7/6/19

Ophiolatría en Etiopía (I)

Etiopía, es un país cuyo nombre denota "tierra de la adoración de la serpiente solar". Las crónicas de Abisinia y las tradiciones locales del país, establecen la abundante ophiolatría de los etíopes.

Dicen que el primer rey de Etiopía fue una serpiente, fue llamado Arwè, que en el idioma abisinio significaba "serpiente". Es notable que la palabra Naga (que es la misma que el Naig de Hindustán, y del hebreo Nachash) fuera un título de los antiguos reyes abisinios. Los árabes los llamaron Nagashi, de la misma manera que los reyes de Egipto se llamaban Faraón, y en los escritos de los primeros viajeros, frecuentemente nos encontramos con "el Negus" de Abisinia, un título que sonaba extraño y algo ridículo a los oídos ingleses.

Un monje abisinio llamado Gregory, visitó Alemania poco antes de que Ludolf publicara su Historia Etíope, y la forma en que él explicaba la tradición de un "rey serpiente" es muy interesante. Al preguntarle por el rey Arwè, dijo, que existía una antigua tradición entre sus compatriotas, que los primeros etíopes adoraban a una gran serpiente como un dios; y de ahí el nombre del rey Arwè, serpiente. Que esta serpiente fue asesinada por Angabus, quien por esta acción fue elegido rey y cedió el trono a su posteridad.

La adoración de la serpiente prevaleció en Axum hasta que los abisinios se convirtieron al cristianismo. La gloria de esta conversión se atribuye a nueve santos, a quienes se dice que han tenido éxito mediante la instrumentalidad de los milagros. Ludolf, citando al padre Méndez, enumera así sus triunfos: "Estos hicieron grandes milagros cuando convirtieron una gran parte de Etiopía; y entre otros, se informa que un gran dragón que vivió cerca de Axum y que devoró a muchos hombres y ganado, fue destruido por sus oraciones".

Un poeta abisinio celebró las alabanzas de estos misioneros cristianos en un poema que Ludolf cita: ...el fundador de la ophiolatría, o más bien el líder de la primera colonia Ophita en estos países remotos, fue probablemente el mismo Toth que fundó esta religión en Egipto. Porque encontramos la palabra Tot, todavía curiosamente empleada en Abisinia para denotar un ídolo, y lo que es notable. La figura desnuda de un hombre no es un Tot; pero si tiene la cabeza de un perro o una serpiente, en lugar de una cabeza humana, se convierte en un Tot.

Aunque los santos cristianos vencieron al Dragón de Axum, no lograron destruir a toda su familia. Los Shangalla, una raza de negros en la frontera norte de Abisinia, conservan hasta el día de hoy sus supersticiones primitivas; adoran a las serpientes, a los árboles y al ejército celestial. Y los Agaazi, una tribu de pastores etíopes, todavía habitan en las montañas, llamados Habab “serpiente”, probablemente en referencia a las supersticiones ophitas que se practicaban en otros tiempos.
La palabra Habab se parece mucho a una reduplicación de la AB universal, que era el nombre del dios de la serpiente en la mayoría de los países primitivos que tenían alguna conexión con Fenicia (Canaán).
Continuará...

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