Atrapado a poca distancia de nuestra órbita alrededor del Sol, existe una roca de 300 metros de longitud que ha resultado ser el primer troyano que le descubren a nuestro planeta, tal y como los astrónomos informaron en Nature.
Por delante y detrás de cada astro, a unos sesenta grados, existe lo que los astrónomos llaman un punto de Lagrange. Estos puntos son pozos gravitatorios estables en los que los objetos pueden quedar "aparcados" debido a que la gravedad del Sol y la del planeta se compensan. A los objetos que residen en estos puntos se les denomina asteroides troyanos.
Los científicos sabían que Marte, Neptuno y Júpiter contaban con troyanos, pero este cuerpo recién observado es el primer "acompañante" que le descubren al planeta azul. Los troyanos son muy difíciles de observar, ya que suelen ubicarse en cielo diurno, pero Martin Connors y sus colegas de la canadiense universidad de Athabasca emplearon datos conseguidos por el satélite WISE (explorador de inspección infrarrojo de campo amplio) lanzado en 2009. Esta sonda lleva descubiertos hasta la fecha más de 500 objetos próximos a la Tierra.
El hallazgo de este primer troyano terrestre, llamado 2010 TK7, ha sido refrendado mediante observaciones realizadas desde telescopios en Hawaii. Según informan los astrónomos que lo han descubierto, este objeto se comporta de un modo bastante caótico, danzando alrededor del plano orbital con un movimiento que recuerda al de un renacuajo. Este cuerpo no nos acompañará para siempre y, aunque creen que se mantendrá estable durante al menos 7 milenios, finalmente podría saltar a otro punto de Lagrange o cambiar de modo orbital.
Fuente: misión WISE de la NASA.
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