Baal Hammon
Para
los fenicios, Baal es una deidad omnipresente, si bien posee diversos
nombres y atributos, quizás divinidades independientes o
subsecuentes nominaciones de difícil identificación, a veces
locales, a veces fruto de diversas traducciones como Baal Safón,
Baal Shamen, Baal Malage, Baal Addir, Baal Marqod, Baal de Tiro, Baal
de Sidón, y sobre todo Baal Hammon, considerado uno de los
principales dioses fenicios (rey de los dioses), especialmente
adorado en la colonia de Cartago (identificado por los griegos como
Cronos y Saturno por los romanos), Baal será designado muy frecuente
entre sus mandatarios (ej. Anibaal, Asdrubaal, etc.) como ocurría
con el término Khepri (Escarabajo Sagrado) entre los nombres de los
faraones egipcios.
Baal
significa "señor/amo", sin embargo el significado de Hammon es incierto, siendo posible su origen en Amón "El
oculto". Baal Hammon se supone representado en algunas
esculturas o relieves en forma de un personaje masculino maduro,
sentado en un trono entre dos esfinges o por un novillo de cuernos
finos. Hijo de El y Astarté, era una divinidad (posiblemente solar)
de varios pueblos situados en Asia Menor y su influencia entre
fenicios, cartagineses, caldeos, babilonios, hititas, sidonios y
filisteos, generó variaciones locales y temporales. Era el dios de
la lluvia, del trueno y la guerra, combatiendo contra su enemigo, el
dios del mar Yam, para lo cual, el dios Kothar, dios de la artesanía
y de la técnica, le había fabricado dos mazas para enfrentarse en
las batallas. Con la segunda de ellas, derribará a Yam, y tendrá
una victoria que dará valor a los marinos para enfrentarse con el
mar. Tuvo, entre otras, una esposa llamada Baalit que se representaba
como una mujer hermosa.
Probablemente
con derivaciones locales (sino el mismo), tenemos al joven Baal Hadir
en Biblos, Señor Potente de la renovación del ciclo de la muerte y
el renacimiento, de él derivaría Adonis, de Adon (Señor). A Baal
Shamem, dios supremo en Cartago, que a comienzos del s. V. a.C. pasó
a Baal Hammon (Señor del altar de los
perfumes) vinculado a sacrificios infantiles (molk, tofet o tophet
bíblico) citado en el Antiguo Testamento, y por Eusebio de Cesarea,
Justino, Clitarco, Diodoro Sículo, Plutarco, Tertuliano o César,
entre otros, en habituales sacrificios ofrecidos para evitar una
mayor penalidad inminente (restos frecuentes en yacimientos de Mozia,
Sulcis, Monte Sirai, Nora, Bitia, Cádiz, etc.), y como terribles
ejemplos, citemos el de Tharros, con 5.000 urnas con restos de
infantes, o el de la colina de Salambó, en Cartago, donde se han
hallado hasta 20.000 hornacinas funerarias infantiles, con restos
incinerados de infantes (la incineración, y no la inhumación era
práctica habitual, sobre todo en periodos iniciales y finales de su
dilatada historia, cuando se alternarían ambas prácticas), desde
recién nacidos a pequeños de tres años, sacrificados entre el s.
VII-II a.C., práctica ritual funeraria en la que tanto incidieron
judíos, griegos y romanos. Al considerar idólatras bárbaros a los
fenicios/cartagineses, Farisea critica cuando esta práctica se
menciona varias veces en el Antiguo Testamento, el caso de Abraham
con Isaac, que servirá como referente al sacrificio del Hijo de Dios
es ejemplo, o entre los clásicos el sacrificio de Ifigenia por
Agamenón.
En
La Biblia, Baal ( לעב
Ba‘al)
es uno de los falsos dioses, al cual los hebreos rindieron culto en
algunas ocasiones abandonando su adoración a Yahvé. Por ello
predicaron una especial animadversión hacia él, y con ella se
arrastrará a las moscas hacia lo demoniaco en Occidente.
Aunque
la vinculación de las moscas con la muerte es biológicamente
lógica, y aparece en muy diversas culturas, Baal fue un dios
Cananeo con poderes mágicos para prevenir las enfermedades, e
introducido en Egipto por los Hicsos (fue particularmente venerado
por ellos en Avaris durante su invasión de Egipto) y por los
comerciantes fenicios de quienes era también protector de la
navegación, y por otra parte Beelzebub era uno de los Dioses
Patrones entre los Filisteos en la antigua Palestina, y se identifica
con el dios de Ekron, Baal-Zebub. El término es una imitación
deliberada del término cananeo Baal-Zebul (príncipe Baal), uno de
los títulos del dios Baal. También le llamaban “Señor de las
moscas”, derivado del "Baal-Zevuv” hebreo, que tan citado
aparece en la Gehenna semítica.
En
el texto persa Vendidad está escrito que tan pronto muere una
persona, este dios entra en el cadáver en forma de mosca, y por
ende, será asociado a la muerte, al mal y a lo diabólico entre
algunos de sus enemigos, así Caldeos, Filisteos o Fenicios asociaban
la mosca con Belzebub (Belcebú) deidad semítica de las ciudades de
Beel, Ekron o Baal, al que también llamaron “Señor de las
moscas”.
Su
documentación escrita se remonta a Mesopotamia y al maléfico Señor
de las moscas derivado de Baal Zebub, o más exactamente Ba‘al
Z'vûv, en hebreo בובז
לעב con
muchas variantes, el conocido demonio de la muerte tan temido entre
los persas, que a su vez era el nombre de una divinidad filistea:
Baal Sebaoth (deidad de los ejércitos), príncipe de las moscas,
adorado en épocas bíblicas en las ciudades de Ekron y Avaris, su
culto lo vemos extendido por todos los pueblos de esta región
mediterránea.
Entre
los hebreos el nombre Beelzebub era usado con burla hacia los
adoradores de Baal, debido a que en sus templos la carne de los
sacrificios se dejaba pudrir, por lo que estos lugares estaban
infestados de moscas, y fue permanentemente referido en la Biblia (II
Reyes 1: 1-18).
Continuará...
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