El propósito de utilizar la medicina energética es tratar simultáneamente el cuerpo y el espíritu. A medida que usted se adentre en el lenguaje de los chakras, aprenderá a identificar los factores emocionales, psicológicos y espirituales estresantes que afectan a su salud de un modo negativo y que se corresponden con sus síntomas físicos. Asimismo, en su salud incide su grado de autoestima y su relación con los demás, su respuesta a experiencias o recuerdos traumáticos y la forma en que administra su energía en las situaciones cotidianas.
Al aprender el lenguaje de los chakras, usted podrá darse cuenta de la interacción entre la energía física y la energía espiritual, y utilizar esa percepción para prevenir o curar una enfermedad realizando ciertos cambios en su vida. Los chakras están alineados vertical mente desde la base de la columna hasta la coronilla, para indicar que ascendemos hacia lo Divino a medida que aprendemos a dominar el influjo seductor del mundo material. En cada estadio, adquirimos una mayor comprensión de nuestro poder personal y espiritual, puesto que cada chakra representa una lección espiritual o un desafío común a todos los seres humanos.
Los siete niveles de nuestro cuerpo energético registran hasta los detalles más mínimos de nuestra vida y de la forma en que distribuimos nuestra fuerza vital.
EL PRIMER CHAKRA
El primer chakra es el centro tribal de nuestro cuerpo. Según la tradición hindú, se llama Muladhara, que en sánscrito significa «soporte fundamental o de raíz». El budismo reconoce este centro como el punto de conexión con la tierra. A través de este chakra, situado en la base de la columna vertebral, fluyen las raíces del Árbol de la Vida cabalístico, que en hebreo se denomina Shekinah. Y según la tradición cristiana, este centro está representado simbólicamente por el sacramento del bautismo. Aunque cada una de esas tradiciones utiliza distintas palabras para referirse al poder de este centro, todas se refieren a la misma calidad de energía, considerada femenina, que simboliza la tierra. Si es usted capaz de imaginar las diversas formas de describir esta energía como una sola fuerza unida, empezará a comprenderla naturaleza del poder del primer chakra. Cuando no funciona correctamente, perdemos estabilidad, nos resulta difícil manifestarnos en el mundo físico, no conseguimos que las cosas se resuelvan como deseamos, nuestros esfuerzos creativos se ven bloqueados y frustrados. Toda forma de vida requiere mantener una conexión con el campo magnético de la tierra. Si obstaculizamos nuestras conexiones vitales impedimos que fluya a través de nuestros sistemas la energía necesaria para desarrollar una vida plena y eficaz, para realizar actos de conexión física y de creación.
EL SEGUNDO CHAKRA
Su segundo chakra o centro energético se llama Svadisthana, que significa «su morada especial (femenina)» en la tradición hindú, y Yésod en la tradición hebrea. Según la tradición cristiana, representa el sacramento de la eucaristía. En la tradición cabalística, este centro se considera masculino y simboliza la energía física esencial para la creación. Pero también puede ser femenina puesto que constituye el centro de la creación de la vida; ambas energías, la masculina y la femenina, son imprescindibles para la creación de la vida física. Nosotros damos y recibimos la fuerza vital tangible del segundo chakra a través de la sexualidad. Este centro está localizado en las zonas sexuales del cuerpo. El segundo chakra constituye el centro de nuestra naturaleza instintiva. Activa nuestro deseo sexual, nos previene sobre peligros que no percibimos físicamente y, en caso necesario, nos proporciona una fuerza física que supera la habitual. Por estos motivos, el segundo chakra podría considerarse como nuestro centro de supervivencia. Genera vida física y la protege. El lado oscuro del segundo chakra se desarrolla cuando nos invaden sentimientos de agresividad, hostilidad, venganza o avaricia; o cuando insistimos continuamente en el recuerdo de una traición, violencia física o abuso sexual. Este estado anímico produce varias disfunciones, entre ellas la impotencia, tanto la sexual como la incapacidad de generar el magnetismo de creatividad necesario en nuestras relaciones personales. No podemos mantener un vínculo vibrante con las personas a las que nos une una relación personal, porque perdemos energía a más velocidad que la que recuperamos a causa de nuestra obsesión con pensamientos negativos.
EL TERCER CHAKRA
Según la tradición hebrea, el tercer centro de energía contiene dos fuerzas esenciales para nuestro espíritu: Hod, que representa integridad y majestad, y Nétzaj, símbolo de la capacidad de resistencia. Según la tradición hindú, esta energía se presenta como Manipura, que significa «ciudad de la Joya resplandeciente», y según la tradición cristiana está relacionado con el sacramento de la confirmación. Todas estas descripciones aluden a unos poderes espirituales esenciales: la autoestima, el respeto por uno mismo y la integridad. El respeto por uno mismo es necesario para sanar. Su falta, o un carácter deshonesto, constituyen de por sí una enfermedad. Cuando carecemos de las cualidades espirituales fundamentales de resistencia, integridad, honor y autoestima, la sanación del cuerpo físico se convierte en un doble desafío. Es fácil darnos cuenta de que estamos penetrando en el lado oscuro del tercer chakra: se manifiesta como vergüenza, inferioridad, incompetencia y temor de los demás. Los sentimientos negativos consumen la energía que precisamos para sanar. La integridad no es sólo la forma en que usted se comporta con los demás, sino también la forma en que se comporta consigo mismo. Este chakra desempeña un papel vital en la sanación, contiene la energía para perseverar, el poder de resistir el viaje. El compromiso consigo mismo de recorrer ese camino constituye la base del proceso de curación.
EL CUARTO CHAKRA
El término hebreo para describir el cuarto centro energético es Tiféret, que simboliza la energía de la armonía y la belleza. Su nombre hindú es Anahata, que significa «no estancado o no emitido» (que fluye con la energía pura de la creación). Según la tradición cristiana, este centro se corresponde con el sacramento del matrimonio, que, evidentemente, simboliza el matrimonio con otra persona, pero a la vez la unión interna del cuerpo, la mente y el espíritu en el individuo. Es el centro energético situado en la mitad del cuerpo, entre los tres chacras inferiores y los tres superiores. Es a través del corazón que la mente canaliza las acciones que supervisa, y es el corazón el que irradia con compasión y discernimiento entre los sentimientos primarios e instintivos y las energías y las acciones gobernadas por los chakras relacionados con lo físico. La energía del centro del corazón nos eleva del mundo físico y nos permite tomar contacto con nuestro mundo interior, en particular con la forma en que concebimos el amor. Es prácticamente imposible confundir la energía del verdadero amor, nuestra conexión más pura con la fuerza vital. Es la fuerza más poderosa que fluye a través de nosotros. El lado oscuro del amor y de su energía se manifiesta como amargura, celos e incapacidad de perdonar. Estas oscuras emociones también interfieren en nuestra capacidad de amar y respetarnos a nosotros mismos.
EL QUINTO CHAKRA
Según la tradición hindú, el quinto centro aporta la energía de Vishuddha, que significa «purificado». Este quinto chakra une las energías físicas y espirituales. Mediante el uso puro de la voluntad, nos comportamos hacia los demás de formas que transmiten nuestra fuerza de espíritu. Este quinto chakra se corresponde con el sacramento de la confesión, que purifica nuestros errores instándonos a reconocerlos sinceramente, sin sentirnos culpables pero sin negarlos. En el budismo, el quinto chakra representa el «bien hablar», refiriéndose de nuevo a nuestra capacidad de expresarnos con honestidad. Este chackra contiene la energía de las fuerzas hebreas de Jésed y Geuburá. El primero representa grandeza y amor, nuestra capacidad de expresarnos honestamente con los demás y sobre los demás, y nuestro respeto por el poder de la verdad. Geuburá simboliza la ecuanimidad de juicio, y su energía se intensifica cuando ejercemos una apreciación compasiva y no abusamos de forma injusta y cruel de nuestro poder para juzgar a los demás. El bien hablar y la honestidad inspira a otros y potencia nuestros sistemas energéticos. Asimismo, cuando hacemos mal uso de nuestra voluntad perdemos importantes cantidades de poder, en especial cuando obramos dejándonos llevar por un juicio erróneo o injusto.
EL SEXTO CHAKRA
El simbolismo del sexto chakra lo revela la palabra hindú Ajna, que en sánscrito significa «mandato». Ajna representa la capacidad de ver con claridad y compasión, y también se simboliza con un tercer ojo. El homólogo cabalístico es la pareja de Binah, que une el limitado poder del raciocinio humano con la percepción divina, Jojmá, que simboliza nuestra capacidad de invocar el poder de la sabiduría divina para que guíe nuestro camino. A nivel simbólico de percepción, el sacramento cristiano del orden sagrado nos dice que todos desempeñamos un papel importante en la evolución de la vida en la tierra, al margen de cómo se manifieste ese papel en el plano físico. Si nuestra ocupación parece insignificante desde el punto de vista social, podemos llegar a la conclusión errónea de que somos insignificantes desde el punto de vista espiritual. Sin embargo, cada parte de nuestra vida es valiosa para Su conjunto y para el universo en su totalidad. Simbólicamente, cada uno de nosotros debemos cumplir una misión. Debemos ordenarnos y reconocer que nuestra vida es importante, aunque jamás averigüemos la magnitud de nuestra aportación. El lado oscuro del sexto chakra es la falta de confianza en uno mismo y la mala costumbre de compararnos con otros. Cuando perdemos de vista nuestro propio valor, perdemos el equilibrio emocional y contemplamos a los demás con hostilidad, envidia y juicios negativos.
EL SÉPTIMO CHAKRA
La energía del séptimo chakra constituye nuestra conexión más pura con lo Divino. Esto se refleja en el símbolo hindú de Sahasrara, que significa el «loto de los mil pétalos» de la iluminación, o lo Divino en todo cuanto existe. Según la doctrina budista, el séptimo Loto representa la eternidad de lo Divino, su infinita misericordia y su omnipresencia. Esta energía corresponde al símbolo hebreo de Kéter, la naturaleza indescriptible de Dios. Asimismo se corresponde con el último sacramento cristiano, la extremaunción, símbolo de la liberación de todo lo «muerto y finito» en nuestras vidas. Juntas, estas fuerzas pueden transformarnos y ayudarnos a alcanzar un nivel de percepción que nos permita experimentar conscientemente lo Divino y la energía de la gracia. El lado oscuro de la energía de este chakra es la falta de fe y confianza en lo Divino, y el temor que nos infunden todos los aspectos de nuestra vida: desde qué será de nosotros mañana, hasta cuál será el final de nuestra vida en la tierra. Nada nos infunde seguridad porque nuestra sensación de seguridad está enraizada en los elementos externos y el mundo físico. Nos aferramos a nuestro pasado, que sigue incidiendo negativamente en nuestra vida. Debido a nuestro afán de volver la vista atrás, no apreciamos la gracia y la ayuda que recibimos constantemente, no vemos la riqueza de cada momento en el presente. Sólo si nos libramos de nuestro pasado y asimilamos la valiosa fuerza sanadora que acompaña al «aquí y ahora» podremos recibir esta energía, que representa la manifestación más pura de la fuerza vital.
EL OCTAVO CHAKRA
El octavo chakra es el que me parece más interesante. Presento este chakra aparte de los otros siete porque representa nuestro siguiente nivel de evolución. Como tal, no influye directamente en nuestro cuerpo ni en nuestra naturaleza personal, emocional o psíquica. El octavo chakra contiene nuestros esquemas arquetípicos, los temas o imágenes reconocidos universalmente que ofrecen una visión impersonal y simbólica de nuestra experiencia humana. Esta dimensión de conciencia nos conecta con las demás en una experiencia impersonal de evolución humana. Constituye una especie de almacén al que accederemos al entrar en la era de Acuario y donde se halla la información y la conciencia universal. Este chakra representa el vínculo de conexión o el puente entre nuestra conciencia personal y la conciencia impersonal, más amplia, de la dimensión arquetípica. Aunque no se corresponde con ningún punto de nuestro cuerpo, como lo hacen los otros siete chakras, está localizado sobre el campo energético que rodea e impregna el cuerpo, y conecta directamente con el séptimo chakra. Mientras entramos en la era de Acuario, nuestra mente inconsciente emerge de las profundidades de los aspectos invisibles de nuestro ser, y toma contacto más directo con nuestra mente consciente. Este cambio de conciencia representa uno de los múltiples cambios propiciados por la energía de esta gran era de cambio.
La sanación puede interpretarse como una forma de enseñarnos a vivir en el «aquí y ahora». La sanación comienza cuando nos abrimos voluntariamente a recibir la gracia de nuestro espíritu, conectar con nuestro corazón para realmente saber que necesitamos aprender, dejar atrás todo lo viejo para recibir lo nuevo. Soltar lo que ya no nos beneficia y emprender un nuevo viaje de auto conocimiento, acercarnos a la verdadera naturaleza de quienes somos, con amor, entrega, voluntad y discernimiento. Se le recomienda ampliamente al lector que apoye sus tratamientos con terapias alternativas holísticas, así como también con prácticas meditativas, terapias de apoyo y crecimiento personal y sobre todo de sanación energética. La técnica del Ho’ponopono del Dr. Ihaleakala Hew Men, "corregir" o "rectificar un error." A través de perdonar y amar a uno mismo y a los demás. La técnica de la Nueva Medicina Germánica del Dr. Hamer. La tecnica del Dr. Tullio Simoncini. (bicarbonato de sodio)
VIDEO PRÁCTICA DE ARMONIZACIÓN Y LIMPIEZA DE CHAKRAS:
http://vimeo.com/12470856
Fuente: “LA MEDICINA DE LA ENERGIA ” autora Caroline Myss, para obtener el libro gratuito en formato pdf. Escríbenos a vivirconsalud@live.com.mx
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