La antigüedad de la civilización elamita queda bien establecida y es de toda confianza, basta consultar las fuentes sumerias más antiguas para corroborar que Elam debía ser una región de peso, dado que sus conflictos con Sumer empiezan desde muy temprano con la primera dinastía de Kish (hacia el 2700 a.C.).
Informan
que Elam fue vencido por el rey Enmebaragesi. Luchas que se
rememorarán tiempo después en época de Eannatum rey de la ciudad
de Lagas en su primera dinastía (hacia el 2450 a.C.), el cual se
vanagloria de haber sometido a Elam, al que califica de “País de
la abundancia”, lo que muestra la enorme importancia de Elam ya en
ese momento de la historia.
Los
textos literarios sumerios que se refieren a las relaciones
comerciales con Elam durante el tercer milenio a.C., apuntan en el
mismo sentido, pues nos muestran exportaciones elamitas a Sumer, e
incluso a culturas ajenas al entorno mesopotámico, de metales
preciosos y lapislázuli, lana, carros, perros, higos, piedras
preciosas y tronos. La riqueza de Elam es celebrada constantemente
por los sumerios.
En
los comienzos del II milenio a.C. una carta dirigida al rey sumerio
de la ciudad de Isin, Lipitishtar, menciona la ayuda de los arqueros
elamitas para repeler un ataque. Igualmente el Poema de Gilgamesh
pondera el arco de Anshan, ciudad elamita por excelencia.
Los
elamitas eran reconocidos arqueros del mundo antiguo, como se sabe
por la Biblia y los textos asirios. Asurbanipal en su destrucción de
Susa, se jacta de cortar las manos de los arqueros y de haberse
llevado prisioneros a todos los arqueros y sus jefes que pudo,
alistándolos en su propio ejército. Este mismo rey asirio dice que
el arco era el símbolo de la fuerza de los elamitas; algo que
corrobora la Biblia al afirmar el profeta Jeremías que el arco
elamita era el fundamento de la fuerza de Elam.
Un
aspecto curioso que se obtiene de los apócrifos bíblicos, no así
de la Biblia que lo omite, es la descripción de la situación de
Elam, así como sus límites y la amplitud de su territorio:
—«Herencia
de Sem: toda la tierra del Edén, del mar Eritreo, todas las regiones
del oriente, la India, Bactria y sus montes, toda la tierra de Basor,
la del Líbano, las islas de Caftor, todo el monte de Sennaar,
Armenia, el monte Asur septentrional, toda la tierra de Elam, Asur,
Babel, Susiana, Media, todos los montes Ararat, todo el litoral
marino al otro lado del monte Asur hacia el norte: una tierra bendita
donde todo es óptimo». (Libro de los jubileos 8:21).
Aquí
el mar Eritreo puede corresponder al mar Rojo con inclusión del
golfo Arábigo y parte del golfo Pérsico, al mar Negro o incluso al
mar Caspio; Edén es Mesopotamia; Basor es quizá Basora -aunque las
variantes Basa y Basan de otros manuscritos plantea dificultades a
esta identificación, haciéndola más probable con Bazu en el actual
estrecho de Bandar Abbas-, Caftor es Creta y Sennaar se identifica
con Sumer.
En
otro texto se describe primeramente las tierras que le habían caído
en suerte a Sem, el hijo mayor de Noé, para pasar luego a la
distribución territorial de sus hijos, comenzando lógicamente por
Elam, el primogénito:
—«También
Sem repartió (la tierra) entre sus hijos, saliendo el primer lote a
Elam y sus hijos, al oriente del río Tigris, hasta acercarse por el
este a toda la tierra de la India y Bactria, las aguas de Dedán,
todos los montes de Mahri y Elam, toda la tierra de Susiana y todo lo
que está en manos de Farnacio hasta el mar Eritreo y el río Tanis».
(Libro de los jubileos 9:2).
El
autor apócrifo continúa dándonos muestras de su conocimiento
geográfico e histórico con el siguiente pasaje:
—«Jafet
y sus hijos se fueron hacia occidente y moraron en la tierra de su
lote. Y vio Madai la tierra del mar y no le agradó. Tras rogar a
Elam, Asur y Arfaxad, hermanos de su mujer, se quedó en la tierra de
los medos, cerca de sus cuñados hasta este día. Llamó a su
residencia y a la de sus hijos Media, por el nombre de Madai padre de
éstos». (Libro de los jubileos 10:35).
Es
evidente en la actualidad que los medos se apoderaron de la parte
norte del territorio elamita, reduciendo a éstos poco a poco a la
zona de la Susiana. Se ignora la manera en que aparecieron y se
asentaron en esta zona, no resolviendo el apócrifo esta cuestión,
pues resulta difícil saber lo que ha de entenderse por «rogar a
Elam».
Para
el lector interesado, los apócrifos nos proporcionan información
suplementaria que confirma el relato bíblico del Génesis 14:1-17,
si bien muy sucintamente, pues sólo se conserva muy fragmentaria.
Dice así: «Abrahám fue a Hebrón y
moró allí. Ese año llegaron Codorlahomor rey de Elam, Amrafel rey
de Sennaar, Arioc rey de Larsa y Tadal rey de gentiles y mataron al
rey de Gomorra. El rey de Sodoma se dió a la fuga, cayendo muchos
heridos en el valle de Siddim, en el mar Muerto. Capturaron Sodoma,
Adma y Seboím, apoderándose también de Lot sobrino de Abraham con
todas sus posesiones, y fueron hasta Dan...»
(Libro de los jubileos 13:22).
El
nombre de Elam
Elam
debe su nombre al bíblico ‘Elām (Vulgata latina Aelam), gracias
al cual, así se conoce en todo el mundo. Los sumerios -tanto en los
textos literarios como los reales o económicos- se referían a Elam
con una palabra que se escribía con un solo signo, cuya lectura
actual es NIM. Y lo hacían con expresiones del tipo NIM-KI (Elam),
KUR NIM, KUR NIM-KI, KUR NIM-MA o KUR NIM-KI-MA (país de Elam). Las
inscripciones reales más antiguas, en algunas ocasiones matizan el
término NIM además con alguna palabra como MA-DA (territorio) o
HUR-SAG (montaña).
En
sumerio, NIM significa «alto, elevado», lo que aplicado a Elam se
traduce en que se encontraba en zona elevada en relación a
Mesopotamia donde residían los sumerios, de ahí su denominación
con esta palabra. Pero NIM también significa «mañana, temprano,
Este (punto cardinal)», lo que se ajusta aún mejor, pues Elam se
encontraba al Este con relación a Mesopotamia. Los mediobabilonios y
neobabilonios utilizaban a veces el término Elamat o Elammat, que se
parece más a una síncopa de la expresión alaitum matum que se
usaba en el reino de Mari en torno al 1800 a.C. para referirse al
país superior. Dicho de otro modo, el término acadio incluiría un
significado de superioridad o altura geográfica, al igual que el
término sumerio.
¿Elam,
Ilam, Yalam, Alam? Hemos visto las diferentes denominaciones de Elam
en la escritura de los diferentes pueblos. Ahora bien, distintas
variantes de escritura presentan cierta problemática a la hora de
establecer firmemente la verdadera forma del nombre que nos ha sido
transmitido por la tradición bíblica.
Así
tanto las variantes elamitas ha/atamti, como la forma hebrea ‘Elām
y la latina Aelam, indican una fluctuación fonética en la primera
sílaba del nombre que curiosamente se ha mantenido en acadio a la
hora de designar no a Elam sino a los elamitas.
Las
designaciones neoasirias ilamû, elamû (elamita), con fluctuación
vocálica de la primera sílaba, muestran inseguridad a la hora de
fijar con claridad la forma escrita. A ello se añade un inusual
documento sumerio que presenta la escritura alama (elamita).
Igualmente,
aunque menos claro, la segunda sílaba del nombre pudiera ser también
insegura, a la vista de las escrituras elamitas da-am, dam, ta-am,
ta-a-am, tam, que habitualmente se explican como intentos de escribir
una /a/ larga.
Así
pues, aunque la tradición y la costumbre nos permiten seguir
utilizando el feliz nombre de Elam y los elamitas, lo cierto es que
ni siquiera sabemos cómo se llamaban en realidad.
Aunque
la Biblia lo omite, un apócrifo dice con claridad que Elam había
tenido descendencia:
—«En
el jubileo 29, el primer septenario, a su comienzo tomó Arfaxad por
esposa una mujer llamada Rasuaya, hija de Susan, hija de Elam y le
parió un hijo en el tercer año de este septenario, al que puso por
nombre Cainán». (Libro de los jubileos 8:1).
Para
saber más en español sobre Elam:
Colección de Estudios Orientales del Instituto del Próximo Oriente Antiguo, tomos I y IV -exclusivos sobre Elam-, que se pueden ver en la web www.um.es/ipoa/ y disponibles en la biblioteca de la Universidad. En la misma web pueden consultarse textos elamitas, una gramática y un resumen histórico.
Colección de Estudios Orientales del Instituto del Próximo Oriente Antiguo, tomos I y IV -exclusivos sobre Elam-, que se pueden ver en la web www.um.es/ipoa/ y disponibles en la biblioteca de la Universidad. En la misma web pueden consultarse textos elamitas, una gramática y un resumen histórico.
Enrique
Quintana Cifuentes - IOPA Murcia.
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