Con
el tiempo, el gobernador del estado de Chou se rebeló contra el
último regidor de la dinastía Shang y estableció una nueva
dinastía. La dinastía Chou duró casi nueve siglos (1.045 a 256
a.C.). Fue la más prolongada de la historia china. Conservó el
sistema político de los gobernantes Shang.
Al
frente del gobierno estaba el rey Chou, como en la dinastía Shang,
había dividido el reino en territorios gobernados por los
funcionarios que nombraba que eran aristócratas. El rey estaba a
cargo de la defensa y controlaba grandes ejércitos. Los reyes Chou
también realizaron algunos cambios.
La
dinastía Chou afirmaba que gobernaba China porque tenía el mandato
del cielo. Se creía que el cielo mantenía el orden del mundo a
través del rey Chou. El cielo elegía al rey por su talento y
virtud. Se esperaba que imperara de acuerdo con el “Camino”
apropiado, llamado Tao. Era su deber complacer a los dioses para
proteger al pueblo de malas cosechas o desastres. Si fallaba, podía
ser destronado, lo que le dio al pueblo el “derecho de la
revolución”. El rey como tal no era una divinidad y podía ser
remplazado.
El
mandato del cielo llevó a un esquema de ciclos dinásticos. Desde el
comienzo de la historia china hasta 1.912 d.C., China fue gobernada
por una serie de dinastías. Cada una decía que gobernaba por
mandato del cielo. Establecía su poder, conseguía gobernar muchos
años y comenzaba a declinar. Rebeliones o invasiones originaban su
caída, tomaba el control otra dinastía y se repetía el ciclo. La
dinastía Chou siguió este ciclo de ascenso, ocaso y caída. Algunos
territorios del reino Chou se convirtieron en estados poderosos que
desafiaron al gobernante Chou.
En
403 a.C. estalló una guerra civil que inició la etapa de la
historia china llamada “periodo de los estados guerreros”. Para
esta época había cambiado el arte de la guerra. Se usaban armas de
hierro. Aparecieron por primera vez los soldados de a pie (la
infantería) y a caballo (la caballería). La caballería estaba
armada con ballestas, un invento chino del siglo VII a.C. En 221 a.C.
uno de los estados guerreros, el estado de Qin, tomó el control y
creó una nueva dinastía.
Durante
la dinastía Chou, los campesinos trabajaban las tierras de los
señores (los aristócratas), pero también tenían tierras propias.
Artesanos y mercaderes vivían en poblaciones amuralladas. Los
mercaderes no eran libres, sino que se consideraban propiedad de los
señores. También había una clase de esclavos. El comercio
consistía principalmente en el intercambio de artículos de uso
cotidiano. Con el tiempo se expandió y abarcó productos de lugares
lejanos, como sal, hierro, tela y artículos de lujo. Uno de los
bienes más importantes que comerciaba China era la seda.
Para
el siglo VI a.C. estaba muy difundido el riego. Grandes proyectos
hidráulicos controlaban el flujo de los ríos y repartían el agua
uniformemente en los campos. El uso del hierro trajo la fabricación
de arados de ese metal, lo que abrió al cultivo tierras que no se
habían dedicado a la agricultura. Gracias a estos avances agrícolas,
la población de China llegó a 50 millones de personas en la
dinastía Chou.
Hacia
el final de la dinastía Chou surgieron en China tres importantes
escuelas de pensamiento o filosofías. Los filósofos chinos estaban
preocupados por el mundo en el que vivía la gente y en cómo crear
un orden en él.
Continuará...
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