La
República de China mantuvo una frágil existencia desde 1.912 hasta
1.949. Aunque se adoptó una Constitución y se estableció un
Parlamento en 1.912, Yuan Shikai nunca permitió que estas
instituciones limitaran su control personal del gobierno.
Cuando
el recién fundado Partido Nacionalista, o Guomindang, encabezado por
Sun Yat-sen, intentó reducir el poder de Yuan, primero mediante
tácticas parlamentarias y luego con la fracasada revolución de
1.913, Yuan respondió con la disolución del Parlamento, la
ilegalidad del Guomindang y el gobierno a través de sus conexiones
personales con los dirigentes militares provinciales. Sun Yat-sen se
refugió en Japón. Yuan, sin embargo, se vio forzado por la
oposición popular a abandonar sus planes de restaurar el imperio y
convertirse en emperador. Murió en 1916, y el poder político fue
ejercido por los jefes militares provinciales. El gobierno central
mantuvo hasta 1.927 una existencia precaria y casi ficticia.
Durante
la I Guerra Mundial (1914-1918), Japón buscó obtener una posición
de supremacía incuestionable en China. En 1.915 presentó a China
las denominadas “Veintiuna Demandas”, cuyos términos habrían
reducido China a un virtual protectorado japonés. China, flexible
ante una versión modificada de las demandas, accedió, entre otras
concesiones, a transferir las posesiones alemanas en Shandong a
Japón.
La
tardía entrada de China en la guerra en 1.917 estaba destinada a
conseguir participar en el futuro tratado de paz para revisar las
ambiciosas peticiones japonesas. China esperaba que Estados Unidos,
de acuerdo con su política de puertas abiertas, le ofreciera su
apoyo. Sin embargo, en Versalles, el presidente estadounidense
Woodrow Wilson retiró el apoyo de su país a China en el tema de
Shandong, cuando Japón retiró sus demandas de una cláusula de
igualdad racial en el Pacto de la Sociedad de Naciones, una
disposición a la que se oponían duramente en Estados Unidos a causa
de la posibilidad de que hubiera una afluencia ilimitada de mano de
obra desde oriente.
La
delegación china, indignada, se negó a firmar el Tratado de
Versalles. Sin embargo, China obtuvo posteriormente su admisión en
la Sociedad de Naciones a partir de la firma de un tratado de paz por
separado con Austria.
Los
jóvenes e intelectuales chinos, que en la década precedente habían
vuelto sus ojos cada vez más hacia Occidente, en busca de modelos e
ideales para la reforma de China, se sintieron traicionados por
Wilson en Versalles. Cuando estas noticias llegaron, se inició en la
Universidad de Pekín una manifestación masiva de protesta en contra
de los japoneses, el llamado ‘Movimiento del Cuatro de Mayo’, que
se extendió por todo el país en 1.919, tras ser sofocado, siguió
un periodo de examen y reajuste, desde el cual surgieron dos
objetivos claros: deshacerse del imperialismo que se cernía sobre
China y restablecer la unidad nacional.
Los
chinos estaban desilusionados por el cínico interés de los poderes
imperialistas occidentales y se fueron acercando progresivamente al
pensamiento marxista-leninista y a la Unión Soviética. El Partido
Comunista Chino (PCCh) se fundó en Shanghai en 1.921, contando entre
sus primeros miembros con Mao Zedong.
En
1.923 Sun Yat-sen aceptó el consejo soviético para reorganizar un
Guomindang en proceso de desintegración, y fortalecer sus débiles
fuerzas militares. Al mismo tiempo aceptó el ingreso de comunistas
en el Guomindang. Los principios ideológicos de Sun (nacionalismo,
democracia y socialismo) estaban íntimamente relacionados con un
espíritu antiimperialista y la defensa de la unificación nacional.
A
pesar de la muerte de Sun en 1.925, el rejuvenecido Guomindang, bajo
el mandato del joven general Jiang Jieshi, lanzó una expedición
militar en 1.926 desde su base de Cantón.
Jiang
buscaba reunificar China bajo el mandato del Guomindang y liberar al
país del imperialismo y de la fuerza de los jefes militares
provinciales (los llamados señores de la guerra). No obstante, antes
de que el Guomindang completara la reunificación territorial de
China ya en 1.928, Jiang llevó a cabo una cruenta purga de los
miembros comunistas del partido, y desde entonces confió en el apoyo
de las clases propietarias y de las potencias extranjeras.
El
nuevo gobierno nacional que el Guomindang estableció en Nanjing en
1.928 se encontró con tres problemas de gran magnitud.
Primero,
Jiang en realidad sólo tenía bajo su control cinco provincias, pues
el resto del país aún estaba gobernado por jefes militares locales.
Segundo,
hacia comienzos de la década de 1.930 se encontró con una rebelión
interna comunista. Los comunistas chinos, después la purga del
Guomindang en 1.927 se dividieron en dos facciones y pasaron a la
clandestinidad. Uno de los dos grupos intentó fomentar los
levantamientos urbanos; el otro, dirigido por Mao Zedong, tomó la
zona rural de la China central, donde movilizó a los campesinos,
formó un ejército con ellos y estableció algunas comunas siguiendo
el modelo soviético. La primera facción se unió finalmente a Mao
en la China central.
El
tercer problema del nuevo gobierno Jiang fue la agresión japonesa en
Dongbei Pingyuan (Manchuria) y el norte de China.
Durante
la década de 1.920 Japón había moderado su política respecto a
China. En la Conferencia Naval de Washington de 1.922, había
aceptado devolver las antiguas posesiones alemanas en Shandong. Desde
1.928, sin embargo, el nacionalismo militante del Guomindang chocó
con los intereses imperialistas japoneses interesados en el control
del ferrocarril del sur de Dongbei Pingyuan (Manchuria).
El
18 de septiembre de 1.931, los japoneses se valieron de un presunto
bombardeo nacionalista del ferrocarril para extender su control
militar sobre toda la región. La primavera siguiente los japoneses
transformaron las tres provincias de Dongbei Pingyuan (Manchuria) en
el nuevo Estado de Manchukuo y posteriormente convirtieron a Puyi, el
último gobernante de la dinastía manchú, en su emperador.
A
comienzos de 1.933 la zona oriental de Mongolia Interior fue
incorporada al Manchukuo. Hacia mediados de 1.933, Japón había
conseguido de China un acuerdo para la desmilitarización del noreste
de Hebei.
Mientras
se ocupaba de estos tres problemas durante la década de 1.930, Jiang
Jieshi negoció con los jefes militares locales y contemporizó con
los japoneses, dando prioridad a la supresión de la rebelión
comunista.
A
finales de 1.934, consiguió desalojar al Ejército Rojo de su base
de China central, pero los comunistas se desplazaron hacia el oeste y
después al norte en la denominada Larga Marcha, que terminó en
Yan’an, en la provincia de Shaanxi; hacia 1.936 habían establecido
una nueva base en el noroeste.
Mientras
se intensificaba la agresión de los japoneses, aumentó la presión
popular para que los chinos pusieran fin a las luchas internas y se
unieran contra Japón. Sin embargo, Jiang resistió hasta finales de
1.936, en que fue secuestrado por uno de sus propios generales.
Durante su periodo de cautiverio en Xi’an fue visitado por el
propio dirigente comunista, con quien acordó la adopción de una
política común contra Japón. Cuando fue liberado moderó su
postura anticomunista y en 1.937 se formó un frente unido del
Guomindang y los comunistas contra los japoneses.
Continuará...
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