A pesar de que en la línea de Sem iban a seguir los Legisladores, Profetas, Sacerdotes y Reyes acerca de cuya historia trata el Antiguo Testamento, vale la pena observar una atención particular a Peleg, el hijo de Heber.
Hace muchos años, el profesor E. St. John Parry presentó evidencias para demostrar que los Pelasgos, que como los etruscos edificaban monumentos megalíticos, emigraron de Asia Menor de forma paralela, quedando posteriormente confundidos entre ellos, por los primeros historiadores.
Una cosa sí parece bien establecida, y es que su lengua no era indoeuropea ni semítica. Parece bien fundamentado suponer (aunque el lenguaje no es en absoluto una guía segura en esta cuestión) que ellos mismos eran racialmente diferentes de los indoeuropeos.
Según
Josefo, en tiempos de Peleg, las naciones se dirigieron hacia sus distintas tierras de
asentamiento. Este patriarca bíblico es considerado el patronímico de un pueblo prehelénico olvidado,
pero de relevante significación histórica: el pueblo Pelasgo, raza
de grandes navegantes.
Una rama de los pelasgos viviría
originalmente en el área de los Balcanes situada entre el río
Hebrus (o Íberus) y el Estrimón. Sería desplazada por los Tracios,
que hacia el siglo XIV a.C. ocuparon dicho territorio, al que dieron
el nombre Tracia (moderna Bulgaria). Los
pelasgos de los Balcanes, consecuentemente, se dirigieron al Sur y se
helenizaron (en aquel momento, en el sur de Grecia, florecía la
civilización micénica).
Es
curioso encontrar a los pelasgos ocupando un territorio adyacente a un
río, el Hebrus, con el nombre de Heber, que según Génesis 10:25, era el
padre de ellos.
Referente a la genealogía de Peleg, encontramos: «en sus días fue repartida la tierra».
Las interpretaciones de esta breve nota han sido determinantes. Ha comenzado a hacerse aparente que los pelasgos de la antigüedad, que fueron grandes mercaderes navegantes y en ocasiones piratas, pueden haber recibido su nombre de Peleg en los tiempos más remotos.
Superviviendo en una multitud de formas aparece un determinativo adjunto a muchas palabras que tiene el efecto de convertir la palabra en un patronímico. Esto aparece por ejemplo con «–icus», en la palabra «Germanicus»; también con «–ico», en la palabra «Británico», «–ski» en muchos nombres rusos familiares, posiblemente «–cos» en la palabra «etruscos», y «scion» en inglés. Otro término, que es el punto importante en este contexto, es «skoi», puesto detrás del nombre más antiguo «Peleg», queda el compuesto «Pelegskoi», estos son los «pelasgos». Los pelasgos constituyen un gran misterio, porque aunque parecen haber sido muy poderosos, no está clara su procedencia ni lo que les sucedió.
Después de haber sido desplazados, estas gentes parecen haber sido integradas por los pueblos griegos, con los que quedaron posteriormente confundidos.
Dice Munro:
La nación de los pelasgos dejó de existir como tal, adoptándose el nombre de Jonios, probablemente entre las comunidades mezcladas en el lado asiático.
Quizá debido a que los pelasgos eran una nación no de habla griega, fueron más fácilmente identificados por los griegos, que tenían la tendencia a poner a todos los extranjeros en el mismo montón, con los etruscos, que tampoco eran griegos.
Así, tenemos posiblemente a un grupo de «heberitas» que adquirieron alguna notoriedad durante un tiempo en el mundo primitivo, solo para desaparecer tras ser desplazados de su emplazamiento primero y absorbidos en la mezcolanza de pueblos que habitaban en la región del Egeo.
Su antecesor, Peleg, recibió su nombre debido a un acontecimiento que ha sido diversamente interpretado. En el Libro de Jaser (2:11), que se atribuye a Alcuino, hay una interesante observación acerca de este hombre:
"Fue Peleg quien inventó el seto y el foso, la muralla y el baluarte; y quien repartió por suertes las tierras entre sus hermanos".
En la obra de consulta International Standard Biblical Encyclopedia, se hace referencia a un fragmento de un documento geográfico procedente de Babilonia (80-6-17, 504) que muestra una serie de ideogramas que se leen provisionalmente como Pulukky, quizá una forma modificada de Peleg. Esto va seguido de las palabras «Sha ebirti», que bien podría significar «Pulukku que fue de Heber», o podría tratarse de una frase compuesta, «Pulukku-del-Vado».
Se podría concebir de un asentamiento de pelegitas que se estableciese en el río en un punto donde se pudiera vadear, siendo este río el que fue designado después como el Hebrus.
En la Península Ibérica (España), el río Ebro (Hebrus) cruza la península desde su nacimiento cerca del mar Cantábrico hasta la desembocadura en el mar Mediterráneo. Las ríberas fueron los primeros asentamientos de las tribus íberas (de Eber, hebreas).
De Peleg derivaría el antropónimo Pelayo (Pelai) que no es germánico (como son todos los nombres de los reyes visigodos), sino que deriva del griego πελάγιος (marino) Pelago, lo que apuntaría a un origen hispano-romano del personaje histórico. Dicho nombre de pila era usado con profusión por los habitantes del noroeste de España.
En la Península Ibérica (España), el río Ebro (Hebrus) cruza la península desde su nacimiento cerca del mar Cantábrico hasta la desembocadura en el mar Mediterráneo. Las ríberas fueron los primeros asentamientos de las tribus íberas (de Eber, hebreas).
De Peleg derivaría el antropónimo Pelayo (Pelai) que no es germánico (como son todos los nombres de los reyes visigodos), sino que deriva del griego πελάγιος (marino) Pelago, lo que apuntaría a un origen hispano-romano del personaje histórico. Dicho nombre de pila era usado con profusión por los habitantes del noroeste de España.
Algunos estudios ponen el énfasis en el nombre de Pelayo, que aparece en las fuentes como Pelagius, y por lo tanto niegan la supuesta ascendencia visigótica, y le hacen miembro de una noble familia indígena, que por sus méritos habría logrado ocupar un puesto elevado en la corte de Don Rodrigo. Esta última teoría se apoya en las crónicas musulmanas, las cuales siempre se refieren a Pelayo como Belay o Belaz-el-Rumi (Pelayo o Pelayo el Romano).
Pese a todo, la opinión más generaliza entre los historiadores medievalistas, es la de Pelayo como miembro de la estirpe visigoda y en concreto, como hijo de Favila, el duque de Cantabria, que pertenecía a la familia de Rodrigo y en cuya corte había desempeñado el cargo de conde de los espatarios o de la guardia real. Pero lo que merece destacarse realmente de Pelayo, con independencia de su origen, es que él y su grupo familiar, muy arraigados en la sociedad indígena, lograron imponer una hegemonía estable que permitió la cohesión de distintos clanes y linajes para que bajo su dirección luchasen contra el Islam, y sobre estos grupos indígenas tradicionalmente poco cohesionados entre si y tendentes al individualismo, llegaron a implantar una jefatura vitalicia que acabó por convertirse en hereditaria y dar origen a la monarquía Astur.
-Ermesinda. Contrajo matrimonio con Alfonso I, tercer rey de Asturias e hijo del duque Pedro de Cantabria. La tradición sostiene que sus restos reposan en la actualidad en la Santa Cueva de Covadonga junto a los de sus padres y los de su esposo.
Sea cual fuere el orígen, la palabra Peleg, parece habernos llegado de alguna forma a través del griego en la forma de «pelagos», que significa «mar». Si hay una verdadera vinculación, esto podría denotar otra idea, esto es, que la “división” tuvo lugar cuando los hombres comenzaron a migrar por primera vez a través de las aguas.
La frase «la tierra fue repartida» podría interpretarse con el significado de «los pueblos de la tierra quedaron divididos», esto es, por agua. Esto es desde luego especulativo, pero en conjunto Peleg fue lo suficientemente importante para que su nombre fuese retenido en diversas formas que reflejan la breve anotación que aparece en Génesis 10.
En la línea de Peleg, sus descendientes son Reu, Serug, Narcor, Taré y Abraham (el Profeta).
Fuente: El Origen de las Naciones - Arthur C. Custance
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