura en el que proclamaron que «como catalanes, afirmamos que nuestra tierra quiere seguir unida a los otros pueblos de España por el amor fraternal y por el sentimiento de la comunidad de destino, que nos obliga a todos a contribuir con el máximo sacrificio a la obra común de liberación de la tiranía roja y de reparación de la grandeza futura de España». Otros catalanes que se distinguieron por su apoyo a Franco fueron, entre otros muchos, Josep Pla, Eugenio d’Ors, Agustí Calvet, Federico Mompou y Salvador Dalí.
Por otro lado, Xavier de Salas, Josep Maria Fontana, Josep Vergés, Ignasi Agustí y Juan Ramón Masoliver fundaron en Burgos la influyente revista Destino, y tres de los principales dibujantes y guionistas de las revistas juveniles Pelayos y Flecha fueron Valentí Castanys, Josep Serra y Josep Maria Canellas. Por no hablar de los miles de alcaldes, gobernadores, procuradores, diplomáticos y ministros catalanes del régimen franquista. Entre estos últimos estuvieron Joaquín Bau y Nolla, Francisco Serrat y Bonastre, Eduardo Aunós, Joaquín Planell y Riera, Pedro Gual Villalbí, etc.

Fuente: Jesús Laínz en su último libro «España contra Cataluña» (Encuentro Editorial).

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