Reconstrucción
del círculo calendárico-astronómico (Cromlech) que existía antes
de erigirse el Dolmen de Soto (Huelva).
La
más antigua representación gráfica de las tres estrellas del
“Cinturón de Orión” podría hallarse en el conjunto de
monumentos megalíticos conocido como Dolmen de Soto en Trigueros
(Huelva).
Mil
años antes que las pirámides de Guiza, un ancestro de los más
antiguos onubenses representó el cinturón de la célebre
constelación en un menhir-estela que formaba parte de un círculo
calendárico-astronómico.
A
mediados de los noventa, Robert Bauval y Adrian Gilbert, publicaron
su ya legendario libro sobre la “Teoría de la Correlación de
Orión” donde propusieron la hipótesis de que las tres grandes
pirámides de Guiza podrían haber sido emplazadas de acuerdo a una
representación de las tres más brillantes estrellas que conforman
el cinturón de la constelación de Orión.
Si
bien la hipótesis no es aún aceptada por la mayoría de los
astrónomos, arqueólogos y egiptólogos, por parecerles una
propuesta algo extraordinaria que requiere pruebas que no han sido
aún aportadas y que puede, además, ser refutada con otros
argumentos, sin duda alguna es mucho más popular que la hipótesis
arqueológica académica o cualquier otra que explica la posición de
las tres pirámides de modo menos complejo y de acuerdo a una
simbología más apropiada y mejor conocida entre los egipcios, como
por ejemplo, que representaban las tres montañas sagradas del
Occidente o Amenti, tal como defiende el investigador y escritor
Georgeos Díaz-Montexano en su libro “¿Pirámides en Iberia?”.
Para
los antiguos egipcios, las tres montañas del Occidente o Amenti, era
la sagrada morada del “Más Allá” donde las almas nobles de los
difuntos justos y espíritus glorificados podían vivir en una
especie de parajes fértiles y paradisíacos, que desde tiempos muy
antiguos se representaba con un jeroglífico que consistía,
precisamente, en tres montañas, cerros o colinas juntas.
Como
explica Díaz-Montexano en el citado libro:
“No
debe ignorarse (aunque muchos lo siguen haciendo) que ninguna de las
tes pirámides de Guiza tuvo un nombre de estrella. La de Kheops se
llamaba “Pirámide del Horizonte (o de la Isla) del Espíritu
Glorificado”, la de Khefren, “La Pirámide Grande” o “La
Pirámide del Grande” (las dos interpretaciones serían igual de
correctas), y la de Mykerinos, “La Pirámide Divina” o “La
Pirámide de Dios”. Pero ninguna de las tres lleva el jeroglífico
determinativo de nombre de una estrella o cuerpo astral, osea, el
jeroglífico de la estrella de cinco puntas que obligatoriamente
habría sido añadido a los nombres de cada una de estas tres
pirámides si realmente hubieran tenido algo que ver con alguna
estrella”.
“El
argumento es sólido. Es creíble. Ahora bien, el contexto es muy
importante. De hecho, es fundamental, y en este sentido es que quiero
presentar una propuesta igual de sugerente, pero con un mejor
contexto, es decir, dentro de un contexto más que adecuado para una
hipótesis de tipo arqueoastronómica. Me refiero a la que podría
ser la más antigua representación de las tres mismas estrellas
brillantes del cinturón de Orión, que de izquierda a derecha,
observando desde la tierra cuando la figura del cazador Orión está
de pie, desde las dos más grande a la más pequeña son: Alnitak,
Alnilam y Mintaka. Siendo la más brillante en realidad la segunda,
Alnilam, la que está en el medio. Las tres estrellas del cinturón
son claramente visibles por las noches (sin necesidad de telescopio)
entre mediados de noviembre y finales de mayo de cada año”.
Tal
representación -según Díaz-Montexano- fue grabada al menos unos
unos mil años antes de que se construyeran las tres grandes
pirámides de Guiza en un menhir-estela de un cromlech o círculo
calendárico-astronómico erigido en el Dolmen de Soto, en el término
municipal de Trigueros, en algún momento del Neolítico hace más de
5.000 años.
La
posición de los tres círculos del menhir-estela del cromlech
calendárico-astronómico del Soto se corresponde con la que presenta
la constelación de Orión en las noches de invierno, especialmente a
partir de la medianoche y hasta el amanecer, en dirección suroeste,
o sea, en la misma dirección de la puesta del sol en el solsticio de
invierno.
“Tal
menhir-estela fue después reutilizado como bloque para uno de los
laterales de la galería que conducen a la cámara funeraria central
de la “proto-pirámide tumular cónica” del “mal llamado
Dolmen de Soto”. En dicho menhir-estela puede verse claramente tres
círculos que fueron representados casi del mismo modo en que un ser
humano podía observar a simple vista desde la tierra las tres
estrellas brillantes del cinturón de Orión, con esa peculiar
característica de la estrella de la derecha (Mintaka), representada
algo más apartada de las otras dos y fuera del eje de las mismas.
Esta peculiaridad puede considerarse el verdadero DNI de cualquier
representación del cinturón de esta constelación. Y no parece
casualidad alguna que justo tras este menhir-estela se enterrara a un
individuo de la comunidad que erigió la posterior “pirámide
tumular”, cuyo túmulo o cono erigido encima de la galería y
cámara adinteladas, sin ninguna duda debió ser muchísimo más alto
que lo que hoy se conserva tras cientos de años de posterior
explotación agrícola” explica Georgeos Díaz-Montexano.
Es
la primera vez que alguien reporta que estos tres grandes círculos
de este menhir-estela puedan ser una representación del cinturón de
Orión, otras cazoletas más pequeñas junto con algunas lineas
grabadas en otro menhir-estela del mismo cromlech de Soto,
reutilizado en la construcción de la “pirámide tumular”
posterior, han sido interpretados como una representación de toda la
constelación de Orión.
Según
la onubense Asociación Astronómica Andrómeda que llevado a cabo un
trabajo de investigación arqueo-astronómica con aportaciones más
que interesantes, se trataría de un mapa celeste donde entre otros
asterismos se puede observar el cinturón de Orión.
http://asociacionandromeda.blogspot.com.es/2013/09/arqueoastronomiadolmen-de-soto.html
Video
de animación sobre cómo creen los arqueólogos que se erigió el
monumento y algunos otros aspectos relacionados con su función
funeraria y simbólica.
Sobre
el autor y su libro ¿Pirámides en Iberia?
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