El
derrocamiento de la dinastía Ming abrió la puerta a los manchúes,
que eran un pueblo de agricultores y cazadores que vivían al noreste
de la Gran Muralla, en lo que hoy es Machuria. Derrotaron al ejército
de Li Zicheng y conquistaron Beijing.
Los
manchúes declararon la creación de una nueva dinastía a la que
llamaron Qing (que significa “pura”). Esta dinastía se sostuvo
en el poder de 1.644 a 1.911. Al principio los chinos se resistieron
a los nuevos emperadores. Un grupo de rebeldes tomó la isla de
Taiwan, frente a las costas chinas. Para que fuera más fácil
identificar a los rebeldes, el gobierno ordenó a todos los hombres
que adoptaran el vestido y corte de pelo manchú. Todos los chinos
tuvieron que rasurarse la frente y trenzarse el pelo en una coleta,
los que se negaban eran ejecutados.
Con
el tiempo, los Qing adoptaron el sistema político chino y fueron
aceptados gradualmente como los emperadores legítimos del país,
pero enfrentaban un problema serio. Los manchúes eran ética y
culturalmente distintos del resto de los chinos. Los Qing lo
manejaron de dos maneras.
En
primer lugar, trataron de conservar su identidad diferenciada de la
sociedad china. Los manchúes se definían legalmente como distintos
de los demás pobladores de China. En el ejército los manchúes se
organizaban en unidades separadas llamadas banderas. En segundo
lugar, los Qing llevaron chinos a la administración imperial. La
mayor parte de los puestos fue ocupado por chinos, sin embargo
siempre se mantuvieron por debajo de los más favorecidos. Esta
disposición de los manchúes a compartir el poder propició el apoyo
de muchos chinos.
Kangxi
fue quizá el mayor emperador de la historia china. Gobernó de 1.661
a 1.722. Aplacó a los levantados en las fronteras del norte y el
occidente. Fue mecenas de las artes y se ganó el respaldo de los
intelectuales del país. También se mostró tolerante con los
misioneros cristianos, se calcula que trescientos mil chinos se
convirtieron al catolicismo durante su reinado. Pero cuando murió
Kangxi su sucesor suprimió las actividades cristianas en el país.
Qianlong
fue otro gobernante sobresaliente de la dinastía Qing. Gobernó de
1.736 a 1.795, pero cuando envejeció cayó bajo la influencia de
elementos destructivos en la corte. Funcionarios corruptos e
impuestos elevados despertaron inquietudes en el campo. La presión
creciente sobre la tierra debida al aumento demográfico trajo
penurias económicas a los campesinos. En el centro de China
campesinos descontentos iniciaron una revuelta conocida como la
“Rebelión del Loto Blanco” que fue sofocada, pero el gasto de
combatir a los rebeldes debilitó a la dinastía Qing. Al mismo
tiempo, Europa quería aumentar el comercio con China. Al principio,
el gobierno vendió privilegios comerciales a los europeos, pero para
limitar los contactos de estos con los chinos, los confinó a una
pequeña isla frente a Cantón. También limitó el número de
empresas chinas con las que podían tratar los comerciantes europeos.
A
finales del siglo XVIII comerciantes ingleses exigieron acceso a
otras ciudades de las costas chinas. A la vez, el gobierno chino
estaba bajo la presión de sus propios mercaderes para que abriera el
país a los bienes manufacturados ingleses. En 1.793 una misión
inglesas encabezada por lord George Macartney visitó Beijing para
solicitar políticas comerciales más liberales. Pero el emperador
Qianlong le escribió al rey Jorge III que China no necesitaba los
productos manufacturados de Inglaterra.
Continuará...
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