El
Confucianismo es un sistema de ideas concebido por Confucio, al que
los chinos llaman Primer Maestro. Confucio nació en 551 a.C., vivió
una época de caos en China. Entregó un conjunto de ideas sobre como
restaurar el orden de la sociedad. Su interés en la filosofía era
ético y político, no espiritual. Se preocupaba por la conducta.
De
acuerdo con Confucio, la clave de la conducta apropiada era
conducirse según el Tao “camino”.
El
deber y la humanidad eran elementos importantes del Tao. El concepto
de deber significaba que todas las personas tenían que subordinar
sus intereses a las necesidades generales de la familia y la
comunidad. Este concepto de deber se expresa a menudo como una “ética
del trabajo”. Si toda persona se esfuerza por cumplir su deber, la
sociedad prospera. El concepto de humanidad consiste en un
sentimiento de compasión y empatía por los demás. Confucio
enseñaba a “no hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan
a nosotros”. Creía que el gobierno no debía limitarse a las
personas de cuna noble, sino que debía estar abierto a todos los
hombres. Sus ideas no repercutieron durante su vida, pero después de
su muerte, en 479 a.C., su mensaje se difundió por toda China, hasta
ahora, casi todo alumno chino estudia sus enseñanzas.
El
Taoísmo era un sistema de ideas basado en las enseñanzas de
Lao-tse.
De
acuerdo con la tradición, Lao-tse, el Viejo Maestro, vivió en la
época de Confucio. Los estudiosos no saben si Lao-tse realmente
existió, pero las ideas que se le asocian se hicieron populares en
los siglos V y IV a.C. Las principales ideas del taoísmo están
contenidas en el Tao Te King (“El camino del tao”). Como el
confucianismo, el taoísmo no se interesa por el significado del
universo, sino por las formas adecuadas de conducta. Sin embargo, sus
ideas sobre el comportamiento de las personas difieren de las ideas
de Confucio. Los taoístas creían que la verdadera manera de seguir
la voluntad del cielo no era la acción, sino la inacción. La mejor
manera de actuar en armonía con el universo era actuar
espontáneamente y dejar que la naturaleza siguiera su curso sin
interferir con ella.
La
tercera filosofía que se popularizó en China fue el Legalismo.
Los
legalistas creían que los seres humanos son malos por naturaleza.
Sólo era posible encauzarlos por la vía correcta mediante leyes y
castigos severos. Los legalistas creían que hacía falta un
gobernante fuerte para establecer una sociedad ordenada. El
gobernante no necesitaba tener compasión por las necesidades de la
gente. El miedo de un castigo duro haría que la gente sirviera a los
intereses del gobernante. Esto mantendría el orden y la estabilidad
en la sociedad.
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