Un
estudio, publicado en la revista Nature
por
Harvard
Medical School (EEUU)
entre 28 centros de investigación, ha permitido el análisis de 230
muestras de material genético antiguo, 15 de ellas de la Cueva de El
Mirador, en Atapuerca (Burgos), con el que se ha creado un retrato de
la evolución de los pobladores del continente europeo. Los
científicos revelan así las adaptaciones genéticas que se
produjeron en la transición de la caza a la agricultura.
“Se
han recopilado muestras de los últimos 8.000 años de la prehistoria
europea (incluyendo algunas de Asia central) de diferentes periodos y
regiones, para tener una visión general de los desafíos adaptativos
que han tenido lugar en este continente a lo largo del tiempo”,
explica Carles
Lalueza-Fox,
investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad
Pompeu Fabra) y coautor del trabajo.
Las
variantes encontradas se corresponden con genes asociados con la
altura, la capacidad de digerir la lactosa en la edad adulta, el
metabolismo de los ácidos grasos, los niveles de vitamina D, la
pigmentación de la piel o el color azul de los ojos, entre otros, y
explican la adaptación de los europeos al establecimiento de la
agricultura en latitudes elevadas.
“La
pigmentación clara de la piel habría sido necesaria para
suplementar la vitamina D en las dietas agrícolas, los genes
relacionados con la enfermedad celiaca pudieron tener ventajas para
evitar deficiencias vitamínicas en este nuevo tipo de alimentación
y los genes de inmunidad probablemente reflejaran adaptaciones a
patógenos que provienen del contacto con animales domésticos”.
Otras
variaciones en los genes incluyen la persistencia de la enzima
lactasa, que permite digerir la leche en la vida adulta y que aparece
en Europa hace tan solo 4.000 años, y mutaciones implicadas en el
color azul de los ojos, prevalente en el Mesolítico y más presente
en el norte de Europa.
En
la actualidad, la mutación del gen de la lactasa que asegura su
persistencia está presente en el 100% de los europeos del norte de
Europa. “Se
trata probablemente del rasgo que presenta una mayor ventaja para la
supervivencia de los europeos, es decir, la característica genética
que la evolución ha seleccionado con una mayor intensidad".
"Hace
4.000 años era una mutación residual, lo que quiere decir que
posteriormente fue seleccionada por las poblaciones europeas por la
gran ventaja que suponía disponer de la leche como fuente de
alimento durante la vida adulta”.
Aunque
se desconoce el origen exacto de la mutación de la enzima lactasa,
los investigadores la han hallado por primera vez en individuos del
centro y norte de Europa que vivieron a finales del Neolítico, en
las muestras analizadas procedentes de Suecia, Hungría y Alemania.
Las muestras analizadas tienen una antigüedad de poco más de 4.000
años.
“La
mutación no se requiere si procesas la leche, por ejemplo, para
hacer queso; por lo tanto, no significa que estas poblaciones no
aprovecharan antes este recurso. Hacia la Edad de Cobre, la fuerte
influencia que Centroeuropa recibe de los nómadas de las estepas
podría indicar que fueron ellos los que introdujeron el cambio
genético en el continente, pero no se sabe con exactitud”.
El
trabajo también apoya la idea de que los primeros agricultores
europeos procedían de la antigua Anatolia (actual Turquía), y
aporta más detalles sobre cómo los distintos grupos fueron
mezclándose y migrando.
“La
revolución neolítica es quizás la transición más importante en
la prehistoria humana. Ahora tenemos pruebas de que hubo un flujo de
población que fue de Anatolia a Europa y que trajo la agricultura
con ellos. Durante más de 40 años se pensó que era imposible
resolver esa cuestión”,
explica Ron
Pinhasi,
profesor asociado de arqueología en la University College Dublin
(Irlanda) y coautor de la investigación.
El
estudio confirma también que los europeos actuales son el producto
de tres sustratos poblacionales mayoritarios:
los cazadores-recolectores mesolíticos, los agricultores neolíticos
y la población de las estepas que entra en la Edad del Bronce.
“Dependiendo
de las zonas del continente, predomina uno u otro. En Iberia tenemos
un poco más del Neolítico y menos del Mesolítico que en el norte
de Europa, y menos de las estepas que en el centro y norte del
continente".
Fuente: terraantiqvae
Cueva
de EL MIRADOR (ATAPUERCA)
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