8/8/13

Psiconeuroendocrinoinmunologia

En los años sesenta, se realizaron unos descubrimientos fundamentales  centrados en una nueva clase de sustancias químicas infinitesimales  llamadas neurotransmisores. Actúan en el cuerpo como «moléculas  mensajeras» permitiendo así a las neuronas del cerebro comunicarse con  el resto del cuerpo.
Los neurotransmisores son mensajeros que parten del cerebro y regresan  hacia él, comunicando a cada órgano del interior del cuerpo cuales son  nuestras emociones, nuestros deseos, memorias, intuiciones y sueños.  Ninguno de estos acontecimientos queda confinado en el universo  cerebral, ninguno es estrictamente mental, ya que  pueden codificarse en mensajes químicos.

Los neurotransmisores influyen  en la vida de cualquier célula. Estos mensajeros permiten llenar el vacío que separa la mente y el  cuerpo.
A mediados de los setenta, parecía que sólo se necesitaban dos  neurotransmisores: la acetilcolina y la norepinefrina uno para activar una célula distante, como la de un músculo, y otro para frenar esa misma actividad. Fueron una revolución para la ciencia pues demostraban que el impulso mandado desde una célula nerviosa hacia otra no es eléctrico, sino químico.
A mediados de los años ochenta se habían  identificado más de cincuenta neurotransmisores y neuropéptidos. Todos ellos pueden fabricarse en un lado de las sinapsis entre neuronas y cuando cruzan estas sinapsis, todos tienen su sitio en los receptores ubicados en las neuronas, en muchas otras células del sistema endocrino y del sistema inmune. Este fenómeno supone una perfecta flexibilidad en la comunicación entre las células. En la actualidad siguen  descubriéndose nuevos neurotransmisores.

EL CUERPO ENTERO PIENSA

Poco a poco la división del cuerpo en diferentes sistemas, como el  nervioso, el endocrino, el sistema inmune o sistema digestivo ha ido  despareciendo. 
Se ha demostrado que las mismas sustancias neuroquímicas influyen en todo el cuerpo-mente. Todo está interconectado en el plano del neuropéptido. Así por ejemplo, la insulina, una hormona que siempre habíamos  identificado con el páncreas, es también producida por el cerebro y el estómago a su vez produce transferón y citoquinas igual que el sistema  inmunitario. Las continuas investigaciones nos están demostrando que además no hay mejor farmacia que el organismo vivo. Produce diuréticos, analgésicos, calmantes, píldoras para dormir, antibióticos y, por supuesto, cualquiera de las sustancias fabricadas por compañías farmacéuticas, y  además todos sus productos son de mayor calidad. La dosificación de la  droga siempre es la correcta y siempre se administra cuando hace falta;  los efectos secundarios no existen y las instrucciones de uso de estas  drogas están inscritas en la misma droga, son parte de su misma  inteligencia.
Un cuerpo capaz de «pensar» no es el cuerpo del que trata la medicina.  El organismo sabe en cada momento lo que le está sucediendo, no sólo en  el cerebro, sino en cualquier parte donde haya un receptor de moléculas mensajeras, es decir, en cada célula.
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