La
cultura de El Argar floreció y extendió su influencia por el
Sureste de la Península ibérica alrededor del segundo milenio a.C.,
durante la Edad del Bronce, uno de los periodos más brillantes de la
Prehistoria de la Región de Murcia.
Durante
los casi 3.300 años de duración del Bronce, multitud de
acontecimientos transformaron la sociedad europea, convirtiéndola en
una de las más dinámicas del mundo conocido, en medio de constantes
cambios, que provocaron el surgimiento de centros de poder, nuevos
modelos de convivencia, renovadoras formas de enfrentarse a la
explotación del medio, así como de innovaciones tecnológicas e
inéditas formas de convivencia, apoyadas en fórmulas ideológicas.
La
cultura argárica se desarrollará teniendo como primer escenario en
el ámbito peninsular la fachada mediterránea y los territorios
próximos a ella, entre La Mancha, el Norte de Andalucía y la Región
de Murcia, área geográfica donde se configuraron las más notables
entidades culturales del Bronce Antiguo. En otras zonas, sin embargo,
el proceso fue más lento debido a la pervivencia de aspectos
culturales Calcolíticos y a las posibilidades de adecuar los
recursos al nuevo modelo de explotación del medio impuesto en las
áreas más desarrolladas.
El
desarrollo de la cultura argárica implicó en parte una ruptura
drástica con las tradiciones calcolíticas en el aspecto
urbanístico, el ritual funerario y el modelo de organización,
aunque las estructuras sociales, económicas y políticas se
transformarían paulatinamente en relación con la etapa anterior.
La
cultura argárica también significa, entre otras cosas, la
implantación generalizada de la metalurgia, apareciendo en
abundancia materiales de cobre, cobre arsenicado, bronce y, en menor
medida, plata y oro.
Secuencia
cronológica del mundo argárico.
1.
Argar Inicial (2000-1800 a.C.): En esta primitiva etapa se introducen
ciertos rasgos argáricos en la cultura calcolítica.
2.
Argar Antiguo (1800-1600 a.C.): El Argar alcanza su plena identidad y
se expande por las actuales provincias de Almería, Granada, Murcia,
Sur de Albacete y Alicante. Los enterramientos se realizan
principalmente en cistas individuales de piedra y comienzan a
aparecer elementos de metal entre los ajuares funerarios.
3.
Argar Pleno (1600-1350 a.C.): Los grandes poblados como La Bastida,
El Argar, Fuente Álamo y Castellón Alto se desarrollan plenamente,
siguiendo los parámetros de la cultura argárica, especialmente
patente en el urbanismo, los enterramientos, la sociedad y la
producción. El Argar se extiende hasta el interior peninsular,
iniciándose contactos con otras culturas hacia el final de la etapa.
4.
Argar Tardío (1350-1100 a.C.): Progresiva desaparición de las
inhumaciones, paralela a un cambio en las tipologías propias de esta
cultura, que comienza a convivir con pueblos del interior peninsular
y del Mar Mediterráneo (Fenicios).
Una
nueva concepción de los poblados.
El
nacimiento de esta cultura llevó aparejado un incremento de la
superficie y número de habitantes en los poblados, lo que hizo
necesaria una nueva concepción del urbanismo para su mejor
comunicación y desarrollo. La defensa de la población, el control
de las vías de comunicación y de zonas de captación de recursos,
así como lugares de pasto para los animales domesticados, son
algunas de las motivaciones a la hora de elegir el lugar donde ubicar
un poblado.
Los
emplazamientos en altura, ya fueran cerros o montañas, se
encontraron entre los más demandados, siendo algunos de los ejemplos
los poblados argáricos de Fuente Álamo en Almería, Castellón Alto
en Granada y La Bastida de Totana. También resultaron comunes los
asentamientos en llanura, carentes de elementos defensivos y con una
población dedicada a las labores agrícolas y ganaderas, uno de los
ejemplos más representativos es Los Cipreses de Lorca.
Fuente:
Región de Murcia
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