Si hay un
santo que la tradición cristiana nos indica como protector en tiempos de
economía débil, por todos los riegos que la crisis trae consigo, éste es sin
duda San Nicolás de Mira y de Bari.
Un santo del que se sabe muy poco, salvo que vivió entre la mitad
del siglo III y el comienzo del IV, en la actual Turquía, y que era obispo de
la ciudad de Mira. Sus huesos, trasladados a Bari en el 1087, continúan siendo
meta de peregrinaciones, sobre todo desde el Oriente y el norte de Europa.
Nicolás fue un
obispo que se ocupó de la fe de su pueblo (según fuentes tardías había
participado en el Concilio de Nicea en el 325), pero sin olvidar las
necesidades cotidianas, y se convirtió así en un signo de la Iglesia que no se olvida
nunca de los pobres.
Cuenta la Leyenda Aurea que en
la ciudad donde se encontraba el obispo Nicolás, había un hombre económicamente
arruinado, padre de tres muchachas, las cuales corrían el riesgo de terminar
como prostitutas por no pagar las deudas que tenía. Cuando San Nicolás lo supo,
por tres noches consecutivas, sin ser descubierto, lanzó por la ventana de la
habitación de las hijas bolsas de monedas, salvando así a las muchachas de un
destino infausto y por lo demás ya marcado. El padre pagó las deudas y le quedó
dinero también para las dotes de las tres hijas, que pudieron así casarse. (Por
este hecho, el santo es representado con los hábitos pontificales, la barba
blanca y larga del obispo oriental, y con tres monedas de oro en la mano).
¡Qué actual es
esta historia! San Nicolás muestra con eficacia lo que debe hacer todo buen
obispo, y toda la Iglesia ,
en tiempos de crisis: transformarse en pronta intervención para sostener –
incluso económicamente – el verdadero y único tesoro de Cristo y de la Iglesia , que está
representado por los pobres, a costa de las riquezas materiales de la comunidad
(que sirven precisamente en estos casos).
San Nicolás –
precisamente por su gran fama de taumaturgo – se ha transformado en el proverbial
“Papá Noel”, que en Diciembre continúa dispensando sus regalos. ¿Cuántas
personas se encontrarán dentro de poco en las condiciones del padre de las tres
muchachas? (si es que no se encuentran ahora). Es hora de imitar a los santos,
también institucionalmente, mostrando que su ejemplo continúa alentando a los
cristianos y alimentando la “fantasía de la caridad”, la cual “se hace” pero
“no se hace ver”.
Oremus
Misericórdiam
tuam, Dómine, súpplices implorámus, et, beáti Nicolái epíscopi
interveniénte suffrágio, nos in ómnibus custódi perículis, ut via
salútis nobis páteat expedíta.
Imploramos, Señor, tu misericordia, y te suplicamos que, por la
intercesión de tu obispo san Nicolás, nos protejas en todos los peligros para
que podamos caminar seguros por la senda de la salvación.
Cantuale Antonianum
- Traducción: La
Buhardilla de Jerónimo
+ Info sobre Santa Claus (Papá Noël)
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