11/11/20

Reyes Nagas (India)

El dios Krisna baila sobre las cabezas del naga Kalíia, mientras las esposas del naga le oran.

En la mitología hinduísta, los nagas son un tipo de semidioses inferiores con forma de serpiente. La palabra sánscrita naga, posiblemente es un autogentilicio en el idioma de la etnia naga

En el gran texto épico Majabhárata (siglo III a.C.), la representación de los nagas tiende a ser negativa. Se los trata como las víctimas que merecían la muerte en el sarpa iagñá (el sacrificio de serpientes).

El texto los llama “perseguidores de todas las criaturas” y dice que las serpientes tenían veneno virulento, gran poder y exceso de fuerza y siempre intentaban morder a otras criaturas.

Al mismo tiempo, los nagas juegan un papel importante en las leyendas narradas en el texto, frecuentemente no más malvados que los demás protagonistas, incluso a veces del lado de los "buenos". Generalmente en el texto aparecen con forma de humanos y serpientes. Por ejemplo, la historia de cómo el príncipe naga Shesha terminó sosteniendo al mundo sobre sus capuchas comienza con la escena en que él aparece como un dedicado asceta humano, el cabello recogido con un rodete, la ropa hecha jirones, y su carne y piel seca debido a las austeridades que estaba practicando. El dios Brahma queda complacido con Shesha, y le encarga sostener el mundo sobre su cabeza. En este punto, Shesha aparece con los atributos de una serpiente. Entra por un agujero en la Tierra y se desliza hasta el fondo, donde carga la Tierra sobre su cabeza.

El gran némesis de los nagas en el Majabhárata es el gigantesco hombre-pájaro Garudá.

El sabio Kashiapa tuvo dos esposas, Kadru y Vinata. La primera quería tener muchos hijos, y la segunda quería tener pocos pero muy poderosos. El sabio cumplió sus deseos, Kadru puso mil huevos (de los que nacieron serpientes) y Vinata puso dos huevos de los que nacieron Aruna (el auriga de Suriá) y Garudá.

Por una apuesta, Vinata y Garudá se convirtieron en esclavos de Kadru y tuvieron que cumplir las órdenes de las serpientes. Aunque Garudá cumplía todos los caprichos de los nagas, se generó en él un rencor al que nunca renunciaría. Cuando le preguntó a las serpientes lo que tendría que hacer para ser liberado de su cautiverio, le dijeron que tendría que llevarles el amrita, el elixir de la inmortalidad. Garudá robó el elixir de los dioses y se lo llevó a las serpientes, con lo que cumplió la orden, pero mediante una trampa evitó que lo repartieran y obtuvieran la inmortalidad. Desde ese momento, él las consideró enemigos y comida. 

Matali, el auriga del dios Indra, quería casar a su hija Gunakeshi. Se acercó al naga Ariaka y le propuso casarla con su hermoso nieto Sumukha. Ariaka replicó que Garudá había declarado su decisión de devorar a ese nieto, tal como ya había comido a su hijo. Matali persuadió entonces a Indra y a Visnú para que le dieran a Sumukha un trago de amrita (el elixir de la inmortalidad). Sumukha tomó la poción y pudo casarse felizmente con Gunakeshí.

Dice el Majabhárata que Kadru, la madre ancestral de las serpientes, hizo una apuesta con su hermana Vinata, cuya prenda era que la perdedora sería esclava para siempre de la ganadora. Ansiosa por asegurarse la victoria, Kadru les pidió ayuda a sus hijos. Ellos se negaron, por lo que Kadru se enojó y los maldijo para que murieran en un ”sacrificio de serpientes” que realizaría un rey Yanam Eyaiá, hijo de Majarash Paríkshit, a principios de la era Kali Yuga (para la que faltaban unos 4 millones de años), nieto de Abhimaniu y bisnieto de Aryuna.

Vasuki (rey de las serpientes nagas) supo de esta maldición. Entonces fue a buscar al asceta Yárat Karu (vieja acción) para ofrecerle en matrimonio a su hermana, que quedó registrada en la leyenda como Yárat Karu Priiá (amada de Yáratkaru), Bhaguiní Yárat Karu (esposa de Yáratkaru), Yárat Karu Bhaga (la vulva que utilizaba Yáratkaru).

De la unión del humano con la serpiente nació un niño con la piel estriada y brillante. El hijo se llamó Astika.

Cuando el rey Yanam Eyaiá finalmente hizo el sacrificio de serpientes para matar a Taksaka (hermano de Vasuki), comenzó a atraer hacia el fuego a todas las serpientes del mundo. Entonces el sabio Astika se acercó al rey, elogió el sacrificio en términos tan elocuentes que el rey le ofreció cualquier favor que quisiera. Astika inmediatamente le pidió que acabara con el sacrificio. Aunque primero se arrepintió de su oferta, finalmente Yanam Eyaiá cumplió su palabra e interrumpió el sacrificio.

Cuenta el Majabhárata que Vasuki (uno de los tres reyes de los nagas, siendo sus hermanos Shesha y Taksaka) ayudó a los devas (dioses) y a los asuras (demonios) a extraer el amrita (el elixir de la inmortalidad) del océano de leche (uno de los océanos concéntricos que rodearían la India, según los hinduistas) siendo utilizado como cuerda, enroscado en el monte Mandara para batir las profundidades del océano. 

Varuna, el dios védico de las tormentas, es considerado el rey de los nagas que viven en los Patala, el séptimo planeta del inframundo. Son hijos de Kashiapa y Kadru. Entre los más importantes se cuentan Manasá, Shesha Naga, Vasuki y Taksaka. En el norte de la India, hay comunidades que se hacen llamar naga vanshi (linaje de los nagas) porque se consideran sus descendientes. Según una tradición, los hindúes creen que el gramático Patanyali era una encarnación de la serpiente divina Adi-Sesha Naga.

El Nilamata-purana, del siglo VII menciona que el valle de Cachemira está habitado por dos tribus: los nagas y los pisachas.

A los pisachas les gusta la oscuridad y tradicionalmente frecuentaban lugares de cremación, junto con otros monstruos como los bhutas y los vetalas. Los pisachas tienen el poder de asumir diferentes formas a voluntad, y también pueden llegar a ser invisibles. Se alimentan de las energías humanas. A veces, poseen a los seres humanos y alteran sus pensamientos, y las víctimas son afectadas por una variedad de enfermedades y anomalías como la locura. Se supone que ciertos mantras pueden ahuyentar al pisacha que posee a esa persona en particular, lo que cura la enfermedad. Con el fin de mantener alejados a los pisachas, se les da una parte de las ofrendas durante ciertas funciones religiosas y festivales.

Lugares donde donde viven los nagas:

    -Patala (o Nagaloka), el séptimo de los planetas infernales del inframundo. Su capital se llama Bhoga Vatī.

    -Lago Mana Sarovara, lago de los grandes nagas Monte Sumeru.

    -Nagalandia, en el noreste de la India, habitado actualmente por tribus nagas.

    -Kacha Naga, tribus nagas que viven fuera de Nagalandia.

    -Naggar, pueblo en la cordillera de los Himalayas (en el Tíbet), que deriva del nombre de las tribus nagas.

    -Nagpur, ciudad india cuyo nombre deriva de Naga Pura (ciudad de nagas).

    -Océano Pacífico, según un mito camboyano.

    -El pozo de Shesna, en Benarés (a orillas del río Ganges), que se dice que es la entrada a los Patalas (infiernos).

    -Nagadaa, sitio en Pakistán donde se cree que se llevó a cabo el genocidio de los nagas (naga iagñá ‘el sacrificio de las serpientes’).

    -Río Mekong, que cruza Tíbet, China, Birmania, Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam.

    Fuente: Wikipedia

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