La
Ruta de la Seda se originó durante el siglo I a.C., siguiendo a los
esfuerzos de los yuezhi y xiongnu en la cuenca del Tarim para
consolidar un camino hacia el mundo occidental y la India, tanto a
través de asentamientos directos en el área de la cuenca como de
relaciones diplomáticas con los países de los Dayuan, Partos y
Bactrianos más al oeste.
Las
momias encontradas en la cuenca del Tarim, localizadas a unos 200 km.
al este de Yingpan, en la Ruta de la Seda datan de 1.600 a.C. en la
época del antiguo reino de Loulan, sugieren la existencia de
contactos muy antiguos entre el Oriente y el Occidente. Estos restos
momificados podrían haber sido de personas que hablaban lenguas
indoeuropeas, lenguas que se siguieron usando en la cuenca del Tarim,
en la moderna región de Xinjiang, hasta su sustitución por las
influencias túrquicas del norteño Imperio xiongnu, y por
influencias del oriente de China de la dinastía Han, que hablaban
lenguas Sino-tibetanas.
El
término "Ruta de la Seda" fue creado por el geógrafo
alemán Ferdinand Freiherr von Richthofen, quien lo introdujo en su
obra Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la Seda, en 1877. La
seda era la mercancía más prestigiosa que circulaba por ella, cuya
elaboración era un secreto que solo los chinos conocían.
Los
romanos (especialmente las mujeres de la aristocracia) se
convirtieron en grandes aficionados de este tejido, que lo obtenían
antes del comienzo de nuestra era a través de los Partos, quienes se
dedicaban a su comercio. Muchos productos transitaban estas rutas:
piedras y metales preciosos (diamantes de Golconda, rubíes de
Birmania, jade de China, perlas del golfo Pérsico), telas de lana o
de lino, ámbar, marfil, laca, especias, porcelana, vidrio,
materiales manufacturados, coral, etc. etc.
China
importaba principalmente, oro, plata, piedras preciosas, marfil,
cristal, perfumes, tintes y otros textiles provenientes de Europa y
de los reinos por donde transitaba la ruta y de otros que tenían sus
propias rutas comerciales que engarzaban, en algún punto, con la
misma Ruta. China exportaba mayormente seda, pieles, cerámica,
porcelana, especias, jade, bronce, laca y hierro.
En
época de Heródoto (475 a.C.), el Camino Real Persa recorría 2.857
km. desde la ciudad de Susa, entre los ríos Karkheh y Dez (a unos
250 km. al este del Tigris hasta el puerto de Esmirna en Turquía) en
el mar Egeo. La pista era mantenida y protegida por el Imperio
aqueménida (500-330 a.C.) y tenía estaciones postales y puestos de
descanso a intervalos regulares. Al tener caballos de refresco y
jinetes disponibles en cada uno de ellos, los correos reales podían
llevar mensajes recorriendo todo el camino en nueve días, un
trayecto que a los viajeros normales les llevaba cerca de tres meses.
Este Camino Real vertebraba el Imperio, conectando con muchas otras
rutas, algunas de ellas, como las rutas a la India y al Asia central,
también protegidas por los aqueménidas, que fomentaban el contacto
regular entre la India, Mesopotamia y el Mediterráneo.
Hay
menciones en el bíblico Libro de Esther de los despachos que se
enviaban desde Susa a las lejanas provincias de la India y del reino
de Kush durante el reinado de Jerjes el Grande (485-465 a.C.).
El
primer paso importante en la apertura de la Ruta de la Seda entre
Oriente y Occidente llegó con la expansión del imperio de Alejandro
Magno en Asia central. En 329 a.C. Alejandro fundó la ciudad de
Alejandría Escate o «Alexandria más lejana» en la desembocadura
del valle de Fergana en el actual Tayikistán. La ciudad se convirtió
más tarde en un punto de parada importante en la Ruta de la Seda
septentrional.
Los
griegos se mantuvieron en Asia central durante los siguientes tres
siglos, primero a través de la administración del Imperio seléucida
y luego con el establecimiento del reino grecobactriano en la región
de Bactria. Continuaron expandiéndose hacia el este, sobre todo
durante el reinado de Eutidemo I (230-200 a.C.), que extendió su
control más allá de Alejandría Escate hasta llegar a la Sogdiana.
Hay indicios de que pudo haber conducido expediciones hasta Kashgar,
en el Turkestán chino, dando lugar a los primeros contactos
conocidos entre China y Occidente alrededor del año 200 a.C.. El
historiador griego Estrabón escribió: «extendieron su imperio
incluso hasta los Seres (China) y los Phryni».
Continuará...
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