12/10/17

La Rebelión Taiping (I)

Emperatriz Dowager Cixi o Zishi gobernó de facto y durante 47 años (desde 1861 hasta 1908) la dinastía Qing o Manchú, que fue la última dinastía imperial china.

Durante la década de 1.850 se agitaron los cimientos del imperio por la rebelión Taiping, una revolución popular de origen religioso, social y económico. Su dirigente, Hong Xiuquan se llegó a considerar a sí mismo hermano pequeño de Jesucristo, al que por mandato divino se le había ordenado deshacerse del mandato manchú de China y establecer una dinastía cristiana.

La rebelión surgió en la provincia de Guangxi en 1.851; hacia 1.853 los Taiping se habían desplazado hacia el norte y establecido su capital en Nanjing. Aunque no fueron capaces de ocupar Pekín, hacia 1.860 estaban firmemente atrincherados en el valle del Yangzi Jiang y amenazaban Shanghai.
La dinastía manchú, enfrentada a la realidad de tener que mantener relaciones con los más poderosos Estados occidentales y destrozada por una rebelión interna de proporciones sin precedentes, pretendió reformar su política para garantizar la supervivencia del imperio. Desde 1.860 a 1.895 se hicieron intentos para restaurar el gobierno siguiendo principios confucianos con el fin de solucionar los problemas internos, sociales y económicos, y permitir la introducción de tecnología occidental que reforzara el poder del Estado.
Los manchúes eran incapaces de proporcionar las directrices para tales programas, por lo que los reformistas se dirigieron hacia los oficiales chinos de las provincias. Gracias al poder imperial que les había concedido una mayor autoridad financiera, administrativa y militar, algunos de estos oficiales chinos habían tenido importantes éxitos al llevar a cabo sus programas.
Durante las décadas de 1.860 y 1.870, en gran medida a través de los esfuerzos de los gobernadores Tseng Kuo-Fan y Li Hongzhang, se sofocó la rebelión Taiping, se restauró la paz interna, se establecieron arsenales y astilleros, y se abrieron varias minas.
Sin embargo, los objetivos de mantener un gobierno confuciano y desarrollar un poder militar moderno eran básicamente incompatibles. La dirección de este programa de modernizaciones fue desempeñada por los burócratas neoconfucianos graduados, siguiendo el sistema de exámenes para funcionarios públicos, pero estos hombres estaban pobremente equipados o estaban encargados de llevar a cabo programas parciales de modernización cuyo objetivo era aumentar el poder estatal; en consecuencia, los esfuerzos de China por fortalecerse desde 1.860 a 1.895 fueron inútiles.

En principio, los Estados occidentales tendían a consolidar sus beneficios bajo la firma de tratados desiguales más que a buscar privilegios adicionales. Sin embargo, en 1.875 Occidente y Japón comenzaron a desmantelar el sistema chino de estados tributarios, mantenidos en el sureste de Asia. Desde 1.875 las islas Ryūkyū cayeron bajo el control japonés. La Guerra Chino-francesa de 1.884 y 1.885 puso Tonkín bajo el imperio colonial francés y al año siguiente Gran Bretaña ocupó Birmania.
En 1.860 Rusia obtuvo las provincias marítimas del norte de Dongbei Pingyuan (Manchuria) y los territorios al norte del río Amur.

Continuará... 

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