La narrativa de orígenes irlandeses del LGÉ ha sido utilizada y manipulada, no sólo en Irlanda, sino también en la Península Ibérica, en Galicia en particular, y en Inglaterra y Escocia.
En todas estas regiones se ha utilizado para reivindicar un pasado glorioso y afirmar un antiguo derecho a regir, ya sea por el colonizador y su presentación de una demanda preexistente de su posición de dominio, o por los colonizados que buscan la validación histórica de sus demandas de independencia. Se muestra como los mitos de origen pueden ser apropiados, tanto en la definición y promoción de la nacionalidad y la soberanía e independencia, como también en la afirmación del dominio y control sobre un pueblo colonizado.
El LGÉ ha influido claramente en la percepción del anticuario del pasado, o quizás más exactamente, se puede decir que han sido utilizados por los anticuarios, los nacionalistas y los colonizadores para crear una prehistoria que se ajuste a su propio sentido de identidad. El desarrollo, uso, apropiación y manipulación del LGÉ en regiones geográficamente distantes revela el complejo proceso de negociación de significación que hay detrás de la formación y la transmisión de un artefacto cultural, en este caso las leyendas.
En el siglo XX la cultura nacionalista gallega continuó construyéndose encima de estos cimientos “Celtas”, con las Irmandades da Fala y Xeración Nós, a través de sus respectivas publicaciones A Nosa Terra y Nós, destacando los vínculos entre los dos países y subrayando las similitudes entre la situación política irlandesa y la gallega. Vicente Risco propuso que Irlanda y Galicia “son terras .... habitadas po la mesma raza a suxeitas a un imitan te destiño, d’un xeito tal, que somella coma si Deus quixera axuntar a unha coa outra por unha chea de misteriosas relaciós” (Risco, 1921: 19).
Una de estas conexiones misteriosas fueron las similitudes geográficas entre la costa atlántica de Irlanda y Galicia, y Risco presentó un equivalente gallego para cada promontorio, bahía y pueblo costero a lo largo de la costa oeste de Irlanda. También fueron muy empáticos hacia la lucha de Irlanda. Un ejemplo de esto es la edición de la revista Nós que fue dedicada a la historia de la vida y el anuncio de la muerte del alcalde de Cork Terence MacSwiney después de su huelga de hambre.
Un componente principal del programa cultural de los nacionalistas fue la traducción de la literatura al gallego, con el fin de promover el gallego como lengua literaria y enriquecer la literatura nacional. Al traducir el LGÉ fueron capaces de alcanzar estos objetivos y también reforzar la identidad celta de Galicia.
En 1931 Nós publicó secciones del LGÉ que se preocupan de la ocupación de España por los milesianos, los viajes de Míl, y la invasión de Irlanda por sus hijos.
El resto no se tradujo porque no se refieren al pasado de Galicia ni a su ascendencia, y como tal fue superflua a los requerimientos nacionalistas. La cuestión de la veracidad del LGÉ era secundaria para los intelectuales gallegos y más bien su importancia radica en la representación de una versión diferente de la historia de Galicia, versión en la que Galicia fue un participante activo en un pasado antiguo y glorioso. En aquella época la reacción en Galicia al LGÉ fue relativamente limitada, lo que refleja el pequeño número de lectores de la revista.
El mito del origen irlandés fue apropiado y utilizado de diferentes maneras, tanto en Irlanda como en Galicia.
En el caso de Irlanda, la procedencia española en sí misma no era importante, sino que era más lo que podría proporcionar este enlace, incorporación a un mundo bíblico, un linaje glorioso, y la reivindicación de un antiguo derecho para gobernar.
En Galicia la conexión irlandesa resulta esencial por ser capaz de vincularse con otro país celta, y de esa manera diferenciarse aún más de una España bajo el control de Castilla. También se les proporcionó el legado mítico necesario para la promulgación de una nación, basada en un pasado antiguo y glorioso.
Los mitos del origen irlandés no se han utilizado sólo por aquellos que se consideraban objeto de ataques culturales, y las grandes potencias también manipularan la tradición nativa para validar su propia posición como colonizador.
En Topografía Hiberniæ (1188) Giraldus Cambrensis incluye un breve resumen de los primeros asentamientos en Irlanda, refiriéndose a la tradición nativa de las invasiones de Irlanda. Dudando de la veracidad del relato irlandés se presenta una versión alternativa en la que el rey británico, Gurguntius, dio permiso a los Basclenses de España para instalarse en Irlanda. Esta versión alternativa dio a los normandos la justificación histórica para su reciente conquista, a través de la implicación de que el poblamiento de Irlanda era más reciente que el de Gran Bretaña, y también mediante la presentación de los reyes británicos como los propietarios originarios de Irlanda.
La historia de Gurguntius fue mencionada en un relato anterior - Historia regum Britanniæ (1136) de Geoffrey de Monmouth. En ella Monmouth también describe como Arturo, después de casarse con Ginebra, expandió su imperio para incluir Irlanda. Parece que Monmouth también fue inspirado en parte por la tradición irlandesa, nombrando el jefe de las Basclenses como Partoloim, un personaje del LGÉ.
Historiadores en la época de los Tudor también se refirieron a la leyenda de Gatelo en las reclamaciones británicas al trono de Irlanda. En Two bokes of the histories of Ireland (Dos libros de la historia de Irlanda)(1571) Edmund Campion presenta un relato en el que los descendientes de Gatelo viajaron a las islas británicas. Durante su viaje se encontraron con Gurguntius que estaba de vuelta de Dinamarca. Los españoles le pidieron que les proporcionara un territorio a cambio de su lealtad. Gurguntius les concedió Irlanda, con la esperanza de que sometiesen a los irlandeses para él.
Este relato proporcionó el precedente para la exigencia posterior del tributo de los irlandeses bpor el rey Arturo, y también para la conquista normanda actual y las colonizaciones de los Tudor en Irlanda, sobre la base de un derecho anterior a través de Gurguntius.
A view of the present state of Ireland (Una vista del estado actual de Irlanda) (c. 1598) de Edmund Spenser consiste en un diálogo entre dos personajes, Eudoxus e Ireneus. Ireneo acredita la teoría de la ascendencia irlandesa de un Gatelo español, porque la conquista de Irlanda no se menciona en las crónicas españolas (Spenser, 1763:58). En su lugar Ireneo afirma que fueron los británicos quienes conquistaron y colonizaron Irlanda, citando pruebas etimológicas y fuentes clásicas para corroborarlo. Mientras que Spenser específicamente socava la historia de Gatelo, Scota, y Míl, propone que en estos relatos hay algo de verdad “under these Tales you may in a manner see the Truth lurk” (Spenser, 1763: 66), especialmente en relación con la presencia escita y española en Irlanda. Se centra sobre todo en el asentamiento escita, retratándolos como bárbaros, de los cuales el lector podría sacar conclusiones obvias sobre la naturaleza de sus descendientes irlandeses.
Hadfield ha examinado las representaciones del origen irlandés, y se preguntó por qué los historiadores Tudor siguieron utilizando mitos del origen, cuando en el resto de Europa los desacreditan y se mueven con fuentes históricas válidas, concluyendo que se trataba de una cuestión de conveniencia política (Hadfield, 1993:390).
En Expugnatio Hibernica, Cambrensis establece el derecho de la monarquía inglesa sobre Irlanda, basándose en cinco reclamaciones, tanto antiguas como más recientes.
La afirmación de un antiguo derecho para gobernar en Irlanda se basa en la historia de Gurguntius, y de la posterior conquista del rey Arturo después de la sumisión del jefe irlandés Gilomarius. El más fuerte de los reclamos contemporáneos fue la emisión de una bula pontificia, Laudabiliter, que supuestamente otorgó a los reyes ingleses la autoridad sobre Irlanda. Después de la Reforma los historiadores ingleses ya no podían citar a Laudabiliter como una autoridad para el establecimiento de un derecho político sobre Irlanda, y por lo tanto se centraron en las reclamaciones antiguas. Refiriéndose al pasado imperial del rey Arturo, y más atrás a la leyenda de Gurguntius, fueron capaces de contrarrestar las pretensiones papales en la que Irlanda sólo se concedía a Inglaterra a través de la bula papal.
Extracto: Revista de Arqueología antigua.
El Libro de las Invasiones, la creación, utilización y apropiación de un artefacto cultural.Clíodhna Ní Lionáin
IRCHSS Doctoral Scholar, UCD School of Archaeology
No hay comentarios:
Publicar un comentario