30/11/14

Mesopotamia

La cultura mesopotámica tiene sus orígenes en la más antigua civilización humana de la que poseemos algunos vestigios. Situada entre el Tigris y el Eufrates, la Mesopotamia conoció un desarrollo político, económico, cultural y tecnológico que influenció considerablemente en la evolución de las actividades humanas. Calificada de “cuna de la civilización” por numerosos expertos (como Samuel Noah Kramer, Thorkild Jacobsen, Z.Sitchin, etc.), es la región del mundo donde nació la agricultura, donde han aparecido las primeras ciudades y quedan los más antiguos escritos sobre el planeta.
Los Sumerios, Akadios y Babilonios crearon una amplia colección de tablillas en arcilla cocida sobre las cuales han sido consignados los acontecimientos más sencillos de su vida cotidiana, como la construcción de sus ciudades, sus gigantescos trabajos de regadío, sus códigos sociales, su astronomía y matemáticas…..hasta relatos de la Creación.

Samuel Noah Kramer señala en su libro mundialmente conocido “La Historia empieza en Sumer”:
«Las búsquedas arqueológicas llevadas en el “país de la Biblia”, arrojan una viva luz sobre la Biblia misma, sobre sus orígenes y el medio donde nació. Sabemos ahora que ese libro, el clásico más grande de todos los tiempos, no ha surgido de la nada, como un flor artificial emergiendo de un florero vacío. Esta obra tiene raíces que se sumergen en un lejano pasado y se extienden hasta los países vecinos de aquél en el que apareció… Los Sumerios no ejercieron evidentemente una influencia directa sobre los Hebreos, puesto que habían desaparecido mucho antes de la aparición de éstos últimos. Pero no hay duda que influenciaron profundamente a los Cananeos, predecesores de los Hebreos en la actual Palestina. Es así como se pueden explicar las numerosas analogías recogidas entre los textos sumerios y ciertos libros de la Biblia. Estas analogías no están aisladas, aparecen a menudo en serie, se trata de un verdadero paralelismo».

Las culturas de todos los pueblos antiguos poseen la misma raíz de base, prácticamente todas las tradiciones del planeta describen los mismos acontecimientos. La prueba manifiesta de este fenómeno se encuentra en una codificación lingüística astutamente disimulada y que aparece en numerosas lenguas antiguas. Esta información a día de hoy, está totalmente inédita a los ojos de especialistas y sabios del planeta. En cuanto a conocer de donde provenían exactamente las fuentes de las cuales se sirvieron los rabinos para recopilar el Antiguo Testamento (oficialmente atribuido a Moisés), se puede constatar que éstas no son propias de la ideología hebraica, pero sí de la historia mundial de la Humanidad que se deriva del conjunto de las tradiciones y mitos del país de Caldea, nombre bíblico de la Mesopotamia y tierra de Abraham, el mismo Abraham del que encontramos la huella bajo la forma de ABRA-MU sobre las tablillas de arcilla en la ciudad de Ebla (2.500 aC) descubiertas en 1.975, en Siria.
Los Mesopotámicos han dejado una huella profunda e indeleble en la Biblia y el conjunto de la cultura judeo-cristiana. El descubrimiento en Mesopotamia de tablillas con fecha de 3.500 a 5.000 años (fecha de redacción), enseñan con toda evidencia que el Antiguo Testamento de la Biblia de Jerusalén no es más que una adaptación de escritos anteriores.

Desenterrar las tablillas sumerias y babilónicas no produjo tan sólo sensación, en 1.975, época en que fue descubierto grabado en arcilla el nombre de URU-SA-LIM / Urusalimu (lit. “el techo del favor divino” = Jerusalén), pero ya varios decenios antes, el famoso Jardín del Edén hizo su aparición sobre las tablillas sumerias bajo el nombre de EDIN o EDEN -lugar reconocido como regido por los “dioses” del panteón sumerio-. Además, que el término ADAM existe en el lenguaje sumerio bajo la forma A-DAM y designa la verdadera función que asignaron los “dioses” a los primeros Hombres.

Sabemos que Atrahasis, también Atar-hasis y Atram-hasis, es un término acadio que da nombre a un manuscrito firmado y datado por un copista llamado Kasap-aya en tiempos de Ammi-saduqa, que reinó desde 1.646 aC. hasta 1.626 aC. Es un extenso poema que abarca desde el origen del mundo a la creación del hombre, comprendiendo la narración del Diluvio entre otras. Actualmente la copia más antigua y completa se encuentra en el Museo Británico de Londres en el salón 56 Mesopotamia, identificado como ME-78941.
El Paraíso Sumerio se describe como un jardín en el mito de Atrahasis, las deidades de menor rango (el Igigi) trabajaban en las excavaciones del curso de las aguas, para las deidades más altas (el Anunnaki).
Igigi era un término utilizado para referirse a los dioses del cielo en sumerio, a veces sinónimo del término "Annunaki", el Igigi eran los dioses más jóvenes que estaban siervos de los Annunaki, hasta que se rebelaron y fueron sustituidos por la creación de los seres humanos. Después de rebelarse contra la dictadura de Enlil, prendieron fuego a sus herramientas y los alrededores de la gran casa de Enlil. Al enterarse de que el trabajo en el canal de riego era la razón de la inquietud, el consejo Anunnaki decide crear al hombre para llevar a cabo el trabajo agrícola.

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