Inscripción de la Piedra de Paraiba (Brasil)
El
orientalista Lienhardt Delekat (Phönicier in Amerika, Bonn, 1969) ha
demostrado, el carácter cananeo de la Piedra de Paraíba
(actualmente la ciudad se llama Joao Pessoa capital del estado de
Paría, al sur del Cabo San Roque, en Brasil).
La
piedra, que al encontrarla en una plantación se partió en cuatro
pedazos, desapareció, pero antes se hicieron copias de la
inscripción. Fue encontrada el 11 de Septiembre de 1872 y quizás
sea una prueba de que navegantes fenicios llegaron a Brasil 2.000
años antes de su descubrimiento oficial.
El
estudio más completo sobre el texto de Paraiba se debe a Delekat de
la Universidad de Bonn. El autor analiza cada una de las formas
gramaticales de este texto, comparándolo con el arameo, el hebreo
antiguo, el sidonio y otros dialectos cananeos, particularmente con
respecto a las formas del imperfecto consecutivo. Delekat concluye
que el texto está escrito en Sidonio antiguo de finales del siglo VI
a.C. La traducción de Delekat es la siguiente:
“Somos
hijos de Canaán, de la ciudad de Sidón. El reino se dedica al
comercio. Estamos varados en esta costa montañosa lejana y queremos
sacrificar ante los dioses y las diosas. En el año 19 del reinado de
Irma, hemos zarpado de Ezlon Geber por el Mar Rojo, con diez barcos.
Hemos navegado ya dos años y hemos circunnavegado esta tierra, tanto
caliente como lejana de las manos de Baal (i.e. fría) y hemos
llegado aquí doce hombres y tres mujeres, porque en otra costa diez
de ellas han muerto, porque habían pecado. Que los dioses y las
diosas nos sean favorables”.
Las
traducciones de otros autores como Netto, Schlottmann y Cyrus H.
Gordon, difieren en la interpretación de varias palabras. El rey
aludido sería Hiram III, cuyo 19º año del reinado corresponde al
532 a.C.
El
estudio del texto lleva a Delekat a una conclusión inesperada. Los
navegantes fenicios habrían llegado a Brasil por el Pacífico,
pasando por el sur del Estrecho de Bering y el sur del Cabo de Hornos
(zonas frías), y entre estas dos regiones, por Mesoamérica (zona
caliente).
En
1976, Barry Fell (América a.C. Los primeros colonizadores del
Nuevo Mundo. México, Diana, 1983), dio su traducción de una
inscripción trilingüe hallada en el túmulo funerario de Davenport,
en Iowa, describiendo la celebración egipcia del Año Nuevo en el
equinoccio de Marzo. Las tres lenguas son el egipcio, el íbero
púnico y el libio.
Esa
lápida ha sido fechada alrededor del año 800 a.C., durante la XXI
dinastía (libia) de Egipto. Las expresiones referidas a la
astronomía y a la religión en la escritura hierática egipcia no
difieren más que en textos copiados por manos diferentes.
Un
descubrimiento sensacional, también de Barry Fell, es el uso de
signos jeroglíficos por los indios Micmac de Acadia, la parte
de Canadá situada al norte del Maine y al sur del estuario del río
San Lorenzo. Esta tribu, que pertenece al grupo algonquino,
fue evangelizada en el siglo XVIII por el abate Maillard, quien
escribió en jeroglíficos un catecismo para sus parroquianos, una
historia religiosa, el rito de la misa, las oraciones principales y
algunos salmos. Para sus compatriotas franceses, Maillard redactó en
1.738 su Manuel hieroglyphicus Micmac. Se ha creído durante
dos siglos que Maillard había inventado estos signos jeroglíficos
para escribir las oraciones de sus fieles, pero 61 años después de su
muerte, en 1.823 Champolion empezó a descifrarlos.
Barry
Fell ha demostrado que estos jeroglíficos egipcios son muy similares
a los de los Micmac. ¿Cómo pudo Maillard aprender la escritura
egipcia antes que Champolion revelara su lectura e interpretación?,
es evidente que los Micmac conocían y usaban la escritura
jeroglífica egipcia y la habían aprendido de los propios egipcios.
Cómo y cuándo son problemas sin resolver, lo cierto es que los
algonquinos (nombre genérico de los individuos pertenecientes
a la familia lingüística india extendida en Norteamérica, las
tribus algonquinas se hallaban dispersas desde el río Churchill
hasta las Carolinas y desde Terranova a las Montañas Rocosas)
celebran cada año la llegada de sus ancestros a América por
mar, pero no saben ni de dónde ni cuándo vinieron.
En
otro capítulo, Fell nos muestra una inscripción grabada en Texas en
idioma libio escrito con alfabeto Ogam, donde se señala que allí
llegó una tripulación del rey Shishong, nombre de varios reyes de
Egipto entre 1000 y 800 a.C.
Fuente:
Rick Sanders (“Ancient navigators could have measured the
longitude”) Octubre 2001, publicado en 21st. Century Science &
Technology Magazine.
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