CONTAMINANTES
ESTROGÉNICOS CAMBIAN EL SEXO DE LOS PECES EN DISTINTAS ZONAS DEL
PLANETA.
Los
estrógenos artificiales, también denominados disruptores
endocrinos, son productos químicos que mimetizan la acción de los
estrógenos naturales (llamados también xenoestrógenos) y que
interfieren en la acción del ciclo hormonal natural. Los efectos
nocivos de estas alteraciones llevan evidenciándose desde la década
de los 60 en forma de anormalidades genéticas en distintas especies
animales.
En
los últimos años, los estrógenos artificiales se han vinculado
también al cambio de sexo en peces en distintas zonas del planeta,
en especial en ríos ingleses, alemanes y estadounidenses, donde se
ha comprobado la alteración de órganos sexuales de ejemplares
machos, sobre todo en truchas.
La
Nucella Lapillus es una caracola muy abundante en las rías gallegas.
La concha mide unos dos centímetros y a simple vista parece normal,
sin embargo, en más de 50 puntos estudiados de Galicia, los
científicos han hallado ejemplares hembra con un pene milimétrico.
Se trata del fenómeno llamado sexo impuesto o imposex, un efecto de
la contaminación química en los ríos. También han aparecido
carpas macho en el Ebro con ovarios y salmonetes afectados en zonas
contaminadas de la costa mediterránea. Conocer el impacto de la
contaminación química sobre la salud humana es muy complicado, pero
estos casos de animales transexuales sirven como indicador de estos
efectos.
El
tributilo de estaño es perfecto para los barcos. Al barnizar el
casco con este compuesto químico se evita que se adhieran algas y
crustáceos al barco. Descubierto en los años cincuenta del siglo
pasado se usó hasta 2003 de forma masiva en los barcos. Más del 70%
de la flota mundial estaba barnizada con el tributilo de estaño. Sin
embargo, en los años noventa los científicos descubrieron que el
tributilo, aun en concentraciones mínimas, puede producir cambios en
el sexo de algunas especies.
El
catedrático de Ecología de la Universidad de A Coruña Rodolfo
Barreiro explica que su equipo ha rastreado más de 50 puntos de la
costa gallega en busca de efectos: "Hemos encontrado grandes
poblaciones afectadas. A las hembras les aparece un pene microscópico
y a veces hasta un rudimento de próstata que llega a taponar la
vagina y las puede llagar a hacer estériles, aunque no se sabe muy
bien por qué ocurre". El tributilo fue prohibido en 2003, pero
sus efectos durarán décadas.
APARECE
UN TIPO INTERSEXUAL CON ÓVULOS.
En
tres de los lugares estudiados del País Vasco (Guernica, Pasaia y
Deba) aparecieron peces intersexuales. Los testículos de estos
especímenes contenían óvulos inmaduros. La mayoría de los peces
macho (entre el 60% y el 91%), presentaban en sus hígados rastros de
‘vitellogenin’, una proteína que, en principio, solo se
manifiesta en las hembras; y en sus cerebros había aromatasa
Cyp19a1b, una proteína que participa en la síntesis de estrógenos
y cuya presencia en los machos es un claro signo de feminización.
La
noticia roza uno de los grandes enigmas médicos de los últimos
treinta años: la caída del recuento espermático de los varones. De
este fenómeno, responsable de las crecientes tasas de infertilidad
masculina, se han dado diversas hipótesis.
Menos
misterio encierran los trastornos reproductivos de determinados peces
y el cambio de sexo experimentado por algunos especímenes machos,
que se vienen observando desde hace dos décadas. Las responsables de
que sus testículos se colmasen de huevas eran las sustancias que
imitan la acción de los estrógenos, hormonas sexuales femeninas. Se
sabe que llegan a los ríos a través de aguas residuales de origen
industrial y doméstico, en este último caso procedentes los
excrementos de mujeres que toman la píldora.
Sabemos
que no son las únicas culpables: un equipo del 'Center for Ecology
and Hidrology' y de las universidades de Exter y Bunel ha detectado
en los ríos británicosagentes capaces de bloquear la testosterona,
la hormona sexual masculina, a los que por sus efectos han denominado
"anti-andrógenos". Se los encuentra en medicamentos y
pesticidas, aunque todavía los investigadores no han dilucidado cómo
han ido a parar a los ríos. El hecho de que las muestras de agua
analizadas se tomasen en la proximidad de vertidos domésticos abona
la hipótesis de que se trate de restos de fármacos excretados por
los seres humanos.
El
resultado es un "cóctel químico", de momento, el estudio
de mil peces capturados en 30 ríos británicos realizado por el
citado equipo ha probado estadísticamente el nexo entre dichos
anti-andrógenos y el hermafroditismo de los peces, afirman en el
texto publicado en 'Environmental Health Perspectives'.
De
ahí a sostener que ocurre lo mismo con los hombres hay un gran salto
que los científicos no se atreven a dar. Peces y hombres somos seres
muy distintos, pero como observan otros expertos, si tomamos en
cuenta "que el estrógeno y la testosterona desempeñan muchas
de las mismas funciones en peces, aves, anfibios, reptiles y
mamíferos, no hay razón para pensar que los humanos estemos exentos
de los químicos que están alterando los peces".
En
cualquier caso, los autores de la investigación se expresan con una
cautela que deja abierta la puerta a un vínculo causal: "Existen
posiblemente varias razones detrás del incremento de la infertilidad
masculina, pero estos hallazgos podrían revelarnos uno de esos
factores, hasta ahora desconocido". Tenemos una pieza más en
el enorme puzzle de la contaminación ambiental.
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