La
cultura mesopotámica tiene sus orígenes en la más antigua
civilización humana de la que poseemos algunos vestigios. Situada
entre el Tigris y el Eufrates, la Mesopotamia conoció un desarrollo
político, económico, cultural y tecnológico que influenció
considerablemente en la evolución de las actividades humanas.
Calificada de “cuna de la civilización” por numerosos expertos
(como Samuel Noah Kramer, Thorkild Jacobsen, Z.Sitchin, etc.), es la
región del mundo donde nació la agricultura, donde han aparecido
las primeras ciudades y quedan los más antiguos escritos sobre el
planeta.
Los
Sumerios, Akadios y Babilonios crearon una amplia colección de
tablillas en arcilla cocida sobre las cuales han sido consignados los
acontecimientos más sencillos de su vida cotidiana, como la
construcción de sus ciudades, sus gigantescos trabajos de regadío,
sus códigos sociales, su astronomía y matemáticas…..hasta
relatos de la Creación.
Samuel
Noah Kramer señala en su libro mundialmente conocido “La Historia empieza en Sumer”:
«Las
búsquedas arqueológicas llevadas en el “país de la Biblia”,
arrojan una viva luz sobre la Biblia misma, sobre sus orígenes y el
medio donde nació. Sabemos ahora que ese libro, el clásico más
grande de todos los tiempos, no ha surgido de la nada, como un flor
artificial emergiendo de un florero vacío. Esta obra tiene raíces
que se sumergen en un lejano pasado y se extienden hasta los países
vecinos de aquél en el que apareció… Los Sumerios no ejercieron
evidentemente una influencia directa sobre los Hebreos, puesto que
habían desaparecido mucho antes de la aparición de éstos últimos.
Pero no hay duda que influenciaron profundamente a los Cananeos,
predecesores de los Hebreos en la actual Palestina. Es así como se
pueden explicar las numerosas analogías recogidas entre los textos
sumerios y ciertos libros de la Biblia. Estas analogías no están
aisladas, aparecen a menudo en serie, se trata de un verdadero
paralelismo».
Las
culturas de todos los pueblos antiguos poseen la misma raíz de base,
prácticamente todas las tradiciones del planeta describen los mismos
acontecimientos. La prueba manifiesta de este fenómeno se encuentra
en una codificación lingüística astutamente disimulada y que
aparece en numerosas lenguas antiguas. Esta información a día de
hoy, está totalmente inédita a los ojos de especialistas y sabios
del planeta. En cuanto a conocer de donde provenían exactamente las
fuentes de las cuales se sirvieron los rabinos para recopilar el
Antiguo Testamento (oficialmente atribuido a Moisés), se puede
constatar que éstas no son propias de la ideología hebraica, pero
sí de la historia mundial de la Humanidad que se deriva del conjunto
de las tradiciones y mitos del país de Caldea, nombre bíblico de la
Mesopotamia y tierra de Abraham, el mismo Abraham del que encontramos
la huella bajo la forma de ABRA-MU sobre las tablillas de arcilla en
la ciudad de Ebla (2.500 aC) descubiertas en 1.975, en Siria.
Los
Mesopotámicos han dejado una huella profunda e indeleble en la
Biblia y el conjunto de la cultura judeo-cristiana. El descubrimiento
en Mesopotamia de tablillas con fecha de 3.500 a 5.000 años (fecha
de redacción), enseñan con toda evidencia que el Antiguo Testamento
de la Biblia de Jerusalén no es más que una adaptación de escritos
anteriores.
Desenterrar
las tablillas sumerias y babilónicas no produjo tan sólo sensación,
en 1.975, época en que fue descubierto grabado en arcilla el nombre
de URU-SA-LIM / Urusalimu (lit. “el techo del favor divino” =
Jerusalén), pero ya varios decenios antes, el famoso Jardín del
Edén hizo su aparición sobre las tablillas sumerias bajo el nombre
de EDIN o EDEN -lugar reconocido como regido por los “dioses” del
panteón sumerio-. Además, que el término ADAM existe en el
lenguaje sumerio bajo la forma A-DAM y designa la verdadera función
que asignaron los “dioses” a los primeros Hombres.
Sabemos
que Atrahasis, también Atar-hasis y Atram-hasis, es un término
acadio que da nombre a un manuscrito firmado y datado por un copista
llamado Kasap-aya en tiempos de Ammi-saduqa, que reinó desde 1.646
aC. hasta 1.626 aC. Es un extenso poema que abarca desde el origen
del mundo a la creación del hombre, comprendiendo la narración del
Diluvio entre otras. Actualmente la copia más antigua y completa se
encuentra en el Museo Británico de Londres en el salón 56
Mesopotamia, identificado como ME-78941.
El
Paraíso Sumerio se describe como un jardín en el mito de Atrahasis,
las deidades de menor rango (el Igigi) trabajaban en las
excavaciones del curso de las aguas, para las deidades más altas (el
Anunnaki).
Igigi era un término utilizado para referirse a los dioses del cielo en
sumerio, a veces sinónimo del término "Annunaki", el
Igigi eran los dioses más jóvenes que estaban siervos de los
Annunaki, hasta que se rebelaron y fueron sustituidos por la creación
de los seres humanos. Después de rebelarse contra la dictadura de Enlil, prendieron
fuego a sus herramientas y los alrededores de la gran casa de Enlil. Al enterarse de que el trabajo en el canal de riego era
la razón de la inquietud, el consejo Anunnaki decide crear al hombre
para llevar a cabo el trabajo agrícola.
COLECCIÓN CUNEIFORME EN MONTSERRAT
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