Melkart
(Cádiz)
Melkart/Melqart
(a veces otra forma fenicia del dios Baal), hijo de El, fue dios de
Tiro, rey del inframundo y protector del universo. Simbolizaba el
ciclo anual de la vegetación, por lo que era un dios agrícola, del
campo, la fronda, la fecundidad y la primavera, y su ritual
comprendía una serie de ritos cíclicos de muerte y resurrección
anuales, coincidentes con las estaciones del año.
Aunque
era un dios solar, se le terminó asociando con la protección en la
guerra y la navegación con atributos de un dios marino. Su culto
estaba centrado en el fuego sagrado de las ciudades, y se extendió
por todas las colonias de Tiro (Chipre, Malta, Utica, Gadir, Lixus,
Cartago) y acabó relacionado con Osiris egipcio y Heracles griego.
Como patrono de la ciudad de Tiro, se transformó también en dios de
la colonización y de la protección de la navegación.
Restos del templo de Melkart en Sancti Petri (Cádiz), en este lugar
tanto en la superficie como bajo el mar se han hallado importantes
piezas de época fenicia y posterior.
Una
de las diosas fenicias más importantes es Astarté, la principal
diosa de Tiro y Sidón, y con presencia en otras ciudades fenicias.
Derivada de Istar (diosa del cielo sumeria), sin duda similar de la
europea/ mediterránea Diosa Madre, fue muy venerada entre los
semitas de Siria y Palestina. Era la diosa de la fecundidad y del
amor, aunque también fue adorada como diosa guerrera, de las
batallas, de la caza o incluso como patrona de los navegantes.
Suele
representarse posada sobre un león y sosteniendo una flor de loto,
con la luna, una estrella y una serpiente, y como diosa de la
fecundidad en ocasiones aparece tocándose los senos o dando de mamar
a dos niños. Pasó a ser la Isis egipcia o Afrodita, Hera, Cibeles,
Venus y Juno Caelestis de los griegos y romanos.
Contaba
con abundantes santuarios en Sidón y Tiro, en su papel de diosa
materna y diosa de la fertilidad, donde aparece asociada a elementos
astrales. Está documentado, entre otros, un santuario dedicado a
ella en Tas Silg (Malta) y en El Carambolo (Sevilla) fechado en el
siglo VIII a.C.
Asociada
a ella tenemos otra diosa importante en la mitología, especialmente
cartaginesa (en realidad la misma, con diferente ubicación local
temporal) que fue conocida como Tanit, diosa consorte de Baal y
patrona de Cartago (muy probablemente relacionada con la diosa Selket
egipcia), era la equivalente púnica de la diosa Astarté, diosa de la
fecundidad, cuyo culto incluía la prostitución sagrada llamada
hierogamia, constatada en Babilonia y entre los fenicios en los
templos de Tas Silg, Pafos Es Cuyram, Kition, Erice, Pyrgi, Sicca
Veneria, Biblos, etc., al servicio de Astarté y que llegó a ser
práctica extendida por todo el Mediterráneo, que consistía en
prostituirse en un templo simulando la unión con la deidad con fines
iniciáticos y religiosos destinados a la fertilidad (en realidad
otra fuente de ingresos, ya que mayoritariamente estaba destinada a
ser practicada por los pudientes extranjeros).
En
la antigua región de Canaán, las lluvias comienzan en octubre y
continúan durante todo el invierno hasta abril, gracias a lo cual
crece una abundante vegetación. Se creía que los cambios de
estación y los efectos subsiguientes eran ciclos producidos por los
interminables conflictos entre los dioses.
El
cese de las lluvias y marchitarse la vegetación se atribuía al
triunfo del dios Mot (dios de la muerte y la aridez) sobre Baal (dios
de la lluvia y la fertilidad), lo que obligaba a este último a
retirarse a las profundidades de la tierra. Por otro lado, se pensaba
que el comienzo de la estación lluviosa indicaba que Baal había
despertado a la vida, lo que era posible gracias al triunfo de Anat,
su hermana, sobre Mot, permitiendo que su hermano Baal volviese al
trono. La unión de Baal con su esposa Astarté, se creía que
garantizaba la fertilidad durante el año entrante.
Los
agricultores y ganaderos cananeos posiblemente pensaban que el
participar en rituales prescritos -una especie de magia imitativa-
durante sus fiestas religiosas estimulaba a sus dioses a actuar según
el modelo representado en esas fiestas, y esto era necesario para
tener cosechas y rebaños productivos durante el nuevo año, así
como para alejar sequías, plagas de langostas, etc. De modo que la
vuelta a la vida de Baal para ser entronizado y unirse a su consorte
se celebraría con ritos de fertilidad licenciosos, caracterizados
por orgías sexuales desenfrenadas.
Continuará...
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